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El amor platónico en la literatura árabe: MAŶNUN y LAYLA

Entre la carne y el espíritu

En nuestro anterior artículo hicimos un repaso de los tratados amorosos y de la evolución de literatura erótica desde el siglo VII hasta la actualidad.  Tuvimos ocasión de comprobar cómo los árabes se han recreado en el placer carnal, en la poetización del sexo y en la búsqueda de las mejores técnicas para llevar a cabo sus artes amatorias. En algunas ocasiones disfrazando el hecho de metáfora y verso y en la mayoría ellas, como ya vimos, recurriendo al relato explicitó, juguetón y sin ambigüedad posible del encuentro entre amantes.Pero no todos los poetas del desierto medieval desarrollaron su obra bajo el impulso del entusiasmo erótico. Al mismo tiempo que el ir y venir a la Meca, bien fuera por negocios comerciales o por precepto religioso, provocaba pícaros encuentros entre hombres y mujeres alternando alegre y libremente todo tipo de orientaciones sexuales, que quedaban reflejados en poemas y cuentos, se desarrolló a finales del siglo VII otro tipo de amor beduino, un amor platónico que quedó registrado en la literatura árabe.

El marco espacial sigue siendo el desierto pero el concepto cambia radicalmente. La narración poética del enamoramiento se vuelve mucho más íntima, el lenguaje completamente casto, espiritual. La mujer amada es una idea inalcanzable, inaccesible, casi sagrada. Como podéis ver, nada que ver con la alegría erótico-festiva y sensual de los poetas del amor ibahí de los que hablamos anteriormente.

El amor udrí o amor platónico

Pero empecemos por el principio y veamos quiénes son estos poetas del amor platónico en la literatura árabe.

Se les conoce con el nombre de los poetas del amor udrí, que se suele equiparar con lo  que nosotros entendemos por amor platónico. Pertenecían a la tribu de los Banu ‘Udra, de origen yemení pero establecidos en el sur de la ciudad de la Meca. La mayoría de ellos comparten una biografía legendaria que acaba convirtiéndose en un tópico, uno de aquellos lugares comunes que identifican una tipología literaria concreta. Así, vemos como todos los poetas udríes se enamoran siendo apenas unos niños de una mujer o niña destinada a casarse con otro hombre y bastante alejada socialmente de ellos. Cuando se enamoran tienden a la recreación apasionada de su loca pasión y a una firme declaración de fidelidad eterna. Eso sí, juran no tocarla jamás y se vanaglorian de ser capaces de la abstinencia física y de evitar cualquier tipo de contacto con ella porque esto ensuciaría un amor que, ante todo, debe ser puro y elevado. Esto acaba por llevarles a la locura y finalmente suelen morir de amor.

Antes de continuar presentando algunos ejemplos concretos de poetas udríes, me gustaría que nos detuviéramos para realizar un pequeño ejercicio de comparación oriente-occidente.

El amor cortés: de los poetas árabes a los trobadores

Daremos un pequeño salto en el tiempo y el espacio para situarnos en las cortes occitanas del siglo XII y ser testigos del nacimiento de una nueva forma de relación sentimental, que se desarrolla literariamente gracias a las plumas y las artes de nuestros trovadores medievales. Es lo que conocemos como amor cortés.

Recordemos que los esquemas culturales del amor cortés representan una novedad en el contexto de la Europa occidental medieval si se compara con el pensamiento grecolatino. La extrapolación feudal del amor cortés convierte a la dama en el midons (o sea, el señor) a quien el trovador enamorado rinde vasallaje. El amor cortés es necesariamente adúltero y desigual desde el punto de vista social y, sobre todo, es virtuoso en esencia a pesar de la sensualidad que destilan muchos de sus versos. El enamorado, por el hecho de estar enamorado, se convierte en un hombre virtuoso y la mujer es una mujer ideal, angelicata, casi intocable (aunque alguna de las etapas del amor cortés incluya la consumación física, secreta y heroica entre el trovador y su dama). En cualquier caso, es un tipo de relación sentimental que no suele llegar a buen puerto, que deja un rastro de sublimación espiritual y una serie de tópicos románticos que la recreación medieval ideal del siglo XIX se encargó de hacer llegar hasta nosotros.

¿No os suena un poco a todo lo que hemos comentado al principio? El poeta se enamora de una mujer imposible de alcanzar porque está casado con otro y además pertenece a otra clase social (o a otra tribu en el caso de los poetas beduinos del desierto).Y a  partir de ese momento su misión literaria será sublimarla sabiendo que nunca la va a poseer, y es feliz en su tormento. Cuanto menos, resulta curioso que los tópicos del amor cortés occidental se encuentren en el desierto de Arabia cinco siglos antes. Algunos estudiosos se han dedicado a analizar en profundidad este tema y afirman que su influencia en la literatura occitana llegó a través de Al Ándalus.

MAŶNUN Y LAYLA o cómo ser Romeo y Julieta en el desierto de arabia

Así pues, tenemos a la tribu de los Banu ‘Udra en el desierto de Arabia en el siglo VII desarrollando la idea de un amor ideal hacia una mujer imposible y enloqueciendo hasta morir. Posteriormente encontramos un posible desarrollo de esta idea en las cortes medievales de Occitania, Provenza y Aquitania.

Nuestros castos poetas árabes suelen añadir el nombre de su amada al suyo propio. Es el caso de Ŷamil Butayna, a quien se considera uno de los mayores representantes de su género. Butayna era su enamorada y le escribía versos como este:

Paseo mi mirada por el cielo / Por si acaso con la suya coincidiera

Un discípulo suyo fue Kutayyir ‘Azza, el amante de ‘Azza que estaba casada con un hombre descrito como viejo celoso, impotente y autoritario.

Pero sin duda la pareja de enamorados más famosa de la literatura árabe son Maŷnun y Layla. Maŷnun en árabe quiere decir loco y así se conoce a nuestro poeta, Maŷnun Layla, el loco de Layla. Sus vidas han dado tantas vueltas entre los árabes, los persas y los turcos que han acabado por desdibujarse las líneas que separan la realidad y la leyenda.

Explica la historia que el joven Qays, joven beduino árabe de siglo VIII, se enamoró de Layla. Sus familias eran rivales y obviamente no permitían su amor. Así pues, son los Romeo y Julieta árabes. Qays enloquece por su amor y cambia su nombre a Maŷnun. Escribe versos incendiados donde su amada es elevada a las alturas de la sublimación del amor nunca consumado. La leyenda explica que Layla languidecía moribunda por no poder encontrarse con su amado, de manera que finalmente su familia acabó claudicando y permitió su encuentro en un claro de bosque.

Llevaban tanto tiempo literalmente locos el uno por el otro, sin verse, imaginándose… Cuando se vieron, corrieron el uno hacia el otro para abrazarse, pero en el último segundo se apartaron, convencidos de que si se llegaban a tocar, su amor, tal y como lo habían concebido, desaparecería. Decidieron que el amor auténtico, el suyo, debía ser solo espiritual, aunque se murieran de ganas de consumarlo. Literalmente.

La historia de Maŷnun y Layla pasó posteriormente a convertirse en el leit motiv del simbolismo místico del Islam del que quizás hablemos en otro momento para descubrir que nuestros místicos más famosos, Santa Teresa y San Juan de la Cruz, también beben de fuentes árabes. Así, en la rica simbología mística, Maŷnun es el loco del amor divino que debe atravesar la oscuridad (Layla significa noche en árabe) para encontrarse con Dios.

En cualquier caso, la historia de los dos enamorados es tan conocida en el mundo árabe como lo es Romeo y Julieta para nosotros.

Como dato curioso, encontramos que el cantante Eric Clapton escribió su famosa canción Layla pensando en esta historia a partir del amor no correspondido que sentía hacia Pattie Boyd, la mujer de su amigo George Harrison. Eric Clapton se inspiró para su canción en los versos del poeta persa Nizami, donde se recrea la leyenda de Maŷnun y Layla. Aquí tenéis la canción del amigo Eric.

Layla y Maŷnun, en definitiva, representan la esencia platónica del amor udrí, beduino, árabe, enloquecido y místico que llegaría siglos después a las cortes de sur de Francia y que todavía hoy en día es capaz de despertar los sentimientos de sublimación espiritual de aquellos que se cruzan en el camino de nuestra pareja de locos enamorados.

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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