Más números: cómo escribir decimales y enteros con cifra Seguro que más de una vez os han pasado un número de teléfono escrito sin ninguna separación entre sus cifras. Si intentasteis marcarlo así, sabréis que es bastante más chungo que cuando os dan las cifras separadas de alguna manera, con un espacio, un punto o cualquier otro signo. Y eso que los números de teléfono tampoco son demasiado largos; si os hacen la misma jugarreta con números de cuenta bancaria, las cifras empiezan a bailar en las neuronas de tal manera que es muy fácil equivocarse. Incluso puede llegar a producir tal dolor de cabeza que preferirías que te estallaran los sesos antes de tener que seguir soportándolo ni un segundo más. Vale, estoy exagerando un poquito. No obstante, estaréis conmigo en que muchas cifras juntas dificultan bastante la lectura y la escritura de los números. Por eso, en España siempre hemos separado con un punto las cifras de los números grandes en grupos de tres, empezando por la derecha. Las comas las dejábamos para separar la parte entera de la decimal. Y así estábamos, tan felices; pero entonces salimos fuera de nuestro país y nos encontramos que en otros sitios hacían cosas diferentes. Por ejemplo, los ingleses lo hacían al revés: las comas servían para separar esos grupos de tres y los puntos para separar la parte entera de la decimal. Y es que esos alegres borrachos se empeñan en llevar siempre la contraria: pasan del euro, conducen por la izquierda, saltan balcones en vez de utilizar las puertas, etc. En fin, que algo había que hacer para evitar confusiones. Y hubo una serie de organismos internacionales que tomaron decisiones al respecto. Eso sí, seguirlas no es obligatorio, pero sí aconsejable. Entonces cómo escribimos decimales y enteros con cifras Cuando hablamos de números largos, nos referimos a aquellos con más de cuatro cifras (es decir, que excluimos los de cuatro). Pues bien, es muy sencillo: agrupamos las cifras de tres en tres, empezando por la derecha, y entre esos grupos dejamos un espacio en blanco. Nada de signos de puntuación. Veamos algunos ejemplos: 25 437; 1 357 986; 10 620 628 983 Fácil, ¿verdad? Tan solo tenéis que procurar escribir todas las cifras de un mismo número en la misma línea y recordar que esta separación no debe aplicarse, según la Ortografía de la Lengua Española (OLE) de la RAE, en «documentos contables ni en ningún tipo de escrito en que pueda arriesgarse la seguridad o la integridad en la transmisión de la cifra». Excepciones En la OLE nos explican que no se debe hacer la separación en estos casos: En los números que expresan años: Nació aproximadamente en el 20000 a. C. / Te devolveré el dinero en el año 25000, te lo prometo. Sin embargo, esta separación sí puede hacerse si el número no hace referencia a un año en concreto, sino a una cantidad de años. En mayo van a cumplirse 20 000 años de aquel desastre. En los números de páginas o de versos, columnas, etc.: Ese dato lo encontrarás en la página 15200 / Me encantó el verso 11324. Pero, de forma parecida a lo que decíamos en el punto anterior, sí se puede hacer la separación si el número expresa una cantidad de páginas, versos o columnas: Te llevará bastante tiempo acabar esa colección: tiene más de 20 000 páginas. En los números que identifican textos legales o sus divisiones: Aprobaron la polémica ley 14236 / Consulta el artículo 11223 del Reglamento. En los números de calles o vías urbanas, de códigos postales o apartados de correos: Si quiere participar en nuestro concurso, escriba al apartado de correos 601025. En los números que formen parte de códigos, números de registro y similares: DNI 1111111111X / Ref. 43265-2. ¿Y qué pasa con los números decimales? Esos mismos organismos decidieron que lo mejor es separar la parte entera y la decimal de un número con una coma. Sin embargo, como en muchos sitios es costumbre utilizar el punto para estos fines, su uso también se ha admitido como válido. En el mundo hispano hay de todo. En España se suele utilizar la coma, pero si en vuestra región o país soléis emplear el punto, es correcto. Entonces, según la zona, se podrá escribir 1,25 o 1.25. Eso sí, en el caso de las frecuencias de la radio está extendido el uso el punto: Escúchanos en el 97.5 de FM. Lo que se considera incorrecto es emplear el apóstrofo, esa especie de coma situada en la cabeza de las cifras. Es decir, que el siguiente ejemplo está mal: He sacado un 9’75 en matemáticas. Y el de la imagen también. ¿Y cómo expresamos los decimales con palabras? Pues primero expresamos la parte entera, después podemos elegir entre la conjunción “y“ o la preposición “con” y después mencionamos la parte decimal. Lo veremos mejor con un ejemplo: el número 15,36 (o 15.36 si así lo escribís en vuestro país) se puede expresar quince con treinta y seis o bien quince y treinta y seis. Yo prefiero utilizar “con”, pero eso ya es cosa de cada uno. La OLE nos dice que cuando el número entero es un cero se suele omitir y escribir solo la parte decimal. Es decir, el número 0,525 se expresaría como quinientas veinticinco centésimas. Sin embargo, aunque no lo especifica, supongo que se refiere a la expresión por escrito, porque la gente al hablar suele emplear con más frecuencia la fórmula cero con quinientos veinticinco. En cualquier caso, esta última opción no se considera incorrecta. Para finalizar, en el lenguaje hablado es admisible leer los signos que elijamos al escribir el número. A ver si me explico: el número 5,94 (o 5.94) se podría leer cinco coma noventa y cuatro (o cinco punto noventa y cuatro). Pero por escrito no sería aconsejable utilizar este recurso, y menos en documentos de carácter técnico, administrativo o contable. Y con esto creo que es más
Cómo escribir los números para no montar un numerito
Me han pedido que hable un poquito sobre cómo se escriben los números. Y es que los que nos atrevemos a escribir textos literarios solemos volvernos locos pensando si hay que expresarlos en cifras o letras, cosa que en otras ocasiones nos suele importar muy poco, como cuando van seguidos del símbolo del euro. En fin, que volveremos a las mayúsculas y a las comas, pero más adelante. En el presente artículo toca echarle un vistazo a lo que nos dice la RAE sobre este tema. Antes de nada… Las palabras que hacen referencia a los números se llaman numerales. Es decir, palabras como veinticuatro, duodécimo, milésima o triple son todas numerales, aunque con diferente apellido. Así, la primera es un numeral cardinal, la segunda se llama numeral ordinal, la tercera recibe el nombre de numeral fraccionario y la última,el de numeral multiplicativo. Ya profundizaremos sobre cada uno de estos tipos en un próximo artículo. En este vamos a ceñirnos a la petición de la lectora. ¿Cuándo se escriben los números con palabras? Primero dejadme que os aclare una cosa, y es que la RAE habla de preferencia y no de obligación al utilizar las palabras en los siguientes casos: Los que pueden expresarse en una sola palabra: A Manolito, cuando cumplió los quince años, le regalaron una bici valorada en más de doscientos Los números redondos compuestos de dos palabras: Es un fenómeno: con una inversión inicial de solo doscientos mil euros acabó generando unas ganancias de más de cuatro millones. Los números por debajo de cien expresados con dos palabras unidas por la conjunción y: Tuvimos que esperar noventa y nueve horas, pero todo salió bien. Respecto a esto, echadle un vistazo a lo que os explicamos en el ¡Ojo! del punto 1 del apartado siguiente. En textos no técnicos escribiremos con palabras, siempre que no sean demasiado complejos, los números que acompañan a unidades de medida cuando estén escritas también con palabras: Superaba en algo más de treinta kilogramos el peso máximo autorizado. Ahora bien, si optamos por poner el símbolo de la unidad de medida, la norma obliga a escribir el número en cifras: Superaba en algo más de 30 kg el peso máximo autorizado. Además, cifra y símbolo deben escribirse en la misma línea. Con palabras irán también los números aproximados o si los utilizamos de manera exagerada o expresiva: Eso cuesta treinta y tantos ¡Te lo dije miles de veces! Los que aparecen en frases hechas: Con esto y un bizcocho, hasta mañana a las ocho. ¿Y con cifras? Si son números con cuatro o más palabras: El turista 999.999, decía la canción. Es lógico, sería un coñazo escribir esta cifra. ¡Ojo! Si se da el caso de que en un enunciado aparecen números que suelen escribirse con letras junto a otros que deben aparecer escritos con cifras, lo recomendable es escribirlos todos con cifras: Tuvimos que esperar 72 horas, los 259200 segundos más largos de nuestras vidas, pero todo salió bien. Los que tienen parte entera y decimal. El niño heredó tu cerebro y sacó un 2,5 en matemáticas. En cheques, contratos bancarios y documentos similares, se suelen escribir los números como los de los dos apartados anteriores con cifras y palabras para mayor seguridad. Los porcentajes inferiores o iguales a diez podemos escribirlos con cifras o letras. Si lo escribimos con palabras, tendrá que seguir la expresión del porcentaje (por ciento) también con palabras. Solo si lo escribimos con cifras podremos acompañarlos del signo (%), que se escribirá pegado a la cifra: Me descontaron un 3% (o tres por ciento). Tanto si escribimos el número con cifras o con palabras, el símbolo o la expresión del porcentaje en palabras deben escribirse en la misma línea que el número. Los porcentajes superiores a diez suelen escribirse con cifras: El 93% de la población se vuelve gilipollas al volante y cuando opina en Twitter. El símbolo se lee siempre “por ciento”, excepto en el caso del 100%, que puede leerse cien por cien, cien por ciento o ciento por ciento. Números seguidos de abreviaturas, que habrán de escribirse en la misma línea: Era un libro de unas 300 págs. que me había costado algo más de 500 ptas. Ya haremos algún artículo sobre la ortografía de las abreviaturas, que también tiene miga. Los números que van después de los sustantivos a los que se refieren, vayan estos escritos con abreviatura o no: número 12 (o núm. 12), fila 34, apartado 2 (o 2). Los números en los textos literarios Las normas que hemos repasado en los apartados anteriores debemos respetarlas también en nuestros relatos y novelas, pero elegiremos las palabras en vez de las cifras en aquellos casos en los que se pueda optar por una u otra manera. Además, hay algunas cosillas que debemos tener en cuenta: Las fechas se escribirán con cifras de la siguiente manera: Marcos murió rico y solo el 24 de octubre de 2018. Podemos descansar en paz. Como podéis ver, el año se escribe sin el punto de separación entre miles y centenas. Las horas, siempre con palabras: El entierro de Marcos será a las seis menos cuarto. A las seis y media lo celebraremos como Dios manda en un bar cercano. Los ordinales se escriben siempre con palabras: Marcos espichó de su segundo infarto y con su muerte frustró nuestro tercer plan para asesinarlo. Y creo que con esto ya podemos atrevernos a escribir números en nuestros textos sin temor a meter la gamba. Pero no olvidéis que si queréis presentar vuestros escritos a una editorial tendréis que ver qué dice su manual de estilo respecto a este tema (como respecto a cualquier otro). Sin más, os emplazo hasta el siguiente artículo. Espero vuestros comentarios y sugerencias. ¡Hasta pronto!
Cómo usar las comas correctamente. Segunda parte
Tras el primer artículo sobre cómo utilizar las comas, continuamos estudiando cómo usar las comas correctamente. Esta vez vamos a tratar su relación con algunas conjunciones y otras cositas. Puedo imaginar vuestros saltos de alegría. Cómo usar las comas correctamente con las conjunciones y, e, ni, o, u La regla general nos dice que no se debe usar coma cuando el último elemento de una coordinación va introducido por una de estas conjunciones. Lo aclararé con un ejemplo: Aquí tenemos un coche elegante, rápido y cómodo (Y no: Aquí tenemos un coche elegante, rápido, y cómodo). Es un desastre, no cerró la puerta, las ventanas ni la verja. (Y no: Es un desastre, no cerró la puerta, las ventanas, ni la verja). Pero, como casi siempre en esta vida, aparecen excepciones para que no nos aburramos. Voy a intentar descifraros lo que dice la RAE al respecto: En enumeraciones con elementos separados por punto y coma, delante de la conjunción que introduce el último, tendremos que poner coma o punto y coma: En una caja encontramos su pasaporte; en la mesilla, su tarjeta sanitaria; bajo la cama, una tarjeta de crédito, y el dinero, en un cajón. Pondremos coma cuando la frase que encabece la conjunción se refiera a todo el enunciado que la precede y no solo al último de los elementos coordinados: Se puso las gafas, los zapatos y la cazadora, y se fue corriendo. Dudo si debo comprar la cazadora o el pantalón, o ahorrarme el dinero. Como veis, en estos casos las conjunciones suelen repetirse, aunque no siempre. Cuando enlazamos varios elementos de naturaleza parecida y el último es diferente, por ser una conclusión o consecuencia, pondremos coma antes de la conjunción: Los niños comieron tarta, jugaron al escondite, cantaron, y se fueron de la fiesta muy contentos. Cuando la primera de las oraciones coordinadas es algo extensa o cada oración tiene un sujeto diferente, se suele poner coma, si bien no es obligatorio: Podemos bajar a la tienda de ultramarinos del señor Manolo para comprar los ingredientes que necesitamos, o quedarnos en casa sin hacer el bizcocho. Marta se acomodó en su asiento, y Víctor lloró en el andén al comprender que el tren la alejaba para siempre de su vida. Cuando la conjunción “y” tiene significado parecido a “pero”, podemos poner coma. Aprovecho para invitaros de nuevo a visitar el artículo anterior y ver lo que explicaba en él sobre el “pero”: Ya le dijimos que íbamos al cine, y prefirió quedarse en casa. Por supuesto, hay que poner coma delante o detrás de estas conjunciones si hay antes o después de ellas un inciso u otro elemento que deba ir entre comas (ver artículo anterior): Papá, buen astrónomo aficionado, y su amigo Carlos salieron a contemplar las estrellas. Más te vale estudiar o, ¡Dios no lo quiera!, te quedarás sin vacaciones. Aquí podemos incluir a las conjunciones que encabezan un elemento que funciona como inciso o aclaración de lo que se acaba de afirmar: Aprobaba con facilidad, y casi sin estudiar, todas las asignaturas. Él era un poco ingenuo, o simplemente romántico, y se llevaba muchos palos. En casos de polisíndeton, es decir, cuando repetimos la conjunción en cada elemento coordinado, también se suele poner coma antes: Ella me abrazó, y me dijo cosas bonitas al oído, y me besó, y me desnudó. Creo que ni me vio, ni me olió, ni me escuchó, ni nada. La coma y los conectores Los conectores son elementos, normalmente adverbios y locuciones adverbiales, que enlazan un texto con el precedente. Hay un montón: además, encima, en el fondo, de hecho, igualmente, por si fuera poco, al contrario, en cambio, no obstante, sin embargo, con todo, en cualquier caso, entonces, es decir, esto es, o sea, dicho de otro modo, así, por ejemplo, en fin, en resumen, a continuación, en primer lugar, por otra parte, dicho esto, por cierto… El etcétera es muy largo. ¿Adivináis? Sí, hay varias reglas respecto a su puntuación. Si el conector va al inicio del enunciado que queremos enlazar (subrayado en los ejemplos siguientes) con la oración precedente, pondremos la coma detrás del conector y, delante, el signo de puntuación que corresponda en ese contexto: Cambió mucho, es decir, parecía haberlo pasado mal (coma antes del conector). Ella acudió a la cita; no obstante, no pensaba perder allí mucho tiempo (punto y coma antes del conector). Estaba harto de malos modos. Por si fuera poco, el dinero llegaba con bastante retraso (punto antes del conector). Si están en medio del enunciado que queremos enlazar, lo escribiremos entre comas: Todos se apuntaron a la cena. No hubo nadie, sin embargo, que se ofreciera a organizarla. La OLE nos dice que también irán entre comas los conectores precedidos por nexos como “si”, “cuando” o “aunque” y conjunciones como “y” o “pero”. Estaba bastante cansado, pero, pese a todo, fui con ella. Si, por ejemplo, amanece nublado, iremos a comer a otro sitio. Pero también nos dice que podremos prescindir de las comas mientras no se produzcan ambigüedades al interpretar el texto: Estaba bastante cansado, pero pese a todo fui con ella. Esta es la práctica más habitual en casos como el anterior, en los que tiene que haber coma antes de la conjunción, para hacer más fluida la escritura. Varios conectores pueden ir en posición final de la oración que enlazan. En ese caso, pondremos una coma antes, y después, el signo que corresponda: Fue duro y costoso. Hubo quien lo disfrutó, pese a ello. Está casi nuevo. Hay que hacer una puesta a punto, sin embargo: cambiar el aceite… ¿Conectores o no conectores? Hay palabras o expresiones que pueden servir como conectores o tener otra función distinta. Tenemos que aprender a distinguir las diferentes situaciones, pues la puntuación variará en un caso u otro. Vamos a ver los ejemplos que aparecen en la OLE y que suelen hacernos dudar bastante: Entonces Conector
Cómo usar las comas. Y hacerlo bien, a ser posible…
Las comas son el signo de puntuación que más quebraderos de cabeza produce a la mayoría de la gente. Y es que en determinados contextos su uso es obligatorio, pero en otros es opcional y depende del gusto de cada uno, algo que puede llevarnos a abusar de ellas o a quedarnos muy cortos, entorpeciendo la lectura en el primer caso y dificultando la comprensión del texto en el segundo. Así que en este artículo vamos a hablar sobre cómo usar las comas, y hacerlo bien. Como ocurre con las mayúsculas, que dejaremos aparcadas una temporada pero no olvidadas, el tema da para unos cuantos artículos. En el presente, vamos a echarle un ojo a algunos casos en los que su empleo es obligatorio y en los que solemos meter la pata bastante a menudo. Primero, ¿cómo se escribe la coma? Pegada a la palabra o signo que la precede y separada por un espacio de la palabra o signo siguiente. Vete, es tarde. Cómo usar las comas en los incisos, apodos y otros complementos Los incisos y otros elementos que aportan información extra o aclaraciones al enunciado tenemos que aislarlos de este para facilitar la lectura. Si ocupan posición final, precedidos por una coma; si ocupan posición medial, precedidos y sucedidos por comas: El padre de Ana, que está jubilado, es un gran deportista. Fui a la peluquería y me encontré con Marta, la administrativa. También los apodos, seudónimos y otras denominaciones que pueden sustituir al nombre propio se deben escribir entre comas: José Luis Rodríguez, el Puma, es un cantante venezolano. Sin embargo, los sobrenombres, que deben ir siempre acompañados del nombre propio, se escriben junto a este sin coma: Alfonso VI el Batallador, Pedro I el Cruel. Así que, por una vez, la ausencia de coma en el meme se ajusta a la norma. Lástima que Sabio y Canarias vayan en minúsculas… Las frases en las que se comenta algo sobre el sujeto sin verbo en forma personal, normalmente con un gerundio o participio, se separan también del enunciado tanto si aparecen en posición inicial como si se intercalan en el mismo: Finalizado el partido, el entrenador se dirige a la sala de prensa. La jefa, viendo el retraso en la obra, apretó las tuercas al personal. De la misma manera procederemos con otras expresiones que no tienen relación directa con el enunciado: Marta vino de las vacaciones, ¡qué horror!, completamente quemada. Las estructuras iniciadas por salvo, menos y excepto, normalmente van también entre comas, pero si consideramos la información que contienen como parte central del mensaje, podemos prescindir de ellas. De ese modo, toman mayor relevancia: Todos los empleados excepto Tomás aplaudieron la propuesta (en vez de Todos los empleados, excepto Tomás, aplaudieron la propuesta, que también puede ser correcta). Cómo usar las comas en los vocativos Los vocativos son sustantivos, pronombres o grupos de palabras que sirven para llamar o referirnos a nuestro interlocutor. Se escriben siempre seguidos o precedidos por comas cuando comienzan o terminan un enunciado, o entre comas si está en medio: Carlos, haz el favor de callar. Tengo mucha fe en ti, querida. No te desanimes, hombre, que seguro que tiene solución. Cómo usar las comas en las interjecciones Las interjecciones son expresiones que sirven para manifestar sentimientos o reacciones y deben escribirse entre comas, algo que en la mayoría de los memes como el de la derecha se pasan por el forro: ¡Bah!, no digas tonterías No puede venir, ¡vaya por Dios! También las derivadas de imperativos, como oye, mira, vamos, venga… Vamos, ponte a estudiar. Y si aparecen varias interjecciones seguidas, las separaremos también con comas. ¡Venga, venga! Daos un poco de prisa. ¡Ay, caramba! Eso no me lo esperaba. Cómo usar las comas en los apéndices confirmativos Así llama la Ortografía de la lengua española a esas muletillas que a veces utilizamos después de un enunciado para reforzar o enfatizar lo que acabamos de decir. Pues bien, deben ir precedidos por una coma. Y escritos con inicial en minúscula: Me estás tomando el pelo, ¿verdad? Hoy hay un eclipse solar, ¿sabes? La coma antes de pero, mas, aunque y sino (que) Por lo general, se escribe coma antes de estas conjunciones adversativas: Has mejorado, pero todavía no es suficiente. Llovía mucho, mas se empeñó en no llevar paraguas. Te acompañaré, aunque te advierto que no me apetece nada ir. No lo dijo por hacer daño, sino porque pensó que era conveniente. Como seguro que podéis suponer, hay algunas excepciones a esta norma: Cuando la conjunción pero opone dos adjetivos o adverbios, el uso de la coma es opcional y lo más habitual es no utilizarla: Es muy listo pero vago. No hay manera de convencerlo para que estudie. La ponente hablaba lenta pero claramente. Si los adjetivos anteceden al sustantivo que modifican, entonces lo recomendado es prescindir de la coma: Apareció conduciendo un viejo pero cuidado coche. Cuando el pero se utiliza para enfatizar una idea precedente, también se pone coma: El hombre iba borracho, pero que muy borracho. No obstante, si prescindimos del primer término del enunciado, no pondremos la coma: El hombre iba pero que muy borracho. Igualmente, prescindiremos de la coma en la variante en la que se repite el adverbio muy antes y después del pero: Ella era muy pero que muy inteligente. La conjunción sino no debe ir precedida de coma cuando puede ser sustituida por más que: Nadie sino (más que) tu padre puede ayudarme. Ya no queda sino (más que) rezar. La coma después de pero Por lo general, no se pone coma detrás de las conjunciones adversativas. Un error muy frecuente es ponerla después de pero cuando le sigue una oración interrogativa o exclamativa. Es decir, que en los siguientes casos, la escritura correcta es sin coma: Está de camino, pero ¿llegará a tiempo? Pero ¡qué alta está tu hija! No obstante, sí se pone
Cómo usar bien las mayúsculas (II Parte)
Seguimos con nuestro apasionante estudio en el que estamos viendo cómo usar bien las mayúsculas. En esta ocasión, vamos a darle un repaso a lo que nos dice la Ortografía de la lengua española (OLE) de la RAE sobre su uso en nombres propios, seudónimos y otros sustantivos aplicables a las personas. Antes, una aclaración: cuando en este artículo diga que algo va siempre en minúscula, quiero decir que será así mientras una norma ortográfica general no diga lo contrario. Es decir, que si la palabra en cuestión es la primera de un escrito o va después de un punto, obviamente irá con mayúscula inicial. Cómo usar bien las mayúsculas en los nombres de pila y similares Si el nombre es Jorge o María José, creo que nadie tiene duda de que se escriben con mayúscula inicial, igual que ocurre con los hipocorísticos, esas variantes del nombre original como Pepe, Paco o Vero. Pero cuando el nombre incluye artículos o preposiciones, estos van siempre en minúsculas, como en María de los Dolores. La misma norma se aplicará en la traducción de nombres de otras culturas, como Aroma de Azúcar (un jefe indio). La mayúscula inicial en los nombres propios se conserva incluso cuando los utilizamos en plural: Parece que hoy celebramos una reunión de Marías. A veces, para destacar una actitud o rasgo de personalidad de alguien, utilizamos el nombre propio de una persona o personaje célebre que se considera modelo de dicha actitud o rasgo. Pues bien, en esos casos, el nombre irá siempre con minúscula inicial: Esa mujer es una venus; Me encanta hacer de celestina. Pero si está generalizado el uso de un nombre en estos casos, se mantendrá la mayúscula inicial: El niño les salió un Einstein. ¿Cómo saber si debe ir en minúscula o mayúscula? Los casos generalizados que deben ir en minúscula los encontraremos en el diccionario de la RAE. Lo mismo sucede si los nombres tienen varias palabras, solo que si el uso está generalizado se suele escribir en una sola palabra: Es un donjuán, a saber cuántos hijos tiene. Y si no lo está, se mantiene la grafía original y en mayúscula: Tampoco veo ningún Brad Pitt por aquí. Por último, los sustantivos y adjetivos derivados de nombres propios se escriben en minúscula: picassiano, goyesco, sandinista… Fulano, zutano, mengano, perengano y perencejo Cuando utilizamos algunos de estos sustantivos para referirnos a gente que no sabemos cómo se llama o no queremos nombrar, por lo general irán en minúscula. Hoy ha pasado por la tienda el fulano ese del abrigo azul. Sin embargo, si lo utilizamos como nombre propio, por ejemplo en una obra de ficción, irá en mayúsculas respetando las mismas reglas que un nombre de pila. Mengano de Tal, el marido de la peluquera, era el asesino. La norma general es de sobra conocida. López o Pérez se escriben con mayúscula inicial. Pero hay algunos casos singulares: Si el apellido comienza por una preposición o una preposición y un artículo, estos deberán ir en minúscula: Paula de la Iglesia, Javier de Olmos. Excepción: si se omite el nombre de pila, la preposición irá en mayúsculas: Señora De la Iglesia, señor De Olmos. Si el apellido comienza con un artículo, este va siempre en mayúscula, se omita o no el nombre: José La Salvia, señor La Salvia. En viejas costumbres ya en desuso, como utilizar el apellido del hombre para referirse a la esposa o al matrimonio, la preposición irá en minúscula: señora de Rivera. No obstante, si el apellido del hombre tiene también preposición, esta irá en mayúscula: señores de De la Iglesia. Igual que en el caso de los nombres propios, el apellido empleado en plural conserva la mayúscula: Los Fernández vamos mañana de excursión. Familias y dinastías Se escriben con mayúscula inicial los nombres propios de dinastías o familias cuando van precedidos de un artículo (los Borbones, los Rockefeller) o de los términos familia o dinastía (la familia Bush, la dinastía Severa). Sin embargo, si se emplean como adjetivos, irán en minúscula: los monarcas capetos. Si las dinastías se designan con un patronímico, es decir, un nombre derivado del patriarca o fundador, se escribirán siempre en minúscula: los carolingios (dinastía iniciada por Carlos Martel), el califa abasí (cualquier califa que descienda de Abul-Abbas). Sí, es un lío. Apodos, alias, sobrenombres y seudónimos Los apodos y alias son denominaciones descriptivas. Pueden acompañar al nombre o sustituirlo e irán siempre en mayúscula. El artículo que los preceda, si es el caso, se escribirá en minúscula: Juan Martín Díez, el Empecinado; la Pasionaria; Ramón Pérez, alias el Cocas. No es necesario enmarcarlo entre comillas o resaltarlo con cursiva excepto cuando va entre el nombre de pila y el apellido: Ernesto «Che» Guevara; Julio Tigre Rodríguez. ¡Ah! Si el artículo viene acompañado de las preposiciones a o de, utilizaremos las contracciones al o del: Voy a ver al Cojo. Los sobrenombres, en cambio, deben ir siempre acompañados del nombre propio. Igual que en el caso anterior, irán en mayúscula y precedidos por artículo en minúscula: Fernando III el Santo, Juana la Loca. En cuanto a los seudónimos y nombres artísticos, que son denominaciones utilizadas por artistas y escritores en lugar del nombre propio, también van siempre en mayúscula inicial. Si un artículo los precede, irá en minúscula como en los casos anteriores: Fernán Caballero, el Greco, Cantinflas. Tratamientos. Títulos y cargos. Profesiones Tratamientos. A pesar de que en algunos documentos oficiales y administrativos todavía se pueden ven en mayúscula, la OLE recomienda escribirlos en minúscula inicial, tanto en aquellos que anteceden al nombre, como don, sor, fray, san como aquellos que pueden sustituirlo: usted, señor, excelencia, doctor. Cuando se utilizan como fórmulas honoríficas referidas altos cargos o personalidades, pueden ir en mayúscula si sustituyen al nombre propio (Hoy tengo una recepción con Su Majestad), pero se escribirán en minúscula si acompañan al nombre (He sido invitado a un acto presidido por su santidad Francisco). Solo van con mayúscula inicial sus abreviaturas: D.,
Cómo usar las mayúsculas correctamente – I Parte
Este mes toca atender una petición y voy a hablaros de cómo usar las mayúsculas. Sí, todos sabemos que hay que ponerla después de punto o que la letra inicial de los nombres propios también la llevan. Sin embargo, hay tantísimas normas y excepciones que muchas veces no sabemos cuándo utilizarlas. El tema da para tanto que voy a tener que dedicarle más de un artículo. En el presente nos centraremos en su relación con la puntuación. Muchas gracias, querida lectora, por el encarguito… Cómo usar las Mayúsculas en la palabra inicial de un escrito o tras un punto Esta es la norma general y la primera que aprendemos en el cole. La primera palabra de un escrito y la que sigue a un punto, sea seguido o aparte, siempre va en mayúscula. No creo que a ninguna persona que lea este artículo le pille de sorpresa. Lo que ya no es tan conocido es que hay las siguientes excepciones o matizaciones recogidas en la Ortografía de la lengua española (OLE) de 2010 de la RAE. En las siguientes situaciones, se utilizaría la minúscula: Cuando la primera palabra está precedida por puntos suspensivos. Esto puede ocurrir en dos casos: En la reproducción de una cita. Los puntos suspensivos servirían para indicar que esa palabra no inicia el enunciado en el texto original. «…nací en el Mediterráneo», creo que decía la canción. Por supuesto, si se prescinde de los puntos suspensivos, la palabra inicial iría en mayúscula: «Nací en el Mediterráneo», creo que decía la canción. En obras de ficción, para indicar que no se reproducen las palabras de un personaje desde el principio. Yo solo les decía lo que tenían que coger. «…tú, el saco; tú, la manta…». Eso fue todo. Cuando la primera palabra está precedida por una cifra. Algo frecuente en títulos y titulares de prensa. 10 fallecidos en la carretera el pasado fin de semana. Si es un símbolo. Los símbolos de carácter internacional siempre se escriben igual con independencia del contexto y la puntuación. Así, el símbolo del kilovatio es kW, con la k minúscula, y el del metro es m. Si cualquiera de estos símbolos iniciara un enunciado, debería respetarse su minúscula. No obstante, lo mejor es evitarlo y anteponer cualquier otro elemento. La minúscula del símbolo deberá respetarse siempre, aunque esté incluido en un enunciado escrito en mayúsculas: SE VENDE PISO DE 90 m2. En las siglas propias de Internet (http, https, www) Siempre se escriben en minúsculas. Igual que en el caso anterior, lo recomendable es evitar que aparezca encabezando un enunciado: Puede encontrar más información en http://www.abcdxyz.com Si se prescinde de las siglas al citar una dirección, se recomienda poner igualmente todo en minúscula para facilitar la búsqueda: Puede encontrar más información en abcdxyz.com. Cómo usar las Mayúsculas tras puntos suspensivos La palabra que sigue a los puntos suspensivos irá en mayúscula solo si estos cierran el enunciado: Repasé todo lo que había metido en la maleta: camisetas, pantalones, calcetines… La cerré. Todo estaba en orden. Pero si no cierran el enunciado, la palabra siguiente irá en minúscula: No sé bien cómo expresarlo, la noté… distante. Cómo usar las Mayúsculas en frases interrogativas y exclamativas Si esas frases constituyen la totalidad del enunciado La primera palabra del siguiente enunciado irá en mayúscula. ¡Qué susto! No te esperaba. ¿Cuándo has llegado? ¡Vaya sorpresa! Si son solo una parte del enunciado. En este caso tendremos que diferenciar su localización dentro del enunciado: Si la pregunta o interrogación lo inician, la primera palabra de esa frase irá en mayúscula y la primera de la frase que sigue al signo de cierre (? o !) irá en minúscula. ¿Dónde puedo encontrar trabajo?, me pregunto todos los días. Si hay varias interrogativas o exclamativas que forman parte de un mismo enunciado, se separan con comas o puntos y coma y las primeras palabras tras estos signos irán en minúscula: ¿Dónde estás?, ¿quieres que vaya a por ti?, ¡es muy tarde! Pero en esta misma secuencia, si consideramos cada frase como independiente, la palabra inicial iría en mayúscula: ¿Dónde estás? ¿Quieres que vaya a por ti? ¡Es muy tarde! Si no inician el enunciado, sino que hay palabras que las preceden, la primera palabra de la interrogación o exclamación irá con inicial minúscula: Mamá, ¡encontré un billete de cincuenta! Estás de acuerdo conmigo, ¿verdad? Pero ¿cómo lo sabes? Aprovecho el último ejemplo para recordar que entre “pero” y un signo de interrogación o exclamación nunca se pone coma. Error bastante frecuente. Puedes verlo en el apartado 3.3 de este enlace de la RAE. Cómo usar las Mayúsculas después de los dos puntos La norma general nos dice que después de dos puntos se escribe en minúscula. Le he dicho lo que tiene que hacer: primero, fregar los platos; después, pasar la aspiradora… Pero, por supuesto, la cosa no iba a ser tan sencilla. Hay casos en los que la palabra que los sigue debe ir en mayúscula: Cuando van después de un encabezado o saludo en una carta, fax o correo electrónico. Querida Marta: Como te había comentado en la última carta… Cuando después de los dos puntos escribimos una cita o palabras textuales. Mamá dijo: «Como suspendas alguna, te quedas sin postre durante un mes». Como vimos en el primer apartado, si la cita se inicia con puntos suspensivos, la palabra siguiente iría en minúsculas: Mamá dijo: «…como suspendas alguna, te quedas sin postre durante un mes». La OLE nos dice que, si la cita o frase hecha se reproduce entre comillas prescindiendo del punto, la primera palabra después del signo de apertura de las comillas irá en mayúscula o minúscula según su integración en el texto. No seas perezoso. Recuerda que «a quien madruga, Dios le ayuda». Cuando me cuesta levantarme, recuerdo aquello de «A quien madruga, Dios le ayuda». No siempre va a ser fácil acertar en este último caso. Tras los dos puntos que finalizan un epígrafe o subtítulo. La música en el
Cómo usar la raya de diálogo
Aunque supongo que a la mayoría de lectores de este blog no les volará la imaginación al leer el título del presente artículo, dejaré claro que me refiero a ese signo de puntuación también conocido como guion de diálogo y que produce unos cuantos quebraderos de cabeza a los autores cuando hacen hablar a sus personajes. Por lo tanto, esta es la raya que nos ocupa (—). Lo siento, Pocho. Vamos a ver cómo usar la raya de diálogo. Cómo encontramos la raya de diálogo en word La raya de diálogo no aparece en el teclado. Si utilizamos Word, tenemos que desplegar el menú Insertar, elegir Símbolo y escoger Más símbolos. Nos aparecerá un cuadro también llamado Símbolo. Clicamos en la pestaña Caracteres especiales y la veremos como nuestra primera opción bajo el nombre de Guion largo. Para insertarla en el texto tenemos que seleccionarlo y pulsar el botón Insertar. Una opción más rápida y recomendable es aprender la combinación de teclas que la hará aparecer donde tengamos el cursor del ordenador. Por defecto, esa combinación es Alt+Ctrl+- (el guion del teclado). Para mí es bastante cómoda, pero si no os convence, la podéis cambiar en el botón Teclas… Os dejo en vídeo en el que Teo os explica cómo encontrarla. La raya al comienzo del diálogo Los diálogos se abren siempre con la raya y, normalmente, aplicándoles la misma sangría que al resto de párrafos. El carácter que la siga se escribirá siempre pegado a ella. Si dicho carácter es un signo de interrogación o exclamación y en Word tenéis activada la revisión ortográfica y gramatical, os aparecerá como error el que no haya espacio entre ambos elementos. No hagáis caso, es correcto: —Mamá, hoy iré a verte. —¿Dónde estáis? La raya en los comentarios o incisos del narrador Tranqui, Michael, ya vamos. Cuando introducimos un comentario del narrador en la intervención de un personaje, lo abriremos siempre con una raya que irá separada por un espacio del carácter que la precede y pegada al que la sigue. En el siguiente apartado, veremos las diferentes situaciones que nos podemos encontrar. Pero antes quiero explicaros qué son los verbos dicendi o de lengua, pues los comentarios que comiencen con ellos recibirán un tratamiento diferente a los iniciados por otros verbos o palabras. Pues bien, los dicendi son verbos como decir, preguntar, contestar, rogar, responder, gritar, asegurar, exclamar, susurrar, declarar, recalcar, subrayar o comunicar, e irán siempre en minúscula. Si el personaje no sigue hablando tras el comentario del narrador En tal caso, abriremos el comentario con la raya y lo cerraremos con un punto, sin raya de cierre. Veamos los diferentes casos que nos podemos encontrar. Con verbo dicendi. Dependerá del elemento que preceda a la raya: Si es un signo de interrogación, exclamación o puntos suspensivos. Estos signos se escribirán antes de la raya y separados de ella por un espacio.—Manuel, ¿dónde te habías metido? —preguntó Ana. En el resto de casos. No habrá signo entre el último elemento de la intervención del personaje y la raya, aunque sí espacio.Su salud es lo único que me importa —aseguró su marido.Es decir, que sería incorrecto poner un punto tras importa. Sin verbo dicendi A la raya siempre la precederá un signo, sea punto, signo de interrogación o exclamación o bien puntos suspensivos. En este caso, la primera palabra del comentario irá en mayúscula. —Tengo miedo a fracasar. —Tomó un trago y se levantó.—¿Qué será de mí? —un suspiro conmovió a los presentes. Si el personaje continúa hablando tras el comentario del narrador Cerraremos el comentario con una raya que irá pegada al elemento que la precede. Igual que antes, veamos las diferentes situaciones que pueden darse: Con verbo dicendi. Dependerá del elemento que preceda a la raya: Si se introduce el comentario en medio de una frase del personaje. El comentario se enmarca entre rayas. La de apertura, separada del elemento que la precede; la de cierre, del posterior. —La vida —dijo su madre— es como una caja de bombones… Si debe haber punto, coma, punto y coma o dos puntos tras la frase interrumpida. El signo irá después de la raya de cierre y pegado a ella. La palabra que lo siga irá en mayúscula si el signo es un punto y en minúscula en el resto de casos. —No sé qué decirte —respondió Marcos—. Lo veo difícil. —Es muy posible —aseguró—; sin embargo, espero que no ocurra. —No me parece bien —protestó mi hermana—, pero lo haré. —Te lo digo en serio —dijo con el rostro desencajado—: estás en peligro. Con respecto a los dos puntos, también hay que ponerlos cuando el narrador interrumpe la frase del personaje y luego introduce su continuación. En este caso, la palabra que los siga irá en mayúscula: —¡Vete! —gritó antes de añadir—: Te lo pido por favor. Sin verbo dicendi. Casos: Si se introduce el comentario en medio de una frase del personaje. Igual que en el caso de los verbos dicendi. El comentario se enmarca entre rayas y separado del enunciado del personaje. ¡Ah! La primera palabra iría en minúscula, tanto la del propio comentario como, por supuesto, la que continúa la frase del personaje, siempre y cuando no esté precedida por ningún signo de puntuación o este sea una coma, punto y coma o dos puntos. —¿Qué vamos a hacer —sus ojos se humedecieron— sin su apoyo? —No te lo vas a creer —buscó algo en su bolsillo—, pero lo tengo. Si el comentario se introduce tras una frase completa del personaje. En este caso, esa frase se cerrará con un punto, signo de cierre de interrogación o exclamación o puntos suspensivos; la primera palabra del comentario irá en mayúsculas y pondremos punto tras la raya de cierre: —Come tranquila. —Miró el reloj—. Tenemos tiempo de sobra. —¡Adiós, cariño! —Se levantó para abrazarla—. Ve con cuidado. —Ojo… —Sacó una navaja de su bolsillo—. No estoy para bromas. Como en el caso de los dicendi, si el narrador introduce
Cómo utilizar el acento diacrítico en casos excepcionales
En este artículo de nuestro curso de ortografía y gramática os voy a comentar varios cambios en la acentuación gráfica recogidos en la Ortografía de la lengua española (OLE) del 2010 que no comentamos en el artículo anterior sobre el acento diacrítico. Algunos de ellos provocaron acidez de estómago a ciertos escritores y/o amantes de la lengua ya de por sí bastante ácidos. Lo de poner nombres os lo dejo a vosotros. Vamos a ver cómo utilizar el acento diacrítico en algunos casos concretos. Tened en cuenta que muchas editoriales se pasan por donde les da la gana las recomendaciones de la RAE y siguen acentuando como antes de estos cambios. Así que no estaría mal echarle un vistazo a su manual de estilo si queréis enviarles algunas de vuestras obras. Cómo utilizar el acento diacrítico en la palabra “solo” Esta palabra venía acentuándose cuando funcionaba como adverbio con un significado equivalente a “solamente”, como en la imagen de la izquierda, y no llevaba tilde cuando era adjetivo (Me voy, que el abuelo está solo en casa). Pues bien, la RAE nos dice que estas formas «no deben llevar tilde» sea cual sea su función. Como dicho así casi acojona, un poco más adelante suaviza las formas y dice que «a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde» en estos casos. En fin, que en la imagen debería decir: Yo solo sé que no sé nada. Pero ¿qué pasa en casos de ambigüedad, si no nos queda claro si estamos ante un adverbio o un adjetivo? Por ejemplo, en la frase “Marcos viene solo los fines de semana”, ¿qué queremos decir? ¿Que Marcos no viene más que en fin de semana o que viene sin compañía? Pues la RAE nos dice que acudamos al contexto o que nos dejemos de poner ejemplos rebuscados, que con sustituir el solo cuando sea adverbio por solamente o únicamente el problema se soluciona: Marcos viene solamente los fines de semana. Cómo utilizar el acento diacrítico con los pronombres demostrativos Estamos ante un caso parecido al anterior. Antes, cuando las palabras este/a, ese/a, aquel/a o sus formas plurales funcionaban como determinantes demostrativos y, por lo tanto, acompañaban a un sustantivo, no llevaban tilde (“Este coche es mío“; “Marta vive en aquella casa“). Sin embargo, cuando esas palabras eran pronombres, sí la llevaban (¿Quién es ése?; Mi madre es aquélla?). Pues bien, desde el 2010 la RAE nos dice que ahora no llevan tilde tampoco en este caso, así que lo correcto será “¿Quién es ese?” y “Mi madre es aquella”. Cómo utilizar el acento diacrítico con las palabras monosílabas En el artículo anterior os dije que solo se acentúan en caso de tilde diacrítica. Esta se utiliza, según la OLE, «a fin de diferenciar en la escritura ciertas palabras de igual forma, pero distinto significado». Pues vamos a ver cuáles son: Tú y tu “Tú” es un pronombre personal: “Tú eres el mejor” / “Decídelo tú”. “Tu” es un posesivo: “¿Ese es tu coche?” / “Recoge tu plato”. Así que no me volváis a escribir ese «que seas feliz en tú cumpleaños». Aunque se agradecen los buenos deseos, por supuesto. Él y el “Él” es un pronombre personal: “Él acaba de llegar” / “Me lo dijo él”. “El” es un artículo: “El perro del hortelano” / “Mañana viene el hermano de Laura”. Mí y mi “Mí” es un pronombre personal: “Marcos se sentó detrás de mí” / “Todos confían en mí”. “Mi” es un posesivo: “Dame mi abrigo” / “Juan es mi amigo”. Sí y si “Sí“ puede ser varias cosas: -Un pronombre personal, como el “mí”. “Reservó un asiento para sí”. -El adverbio de afirmación por excelencia. “Sí, te acompañaré”. Recordadlo, cuando queráis decir que sí a alguien, poned siempre la tilde (¡Ay, el Whatsapp!). Queda claro, ¿verdad? Lo repetiré por si acaso: si queréis dar una respuesta afirmativa de esas que también se pueden hacer moviendo la cabeza arriba y abajo, hay que poner siempre la tilde. Sí o sí. -Un sustantivo que significa «aprobación o asentimiento». “Nos basta con el sí del jefe“. “Si” también puede tener varias funciones: -Puede ser una conjunción con distintos valores. “Si vas a la fiesta, avísame” / “Pasó a mi lado como si no me conociera”. -O la séptima nota musical. “La sonata está compuesta en si menor”. ¡OJO! A veces ponemos tilde en “ti“ por analogía con “mí” y “sí”, pero nunca la lleva. “Hice el bizcocho solo para ti”. Té y te “Té“ es la planta o infusión: “Me preparé un té verde”. “Te“ puede ser: -Pronombre con varios valores: “Te dije que no lo hicieras” / “¿Te curaste?” -El nombre de la letra “T”: “Esa te va en minúscula”. Dé y de “Dé” es una forma del verbo dar: “No hace falta que me dé las gracias“. En cuanto a “de”: -Preposición. “Ese coche es de Carlos” / “¿De dónde vienes?” -Nombre de la letra “D”: “Esa de parece una o”. Sé y se “Sé” es una forma del verbo “ser” o del “saber”: “Sé bueno, Andrés” / “Yo no lo sé todo”. “Se” puede ser: -Pronombre con distintos valores. “¿Se lo has dicho?” / “Ana y Pepe se encontraron ayer en el parque” / “Su perro se escapó el pasado sábado”. -Un indicador de impersonalidad. “En esa fiesta se bebe mucho alcohol”. -Un indicador de pasiva refleja: “Se fabrican toda clase de instrumentos musicales”. Más y mas “Más” tiene un buen montón de funciones: -Cuantificador. “Soy más fuerte que tú” / “Tu hija está cada día más guapa”. -Forma parte de muchas construcciones. “Manolo es más bien poco agraciado”. -Conjunción con valor de suma. Dos más dos son cuatro. -Es un elemento de la locución “más que“ (equivalente a “sino”). “No se levanta más que para comer algo”. -Es el nombre del signo matemático. “El más es el signo de la suma y se coloca entre las dos cifras”. “Mas” es una conjunción equivalente a “pero”: “Me ofrecieron el trabajo, mas no acepté”.
Cómo se usa el acento diacrítico
El acento ortográfico, todavía conocido como tilde Es curioso comprobar cómo muchas personas que critican y corrigen las faltas de ortografía de los demás hacen una excepción con las tildes cuando son ellos quienes escriben. Supongo que porque aprender las reglas de la acentuación gráfica requiere algún esfuerzo; y porque la ignorancia ajena suele molestar mucho más que la propia. Sin embargo, un uso correcto de las tildes facilita mucho la lectura e, incluso, puede cambiar por completo el sentido de una frase, como podemos ver en la imagen de la derecha. Así que vamos a dejar la pereza a un lado y veamos en nuestro curso de ortografía y gramática las normas generales para saber cómo se usa el acento diacrítico. Que no es tan difícil. ¿Qué es el acento diacrítico? Es este signo entre paréntesis: (´). Se utiliza para señalar la sílaba que lleva el acento de la palabra. A veces también tiene una función diacrítica, pues sirve para distinguir unas palabras de otras que se escriben igual pero que tienen distinto significado. Esto lo veremos en otro artículo. ¡Ah! Supongo que no hace falta decir que se coloca siempre encima de una vocal. Cómo usar la tilde: Reglas de acentuación generales Palabras monosílabas No llevan nunca acento gráfico salvo cuando tengamos que poner la tilde diacrítica. Así, palabras como sol, mar, ser o guion se escriben sin tilde. Palabras polisílabas Hay normas diferentes para las palabras agudas, las llanas y las esdrújulas o sobresdrújulas. Cuáles son las palabras agudas Son aquellas en las que el acento recae en la última sílaba. Llevan tilde en los siguientes casos: Cuando acaban en vocal (a, e, i, o, u): comí, bebé. Cuando acaban en n o s: corazón, autobús. Excepción. Si las consonantes n o s van precedidas de otra consonante, no se acentúan: mamuts, zigzags. Cuáles son las palabras llanas Son las que tienen el acento en la penúltima sílaba. La norma es al revés que en el caso de las agudas, pues llevan tilde las que acaban en consonante distinta a n o s: lápiz, difícil, móvil. En esta norma se incluyen las palabras terminadas en y (yóquey) o en dos consonantes, incluso si la última es n o s (wéstern, bíceps, crómlech). Cuáles son las palabras esdrújulas y sobreesdrújulas En las primeras el acento recae en la antepenúltima sílaba y en las segundas en la sílaba anterior a la antepenúltima. En este caso es fácil, pues siempre llevan tilde: plátano, ácido, murciélago, dígaselo. Cuándo se usa el acento diacrítico en algunos casos particulares La conjunción disyuntiva “o” Antes se le ponía tilde cuando se escribía entre dos cifras para evitar confundirla con un cero (Su hijo tiene 20 ó 21 años), pero desde el 2010 la conjunción o no se acentúa tampoco en estos casos (Su hijo tiene 20 o 21 años). Cuándo se usa la tilde con el adverbio aún o aun Aún. La forma que lleva el acento diacrítico equivale a “también”, incluso si va acompañada de adverbios como “más, menos, mejor, peor…” Ella aún (todavía) llora al recordarlo. El paisaje era aún (todavía) más espectacular de lo que nos habían contado. Aun. Se escribe sin tilde en los demás casos. A veces equivale a “hasta, incluso, también o siquiera (cuando está precedido por “ni”)” Aun ella sabía la verdad. Podría llegar a casa aun con los ojos cerrados. Ni aun viéndolo quiso creerlo. Otras veces equivale a “aunque“ o “a pesar de“. En estos casos suele estar seguido de otro adverbio, de un gerundio, un participio o un grupo preposicional. También tiene este significado la locución “aun cuando“. Se llevaban bien aun estando divorciados. Al quedarse a oscuras sintió miedo, aun cuando él la rodeó con sus brazos. Las reglas que indican cómo usar la tilde en las palabras compuestas El acento en ellas siempre recae en la última de las palabras que la forman. En cuanto a si tenemos que poner tilde o no, debemos acudir a las reglas generales que seguimos para las palabras simples. Vamos a aclararlo con unos ejemplos: Balón + mano = balonmano. La primera palabra pierde el acento. En la palabra compuesta no ponemos tilde por ser grave acabada en vocal. Balón + pie = balompié. En este caso, la palabra compuesta es aguda acabada en vocal, así que debemos poner el acento gráfico. Bueno, también veis que se sigue la regla de la “m” antes de la “p”, pero eso merecería otro artículo. Tío + vivo = tiovivo. Es una palabra llana terminada en vocal. Por tanto no usamos el acento diacrítico. Arco + iris = arcoíris. En este caso tenemos una palabra llana acabada en “s” y podríamos pensar que no lleva la tilde, pero se pone por haber un hiato. Cuándo se usa el acento diacrítico en las palabras unidas con guion Cada palabra conserva la acentuación gráfica que tiene cuando va sola. También si nos encontramos con una unión de una palabra y cualquier otro elemento: Física-química Madrid-Pequín Moscú-80 Las reglas de acentuación de los adverbios acabados en –mente Están formados por un adjetivo al que se le añade el sufijo “–mente”. Conservan la tilde del adjetivo, siempre que este la lleve. Hábil + mente – hábilmente Difícil + mente – difícilmente Usual + mente – usualmente El acento diacrítico en las palabras formadas por verbo + pronombres Si a un verbo le añadimos algún pronombre átono (me, te, se, lo/s, la/s, le/s, nos, os), formaremos una palabra que se acentuará según las normas generales, con independencia a cómo se acentúe el verbo sin los pronombres. Dé + me = deme. El verbo sin el pronombre se acentúa, pero unido al pronombre átono se transforma en una palabra llana acabada en vocal. Adiós tilde. Dé + me + lo = démelo. En este caso, al añadir otro pronombre más formamos una palabra esdrújula. Mantenemos la tilde. Cantando + le = cantándole. A una forma verbal sin tilde por ser llana y acabada en vocal le añadimos un pronombre y conseguimos una palabra esdrújula.
Palabras que se escriben juntas y separadas
Palabras que se escriben juntas y separadas En nuestro taller de escritura dedicado a la ortografía y la gramática vamos a ver en esta ocasión unas secuencias de palabras que se escriben juntas y separadas y que muchas veces no sabemos cómo escribir. A dónde / adónde y a donde / adonde A dónde / adónde En este caso tenemos la preposición a seguida del adverbio interrogativo o exclamativo dónde. Es decir, que se utiliza en frases interrogativas o exclamativas. Significa «a qué lugar» y se puede escribir indistintamente de cualquiera de las dos formas en todo caso: ¿A dónde / Adónde quieres ir? ¡A dónde / Adónde hubiera llegado ese chico en otras circunstancias! A donde / adonde En las variantes sin tilde vemos la preposición a seguida del adverbio de lugar donde. Se pueden utilizar también ambas formas, como guste el escritor. Eso sí, no en oraciones interrogativas ni exclamativas, que para eso están las del apartado anterior. Ese es el único sitio a donde / adonde iría de vacaciones este año. Múdate a donde / adonde quieras. Bueno, hasta ahora esto ha sido facilito, ¿verdad? Pues no os emocionéis demasiado, que la cosa se va a ir complicando un poco. Conque / con que / Con qué Conque Es una conjunción que se emplea para introducir la consecuencia de lo que acabamos de decir. La identificaremos sustituyéndola por así que, de modo que, por lo tanto o por consiguiente. Voy a freír las patatas, conque nada de entrar haciendo el tonto en la cocina. De niño odiaba este tipo de advertencias, pero me ha venido de perlas en este momento. También sirve para encabezar oraciones en las que se expresa sorpresa, ironía, escepticismo o reproche ante algo que acabamos de conocer. Conque fumando a escondidas, ¿eh? Julián lo acaba de confesar todo. ¡Conque fuiste tú el que me la jugó! Con que Hay dos casos en los que se escribe así: Cuando a la preposición con le sigue el pronombre relativo que. Para ver si estamos en este caso, solo tenemos que poner antes del que el artículo que corresponda (el, la, los, las) o bien sustituirlo por el cual, la cual… El traje con que (= con el que, con el cual) fui a la fiesta era prestado. Cuando a la preposición con le sigue la conjunción que. Nos encontramos con complementos encabezados por con seguida de una oración subordinada en vez de un sustantivo (estar de acuerdo con algo, conformarse con algo…). Podemos identificarla sustituyendo la subordinada por eso. Me vale con que se haya disculpado (Me vale con eso). No pide mucho. Se conforma con que vayas a visitarla de vez en cuando (Se conforma con eso). Con qué Aquí tenemos la preposición con seguida del pronombre interrogativo o exclamativo qué. ¿Con qué tipo de letra quieres que escriba esa carta? Por qué / porqué y por que / porque Por qué Aquí tenemos la preposición por seguida del pronombre interrogativo o exclamativo qué. Pero ¿por qué no vienes con nosotros? ¿Por qué camino tenemos que ir? ¡Por qué poco nos libramos del accidente! En los ejemplos anteriores os puse dos oraciones interrogativas directas. Pero también se utiliza en las interrogativas indirectas: Me preguntó por qué no vienes con nosotros. Hay un truquito un poco bestia que suelen explicar los profes para saber si hay que usar esta secuencia: poner un cojones después del qué (o un coño; o unas narices, si es que utilizar las expresiones anteriores os da cosita; incluso razón, si sois muy escrupulosos) Me pregunto por qué cojones (coño, narices, razón) no vienes con nosotros. Aunque esto no funciona más que cuando el por qué pregunta por la causa de algo. En interrogativas o exclamativas no causales no funciona: No sé por qué camino tenemos que ir. Porqué En este caso, nos encontramos con un sustantivo que significa «causa, razón o motivo», y para distinguirlo podemos sustituirlo por cualquiera de estas palabras. Siempre va precedido de un determinante y su plural es porqués. Solo quiero saber el porqué de tu actitud. Él se fía de ti, no necesita saber tus porqués. Porque Es una conjunción que introduce una oración subordinada que explica las causas de que suceda lo expresado en la oración principal. También se utiliza para responder las frase iniciadas con ¿por qué? La niña temblaba porque iba poco abrigada. No puedo entregar la tarea porque me la comió el perro. ¿Por qué no fui a la fiesta? Porque me encontraba mal. Por que Aquí podemos encontrarnos dos cositas: Que la preposición por anteceda a la conjunción que. En este caso, por introduce un complemento de un verbo, un sustantivo o un adjetivo que tiene como término una oración subordinada en vez de un sustantivo (alegrarse por algo, estar ansioso por algo, tener temor por algo…). Pero en este caso no hay explicación de ninguna causa; para eso está el porque. Apostaría por que lo que dice es cierto. Tengo preferencia por que los trabajadores tengan contrato indefinido. Si la subordinada tiene el verbo en subjuntivo e introduce una causa orientada hacia el futuro, también se admite la grafía porque. Ella no se enfadaba por que / porque él fuera a salir solo. Que la preposición por anteceda al relativo que. Suele ser más habitual para estos casos utilizar fórmulas como el que, la que, los que o las que después de la preposición: Hay que ver la naturaleza de los delitos por (los) que quieren encarcelarlo. Sino / Si no Sino También con esta palabra nos podemos encontrar con dos casos: Que sea un sustantivo que significa «fatalidad o destino». Tengo que aceptar las cosas como me vienen. Es mi sino. Que sea una conjunción adversativa. Puede servir para introducir un elemento que sustituye lo negado en la oración principal. A María no le preocupa lo que digan de ella, sino la reacción de su familia. Significa algo parecido a otra cosa que o más que cuando