Bandos y nombres Hasta ahora hemos hablado de Harry, de Hagrid, de Dudley y de Draco. Como penúltima mención a los bandos contrarios que se establecen entre ambas parejas, os dejo un pequeño apunte antes de meternos de lleno a hablar de los personajes femeninos en Harry Potter: ¿Os habéis fijado en los nombres de los cuatro? Harry y Hagrid son muy similares en cuento a fonética, igual que ambos personajes son similares en algunos otros rasgos. Del mismo modo, aunque Dudley y Draco no se parecen más que en la D, si añadimos los apellidos de ambos, Dursley y Malfoy, las similitudes son mayores (decidlo en voz alta, ánimo). Si tenemos en cuenta, una vez más, que La piedra Filosofal es una historia para niños, esta elección de nombres resulta inteligente y adecuada para que los más pequeños identifiquen quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Los más avezados de vosotros estaréis pensando ahora mismo en Albus Dumbledore, cuyo apellido comienza por D. Bueno, no vamos a revelar mucho sobre mi teoría acerca de personajes como Dumbledore o Snape. Digamos de momento que no, no son buenos del todo. Ni del todo malos. Y su posición en los dos bandos de los que ya hemos hablado es variable y muy subjetiva. Pero vamos al los personajes femeninos en Harry Potter, que es de lo que va este artículo. Personajes femeninos en Harry Potter: nombres propios de mujer Hermione Granger, la bruja que proviene de familia muggle, la pelirroja más conocida por el fragmento de diálogo que la define: “Es leviósa, no leviosá”. Hermione es una chica muy inteligente, una marisabidilla que trata de impresionar a Harry en cuanto lo conoce en el tren de camino a Howarts. Lo hace además poniendo en ridículo a Ron, a quien el público ya ha adoptado porque es torpe y genuinamente buena persona. A todos los efectos, la aparición de Hermione no es muy acertada. “—¿Estás seguro de que es el hechizo apropiado? —preguntó la niña—. Bueno, no es muy efectivo, ¿no? Yo probé unos pocos sencillos, sólo para practicar, y funcionaron. Nadie en mi familia es mago, fue toda una sorpresa cuando recibí mi carta, pero también estaba muy contenta, por supuesto, ya que ésta es la mejor escuela de magia, por lo que sé. Ya me he aprendido todos los libros de memoria[…]” No, no es muy acertada, pero hay algunos datos que nos hacen pensar que no será tan mala después de todo: viene de una familia muggle, así que será depreciada por Draco. Eso por sí solo ya es bastante. Pero es que además ha estado estudiando como una loca para no ir por detrás de los que sí son magos. El mismo complejo de inferioridad que Harry viene desarrollando pero enfrentado de otro modo. Desarrollo de personajes femeninos en Harry Potter Hermione quizá sea el personaje con un mejor desarrollo. Ya hemos visto que comienza siendo una auténtica niña repipi. Durante los primeros capítulos del libro, lo único que hace es seguir las normas a rajatabla y recordar a Harry y a Ron las horribles consecuencias que conllevaría romper esas normas: “Se puso de pie, mirándolos indignada. —Espero que estéis satisfechos. Nos podía haber matado. O peor, expulsado. Ahora, si no os importa, me voy a la cama.” Pero la historia de Hermione tiene un fabuloso punto de giro: el momento en que oye cómo Ron le dice a Harry que no le extraña que no tenga amigos. Entonces ella se da cuenta de que no está haciendo las cosas bien, se va a llorar a los baños de las chicas y se pone así en situación de ser salvada por Harry y el propio Ron en el episodio del troll. Hermione deja de ser adulta y se convierte en una alumna Tras vencer al troll, Harry y Ron van a ser severamente reprendidos, pero Hermione lo evita. Miente a los adultos y entra de manera definitiva en el grupo de los alumnos buenos. A partir de este momento, el trío protagonista queda consolidado para el resto de la saga. En casi todas las novelas juveniles el mundo adulto queda desdibujado. Padres y profesores son meras figuras que juegan a modo de excusa o de obstáculo, que dificultan la consecución de los objetivos de los jóvenes. En Harry Potter esto no es del todo así. Hagamos una pequeña digresión: Hagrid, por ejemplo, es un adulto, pero no completamente. Su amor por los animales, su torpeza y su ingenuidad lo convierten en un eterno habitante de Hogwarts que nunca obtiene el estatus de profesor de pleno derecho. Es él quien pone en conocimiento de los niños información que no debería. Por su parte, la otra gran mujer de la obra, la profesora McGonnagall, es una adulta terrible que impone gran respeto, pero su pasión por un juego, el quidditch, hace que Harry se convierta en el jugador más joven de la historia cuando en realidad debería haber sido castigado por desobedecer a un profesor. Adultos y niños y el objetivo de ambos Los adultos se ponen de parte de los niños, y los niños que estaban en el bando de los adultos, como Hermione o Neville Longbottom, se unen a sus semejantes en una extraña mezcla que se las apaña para mantener el equilibrio. Todo esto por un único motivo. Hasta ahora hemos hablado del conflicto narrativo, que es una de esas cosas imprescindibles que Teo os comentaba en un artículo imprescindible para quienes queráis escribir una novela. Otra de esas cosas es el objetivo. En este caso, el objetivo de los niños tiene al menos dos facetas: por una parte desentrañar un misterio adulto y por otra parte que el mal no vuelva a alcanzar sus cotas más altas de poder. Este segundo objetivo, que es el principal, conlleva la supervivencia de Harry. Bandos y conflicto en función del objetivo Podemos concluir, al menos de manera provisional, que JK Rowling compone dos bandos principales: los
El secreto de Harry Potter: los bandos contrarios
El secreto de Harry Potter: los bandos contrarios Hoy vamos a justificar todo lo que dijimos hace ya un mes acerca de Harry Potter y su éxito. Y vamos a ver que, en realidad, desde el principio, la Rowling se esfuerza por crear bandos contrarios en su particular universo. A saber: Harry será extraordinario Recordad que una de las primeras cosas que un autor debe hacer es colocar a su protagonista en una posición tal que despierte simpatía. Pues bien, la Rowling no se toma ni un primer párrafo de descanso. Mirad esto, porque así es como empieza Harry Potter y la piedra filosofal: “El señor y la señora Dursley, que vivían en el número 4 de Privet Drive, estaban orgullosos de decir que eran muy normales, afortunadamente. Eran las últimas personas que se esperaría encontrar relacionadas con algo extraño o misterioso, porque no estaban para tales tonterías.” Intentaré no repetir demasiado que, sobre todo en esta primera entrega, estamos hablando de literatura infantil y juvenil. Con eso en mente y la ayuda de las frases que he subrayado en negrita, el lector ya sabe que la familia Dursley no va a ser la protagonista. Porque los libros hablan de cosas especiales, ¿no? Entonces, alguien que se considera muy normal y que además cree que los misterios ¡los misterios nada menos! son tonterías ¿no será más bien una familia de la que desconfiar? Pero no solo eso. Fijaos que con dos frases (tres si cuentas la explicativa del final, cuatro si incluyes la de la dirección), la autora nos ha dejado claro, por oposición, que Harry será extraordinario y que por tanto esta familia no estará en absoluto orgullosa de él. De hecho, un par de párrafos más abajo se nos dice que Potter es el secreto vergonzoso de los Dursley. “Lo de los Potter” los mata de vergüenza. Qué horror, lo de esos Potter que casualmente le dan título al libro. No voy a decir que estamos ante una técnica magistral, pero reconozcamos todos que es inteligente, porque ya ha creado bandos contrarios: el de las personas normales y el de las especiales. La singularidad Recordad que también hablamos el otro día de que los héroes tiene que tener alguna característica por la que destaquen de entre la multitud. En este caso, Harry no es ni más ni menos que “El niño que sobrevivió”. Así se titula además el primer capítulo. Después de describir un horrendo día en el mundo Dursley; horrendo porque ha estado lleno de extraños sucesos, dos magos comentan el acontecimiento que en realidad da origen a la saga: Voldemort ha muerto pero no sin antes asesinar a los padres de Harry (suenan violines, la imagen se desatura, etc). Ahora bien: “—Eso no es todo. Dicen que quiso matar al hijo de los Potter, a Harry. Pero no pudo. No pudo matar a ese niño. Nadie sabe por qué, ni cómo, pero dicen que como no pudo matarlo, el poder de Voldemort se rompió… y que ésa es la razón por la que se ha ido.” Lo que no está mal para un bebé de un año ¿no? El maltrato De todas formas, hasta ahora todo son pistas. Aún no hay dos bandos contrarios que interactúen. Cuando se sabe que Harry es un pobre niño maltratado y engañado es diez años después, en el capítulo segundo: “El saco de boxeo favorito de Dudley era Harry, pero no podía atraparlo muy a menudo. Aunque no lo parecía, Harry era muy rápido. Tal vez tenía algo que ver con eso de vivir en una oscura alacena, pero Harry había sido siempre flaco y muy bajo para su edad. Además, parecía más pequeño y enjuto de lo que realmente era, porque toda la ropa que llevaba eran prendas viejas de Dudley, y su primo era cuatro veces más grande que él. Harry tenía un rostro delgado, rodillas huesudas, pelo negro y ojos de color verde brillante. Llevaba gafas redondas siempre pegadas con cinta adhesiva, consecuencia de todas las veces que Dudley le había pegado en la nariz. La única cosa que a Harry le gustaba de su apariencia era aquella pequeña cicatriz en la frente, con la forma de un relámpago. La tenía desde que podía acordarse, y lo primero que recordaba haber preguntado a su tía Petunia era cómo se la había hecho. —En el accidente de coche donde tus padres murieron —había dicho—. Y no hagas preguntas.” Harry el empático En principio no habría que cargar más las tintas ¿no? Pues en realidad parece que sí. Porque es necesario subrayar las buenas cualidades de uno de esos dos bandos contrarios. Así que llega el cumpleaños de Dudley, el primo grosero de Harry, y nos encontramos con Harry el empático: “Harry se movió frente al vidrio y miró intensamente a la serpiente. Si él hubiera estado allí dentro, sin duda se habría muerto de aburrimiento, sin ninguna compañía, salvo la de gente estúpida golpeando el vidrio y molestando todo el día. Era peor que tener por dormitorio una alacena donde la única visitante era tía Petunia, llamando a la puerta para despertarlo: al menos, él podía recorrer el resto de la casa. […]La serpiente torció la cabeza hacia tío Vernon y Dudley, y luego levantó los ojos hacia el techo. Dirigió a Harry una mirada que decía claramente: —Me pasa esto constantemente. —Lo sé —murmuró Harry a través del vidrio, aunque no estaba seguro de que la serpiente pudiera oírlo—. Debe de ser realmente molesto. La serpiente asintió vigorosamente.” Los bandos contrarios y el conflicto Y es entonces cuando nos encontramos que Harry no está solo en su bando. Hagrid, el guardabosques de Hogwarts es quien lleva al niño a casa de sus tíos al principio del libro. Hagrid y no Dumbledore. Lo lleva porque Dumbledore, según sus propias palabras, le confiaría su propia vida. Atendiendo al desarrollo de los acontecimientos es eso lo que hace: pone en sus manos la vida de Harry, y con ello la
El porqué del éxito de Harry Potter: La Piedra Filosofal, trama y personajes principales
El por qué del éxito de Harry Potter y la piedra filosofal Tal como anunciábamos en el artículo que daba paso a esta serie y con el que empezábamos este taller literario dedicado a estudiar el motivo del éxito de Harry Potter a fin de absorber lo que podemos aprender de ello, aquí estamos otra vez, un poco antes de lo esperado (el artículo iba a salir, como siempre, el lunes pero lo hemos adelantado), para hablar del maravilloso niño de las gafas de Lennon y la cicatriz en la frente que tenía los ojos de su madre y empezar a analizar el motivo del éxito de Harry Potter. Sí, hoy nos entretendremos con él, pero no antes de empezar por donde se debe empezar; a saber, por el principio. Si se trata de deconstruir el producto para averiguar cuáles son las claves del éxito de Harry Potter habrá que ver cuál es ese producto. Ya nos meteremos después con los ingredientes. Vamos a continuar pues con nuestro taller de escritura para aprender lo que hizo bien J.K. Rowling. La piedra filosofal: Resumen de la Trama La introducción A modo de prólogo, el primer capítulo presenta a Harry de bebé en el momento en que dos magos lo dejan al cuidado de su única familia viva: los Dursley. Diez años después, pocos días antes del cumpleaños del protagonista, extraños acontecimientos suceden en ese hogar: una serpiente queda misteriosamente libre en el zoo y Harry es capaz de hablar con ella. Poco después empiezan a llegar cartas a nombre de Harry, cartas de un lugar llamado Hogwarts, un colegio de magia y hechicería donde saben que los Dursley mantienen a su sobrino en condiciones muy precarias. De hecho, el chico no tiene cuarto propio sino que vive en el armario bajo la escalera. Los tíos de Harry se niegan a hacer caso de las cartas, las rompen, las queman, impiden al pequeño mago en ciernes el acceso a ellas solo para descubrir que el remitente es muy testarudo y ciertamente peculiar: centenares de sobres lacrados se cuelan por todas las rendijas de la casa y la calle se llena de lechuzas. Los bandos y el conflicto Determinado a evitar el ingreso de Harry en la escuela de magia, su tío huye con toda la familia, pero es finalmente atrapado por el guardabosques de Hogwarts: Hagrid. En la que posiblemente sea la escena más importante del libro, se establecen dos bandos y sabemos ya que Hagrid, Harry y el director del colegio van con los buenos. No conocemos todavía a los malos. Interrumpo el orden previsto de los acontecimientos para señalar que la Rowling se muestra aquí muy astuta: habla de un villano terrible, pero no llegaremos a conocerle más que de oídas. En cambio nos hace trampas con varios personajes secundarios para mantenernos en vilo. Y vaya si lo consigue. Hagrid será el encargado de preparar a Harry para su entrada en el mundo mágico: mientras le ayuda a comprar todo lo necesario para su vida de estudiante le pone en antecedentes acerca de su propia historia y, de paso, le lleva al lugar donde comienza la trama de misterio a través de la que JK nos presenta su mundo mágico: el banco de los goblins, donde habrá un intento de robo en el que nada será sustraído. Tachán. Y eso. La llegada a Hogwarts Como buena admiradora del viaje del héroe, la autora hace que Harry cruce un par de puertas para llegar al mundo mágico: la más importante es la que le lleva al andén nueve y tres cuartos. Encuentra para lograrlo la ayuda del que será su mejor amigo desde ese momento. Ron Weasley. Juntos hacen el viaje en tren hasta el colegio. Durante el trayecto conocen a la tercera componente del trio mágico: la sabihonda Hermione Granger (mi personaje favorito, os va a tocar soportar mucho team Hermione, aunque quizá no tanto como team Dobby o team Snape. Es lo que tiene el fandom). Una vez en Hogwarts, los dos bandos se definen con mayor precisión: el colegio se divide en cuatro casas. Los malos, por simplificar, terminan en Slitherin, la casa de las serpientes cuyos colores son el verde y el gris. Muy propio, todo. Los buenos van a Griffindor, de rojo y amarillo y los personajes secundarios con cierto peso a Ravenclaw. Los otros, que son majos y tal, terminan en Hafflepuff para cumplir funciones más bien marginales. Pero es que una autora sola no puede estar en todo. Se siente. Por supuesto, Hermione, Ron y Harry serán seleccionados para Griffindor y los villanos domésticos (para distinguirles del Gran Villano, Lord Voldemort), son seleccionados para Slitherin. El meollo A partir de ahí, extraños acontecimientos (de nuevo, sí. En la saga, los extraños acontecimientos se convierten en una cosa diaria) se suceden en la, por otro lado, común escuela de magia: el director de la casa verde y gris parece tenerle una tirria especial a Harry, para satisfacción de un niño mimado de nombre Draco Malfoy, el contrapunto desagradable del protagonista en cuanto a carácter y características. Por otra parte, se descubre que la escuela guarda un secreto y que alguien está tratando de robarlo. Se juega a un deporte, el Quiddich, una mezcla entre rugby, fútbol y balón prisionero que sirve para dar unidad a siete libros, siete, que de otra manera se volverían muy, muy intensos. Por otra parte, los chicos, de una manera un tanto aleatoria, se ven envueltos en una aventura peligrosa, mortal de hecho, en la que pasan pruebas diseñadas para detener a magos de renombre y alta cualificación. Un error garrafal, pero a pesar de todo… Un momento, que esto hay que decirlo ahora: ¡Venga ya, JK Rowlin! Que tienes a tres alumnos de primero desfaciendo los sortilegios de sus profesores. Vamos, hombre, que no hay quien se lo trague. Y aun así yo releo el libro de vez en cuando. ¿Veis por qué esta serie de artículos es necesaria? Al
Análisis de un Bestseller: Deconstruyendo a Harry Potter.
Deconstruyendo a Harry Potter No vamos a hacer un curso de escritura basándonos en Harry Potter. Pero sí que podemos hacer un estudio de el fenómeno que supuso para la literatura juvenil con el fin de sacar provecho y aplicarlo en nuestros propios escritos. Para empezar, hablemos de cine. Si hay algún cinéfilo en la sala, sabrá que Woody Allen ya deconstruyó a un Harry; concretamente a Harry Block, a quien él mismo encarnaba y que se he venido identificando tanto con un personaje de Ingman Bergman (corran al Séptimo Sello en cuanto terminen de leer esto, insensatos) y con lo que a mí me interesa y lo que me ha traído hasta aquí: el bloqueo del escritor. JK y el BE De entre todos los monstruos con siete cabezas a los que se les corta una y les nacen siete nuevas, el BE (Bloqueo del Escritor), se sitúa en el olimpo de los más desagradables y pegajosos. Se pega al cuerpo del pobre E (escritor), se adueña de su cabeza, de su voluntad y acaba con su cordura en menos de lo que se lanza un Patronus. Yo soy una E del tipo a otro perro con ese hueso, así que la última vez que BE tocó a mi puerta le dije: JK. BE me miró con ojillos suplicantes y yo, que en aquel momento no pensaba más que en recitarle el abecedario a modo de oración exorcizante, me di cuenta de que JK no eran dos letras aleatorias, no. JK son las siglas con las que la creadora de Harry Potter firma sus libros. BE se batió en retirada en cuanto vio cómo yo, presa de cierta efervescencia investigadora, me dirigía a mis estanterías a buscar La Piedra Filosofal. Me refiero, por supuesto, al libro de JK, no al más grande de todos los descubrimientos alquímicos. Morelaja: Si te ataca el bloqueo de escritor, dedícate a otra cosa, algo que te interese lo bastante como para olvidarte de que no eres capaz de poner ni una letra más en negro sobre blanco. Eso fue lo que yo hice. Cogí la primera entrega de Harry Potter y me propuse encontrarle el sentido al éxito abrumador de una obra que, por mucho que la había disfrutado, tampoco me parecía tan gran cosa. Y lo que os voy a contar de aquí en adelante es lo que he ido descubriendo y concluyendo al respecto en estos artículos en los que estaremos deconstruyendo a Harry Potter. El contexto de la obra Pero antes de desgranar los secretos del pequeño mago gafoso (de quien no tardaréis en descubrir que no me cae muy bien), es de rigor hablar un poquito del contexto de la obra. A estas alturas ya es de dominio público que Johanna Kathleen Rowling (de ahora en adelante JK o la Rowling, a quien también llamaré autora, escritora o, cuando toque hablar de la muerte de Dobby, la tipa esa) fue iluminada con la idea principal de su novela durante un viaje en tren desde Manchester a Londres en 1990. Habría que analizar qué pasa en esa zona de la pérfida Albion para que por allí circulase el primer ferrocarril, precisamente entre Manchester y Liverpool, hogar de los Beatles. El triángulo de las Bermudas Creativo de las Islas Británicas. Pero esa es otra historia y será contada en otra ocasión. La cuestión es que, en aquel momento de su vida, JK vivía del paro y desarrolló la historia de Harry en un café de Edimburgo durante los ratos en los que su hija dormía la siesta. Conociendo los precios del café en Gran Bretaña, se me ocurre que debía de ser más barato tomar café fuera que poner la calefacción en casa, pero eso son mis prejuicios. Una curiosidad: aunque la novela se publicó en UK con el mismo título con el que la conocemos en España, los editores americanos que compraron los derechos para el nuevo continente pensaron que la palabra “filósofo” alejaría a una gran cantidad de público infantil (el término sajón para piedra filosofal es Philosopher´s Stone) y cambiaron el nombre por “Harry Potter y la piedra del Hechicero” (Sorcerer´s Stone). Os dejo que uséis la anécdota para ligar en reuniones de potterheads. De nada. Rowling y la crítica Aunque algunos de los gurús más rancios y renombrados de la crítica literaria, como Harold Bloom, han puesto a la pobre Rowling de vuelta y media por su bajísima calidad literaria y lo han hecho en medios de la repercusión de Wall Street Journal, una gran parte de la crítica alaba el hecho de que la autora haya sabido continuar con la tradición anglosajona de combinar la historia clásica de aventuras con elementos fantásticos, tal como hicieron Tolkien, su amigo CS Lewis o Roald Dahl. De hecho, comparte con estos dos lo que a mí me parece que es la clave del éxito de la franquicia: combina la fantasía con la realidad de una manera tan alquímica como el título de la novela que abre la serie, y logra un equilibrio similar al que consigue Gaiman en algunos de sus relatos. ¿Cómo? De eso va esta serie de artículos titulada “Deconstruyendo a Harry Potter” y a ello llegaremos. Dejad que os adelante que, como en casi todos los casos de éxito glorioso, Harry Potter es un gran ejemplo de coger el viaje del héroe y engalanarlo cual árbol de Navidad. La magia, el camino del héroe y Harry Potter La autora ha dicho en más de una ocasión que la magia en la serie de Potter no es más que una metáfora de la capacidad del individuo para alcanzar su propio potencial, que el tema principal de toda la historia es la imaginación. Y puede que esto, que parece un poco de libro de autoayuda, tenga que ver con que el éxito de los libros alcance no solo a los más pequeños, sino también a los adultos. En el nivel más evidente de la novela, la historia