Los primeros estudios sobre los posibles beneficios de la lectura compartida se llevaron cabo en la década de los setenta. La lectura compartida se define como aquella que se realiza entre dos o más personas, preferentemente en voz alta. Por ejemplo, un padre, lector, lee un cuento a su hija, prelectora. También existen grupos de lectura compartida de personas adultas a quienes les gusta un mismo género y colectivos que se reúnen virtualmente para leer un libro en concreto. En este artículo abordaré los beneficios de la lectura compartida en la infancia, ya que es donde mejor pueden observarse. En la actualidad, nadie duda de la importancia de la lectura y de la comprensión lectora. Es una destreza determinante para el desarrollo de las personas y la adaptación al entorno académico, social y laboral. De hecho, ya se han llevado a cabo trabajos de investigación que demuestran que las destrezas lectoras predicen mayores niveles de atención, habilidades sociales y gestión emocional a largo plazo (ver Claessens, Duncan y Engel, 2009; Duncan y colaboradores, 2007). Los beneficios de la lectura son, por tanto, una realidad ampliamente aceptada por la comunidad científica. Sin embargo los datos sobre el hábito lector y la competencia lectora son un tanto desoladores. En palabras de Goikoetxea Iraola y Martínez Pereña (2015): “En el año 2012, cerca de un 20% de niños norteamericanos, un 20% de niños españoles y algo más de un 30% de niños chilenos de 4.º de primaria no alcanzaba un nivel básico de competencia lectora. En cambio, tan solo un 8% de niños norteamericanos, un 6% de niños españoles y un escaso 1% de niños chilenos mostraron un nivel alto de rendimiento lector (OECD, 2013).” Para contrarrestar estos datos, una práctica que ha demostrado ser muy efectiva es la lectura compartida. Los beneficios de la lectura compartida en el lenguaje oral Desde hace unas décadas, la comunidad científica ha intentado encontrar la forma en la que la lectura puede resultar más beneficiosa, los hábitos que permiten a un niño o a una niña mejorar en competencias que son tan básicas para la inserción en la vida social. A este respecto, los primeros beneficios de la lectura compartida que se han evidenciado empíricamente son aquellos producidos sobre el lenguaje oral y vocabulario receptivo. Los niños y niñas que tienen lecturas compartidas con sus familias adquieren una mayor destreza oral, mejorando su discurso y manteniendo este logro incluso nueve meses después de realizar esta práctica. Pero, ¿basta con leer conjuntamente, o hace falta algo más? ¿Hay algún matiz que haga de la lectura compartida algo más beneficioso? La respuesta a esta pregunta es sí. La evidencia empírica ha puesto de manifiesto que cuando la lectura compartida es dialógica sus beneficios son mayores y más perdurables. Es decir, si en la lectura compartida las personas comparten apreciaciones, preguntas, opiniones, recuerdos y, en definitiva, interactúan con base en el libro, los beneficios en el lenguaje oral son una realidad demostrada. Ya he comentado que la lectura en sí misma incrementa las competencias sociales y emociones. Ahora, además, sabemos que la lectura compartida suma en estas adquisiciones. Los beneficios de la lectura compartida en el discurso escrito Equipos de investigación de distintos países se centraron en los posibles beneficios de la lectura compartida en el discurso escrito, conocido como el conocimiento de lo impreso. Este concepto hace referencia tanto a las nociones básicas de la lectoescritura como a la organización del texto, el interés por el lenguaje escrito y los elementos que lo integran, entre otros aspectos. En este sentido, se sabe que existen beneficios de la lectura compartida en la destreza lectora y escritora, y que promover en la infancia escolar la lectura compartida es más eficiente que otros métodos de enseñanza de la lectoescritura. Los beneficios de la lectura compartida en este aspecto se mantienen incluso seis años después de haber realizado esta práctica. Los beneficios de la lectura compartida en la igualdad de oportunidades Es posible que los efectos y beneficios de la lectura compartida descritos previamente fueran esperables, pero llegados a este punto quisiera hablar de diversidad. Las escuelas son un reflejo de la sociedad y puede hacer dos cosas: transformar esa realidad o perpetuarla. La lectura compartida podría ser una herramienta interesante para la primera opción. Muchos trabajos de investigación han estudiado las diferencias entre diferentes estatus socioeconómicos respecto a la cantidad y calidad de la exposición al lenguaje hablado, la posesión de libros en el hogar y la frecuencia con la que se realiza la lectura compartida. Las diferencias son significativas y afectan a la competencia lectora y hablada, al ámbito social y emocional y a todas las demás variables asociadas. Los niños y niñas en desventaja social suelen llegar a la escuela con retrasos en el lenguaje oral o incluso con retrasos del lenguaje, con todo lo que ello implica en la adaptación escolar y en el rendimiento académico. Y es que es una realidad que la desigualdad existe y que se refleja también en la escuela. Un elemento esperanzador en este sentido es que hay estudios científicos que han demostrado que la lectura compartida en la escuela es eficaz para garantizar un adecuado desarrollo del lenguaje en chicos que llegan con un déficit a la escuela. En este caso, no obstante, si se desea mantener los logros, es necesario que la práctica de la lectura compartida sea habitual y no temporal. Los beneficios de la lectura compartida son una realidad evidenciada empíricamente a muchos niveles del desarrollo del ser humano. La lectura compartida entre personas adultas En la actualidad, la lectura compartida se ha popularizado, tanto entre clubes lectores como en grupos de redes sociales. En ellos, las personas acuerdan leer un mismo libro sobre el cual van intercambiando apreciaciones, impresiones y opiniones. Y este fenómeno tan positivo se da también entre personas adultas. De sus efectos, quizá hablemos más adelante. Por ahora, le pregunto: ¿Y ustedes? ¿Practican la lectura compartida? ¡Cuenten su experiencia!
¿Influye lo que leemos en lo que pensamos? Un ejemplo
Dime qué lees y te diré cómo piensas. El mundo de la literatura desde el punto de vista científico es apasionante. Ya hablábamos en un artículo anterior sobre cómo los rasgos de la personalidad de los personajes, basados en el modelo de cinco factores, pueden influir en el lazo emocional que establezca el lector con dichos personajes. Poníamos de ejemplo la saga Harry Potter, de la autora J.K. Rowling, al igual que haremos en esta ocasión. La diferencia es que el tema no será cómo enganchar al lector, sino cómo influye lo que leemos en lo que pensamos o en nuestros valores y actitudes. ¿Puede una historia escrita convertirnos en mejores personas? Esa y otras preguntas son las que se han planteado distintos equipos de investigación, interesados en conocer cómo influye lo que leemos en lo que pensamos. La base de esta cuestión es que las novelas reflejan aspectos sociales, culturales y psicológicos del mundo en el que se vive. A veces de modo explícito y crítico, mostrando como protagonistas a quienes reivindican derechos sociales, por ejemplo, y como antagonistas a quienes tratan de imponer una ideología discriminatoria. En otras ocasiones se muestra de forma más velada y mimetizada con la realidad del momento en el que se escribe. Se sabe, por tanto, que la literatura está influenciada por la época y lugar donde se produce, pero ¿y al revés? ¿Puede una novela influir en los lectores? ¿Influye lo que leemos en lo que pensamos? El ejemplo de Harry Potter El hecho de que la saga Harry Potter haya despertado el interés de la comunidad científica es consecuencia de su popularidad y gran acogida por la población infantil, juvenil y adulta. La suma de cómo la autora consigue, en un género fantástico, incluir elementos de otros géneros como el romántico, la aventura, el thriller, el misterio, la ficción, entre otros, como dirían Alton y Knapp en sus respectivos estudios, no hace sino incrementar el interés científico por la saga Harry Potter. El mundo de Harry Potter se caracteriza por una jerarquía social estricta, prejuicios sobre la pureza de la sangre mágica o la humanidad de las criaturas. Hay sirvientes, guardianes y esclavos, normalmente personajes que, pese a estar humanizados, pertenecen a otras razas. El protagonista, Harry Potter, tiene contacto con todos estos colectivos que, para el antagonista, tienen una posición inferior en la jerarquía social. Un contacto significativo donde prima el respeto y el trato en igualdad de manera explícita por parte del protagonista. Además, y siguiendo el trabajo de Delzescaux, Harry Potter ensalza, como protagonista, valores como el coraje, la valentía, la justicia y otros valores sociales positivos relacionados con los derechos y la igualdad. La estructura social definida de la saga Harry Potter y los rasgos de personalidad de los distintos grupos de personaje hacen que la saga sea atractiva para sus lectores. La comunidad científica, dada esta realidad, se ha preguntado si influye lo que leemos en lo que pensamos, si la saga Harry Potter influye en los pensamientos y actitudes hacia colectivos minoritarios, si leer nos puede convertir, a fin de cuentas, en mejores personas. ¿Influye lo que leemos en lo que pensamos? Y ahora nos ponemos serios: hablamos de ciencia. En concreto, vamos a comentar un estudio publicado en la Journal of Applied Social Psychology que evalúa si leer Harry Potter reduce los prejuicios hacia los colectivos minoritarios o estigmatizados socialmente. Este trabajo de investigación se dividió en tres estudios diferentes según el colectivo minoritario abordado, a saber: inmigrantes (estudio primero), homosexuales (estudio segundo) y refugiados (estudio tercero). El equipo de investigación, compuesto por los investigadores europeos Loris Vezzali, Sofia Stathi, Dino Giovannini, Dora Capozza y Elena Trifiletti, eligió estos colectivos debido a la fuerte evidencia científica existente sobre los prejuicios hacia dichos grupos por parte de la población europea. Muestra de ello son los trabajos de Pereira, Schmid y sus colaboradores, West y Hewstone o Zick, Pettigrew y Wagner. Regresando al tema que nos ocupa y al estudio de Vezzali y compañía, se tuvo en cuenta, para el estudio, la comprensión lectora, las actitudes discriminatorias antes y después del experimento, la identificación con Harry Potter, el protagonista, o con Voldemort, el antagonista, y los libros que han leído o las películas que han visionado de Harry Potter. De esta recogida de datos extrajeron resultados interesantes. Por ejemplo, según los individuos evaluados, la lectura de los pasajes de Harry Potter fue agradable, interesante, entretenida y fácil de entender, algo que facilita el vínculo emocional entre el personaje y el lector. Además de esta premisa básica cumplida, estos autores encontraron lo siguiente: El hecho de que alguien se identifique con el protagonista no implica no identificarse con el antagonista. Identificarse con Harry Potter en los pasajes del libro donde hay situaciones de discriminación o injusticia se relacionó con una mejora en las actitudes hacia las personas inmigrantes, homosexuales y refugiadas. La identificación con Voldemort se relacionó con peores actitudes hacia las personas inmigrantes o con una influencia menor de la identificación con Harry Potter en la mejora de estas actitudes a los otros dos colectivos. Harry Potter y cómo influye lo que leemos en lo que pensamos El estudio que he decidido contaros es uno entre otros tantos. El análisis de la influencia que tiene en la población las historias es objeto de interés desde que estas existen. Los valores implícitos, las reflexiones, los rasgos con los que quien lee se identifica… Todo ello refuerza o mengua los propios valores, reflexiones y rasgos de personalidad del lector. Por tanto, al igual que las novelas reciben influencia del contexto en el que son escritas, estas influyen en las personas que las leen. Es decir, nos sentimos identificados con aquellos personajes con los que compartimos rasgos de la personalidad y, al mismo tiempo, ello refuerza nuestras actitudes y valores. Teniendo en cuenta este círculo de influencia, como escritores debemos ser capaces de crear personajes auténticos, coherentes y verosímiles, que puedan no solo hacer que el lector se
La personalidad del personaje y su relación con el lector
[et_pb_section fb_built=”1″ admin_label=”section” _builder_version=”3.22″ global_colors_info=”{}”][et_pb_row admin_label=”row” _builder_version=”3.25″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” global_colors_info=”{}” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text admin_label=”Text” _builder_version=”4.10.7″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”]Antes de adentrarnos en la personalidad del personaje y su relación con el lector, es importante entender que las historias forman parte de la vida social del ser humano, presente en cualquier comunicación interpersonal y utilizada como instrumento para diversos fines. A través de las historias, y por tanto a través de la personalidad de los personajes, cada persona se muestra a sí misma y conoce a las demás; también al mundo en el que vive. Las figuras públicas han utilizado a menudo las narraciones, ficticias o no, para persuadir o generar opinión. Incluso se han censurado contenidos escritos, orales o audiovisuales por temor a su posible influencia en la sociedad. La ficción permite que la sociedad y los individuos puedan desarrollar creencias acerca de sí mismos y de su entorno. La identidad individual y de grupo La persona crea una descripción de sí misma a través de la observación, identificación y comparación de los rasgos de personalidad que diferencian a los distintos grupos sociales. Esto contribuye al sentimiento de pertenencia, el cual afianza creencias, valores, costumbres y otros aspectos socioculturales relacionados con la identidad personal y social. Este sentimiento también puede desarrollarse en grupos sociales ficticios, mostrando la personalidad de los personajes, a través de la lecturas de novelas en las que estén presentes dichos rasgos de la personalidad. Un ejemplo de esta cuestión lo encontramos en la saga Harry Potter, de J.K. Rowling. La historia de Rowling transcurre, principalmente, en una escuela de magia y hechicería, llamada Hogwarts, que divide a su alumnado según rasgos de su personalidad: valor, lealtad, inteligencia o ambición. Cada uno de estos rasgos generales encaja con una de las casas creadas por J.K. Rowling en su escuela: Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin respectivamente. La personalidad de los personajes es la que provoca la elección para una u otra casa. En este artículo vamos a descubrir por qué funcionan los rasgos de la personalidad del personaje utilizados por Rowling en Harry Potter, cuál es su base científica y cómo podemos utilizarlos para enganchar al lector. Suena interesante, ¿verdad? Los rasgos de personalidad del personaje, la asimilación colectiva narrativa y Harry Potter En 2012, la escritora de la conocida saga abrió un sitio web oficial de Harry Potter llamado Pottermore donde los lectores pueden aprender más sobre los personajes de los libros y su mundo ficticio. Hay más de nueve millones de usuarios en el sitio de Pottermore. Esos usuarios, al registrarse, completaron el Cuestionario de clasificación de Rowling, que coloca a las personas en una de las cuatro casas escolares de Hogwarts en función de sus valores y rasgos de personalidad. La prueba de clasificación fue escrita por la propia autora. Según Rowling, los Gryffindors son valientes, los Hufflepuffs leales, los Ravenclaws valoran el ingenio y el aprendizaje, y los Slytherins utilizarían cualquier medio para lograr sus fines. Una persona puede experimentar, psicológicamente, la pertenencia a un grupo a través de la lectura de grupos en narraciones ficticias. Es algo que ocurre en muchos lectores de la famosa saga. Se trata de un fenómeno llamado asimilación colectiva narrativa. Un grupo de investigadores se ha preguntado por qué se produce este fenómeno, que contribuye al sentimiento de pertenencia, al leer Harry Potter. ¿Podría ser, quizá, porque los rasgos diferenciadores utilizados por Rowling son razonablemente similares a los que se asumen científicamente para los rasgos de la personalidad? Este grupo de investigadores planteó la posibilidad de que los lectores se identifiquen más con aquellos personajes con los que comparten los rasgos de personalidad que realmente poseen. Los resultados de la investigación llevada a cabo mostraron que, efectivamente, aquellos participantes seleccionados por Pottermore en Hufflepuff eran más agradables; los ubicados en Ravenclaw tenían mayor necesidad de cognición y aprendizaje; y aquellos asociados a Slytherin puntuaron más alto en los rasgos asociados al maquiavelismo y ambición. Curioso, ¿verdad? ¿Por qué obtuvieron estos resultados? Los rasgos de la personalidad de los personajes pueden influir en cómo nos vemos a nosotros mismos Como hemos comentado, las personas desarrollamos creencias sobre nosotros mismos y nuestro entorno a través de las historias y personajes. Esto parece producirse, especialmente, cuando los rasgos de la personalidad de los personajes se apoyan en una base científica. En este caso, Rowling se acerca en su clasificación al conocido Modelo de Cinco Factores: Extraversión: afecto, gregarismo, asertividad, actividad, búsqueda de emociones, emociones positivas. Amabilidad: confianza, honradez, altruismo, compromiso, modestia, sensibilidad. Responsabilidad: competencia, orden, obediencia, lucha por el logro, autodisciplina, reflexión. Neuroticismo: ansiedad, hostilidad colérica, depresión, timidez, impulsividad, vulnerabilidad. Apertura a la experiencia: fantasía, estética, sentimientos, acciones, ideas, valores. Un grupo de investigadores analizó, con este Modelo de Cinco Factores, la personalidad de los participantes antes y después de leer una obra de ficción y un texto de estilo documental. Los resultados mostraron que las puntuaciones en dichos rasgos de la personalidad cambiaron de una forma más significativa después de leer la obra de ficción. Es decir, la obra de ficción influyó de manera significativa en los rasgos de la personalidad de los lectores. Otro estudio concretó y analizó la posible influencia de obras como Crepúsculo, de Stephanie Meyer, y la saga Harry Potter, de J.K. Rowling. En la investigación, los participantes leyeron distintos pasajes del libro y luego respondieron a una tarea de asociación implícita de identidad. El resultado fue que los participantes se sentían más identificados con el grupo mágico (vampiros o magos) que hubieran leído, asumiendo rasgos de personalidad de dichos grupos. Se producía, efectivamente, la asimilación colectiva narrativa y un sentimiento de pertenencia hacia el grupo ficticio. Algunos autores asumen que esto se produce cuando los lectores comparten rasgos de personalidad que identifican con los personajes. Conocer los rasgos de la personalidad del persona La importancia de conocer los rasgos de personalidad del personaje para enganchar al lector El lector, a través de la lectura, crea una imagen de sí mismo que le
La relación entre lector y personaje: relación parasocial y vínculo emocional
Dicen que estamos hechos de historias… Y, cuando se tienen historias que contar, se encuentran medios para narrarlas. Cuentacuentos, obras de teatro, películas, canciones, juegos de ordenador y novelas escritas son algunos de los formatos en los que es posible crear un vínculo emocional entre la historia que se cuenta y el receptor de la misma. Esta conexión permite que quien escucha, lee o visualiza una obra experimente diversas emociones a través de los personajes y los sucesos que les acontecen: miedo, indignación, tristeza, alegría, ira, alivio, ternura, entre otras. Así, podemos escuchar una canción y sentirnos eufóricos, ver una película y llorar o leer un libro y experimentar tensión. A través de las emociones se gesta una relación entre lector y personaje, un vínculo que ha sido estudiado con el método científico para ser comprendido. Antes de profundizar en los elementos clave de la narración que influyen en la existencia o no de esa relación entre el personaje y el lector, es importante que delimitemos el concepto. El vínculo emocional entre el personaje y el lector es lo que se conoce como una relación parasocial y existen tres tipos: interacción parasocial, relación parasocial y romance parasocial. La primera de ellas ocurre mientras la persona lee la historia y experimenta diversas emociones en el transcurso de la misma. La segunda, cuando el lector sigue sintiendo un vínculo hacia el personaje cuando no está leyendo el texto o, incluso, tras haber concluido la lectura de la obra. Y, por último, en los años recientes se han encontrado nuevas formas de relación parasocial que incluyen la atracción emocional, física o sexual del lector hacia el personaje. Cualquier tipo de relación parasocial facilita que el lector se enganche a la novela y la recuerde después. ¿Qué elementos clave de la narración influyen en la posibilidad de que se produzca esa relación entre el lector y el personaje? La lectura es una actividad en la que, quien lee, experimenta, a través la imaginación, las vivencias escritas de uno o varios personajes ficticios. Debemos considerar el matiz importante que supone hablar de lector y no de consumidor de contenido audiovisual o derivados, ya que la forma de procesar la información y, por tanto, de experimentar las emociones relacionadas, es diferente. En un libro, la profundidad con la que se conoce a los personajes es, por regla general, mayor que en otros medios. Eso facilita que el lector pueda imaginar, ajustar o incluso reconstruir a su medida el personaje que el escritor le está presentando y hacerlo más cercano a su propia realidad. En este artículo nos centraremos en el vínculo emocional que se establece entre el lector de una novela y los personajes de la misma, dejando a un lado la relación parasocial que pueda producirse en otros formatos. Elementos clave en la relación entre el personaje y el lector: facilidad de acceso cognitivo La facilidad de acceso cognitivo hace referencia a la capacidad del lector de experimentar una mayor recepción del contenido de la historia y de los personajes. Cuidar la puntuación, el vocabulario, el abuso de las subordinadas y la relevancia de la información que se ofrece, forma parte de este elemento clave en el desarrollo del vínculo emocional entre el personaje y el lector. Por ejemplo: A) El personaje alto y fuerte, que estaba en su casa, la casa del lago, se había levantado junto a su perro, el perro del familiar que se había mudado recientemente y con quien no había vuelto a tener contacto, y es que siempre había querido a ese perro, porque ese perro había estado ahí en los momentos más importantes de su vida, y ahora estaban allí, solos en medio de la nada. B) El personaje despertó junto al perro de su tío. Aquel animal de cuatro patas había estado presente en los momentos más duros de su vida. De su tío no podía decir lo mismo. El personaje se levantó y el perro le siguió, moviendo de un lado a otro la cola. A través de la ventana se divisaba un pequeño lago. Un paisaje bello pero solitario, con mágicos días y oscuras noches. La facilidad de acceso cognitivo del ejemplo B) es mayor que la del ejemplo A) pese a que ambos tienen, más o menos, la misma extensión de texto: setenta y una y setenta y dos palabras respectivamente. En el segundo ejemplo se transmite mejor la situación y emoción del personaje, la relación con el perro y el familiar, así como la zona en la que se encuentra. En consecuencia, el lector recibe un mayor contenido de la historia, pudiendo involucrarse más en ella. La relación entre el personaje y el lector: experiencia de presencia El sentido común nos dice que si percibimos al personaje de un libro como un elemento complejo, completo, cercano a nosotros y a nuestra realidad, nos sentiremos más ligado a él. Es importante, en esta cuestión, dedicar mimo y tiempo a la creación del personaje para que esto sea posible. No solo para que, físicamente, tenga rasgos reconocibles y recordables, sino para que su mundo emocional pueda llegarle al lector como realmente queremos que le llegue. En eso consiste la experiencia de presencia, en conseguir que el lector perciba al personaje con una mayor cercanía emocional. Recordemos que, en la relación parasocial, el lector recuerda la impronta emocional incluso tras haber concluido la lectura de la obra, por eso este elemento de experiencia de presencia es esencial. Es lo que nos sucede cuando leemos un libro y, aunque pasen los años, recordamos con aprecio el personaje, la historia o las emociones que nos despertó. La experiencia de presencia se encuentra íntimamente relacionada con la facilidad de acceso cognitivo, ya que si el lector tiene dificultades para comprender la historia, será más difícil que pueda percibir al personaje con la profundidad necesaria para que se establezca una relación parasocial, el vínculo emocional entre el personaje y el lector que estamos tratando en este artículo. La relación entre el
Cuentoterapia: el poder sanador de las palabras:
Cuentoterapia: el poder sanador de las palabras “Los científicos dicen que estamos hechos de átomos pero a mí un pajarito me ha dicho que estamos hechos de historias” y yo no podría estar más de acuerdo con Galeano. Porque es bien cierto que estamos hechos de historias: las contamos, las escuchamos, nos las creemos, las repetimos y nos las volvemos a contar. Son las historias las que dan sentido a nuestra vida porque somos narradores por naturaleza. Son las historias que contamos y nos contamos las que nos ayudan a poner la vida en orden, las que dan respuesta a nuestras preguntas, las que nos definen y nos representan y las que, en cierta manera, nos sanan. Eso es lo que consigue la cuentoterapia. La cuentoterapia y el poder sanador de las palabras Según la Cuentoterapia; más allá de nuestras narraciones personales existen historias que trascienden todos los tiempos y contienen los mensajes ocultos de la humanidad. Al descifrarlos, nuestro inconsciente colectivo encuentra aquella pieza del puzle que le falta y puede sanar el alma de cada individuo. Encontramos esos mensajes principalmente en los cuentos maravillosos, aquellas narraciones que se transmiten generación tras generación en un intento de construir el imaginario moral de la humanidad. Es en su lenguaje simbólico que el niño (o en su defecto, el niño que llevamos dentro cada adulto) puede conectar sus problemas emocionales y sus experiencias con una imagen en espejo reflejada en los cuentos. En ese espacio fantástico se pueden superar las etapas de crecimiento tanto emocional como físico en un entorno seguro y altamente terapéutico donde el peligro real no existe. A través de esta identificación con la historia narrada, el niño puede convertirse en el protagonista/héroe, vivir sus aventuras, saltar los obstáculos que encuentra en el camino y así trabajar los conflictos internos que está viviendo. Es por ello que los niños piden que les narres el mismo cuento una y otra vez, porque la repetición de la historia le va dando las respuestas que él necesita en ese momento preciso de su existencia personal o etapa de crecimiento en la que se encuentra. Una vez aprendida la lección, el niño pedirá una nueva historia y el ciclo volverá a iniciarse nuevamente. Encontramos, por tanto, cuentos maravillosos para cada etapa del ser humano, lecciones vitales que todos necesitamos aprender. Los cuentos populares y su importancia en la evolución personal Según Bruno Betellheim, los cuentos populares muestran la evolución física, psíquica, intelectual y social del niño. Partiendo de esta teoría, hayamos ejemplos claros en Blancanieves, que narra el complejo de Edip,o o Caperucita roja, que se centra en la pubertad y el despertar sexual, o La cenicienta, que da respuesta a la rivalidad entre hermanos. Y como un jeroglífico complejo con una serie de símbolos que descifrar, el rey y la reina simbolizan los padres; así como el árbol, la vida; los pájaros, la conexión espiritual; el bosque, el inconsciente y la casa, la armonía y seguridad en el hogar, mientras que los animales salvajes hacen referencia a los conflictos no resueltos. Así pues, los cuentos populares son una píldora para el alma que utiliza el poder sanador de las palabras, calman y ordenan los temas pendientes y dan respuesta a nuestros interrogantes más profundos, no solo en nuestra más tierna infancia, sino también en nuestra edad adulta, ayudándonos a conectar con aquellas heridas internas emocionales que tenemos aún sin resolver sin agresividad ni violencia sino al ritmo que cada uno necesita. Los cuentos y la psicoterapia Los psicoterapeutas han encontrado en los cuentos maravillosos una herramienta esencial para evocar a nuestro niño interior y sus miedos, que conforman la Sombra del individuo (aquello que no nos gusta de nosotros mismos y que ocultamos porque no nos atrevemos a dar el paso hacia adelante para convertirnos en aquello que deberíamos). Sin embargo, si no se acepta esa parte oscura de nuestro interno, muy difícilmente lograremos salir a la luz. No se puede sanar si no aceptamos y abrazamos a nuestra Sombra. Recuperar nuestro espacio mágico garantiza un acceso menos doloroso a nuestros miedos en una sociedad donde las tradiciones están en perpetuo proceso de cambio y revisión. Tanto hemos querido evolucionar que nos hemos desconectado de nuestro poder, de nuestra habilidad de acceder a nuestro mundo interior. La sociedad consumista nos ha hecho creer que no lo poseíamos para vendernos la idea de que la magia está fuera de nosotros, aunque realmente nunca la hemos perdido. Se trata pues de reconectar con nuestro espacio mágico para poder sanarnos, de entrar y encontrar las respuestas a nuestros traumas más profundos y la forma más sencilla de hacerlo es a través de los cuentos. No es casualidad que los cuentos se narren por la noche. Aún hoy en día, cuando las prisas de la rutina diaria nos atenazan, los padres saben de la importancia de explicar cuentos antes de dormir. Obviamente, el ritual se ha visto alterado y ahora son más cortos y se llenan de grandes ilustraciones para facilitar la entrada al mundo mágico. Es ahí donde las editoriales han encontrado un filón. Son numerosos los recopilatorios de cuentos para antes de dormir. Timun Mas, Destino o Bruño, entre otros, han colaborado en estos manuales de cuentos cómodos para llevar a nuestros pequeños al país de los sueños. Estos cuentos con mensaje y grandes ilustraciones ayudan con problemas sencillos y concretos, y la cuentoterapia también los usa en los procesos terapéuticos muy a menudo. Sin embargo, y a pesar de su fuerte vínculo con cualquier tipo de cuento, recomienda encarecidamente el uso de las versiones más antiguas porque son las que aseguran que el mensaje original se haya visto lo menos alterado posible. Es importante leer a Grimm, Perrault o alguna historia del imaginario popular sin edulcorar ni cambiar, ya que, de otra manera, se distorsiona el mensaje que recibe el inconsciente y la sanación se hace más difícil. Así pues “los cuentos de hadas incitan al niño/a (y al adulto/a) a creer en