[et_pb_section fb_built=”1″ admin_label=”section” _builder_version=”3.22″ global_colors_info=”{}”][et_pb_row admin_label=”row” _builder_version=”3.25″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” global_colors_info=”{}” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text admin_label=”Text” _builder_version=”3.27.4″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”] Este mes toca dar un tirón de orejas. En las últimas semanas, he tenido la ocasión de corregir escritos de diferente naturaleza (literarios, trabajos universitarios, comunicaciones, cartas), algo que me ha servido para tomar nota de una serie de errores frecuentes de ortografía y gramatica que se han extendido como una plaga entre gente de muy diversa condición, formación o profesión. Y, aunque no sea el objeto de este curso, también me meteré en algunas cuestiones de estilo muy básicas que dejan en evidencia la falta de experiencia del escritor. ¡Preparaos para la penitencia, pecadores ortográficos! Errores frecuentes de ortografía y gramática: las comas ¡Ay, las comas, cuántos errores nos hacen cometer! Ya les dediqué algún artículo hace tiempo. Sé que a veces es complicado saber si ponerlas o no, pues en algunas situaciones obedece más a la voluntad del escritor que a una norma reglada, pero hay determinados casos en los que debemos ponerla sí o sí y casi nunca se hace. Repasemos esos errores con las comas: Error nº1: no escribir los vocativos entre comas. Este es un error muy habitual, casi me atrevería a apostar que el error es más frecuente que el acierto. Los vocativos son aquellas palabras que nos sirven para llamar o referirnos a alguien. Pues bien, siempre van precedidas por coma; y si la oración continúa, el vocativo irá enmarcado entre comas: Buenos días, mamá. Hola, Pepe, me alegro de verte. Error nº2: no poner los incisos entre comas. Los incisos son palabras, frases o expresiones que sirven para aclarar o completar información. Pues bien, deben ir siempre entre comas para separarlos del resto de la oración: José, que es terco como una mula, dijo que lo mejor era no hacer nada. El hermano de Lucía, muy alto, juega de pívot. Error nº3: omitir la coma antes de pero, mas, aunque o sino (que). Antes de estas conjunciones, hay que poner siempre coma: No era su novio, sino un compañero Iba a ir, pero me surgió un imprevisto. No obstante, cuando la palabra “pero” separa dos palabras o expresiones contrapuestas que hacen referencia a cualidades o características, no se pone la coma: Marcos es inteligente pero descuidado. Trabajamos sin prisa pero sin pausa. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/05/1.png” alt=”Descarga eBook aquí” title_text=”Descarga eBook aquí” url=”@ET-DC@eyJkeW5hbWljIjp0cnVlLCJjb250ZW50IjoicG9zdF9saW5rX3VybF9wYWdlIiwic2V0dGluZ3MiOnsicG9zdF9pZCI6IiJ9fQ==@” url_new_window=”on” align=”center” _builder_version=”4.4.8″ _dynamic_attributes=”url” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.4.8″ global_colors_info=”{}”] Errores frecuentes de ortografía y gramática: los dos puntos Error nº1: escribir los dos puntos después de una preposición. Este error me lo encuentro también con cierta frecuencia. Después de una preposición que precede a uno o más sustantivos, no debemos poner los dos puntos. Por lo tanto, en los siguientes ejemplos el uso de los dos puntos es incorrecto: El adjudicatario deberá abonar la cantidad de: 1000 euros. La película fue dirigida por: Antonio Fernández. Error nº2: poner coma en vez de los dos puntos en encabezados de cartas y correos. Bueno, esto me lo encuentro a diario, cada vez que me enviáis algún trabajo o lo que sea por correo electrónico. Veamos un ejemplo: Buenos días Jorge, Te envío el documento…. Aquí hay un par de errores, ¿los veis? Al final de los encabezados de cartas o correos electrónicos hay que poner dos puntos; de ese modo es como introduciremos el cuerpo del mensaje. Sin embargo, en este ejemplo hay una coma en vez de los dos puntos detrás de Jorge, algo correcto en inglés, pero no en castellano. Además, no está marcada la coma del vocativo. Por lo tanto, el encabezado correcto sería el siguiente: Buenos días, Jorge: Errores frecuentes de ortografía y gramática: la raya de diálogo y las acotaciones —Yo creo que es inocente —dijo el inspector—. La prueba del ADN me dará la razón. —No estoy tan seguro —replicó el sargento Gutiérrez tras tomar un sorbo de café—, sus huellas están por todas partes. —Mire, sargento —el inspector humedeció sus labios—, he investigado muchos casos como este. El autor del asesinato será quien nos sospechas despierte. —No pongo en duda sus conocimientos —aclaró el sargento—, pero este caso parece claro. … Ahí podéis ver la dichosa raya de diálogo, fuente inagotable de errores. No voy a explicar cómo se utiliza, pues ya le dediqué un artículo kilométrico al asunto, pero sí quiero remarcar la importancia de poner la raya correctamente. Por un lado, si os equivocáis y ponéis un guion u otro signo en vez de la raya, el corrector que revise vuestros textos tendrá que hacerlo a lo bruto, pues en este caso no se puede utilizar el recurso de Word y otros procesadores de texto de Buscar y reemplazar. Os exponéis a que el corrector se niegue a aceptar el trabajo. ¡Es un trabajazo! Por otro lado, no abuséis de las acotaciones que van entre las rayas. No es que sea incorrecto, pero si ponéis un diálogo extenso en el que cada intervención de los personajes tiene una acotación, la lectura se hace muy pesada. Decir que el personaje X tomó un sorbo de café y el personaje Y se humedeció los labios es innecesario salvo que ese gesto realmente vaya a tener incidencia en la trama o que lo utilicéis como un recurso para situar al lector en la escena, aunque siempre de manera puntual. Pero aun en el caso de que queráis explicar algunos de esos detalles, podéis alternar el recurso de las acotaciones con poner esas explicaciones en un párrafo aparte. Además, no siempre es necesario aclarar quién está hablando en cada momento, pues a medida que avanza el diálogo el lector ya se dará cuenta. Ahí entrará vuestra habilidad como escritores. El anterior, por ejemplo, podría quedar de esta manera: —Yo creo que es inocente —dijo el inspector—. La prueba del ADN me dará la razón. El sargento Gutiérrez tomó un sorbo de café antes de contestar. —No estoy tan seguro, sus huellas están por todas partes. —Mire,
La concordancia verbal, cómo usarla correctamente
[et_pb_section fb_built=”1″ admin_label=”section” _builder_version=”3.22″][et_pb_row admin_label=”row” _builder_version=”3.25″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text admin_label=”Text” _builder_version=”3.27.4″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat”] Bueno, ahora que ya hemos completado el estudio de la concordancia nominal, toca echarle un vistazo a la concordancia verbal y acabar así con este tema. Si no sabéis de qué estamos hablando, os recomiendo que antes os paseéis por los anteriores artículos, en los que se explica un poco de qué va el asunto. En el presente iremos directamente al meollo de la cuestión, a ver los casos especiales de concordancia verbal que recoge la RAE. ¡Empezamos! La concordancia verbal en un sujeto compuesto por varios elementos en singular unidos por una conjunción copulativa. Primero conviene recordar que las conjunciones copulativas son y, e, ni. 1. La coordinación verbal cuando los elementos se refieren a cosas diferentes. Pues bien, podemos encontrarnos dos posibilidades: 1.1. Que consideremos a los elementos como independientes uno del otro, como unidades con entidad propia. En estos casos, el verbo irá en plural: Un niño y su perro rompieron el jarrón del jardín. 1.2. Que consideremos que los elementos forman parte de una unidad, que cada uno hace referencia a una parte de un todo. Entonces, el verbo puede ir en plural o singular, a gusto del consumidor: El dolor y la rabia se percibe en el ambiente. En este ejemplo, a mí me suena mejor en plural. También al corrector de Word, que protesta cuando lo ponemos en singular; sin embargo, ambas formas son correctas. Por otra parte, en estos casos es muy frecuente prescindir del determinante del segundo elemento: El diseño e impresión de los carteles correrá a cargo de los organizadores. 1.3. Que los elementos vayan después del verbo y sean sustantivos abstractos o no contables. Entonces, el verbo irá normalmente irá en singular: Sobra valor y coraje, pero falta cabeza. 2. La coordinación verbal cuando los elementos se refieren a una misma persona o cosa. Entonces, el verbo va siempre en singular: Su profesora y tutora dice que es una alumna excelente. 3. La coordinación verbal cuando los elementos son neutros, como infinitivos, oraciones sustantivas (aquellas que funcionan como sujeto) o pronombres neutros. 3.1. Como regla general, en estos casos el verbo también va en singular: Beber y comer es todo lo que sabe hacer. Que hable bien en público y que domine el inglés es imprescindible. Esto y aquello es para él. 3.2. Sin embargo, si consideramos que estos elementos neutros hacen referencia a realidades diferenciadas u opuestas, pondremos el verbo en plural: Gritar y criticar son sus mayores defectos. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/05/1.png” alt=”Descarga eBook aquí” title_text=”Descarga eBook aquí” url=”@ET-DC@eyJkeW5hbWljIjp0cnVlLCJjb250ZW50IjoicG9zdF9saW5rX3VybF9wYWdlIiwic2V0dGluZ3MiOnsicG9zdF9pZCI6IjIzMDYzIn19@” url_new_window=”on” align=”center” _builder_version=”4.4.8″ _dynamic_attributes=”url”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.4.8″] La concordancia verbal en dos elementos en singular unidos por “junto”, “con”, “además de” o “así como”. En este caso, depende de si los elementos van antes o después del verbo. 1. La concordancia gramatical verbal cuando estos elementos van antes del verbo. En este caso, tenemos varias posibilidades: 1.1. Que consideremos únicamente al primer elemento como sujeto de la oración. Entonces, el verbo irá en singular: El niño, junto a su mejor amigo, irá a un campamento de verano. El tomate, además del pimiento rojo, es un ingrediente fijo de sus ensaladas. 1.2. Que consideremos a todos los elementos como un sujeto plural. Entonces, lógicamente, el verbo también irá en plural: Ese perro, junto con otros dos, atacaron a una pareja que paseaba cerca de allí. El alcohol, así como las drogas, están detrás de muchos accidentes de tráfico. 1.3. Que el elemento que no lleva el nexo sea el que acompañe al verbo. En tal caso, este solo podrá ir en singular: Además de Messi, Cristiano destacó por encima de otros futbolistas de su época. 2. La concordancia gramatical verbal cuando estos elementos van detrás del verbo o un elemento aparece antes y otro después. Tanto en un caso como en el otro, el verbo irá en singular: En la función actuará mi hija Marta, así como mi ahijado. Irá un gerente en representación de la empresa junto a mi hermana. La concordancia verbal en un sujeto en singular unido a otro elemento por la preposición “con”. Por lo general, consideraremos que uno de los elementos es el sujeto y el otro un complemento de compañía, así que la concordancia gramatical verbal se hará con el verbo en singular: Benito con sus hermanos se presenta al concurso. Pero también se admite utilizar con como si fuera una conjunción copulativa para darle a esos elementos un significado conjunto: Benito con sus hermanos se presentan al concurso. Ante la duda, mejor quedaros con la primera opción. De hecho, al corrector del Word no le gusta nada que pongáis el verbo en plural. La concordancia verbal en un sujeto con dos elementos en singular unidos por la construcción “tanto… como” En este caso, la concordancia gramatical verbal solo puede hacerse con el verbo en plural: Tanto Luisa como Manuel son expertos en leyes. La concordancia verbal cuando el sujeto tiene varios elementos en singular unidos por la conjunción disyuntiva “o” Pues en estos casos la concordancia verbal gramatical dependerá de cómo funcione en la oración la conjunción. 1. Si la conjunción o funciona de verdad como disyuntiva, es decir, enlaza elementos que hacen referencia a cosas distintas, tendremos varias posibilidades: 1.1. Cuando la conjunción nos obliga a elegir uno de los elementos, la concordancia gramatical verbal se hará con el verbo en singular. El análisis será muy distinto si lo hace un economista o un historiador. 1.2. Cuando la conjunción no nos pide que nos decantemos por un elemento, sino que solo nos los presenta, podéis poner el verbo en singular o plural, como más os guste. Sin embargo, si os surge la duda de si estáis ante este caso o el del apartado anterior, con poner el verbo en singular siempre acertaréis: Solo una madre o una abuela podría (-n) verlo guapo. 1.3. Cuando a los sustantivos les sigue un adjetivo en plural, la concordancia gramatical
La concordancia nominal, cómo usarla correctamente
[et_pb_section fb_built=”1″ admin_label=”section” _builder_version=”3.22″ global_colors_info=”{}”][et_pb_row admin_label=”row” _builder_version=”3.25″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” global_colors_info=”{}” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text admin_label=”Text” _builder_version=”4.10.7″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”] Espero que hayáis asimilado bien lo que explicamos en el anterior artículo sobre la concordancia gramatical en general y también los primeros casos de la concordancia nominal. En este artículo veremos los últimos casos de concordancia nominal recogidos por la RAE. Como siempre intentamos en este curso de ortografía y gramática, intentaremos que este coñazo de tema sea un poco menos coñazo. Y es que, tal y como cantaba Mary Poppins, con un poco de azúcar esta píldora pasará mejor. ¡Al grano! La concordancia gramatical nominal cuando tenemos varios ordinales coordinados referidos a un mismo sustantivo Primero, recordáis qué es un ordinal, ¿verdad? Pues los ordinales son términos como primero, segundo, duodécimo… Es decir, palabras que sirven para establecer un orden o una sucesión. En lo que se refiere a su concordancia con los sustantivos, en los ejemplos veremos que, aunque modifiquen a un solo sustantivo, este hace referencia a varias cosas u objetos. La concordancia nominal dependerá de si los ordinales van antes o después del sustantivo. Si los ordinales van después que el sustantivo, lo más conveniente será que este vaya en plural: El incendio se extendió entre los pisos tercero, cuarto y quinto. Si los ordinales van antes que el sustantivo, este puede ir en plural o singular, aunque esta última opción es la más aconsejable: Impartirá su taller el primer y segundo día del congreso (mejor que «días»). Como podéis ver, en los ejemplos anteriores hay un solo sustantivo que se refiere a cosas diferentes, tres pisos distintos en el primer caso y dos días en el segundo. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/05/1.png” alt=”Descarga eBook aquí” title_text=”Descarga eBook aquí” url=”@ET-DC@eyJkeW5hbWljIjp0cnVlLCJjb250ZW50IjoicG9zdF9saW5rX3VybF9wYWdlIiwic2V0dGluZ3MiOnsicG9zdF9pZCI6IjIzMDYzIn19@” url_new_window=”on” align=”center” _builder_version=”4.4.8″ _dynamic_attributes=”url” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.10.7″ hover_enabled=”0″ global_colors_info=”{}” sticky_enabled=”0″] La concordancia nominal cuando utilizamos un cardinal como si fuera ordinal Los cardinales son las palabras que designan a los números en sí, como uno, dos o trescientos, y a veces podemos utilizarlos como si fueran ordinales. Con algunos como dos o tres no vamos a tener problema, porque sirven para acompañar sustantivos de ambos géneros, pero sí podemos dudar con otros como uno/a o doscientos/as cuando van después de un sustantivo femenino. En estos casos, podemos poner el cardinal en masculino, si consideramos que está modificando a la palabra número, que no aparecería (elipsis). He dejado el libro en la página (número) trenta y uno. O podemos utilizar el cardinal en femenino como si estuviera modificando directamente al sustantivo. He dejado el libro en la página treinta y una. A mí me gusta más la última opción, pero podéis elegir la que prefiráis. La concordancia nominal en las construcciones partitivas Esto de las construcciones partitivas no es más que una frase en la que aparece un primer elemento con valor de cantidad, después la preposición de y, por último, un pronombre o un sustantivo precedido por un determinante. Calma, que lo vamos a traducir todo con unos ejemplos: una de vosotras, la mayoría de los alumnos, un tercio de los asistentes, varios de ellos, etc. Creo que así se ve bastante claro, ¿verdad? En estas estructuras, hay un primer elemento que hace mención a una parte y otro que habla de un todo. Pues bien, cuando utilicemos en el elemento de la parte una palabra que pueda tener forma masculina o femenina (como uno/a, varios/as o muchos/as), siempre tendremos que utilizar ese mismo género en el segundo elemento, el del todo. Cuando acabó la función, uno de ellos pidió que le devolvieran el dinero. Varias de las asistentes se encontraron indispuestas. Durante la reunión, muchas de las presentes decidieron irse en protesta. En los ejemplos anteriores, podríamos pensar en utilizar el masculino para señalar que también había hombres asistentes o presentes, pero no sería correcto. Siempre tienen que coincidir en género la parte y el todo. Varias de los presentes o muchas de los presentes serían construcciones incorrectas. La concordancia gramatical nominal en los sustantivos epicenos Los epicenos son sustantivos que solo pueden tener un género, independientemente del sexo de la persona o animal que designen: una rata (que puede ser macho o hembra), un ratón (ídem), la gente, una persona. Es cierto que uno puede ser un rata, pero eso es otra cosa. La concordancia gramatical nominal en palabras de respeto como alteza, majestad, señoría, ilustrísima, etc. Como este tipo de palabras están en femenino, los adjetivos y determinantes que las acompañen irán también femenino: Su Graciosa Majestad, La Divina Providencia. Sin embargo, los adjetivos o pronombres que no aparezcan junto a esas palabras, irán con el género que corresponda al sexo de la persona a la que haga referencia: Su alteza estaba sentado en el trono del rey. En este ejemplo, el príncipe es un varón y la palabra sentado no aparece junto a alteza. Por lo tanto, va en masculino. La concordancia gramatical nominal en las expresiones “de tipo” y “de carácter” seguidas de un adjetivo En este caso, el adjetivo tiene que ir siempre en masculino y singular, porque la concordancia nominal se tiene que dar con las palabras tipo y carácter, no con el sustantivo que aparece antes de la expresión: Él participa en todas las tertulias de tipo filosófico. La fundación es famosa por sus iniciativas de carácter solidario. La concordancia nominal en la estructura “lo + adjetivo + que“ En este tipo de estructuras, el adjetivo debe tener el mismo género y número que el sustantivo al que hace referencia: Nos llamó la atención lo altas que son las chicas del pueblo. No podía suponer lo espeso que era el bosque. La concordancia gramatical nominal en expresiones con los indefinidos “uno“ y “otro“ Cuando tenemos expresiones que contienen ambos indefinidos, a veces precedidos por un artículo y separados por una preposición (a, con, de…), podemos encontrarnos con varios casos: Que hacen referencia a individuos del mismo sexo, ambos indefinidos irán en ese mismo género: Me gustan
Las reglas de la concordancia gramatical
[et_pb_section fb_built=”1″ admin_label=”section” _builder_version=”3.22″ global_colors_info=”{}”][et_pb_row admin_label=”row” _builder_version=”3.25″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” global_colors_info=”{}” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text admin_label=”Text” _builder_version=”4.10.7″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” hover_enabled=”0″ global_colors_info=”{}” sticky_enabled=”0″] En el presente artículo, vamos a ver uno de los temas que más dudas suelen plantearnos a la hora de escribir y hablar: las reglas de la concordancia gramatical. El Diccionario panhispánico de dudas define la concordancia gramatical como «la coincidencia obligada de determinados accidentes gramaticales (género, número y persona) entre distintos elementos variables de la oración» y distingue dos tipos principales: la concordancia nominal y la verbal. El tema es amplio y algo difícil de asimilar, así que dedicaremos varios artículos a este tema. Este mes hablaremos primero de las reglas generales de la concordancia e iniciaremos el estudio de la concordancia nominal. Como siempre, esperamos poner un poquito de luz en este asuntillo espinoso del lenguaje. ¡Vamos allá! La concordancia gramatical. Reglas generales Las reglas de la concordancia gramatical según el número. Cuando coordinamos dos o más sustantivos o pronombres en singular que se refieran a elementos distintos, se consideran un grupo y concuerdan en plural con el adjetivo o pronombre. Si, además, forman el sujeto de la oración, se coordinarán en plural con el verbo de la oración. El hijo de Carlos y su primo dormidos parecen angelitos. El carro y el coche los vendí porque me hacía falta el dinero. Mi mujer y mi hija forman un gran equipo. Las reglas de la concordancia gramatical según el género. Cuando coordinamos dos o más sustantivos o pronombres, estamos formando un grupo que se concuerda con el adjetivo o el pronombre en masculino. Vi a Marcos y Ana muy acaramelados. Ahora su coche y su moto son míos. Las reglas de la concordancia gramatical según la persona. Cuando entre los elementos coordinados hay algún pronombre de primera persona, la concordancia se hará en primera persona del plural: Él ya cobró su parte. Tú y yo pronto cobraremos la nuestra. Sin embargo, y siempre que no haya un pronombre de primera, si entre los elementos tenemos un pronombre de segunda persona, haremos la concordancia con el verbo y otros pronombres en segunda persona del plural: Yo ya cobré mi parte. José y tú recibiréis pronto la vuestra. Pero en las zonas donde no se emplea el vosotros sino el ustedes, la concordancia se hará en tercera persona del plural: Yo ya cobré mi parte. Ustedes pronto recibirán la suya. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/05/1.png” alt=”Descarga eBook aquí” title_text=”Descarga eBook aquí” url=”@ET-DC@eyJkeW5hbWljIjp0cnVlLCJjb250ZW50IjoicG9zdF9saW5rX3VybF9wYWdlIiwic2V0dGluZ3MiOnsicG9zdF9pZCI6IiJ9fQ==@” url_new_window=”on” align=”center” _builder_version=”4.4.8″ _dynamic_attributes=”url” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.10.7″ hover_enabled=”0″ global_colors_info=”{}” sticky_enabled=”0″] Las reglas de la concordancia gramatical. ¿Qué es la concordancia nominal? La concordancia gramatical nominal es la que se da entre un sustantivo y el artículo o adjetivos que lo acompañan, entre un pronombre y los elementos que lo preceden o siguen o entre el sujeto y los complementos que lo modifican. Esto así dicho parece bastante complicado, pero al ver las reglas generales y casos especiales lo aclararemos. La concordancia gramatical. Casos particulares de concordancia nominal Las reglas de la concordancia gramatical nominal cuando hay un determinante único para varios sustantivos. La norma general dice que si los sustantivos coordinados hacen referencia a diferentes sujetos, cada uno debe llevar su propio determinante: Su padre, su madre y su abuela se llevan fatal. La vaca y el cerdo son sus animales favoritos. No obstante, si los sustantivos se refieren a la misma persona o cosa, pueden tener un solo determinante que se coordinará en género y número con el sustantivo más cercano: Busca una banqueta o taburete y siéntate cerca de mí. Igualmente, pueden tener un único determinante los sustantivos que formen una unidad y se refieran a las partes de un todo. En este caso, el determinante también se coordinará en género y número con el sustantivo más cercano: Las fotocopiadoras y folios están en la sala contigua. Cuidamos el bienestar y salud de nuestros empleados. Las reglas de la concordancia gramatical nominal cuando el adjetivo va pospuesto a varios sustantivos de distinto género. En este caso, lo más recomendable para evitar ambigüedades es utilizar el adjetivo en plural y masculino: Para hoy tenemos cordero y patatas asados. En el caso anterior, si pusiéramos asadas, podríamos dar a entender que solo las patatas y no el cordero se han cocinado de esa manera, lo cual sería una auténtica desgracia. Pero cuando los sustantivos forman una unidad y cada uno hace referencia a una parte de un todo, podemos coordinar el adjetivo con el sustantivo más cercano: Las personas de nacimiento y apariencia nórdica le atraen mucho. Las reglas de la concordancia gramatical nominal cuando el adjetivo se antepone a varios sustantivos. Cuando el adjetivo va delante de los sustantivos coordinados, lo mejor es que concuerde en género y número con el más cercano: Cobró la factura sin la necesaria autorización y visto bueno del jefe. Pero también en este caso hay una excepción, que es cuando los sustantivos coordinados se refieren a nombres propios de persona o cosa, o a sustantivos que hacen referencia a personas. En estos casos, el adjetivo va en plural: Tuve que soportar a sus estúpidos cuñado y suegra. Las reglas de la concordancia gramatical nominal cuando un adjetivo va después de sustantivos de distinto género unidos por la conjunción Aquí tenemos que distinguir dos casos: Cuando la conjunción “o” es disyuntiva, es decir, que significa «exclusión, alternativa o contraposición», para una correcta concordancia gramatical se recomienda que el adjetivo vaya en masculino y plural: El formulario online o la solicitud impresa debidamente cumplimentados se presentarán antes del próximo martes. Cuando la conjunción “o” une dos sustantivos que hacen referencia a una misma cosa o concepto. En este caso, el segundo sustantivo suele ir sin determinante y el adjetivo en masculino singular: El tablero o mesa elegido les será entregado en tres días. Nos encontramos en una sala o recinto cálido y acogedor. A muchos nos suena un poco extraño este criterio, ¿verdad? Parece que lo más lógico
Leísmo, laísmo y loísmo, ¿cómo corregirlos?
Como decíamos en el anterior artículo, a veces hay que saber algo de teoría para poder hacer bien las cosas en la práctica, por mucho que nos parezca un rollo. Sin aquel artículo, la comprensión del presente iba a ser un poco más difícil. Y es que para evitar errores como el leísmo, laísmo y loísmo necesitamos tener unas nociones básicas de lo que es un complemento directo y un complemento indirecto. Pero no os preocupéis. Aunque al principio es muy probable que tengáis que pensar un poquito antes de escribir o de hablar, seguro que muy pronto sois capaces de corregir vuestro leísmo, laísmo y loísmo, si es que alguno de estos defectillos del habla forma parte de vuestros pecados como hablantes o autores. ¡Ánimo! Cómo corregir leísmo, laísmo y loísmo. Los pronombre implicados Antes que nada, tenemos que saber cuáles son los pronombres que nos dan problemas al hablar. En este caso, son todos de tercera persona y unos están pensados para funcionar como complemento directo (CD) y otros como complemento indirecto (CI): Son CD: lo, la, los, las. Son CI: le, les. Leísmo, laísmo y loísmo se producen al confundir su uso como complemento. Es decir, utilizar como CI los que deben funcionar como CD o al revés. Cómo corregir el leísmo El leísmo es un error que consiste en utilizar los pronombres propios del CI como CD. Es decir, le o les en vez de lo, la, los o las. Ya lo comentamos en el artículo anterior, vamos a recordarlo y a completarlo un poco con algunos casos concretos. Cuando el complemento directo hace referencia a una persona en femenino, podemos utilizar la o las como sustitutos: Visité a María ayer por la tarde – La visité ayer por la tarde. Me encontré a los vecinos de abajo en París – Me los encontré en París. Cuando el complemento directo hace referencia a una persona en masculino, podemos utilizar lo o los como sustitutos: Hoy me toca a mí recoger a los niños – Hoy me toca a mí recogerlos. Sin embargo, decíamos que hay zonas en las que se utiliza le en vez de lo para sustituir a la persona en masculino singular. Aunque se recomienda utilizar lo, los inquisidores de la lengua no os censurarán por utilizar le en estos casos (pero seguro que sí os topáis con algún tuitero que os afee la elección): Mañana iré a ver al profesor – Mañana iré a verle (mejor verlo). Este tipo de leísmo es más propio de España que de los países americanos, pero también se da al otro lado del Atlántico. Os confieso una cosa: este es uno de mis pecadillos a la hora de hablar, aunque intento corregirlo poquito a poco. O a lo mejor paso de hacerlo; al fin y al cabo, es tan solo un pecado venial. Como decían los Judas Priest, ¡Breaking the law! Sí, como rebelde soy patético. Casos en los que el leísmo se considera incorrecto El leísmo es incorrecto cuando lo utilizamos para sustituir al complemento directo en femenino: Visité a María ayer por la tarde – Le visité ayer por la tarde. Por casos como este, en el anterior artículo os decía que probarais a cambiar el masculino por el femenino si teníais dudas de qué pronombre utilizar. Y es que hacer referencia a María con el pronombre le suena fatal. Cuando se utiliza para sustituir al complemento directo en masculino plural: Hoy me toca a mí recoger a los niños – Hoy me toca a mí recogerles. Este error también formaba parte de los defectillos de quien escribe estas líneas hace unos cuantos años. Pero como este es pecado grave, aprendí a solucionarlo. Y menos mal, porque no es nada agradable a los oídos. Cuando el complemento directo se refiere a animales o cosas, sean en masculino o femenino, en plural o singular: El perro salió corriendo y no pudo alcanzarle (solo es correcto “alcanzarlo”). Busqué las gafas y no les encontré (lo correcto es las). Cómo corregir el laísmo Después de ver en qué consiste el leísmo y cómo corregirlo, tratar el laísmo y el loísmo está “tirao“. El laísmo consiste en utilizar el CD donde debía ir un CI; es decir, la o las en lugar de le o les. ¿Recordáis la famosa canción de Cecilia Un ramito de violetas? Sí aquella que decía esto: La mandaba un ramito de violetas. Cecilia era madrileña y, como para castellanos o cántabros, esta manera de hablar es normal. Sin embargo, a quienes vivimos en lugares donde el laísmo no es habitual, esta frase siempre nos ha rechinado un poco. Y es que en este caso un ramito de violetas es el CD, así que ya no puede haber otro. Lo correcto en este caso sería así: Le mandaba un ramito de violetas. Así escrito, ese marido que era como el “mismo demonio” porque “tenía lumbre y un poco de mal genio” (nunca nadie fue tan contundente describiendo la maldad pura y dura) sería un supuesto amante todavía mucho más tierno. Cómo corregir el loísmo En cuanto al loísmo, pues es más o menos igual: poner CD donde tiene que haber CI, pero en este caso con el masculino. Es decir, utilizar lo o los en lugar de le o les: A los gemelos los dieron un regalo por su cumpleaños. Lo correcto aquí sería les. Bueno, creo que ya es suficiente. Antes de despedirme hasta el próximo artículo, os propongo que visitéis esta página y hagáis el test. Es cortito y os servirá de práctica. A mí me dio como resultado que soy un genio. Quizás no debería presumir de esto, pero a mí no me gustan los “debería”. Y ahora sí que llegamos al final. Espero que os haya quedado todo un poco más clarito. Si no es así, ya sabéis que podéis hacer alguna pregunta o dejar un comentario, que siempre será bienvenido. Y sin más, nos despedimos hasta el próximo
Complemento directo e indirecto: cómo diferenciarlos
La finalidad de este curso de ortografía y gramática es la de ayudaros a escribir mucho mejor de la manera más práctica y sencilla posible. Por eso, seguro que os preguntáis si aquí tiene cabida un artículo tan teórico como este. La respuesta es que sí. A veces, para poder avanzar y emplear los recursos de nuestra lengua correctamente, necesitamos tener claros algunos conceptos. En este caso, saber distinguir entre complemento directo y complemento indirecto (CD y CI respectivamente) es importante para corregir algunos defectillos del habla que comentaremos en el próximo artículo. Y los estudiantes puede que algún día salgan de un apuro gracias al presente. O eso espero. Pero sí, entiendo bien las caras de horror al leer el título. Cómo diferenciar complemento directo y complemento indirecto gracias a su concepto En casi cualquier sitio donde miréis os dirán que tanto el complemento directo como el indirecto son funciones sintácticas, como en la casi incomprensible definición de la RAE. Pero aquí vamos a hacerlo mucho más fácil y diremos que ambos complementos hacen referencia a personas, animales o cosas que tienen relación con el verbo de la oración. Bueno, quizás dicho así tampoco os aclare mucho, pero a partir de este punto en común entre ellos podremos estudiar las diferencias que nos permitirán identificarlos. Cómo diferenciar complemento directo y complemento indirecto según su relación con el verbo En el complemento directo, como su nombre indica, la relación es directa, pues la acción del verbo hace referencia, beneficia o perjudica a la persona, animal o cosa en cuestión. Por ello, suele seguir al verbo y normalmente no lleva preposición, salvo cuando se refiera a personas o seres animados, que a veces llevan la preposición «a» delante. En el complemento indirecto, las personas, animales o cosas se benefician o sufren la acción del verbo de manera indirecta. Muchas veces va acompañado de las preposiciones «a» o «para». Vale, ya sabemos que ambos complementos pueden ir precedidos de la preposición «a». En el siguiente apartado veremos estos casos en concreto, pero mientras tanto creo que si utilizamos una analogía podemos ver mejor qué función cumple cada complemento: en un envío postal, la carta o paquete sería el complemento directo y el destinatario sería el complemento indirecto. ¿Qué os parece? ¿Todavía no queda claro? Veamos entonces cómo utilizar esta analogía en algún otro ejemplo: Compré una lavadora para mi madre. Le di el dinero a mi padre. En las oraciones anteriores, lo que compramos o damos es la lavadora y el dinero (el equivalente a la carta en la analogía); es decir, que la acción del verbo hace referencia a estos objetos y, por lo tanto, son el complemento directo. Mi madre y mi padre serían en este caso el complemento indirecto, el destinatario. No os preocupéis. Por si aún tenéis dudas, repasaremos las clásicas formas de identificar los complementos que vimos en aquellas apasionantes clases de Lengua. Cómo diferenciar complemento directo y complemento indirecto haciéndole preguntas al verbo Complemento directo Para saber cuál es el complemento directo de la oración, podemos preguntarle al verbo ¿qué? o ¿a quién?, dependiendo de si hablamos de animal, cosa o persona: Visitaré a mi primo la semana que viene. ¿A quién visitaré? A mi primo, que es el complemento directo. Haré café para todos dentro de un rato. ¿Qué haré? Pues café, que es el CD de esta oración. Complemento indirecto Para saber cuál es el complemento directo, le preguntaremos al verbo «¿a quién?» o «¿para quién?». Tomemos como ejemplo la oración anterior: Escribo libros y relatos para niños. Si preguntamos ¿qué escribo?, averiguaremos que el CD de esta oración son los libros y relatos, pero si le preguntamos al verbo ¿para quién?, averiguaremos el complemento indirecto. Para niños, en este caso. Le compré una consola a mi hermano. ¿Qué compré? Una consola (CD). ¿A quién? A mi hermano (CI) Ahora dejadme imaginar lo que estaréis pensando: «Un momento, ¿se puede preguntar “¿a quién?” tanto para averiguar el complemento directo como para saber cuál es el complemento indirecto?». Pues sí. Puede que sea confuso. Lo mejor será preguntar primero ¿qué? al verbo y ver si tenemos respuesta. Si es así, ya sabremos cuál es el CD, y al preguntarle ¿a quién? (o «¿para quién?») encontraremos el CI, si es que lo hay. Pero si el verbo solo admite la pregunta ¿a quién?, entonces la respuesta que obtendremos será el CD. En cualquier caso, combinando lo explicado en este punto con lo visto en los anteriores, es probable que ya podamos saber identificar ambos complementos. Y si no es así, todavía nos quedan unos truquitos. Cómo diferenciar complemento directo y complemento indirecto gracias a los nombres Complemento directo El complemento directo se puede sustituir por los pronombres lo(s) o la(s), dependiendo del género y el número de las personas, animales o cosas a las que haga referencia: Veré a Juan esta tarde– Lo veré esta tarde. Estoy haciendo galletas – Estoy haciéndolas. Hay que tener en cuenta que en algunas zonas se utiliza le(s) en lugar de lo(s) en estas ocasiones. Si nos surgen dudas, os propongo que cambiéis el género de la persona, animal o cosa. Si entonces solo se puede sustituir por la(s), estamos ante un complemento. Me explico: en el primero de los ejemplos anteriores, en muchos sitios se podría decir Le veré esta tarde. Pero si en vez de ver a Juan fuésemos a ver a María, entonces solo podría sustituirse por “la“: Veré a María esta tarde – La veré esta tarde (y no «Le veré esta tarde»). Además, cuando el complemento directo hace referencia a alguna cosa, se puede sustituir por “eso“: Le devolví el libro a Carlos – Le devolví eso a Carlos. Complemento indirecto El complemento indirecto se puede sustituir por “le(s)“, con independencia del género: Estoy haciendo galletas para las invitadas – Estoy haciéndoles galletas. Daré un abrazo al abuelo de tu parte – Le daré un abrazo de tu parte. Pero
Verbos: Cómo usar bien los pretéritos
¿Os acordáis de aquellas maravillosas clases de Lengua en las que nos pedían que conjugáramos los tiempos verbales? Yo las recuerdo como una auténtica tortura. Sobre todo por culpa de los pretéritos: que si dime el pretérito perfecto simple, que si ahora toca el pretérito pluscuamperfecto, que si podrías conjugar el mismo pretérito pero de subjuntivo… Pretérito, pretérito, pretérito… Primero, ¡qué manía de ponerle nombres raros a las cosas! Segundo, ¿era necesario hacernos recitar esos tiempos verbales subidos a la tarima, tener que ver a todos aquellos cabronazos pequeñitos rezando desde su pupitre para que metiéramos la gamba? Cuando hablaba el profe no, pero entonces sí prestaban atención, los muy hijos de… En fin, seguro que la mayoría estaréis de acuerdo conmigo en que saber qué tipo de pretérito estamos utilizando es del todo irrelevante en nuestro día a día. Sin embargo, hay que reconocer que nuestros profes tenían razón cuando insistían en la conveniencia de saber cómo usar bien los pretéritos. Pues bien, la cosa tiene más miga de la que parece. El uso es diferente según la zona geográfica. Por ejemplo, en mi tierra gallega, por influencia de nuestra otra lengua que no tiene tiempos verbales compuestos, cuando hablamos en castellano también solemos prescindir de ellos y utilizamos el pretérito perfecto simple donde tenía que haber uno compuesto. Y aunque aquí a nadie le choca, y ni siquiera la Santísima Inquisición de la Lengua lo considera pecado, cuando dejamos atrás nuestras fronteras suele llamar la atención. En este artículo vamos a ver el uso que se considera correcto siempre y en todo lugar. Nos centraremos en los pretéritos del indicativo y tan solo hablaremos de la regla general, de su empleo para referirnos a hechos del pasado. Sus otros usos y excepciones quedarán aparcados a la espera de futuros artículos. Y para hablar de todo esto no nos queda más remedio que ponerles nombre a los distintos pretéritos. Hurgando en la herida… Cómo usar bien el pretérito perfecto simple ¿No recordáis cómo es? Utilizaremos el manido verbo cantar para refrescar la memoria: Yo canté, tú cantaste, él cantó, nosotros cantamos, vosotros cantasteis, ellos cantaron. Pues bien, la regla general nos dice que el pretérito perfecto simple se utiliza para hacer referencia a hechos del pasado ya acabados. Ayer fui a ver a la abuela La visita ya se inició y concluyó ayer. Esta mañana jugué un partido de fútbol El árbitro ya dio el pitido final. Cómo usar bien el pretérito perfecto compuesto Este tiempo se conjuga de la siguiente manera: Yo he cantado, tú has cantado, él ha cantado, nosotros hemos cantado, vosotros habéis cantado, ellos han cantado. El uso del pretérito perfecto compuesto es el que más se suele alternar con el del pretérito perfecto simple, con variaciones según las regiones, tal y como hemos comentado en la introducción del artículo. Sin embargo, el compuesto normalmente se usa para hacer referencia a situaciones comenzadas en el pasado y que continúan vivas en el momento del habla o que guardan relación con el presente de alguna manera. Si tenéis que contar algo sobre situaciones no acabadas o que pueden repetirse, o de hechos que sucedieron en un pasado reciente o bien en un pasado alejado pero con efectos todavía vigentes, o sobre cualquier cosa ya iniciada en un lapso de tiempo todavía no terminado (como el día de hoy, la semana actual o tu vida entera), utilizad el pretérito perfecto compuesto. Yo nunca he faltado al trabajo por pasar una mala noche. Es decir, siempre al pie del cañón en toda mi vida laboral pasada y hasta hoy. Creo que no ha pedido cita todavía. Ni ayer, ni hace una hora, ni en el momento presente. Mi hermana aún no ha felicitado a mi madre por su cumpleaños. Pero el día no ha terminado, todavía está a tiempo.Y en el caso de que el día ya haya pasado, puedo utilizar esta misma frase si espero que mi hermana todavía la felicite, aunque sea con algo de retraso. Permitidme que continúe con este apasionante asunto. Imaginad que el cumpleaños de mi madre fue ayery que quiero quejarme de que mi hermana se olvidó de ella por completo en su día. Entonces diría que Mi hermana no felicitó a mi madre por su cumpleaños. En este caso es aplicable el pretérito perfecto simple porque el día al que me refiero es cosa del pasado. Y a mi hermana le espera una lluvia de reproches. Cómo usar bien el pretérito imperfecto Este pretérito es simple y tiene la siguiente forma: Yo cantaba, tú cantabas, él cantaba, nosotros cantábamos, vosotros cantabais, ellos cantaban. Se utiliza para hablar de acciones o hechos pasados pero sin concretar ni su principio ni su fin; es decir, como si estuviéramos viendo esas acciones o hechos mientras ocurren, no como algo acabado. Veamos unos ejemplos: Paco y su madre caminaban por la sombra. Antes estudiábamos mucho más que ahora. Hace unos años se hablaba de nueve planetas en el Sistema Solar; ahora los astrónomos dicen que tan solo hay ocho. Como podéis ver, en los ejemplos anteriores no se especifica el momento concreto en el que suceden las diferentes situaciones a las que se refieren los verbos. Por dejarlo algo más claro, si el pretérito perfecto simple es algo así como ver una foto, en la que aparece un momento estático, ya acabado, el pretérito imperfecto sería como poner un vídeo, en donde vemos los hechos en pleno desarrollo, como si todavía estuvieran sucediendo. Cómo usar bien el pretérito pluscuamperfecto Es un tiempo compuesto y se conjuga de la siguiente manera: Yo había cantado, tú habías cantado, él había cantado, nosotros habíamos cantado, vosotros habíais cantado, ellos habían cantado. Se utiliza para hacer referencia a hechos o acciones del pasado que sucedieron antes de otro hecho también pasado. Como siempre, lo mejor será poner algún ejemplo: Cuando Mario llegó al aeropuerto, ella ya se había marchado. La partida de ella es anterior a la llegada
Cómo usar cursivas o comillas en títulos de obras de creación
Seguimos con nuestro estudio para saber cómo usar cursivas o comillas que iniciábamos en el artículo anterior. Este artículo será algo más cortito, porque nos centraremos en algo tan concreto como son los títulos de las obras de creación, sean artísticas o de otro tipo, obras completas o solo partes de ellas. La cosa tiene bastante miga, pero con este artículo vais a tener una guía a la vez breve y completa que despejará cualquier duda que tengáis al respecto. Vamos a enumerar los diferentes casos para diferenciar cómo usar comillas o cursivas. Cómo usar cursivas o comillas en títulos de cualquier obra completa de creación artística, como un libro, una película, un disco, un cuadro, un cómic, etc. Estos títulos se escribirán con cursiva y mayúscula en la primera palabra y nombres propios: Tengo entradas para el musical de Los miserables. Quiero leer Orgullo y prejuicio, de Jane Austin, en su idioma original. El estreno de la película La última tentación de Cristo supuso un gran escándalo. Cómo usar cursivas o comillas en títulos de libros sagrados, o de los diferentes libros o partes que contienen Los títulos de estas obras no llevan ni comillas ni cursiva, solo mayúscula en sus palabras significativas: La Biblia, el Antiguo Testamento, el Éxodo. Cómo usar cursivas o comillas en títulos de libros que contienen a su vez el título de otra obra El título entero se escribirá en cursiva, respetando las normas de las mayúsculas comentadas en el apartado uno, y el título incluido dentro de él se resaltará también con comillas, aunque solo si aparece completo. Además, la primera palabra de este título interior también tendrá que ir en mayúscula, igual que los nombres propios y apellidos que contenga, si es el caso: Te recomiendo que le eches un vistazo a Para leer «El capital» de Althusser. Voy escribir un ensayo llamado Una explicación de «Esperando a Godot». Sin embargo, el entrecomillado será opcional si el título incluido en el principal no aparece completo: Es interesante el estudio titulado La psicología y el Quijote que se publicó el año pasado (o «el Quijote»). Cómo usar la cursiva o las comillas en títulos de revistas, periódicos y otras publicaciones periódicas Estos títulos se escribirán siempre con cursiva y, a diferencia de lo explicado en el apartado uno, irán en mayúscula todas las palabras significativas, no solo la primera (es decir, todas menos los artículos, las preposiciones o las conjunciones, salvo que sean la primera palabra): El Mundo, La Voz de Galicia, Jara y Sedal Cómo usar la cursiva o las comillas en títulos de canciones, relatos, poemas, capítulos, artículos o cualquier obra artística que forme parte de un todo Si estos títulos se mencionan de forma aislada, pueden ir entre comillas o en cursiva, al gusto del consumidor, y solo la primera palabra y los nombres propios irán en mayúscula: Estoy escuchando «Smoke on the water» todo flipado (o Smoke on the water). Sin embargo, si se menciona el título de la parte junto a la obra en la que está incluida, la parte irá entre comillas y la obra en cursiva. Es decir, en este caso la canción se entrecomillará y el álbum se pondrá en cursiva: Estoy escuchando el «Smoke on the water» del Made in Japan todo flipado. Pero el nombre del grupo, al considerarse un nombre propio, no se resaltaría ni con cursiva ni con comillas, solo con mayúsculas en las palabras significativas: Estoy escuchando el «Smoke on the water» del Made in Japan de Deep Purple todo flipado. Cómo usar la cursiva o las comillas en títulos de colecciones editoriales Estos títulos no llevan ni cursiva ni comillas, solo mayúscula en todas las palabras significativas: Me encantan los libros de la colección Divulgación Científica. Cómo usar la cursiva o las comillas en títulos de leyes, proyectos, decretos, cursos, asignaturas y similares Si los títulos, por su gran longitud, solo llevan mayúscula en la primera palabra, al ser nombrados dentro de un texto irán entre comillas. No obstante, en el caso de las leyes (y solo en este caso) podemos también utilizar la cursiva: Me matriculé al curso «Estudio de la relación indiscutible entre el estudio concienzudo de las normas ortográficas del castellano y el desarrollo de diferentes taras mentales». Pero si los títulos no son muy largos, se prescindirá de las comillas y de la cursiva y se escribirán en mayúscula todas las palabras significativas: Acta Única Europea, Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad, Análisis Matemático I. Cómo usar la cursiva o las comillas en títulos de ponencias, discursos, exposiciones y similares Para escribir estos títulos utilizaremos siempre comillas: Mañana se abrirá al público la exposición «El mundo según los impresionistas». Y con esto es todo. Hay cosas peores, ¿verdad? Seguro que se os ocurren temas mucho más densos y complicados que este. Si queréis que os hable de alguno de ellos o tenéis algo que opinar sobre este artículo, vuestros comentarios serán bien recibidos. Mientras tanto, me despido hasta el artículo que viene. ¡Saludos!
Cuándo utilizar comillas o cursivas, 7 casos prácticos
Muchas veces al escribir necesitamos resaltar por diferentes motivos algunas palabras o partes del texto. Para ello disponemos de dos herramientas principales, que son las comillas y la cursiva. El problema que nos surge casi siempre es saber cuál de estos recursos debemos elegir. Vamos a ver qué nos dicen la RAE y la FUNDEU al respecto. La cosa tiene tanta miga que no tengo más remedio que dividir el artículo en dos partes. Empecemos a ver si hay que usar comillas o cursivas. Antes de nada: ¿Qué son las cursivas y las comillas? Las comillas son un signo ortográfico que en castellano pueden aparecer con tres formas diferentes: las comillas latinas o españolas (« »), las comillas inglesas (“ “) y las comillas simples (‘ ’). Cuando solo necesitemos uno de ellos, es aconsejable utilizar las latinas, pero en determinadas situaciones podremos combinar dos tipos o, incluso, los tres. En esto casos, primero usaríamos las latinas, luego las inglesas y, por último, las simples, como vemos en la imagen. Ya te pondré un ejemplo. En cuanto a la cursiva, pues es esto. Es decir, escribir la palabra con las letras ligeramente inclinadas a la derecha. El resto del texto que estás leyendo está escrito en redonda. Y ahora que ya sabes de lo que estamos hablando, vamos a al lío de una vez. ¿Usar comillas o cursivas? Comillas o cursiva para destacar algo que dice una persona diferente a la que está hablando. En este caso, utilizaremos las comillas: «Yo creo en la democracia, pero ¡en mi casa mando yo!», exclamó Paquito elevando su dedo índice por encima de la cabeza. Como se puede ver en el ejemplo anterior, el texto enmarcado entre comillas puede tener puntuación propia, aunque siempre respetando las normas de puntuación generales. Comillas o cursiva en citas textuales. Podemos encontrarnos con dos casos: Que la cita textual no ocupe más de un párrafo. Entonces, utilizaremos las comillas: El viejo músico escribió a su hermana una carta en la que hablaba de su joven alumno: «Es un genio, el mayor talento musical nacido en las últimas décadas». También se utilizan las comillas si solo queremos incluir algunas palabras textuales dentro de un enunciado: Al presenciar el desastre, el presidente dijo sentir «rabia y dolor» y prometió trabajar «sin descanso» para que los vecinos puedan regresar pronto a sus casas. Por cierto, si en medio de la cita queremos incluir una mención al autor, lo haremos utilizando las rayas de diálogo sin necesidad de enmarcar el inciso entre comillas: «Ella vive en ese piso ¾explicó el portero¾ desde hace algo más de dos años». Que la cita ocupe más de un párrafo Si la cita va a ocupar varios párrafos, antes la costumbre era enmarcarla entre comillas y poner al comienzo de cada uno de los párrafos las comillas de cierre. Como ocurría al usar la raya en los diálogos, ¿recuerdas? En su libro Las plantas libres, el respetado botánico escribe lo siguiente: «La parietaria es una planta tan común que puede crecer hasta en las grietas del asfalto, para desgracia de los alérgicos, pues su polen es uno de los más problemáticos (…). »Lo que poca gente sabe es que sus hojas son muy nutritivas y que constituyen un interesante medicamento natural». Sin embargo, en la actualidad se prefiere poner la cita sin comillas, con sangrado respeto el texto general y en tamaño menor o en cursiva. En su libro Las plantas libres, el respetado botánico escribe lo siguiente: La parietaria es una planta tan común que puede crecer hasta en las grietas del asfalto, para desgracia de los alérgicos, pues su polen es uno de los más problemáticos (…). Lo que poca gente sabe es que sus hojas son muy nutritivas y que constituyen un interesante medicamento natural. Pese a todo, ninguna de estas opciones se considera incorrecta. Comillas o cursivas para resaltar los pensamientos de una persona o personaje Por regla general, utilizaremos las comillas: «Dios mío, haz que se independice pronto», pensó su madre. En este caso, aun cuando el pensamiento ocupe varios párrafos es preferible utilizar las comillas. Y, al igual que cuando decidimos utilizar las comillas en citas que ocupan varios párrafos, cada uno de estos irá precedido por comillas de cierre. Sin embargo, cuando el pensamiento es muy extenso, en algunos libros podrás verlo escrito en cursiva, pues es un recurso más visual que las comillas y pueden ayudar a una mejor comprensión de la lectura. Comillas o cursivas para resaltar palabras o expresiones vulgares, mal escritas, irónicas o con doble sentido En estos casos podemos utilizar cualquiera de los dos recursos: Mi padre se pone ciego a base de «mondarinas» (o mondarinas). Bien, tras explicar esto ya puedo poner un ejemplo de texto que combina los tres tipos de comillas. Imagínate a alguien que está pensando en algo que le dijo otra persona que suele utilizar palabras vulgares al hablar: «Como me dijo Jon: “No confundas la prudencia con ser un ‘cagao’ de mierda”». Comillas o cursivas para escribir palabras extranjeras no adaptadas a nuestro idioma Cuando utilicemos palabras o expresiones extranjeras, incluso latinas, que se escriban y lean según las normas del idioma original, tendremos que destacarlas mediante comillas si escribimos a mano o en un medio que no tenga cursiva, o en cursiva si escribimos a máquina: Esa campaña publicitaria es de lo más cool que he visto en años («cool» si escribes a mano). En la prensa escrita muchas veces destacan estas palabras extranjeras con comillas simples, no te extrañes si en un periódico veis escrito ‘cool’ en vez de utilizar la cursiva. Ojo, ten en cuenta que los nombres propios extranjeros no se resaltarán ni con comillas ni con cursiva, solo con su inicial en mayúscula. Por otra parte, si escribimos una palabra de origen extranjero que se lee según las normas españolas, no habrá que resaltar su escritura de ninguna manera: airbag, folk, punk, récord… Comillas o cursivas para resaltar una
Cómo usar el punto final en títulos, eslóganes y otros casos especiales
Creo que casi todo el mundo, incluso aquella gente que lee menos que el hijo de una tonadillera, sabe que la palabra que sigue a un punto debemos escribirla con mayúscula inicial. Igualmente, imagino que la mayoría sabrá que este signo de puntuación se escribe pegado a la palabra que lo precede y separado por un espacio de la palabra siguiente. Y todos hemos visto en el cole que a los puntos escritos dentro de un mismo párrafo se les llama a punto y seguido, que a los que ponen fin a un párrafo para iniciar otro en una línea diferente se los conoce como punto y aparte y que al punto que pone fin a un escrito o un capítulo lo hemos bautizado como punto final (en este caso no es correcto lo de punto y final, la conjunción y sobra; si no estáis de acuerdo, protestadles a los de la RAE, que ya están acostumbrados a quejas). Sin embargo, seguro que muchas veces al escribir dudáis si debéis poner punto final o no en determinadas situaciones, como en títulos, eslóganes o pies de foto. A mí me pasa y, por lo que veo en muchos textos que leo o corrijo, no soy el único que mete la pata en muchos de estos casos. Vamos a ver cuáles son ayudándonos de la Ortografía de la Lengua Española (OLE) de la RAE. El punto final en títulos y subtítulos No llevan punto final cuando aparecen aislados y son el único renglón del texto. A estos efectos, da igual si aparecen centrados o en un lado: Los Miserables ¿Qué pasa en el mundo? Los medios de información de masas El punto final y los nombres de autor Nunca llevan punto final en los nombres del autor en las portadas, bajo un texto a modo de firma o en cualquier circunstancia donde aparezcan aislados. Jamás olvido una cara, pero en su caso estaré encantado de hacer una excepción. Groucho Marx En este caso particular, fijaos que si dividimos la cita en varias líneas respetaremos la ortografía que tendría en caso de no dividirlas. Es decir, estaré comienza una línea y podríamos pensar en escribirla en mayúscula, pero como tan solo es la continuación de la frase la escribiremos en minúscula. Por otra parte, la cita suele aparecer en cursiva o en tamaño más pequeño, centrada o a la derecha, y el nombre debajo y en redonda. Pero de cursivas y redondas hablaremos en otro artículo. El punto final en dedicatorias Espero que algún día tengáis tanta práctica en este apartado que aprendáis a escribirlas sin ninguna duda. Normalmente son unas pocas palabras aisladas, alineadas a la derecha y con un cuerpo de letra diferente al resto del texto. En estos casos, no suele ponerse punto final: A mi madre No obstante, cuanto más extenso es el texto, más partidarios hay de poner el punto, y no sería incorrecto. En el siguiente ejemplo ponerlo o no depende de gustos: Para mis hermanos, para mis primos, y, sobre todo, para mi perro (.) Pero si la dedicatoria tiene varios párrafos y, por lo tanto, hay punto y aparte para poner fin a cada uno de ellos, es aconsejable poner punto final. Para mis hermanos, porque son tan insoportables que me empujaron a buscar refugio en la escritura. Para mis primos, por llevarse a mis hermanos durante unas horas a la semana. Y, sobre todo, para mi perro, por servirme de excusa para librarme de mis hermanos y mis primos. El punto final en pies de foto e imágenes Los textos descriptivos que vemos en periódicos o revistas bajo fotos o imágenes no llevan punto final, como tampoco deberéis ponerlos en vuestros trabajos o relatos si incluis imágenes con pie explicativo. Mirad la foto de la izquierda. Sin embargo, si el texto es más largo, no sería incorrecto poner punto final, sobre todo si hay puntuación interna, sea punto, coma o cualquier otro signo. Aun así, su empleo sería opcional: Dos de las huéspedes más jóvenes del hotel, vestidas de azul, buscando amiguitos de juegos (.) Pero si el pie tiene estructura de oración y es más un texto explicativo que descriptivo, como en el ejemplo siguiente, siempre debe ponerse el punto final. Foto 1. Las niñas posan para el fotógrafo pensando en acabar pronto para irse a jugar. El punto final en eslóganes Tanto si están formados por una frase como por varias que ocupan diferentes líneas, no llevan punto final: A Coruña, Ciudad de Cristal La ciudad donde nadie es forastero No obstante, si el eslogan tiene dos partes separadas por puntuación interna, sí se puede poner el punto final, como en la imagen, aunque será opcional. El punto final en listados y numeraciones Cuando hacemos una lista, solemos poner antes de cada elemento un número o una letra que debe ir seguida de un punto, aunque también sería admisible un paréntesis: ¿Cuál es su deporte favorito? Fútbol Baloncesto Tenis Otro En la OLE nos dicen que el punto no es necesario si lo que utilizamos es un número ordinal (1º, 2º,…), que ya serviría por sí solo como introductor. Y si lo que utilizamos en vez de números, letras u ordinales son viñetas de cualquier tipo, como puntos, asteriscos o elementos similares, debemos escribirlos dejando un espacio de separación con respecto al texto que le sigue. Por otra parte, como podéis ver, detrás de los elementos (Fútbol, baloncesto…) no puse punto. Eso es porque cuando el elemento es de una sola palabra o unas pocas, se puede prescindir de puntuación. Cuando es algo más largo se admite poner una coma, un punto y coma o un punto al final según el tamaño del texto, algo bastante subjetivo. Pero ya profundizaremos en esa cuestión en otro artículo. El punto final en índices Las referencias a otros apartados que complementen la información no van seguidas de punto final: Usos del gerundio, 2.3.3a El arte de la Edad media, 25.4.1.1 El punto final