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El final del Imperio español

Hemos hablado muchas veces del esplendor del Siglo de Oro y del poderío que ostentó el Imperio español durante los años que siguieron al Descubrimiento de América y su colonización. Al fin y al cabo, además de ser una de las épocas más apasionantes de la Historia Universal, es el telón de fondo de varias de mis novelas, como El trono de barro y La boca del diablo.

Sin embargo, todo tiene un final, hasta los imperios más poderosos. Que se lo digan a los romanos. Y en este artículo me gustaría acercaros algunas de las circunstancias de por qué se dio el declive de la mayor superpotencia que había surcado los mares hasta la fecha.


El Imperio español: un reino de sol infinito

 

Hoy en día cuesta imaginar la envergadura que llegó a alcanzar el Imperio español. Las fronteras actuales, salvo casos aislados, suelen ser inamovibles, aunque hace 500 años el descubrimiento de unas tierras hasta entonces ignoradas abrieron un melón demasiado tentador. De la noche a la mañana, infinidad de exploradores salieron de debajo de las piedras para aprovechar la situación. Y para ello exigieron el apoyo de sus señores gobernantes. De este modo, los Reyes Católicos avalaron la creación de una colonia tras otra para anexionarse cada nuevo territorio descubierto.

A finales del siglo XVIII, el Imperio español llegó a tener 20 millones cuadrados de extensión. Para que os hagáis una idea: la séptima parte de las tierras conocidas sobre las aguas del planeta. Territorios como el suroeste de Estados Unidos, México, el Caribe, toda Centroamérica y gran parte de Sudamérica, algunos puntos en Alaska e incluso el Sudeste Asiático. Queda claro ahora por qué se decía que aquel era un imperio donde nunca se ponía el sol, ¿verdad?

mapa antiguo mundo

El lento declive del Imperio español

 

Las cosas empezaron a torcerse cuando Carlos I aglutinó en un sólo trono las coronas de Castilla y Aragón, llevándose de paso un montón de territorios a la saca. Al pobre se le vinieron encima un montón de conflictos de todo tipo: que si la extensión del protestantismo por Europa, las posesiones aragonesas en Italia, la piratería turca en el Mediterráneo, la guerra de Flandes, la expulsión de los judíos… Ni en casa lo dejaban tranquilo, pues tenía el levantamiento de los comuneros en Castilla y las Germanías en Valencia. Y luego nos quejamos de estrés.

Las políticas de enfrentamiento de Carlos I y, sobre todo, Felipe II, dejaron el campo sembrado para que cuando llegó Felipe III el imperio estuviera ya en una situación de claro descenso a los infiernos. Algo que no mejoró cuando a éste último se le ocurrió echar a los moriscos de su territorio. De pronto, la producción agrícola en todo el litoral mediterráneo se fue al traste, y con ella los ingresos por impuestos. No olvidemos que los moriscos era una población sin nobleza, por lo que todos pagaban tributo.

Un dineral que necesitaban como el comer. La situación económica se agravó tanto que Felipe III buscó a otros que solucionaran el tema. Es ahí donde entra en escena nuestro querido duque de Lerma y, con él, se institucionaliza la corrupción política. A perro flaco…

Lutero protestantismo

El Imperio español, de mal en peor

 

Con Felipe IV las cosas no mejoraron porque la bola de nieve era ya imparable, aunque rodara con lentitud. La guerra de los Treinta Años estaba en su mayor auge, junto con los intentos de secesión en Cataluña, Andalucía, Sicilia y Nápoles. No sé cómo al conde-duque de Olivares, valido del rey, no le dio una úlcera. Pero seguro que le salió cuando Francia entró en la guerra de los Treinta Años, provocando una humillante derrota de los nuestros en Rocroi.

La suerte del Imperio español estaba ya echada. Mientras Francia tomaba el relevo como hegemonía europea, aquí se declararon cuatro bancarrotas entre 1627 y 1662. Ni siquiera se podía con los piratas ingleses y holandeses que atacaban día sí y día también a los buques que traían la plata de América. La llegada al trono de un Carlos II incapacitado a nivel mental fue la puntilla, el momento más bajo del imperio. Sólo cuando Felipe de Borbón tomó la corona las cosas se estabilizaron, pero para entonces España ya había perdido su lugar de privilegio en la historia.

flota francesa

El fin

 

Hay que reconocer el mérito de que España siguiera manteniéndose como imperio todavía durante un siglo. A principios de 1800 la economía se había rehecho un poco, así que mal que bien, seguía gobernando sus colonias desde la distancia. Pero la realidad era otra: aquellos españoles «de las afueras» ya no se sentían como tales.

El pistoletazo de salida para la independencia de las colonias llegó con el caos producido por la Guerra de Independencia española. Fue entonces cuando los criollos de la América hispana iniciaron sus insurrecciones. Líderes como Simón Bolívar forzaron a las Cortes de España de 1836 a renunciar a la soberanía de muchos de sus territorios coloniales. A otros, sin embargo, no pensaban renunciar. Como Cuba.

Aunque el punto final del Imperio español fue 1898, cuando concluyó la guerra de Independencia de Cuba y la posterior hispano-estadounidense, antes de eso España ya no era más que una sombra de sí misma. Tuvo que aceptar las condiciones de EEUU en el Tratado de París y liberar así sus últimas colonias (Cuba, Filipinas, Puerto Rico y Guam), reteniendo únicamente las islas Canarias, las Baleares y sus posesiones en el norte de África.

Aquel imperio siempre iluminado por el sol había dejado de existir.

atardecer molino

Conclusiones

 

En esencia, el Imperio español fue víctima de los mismos males que llevaron a los romanos a desvanecerse. Lo mismo que convirtió a unos y otros en las potencias más grandes de la historia los condenó: una expansión desmedida. En una era donde las comunicaciones tardaban semanas e incluso meses en llegar de una punta a otro del imperio, una gestión eficiente era imposible. Demasiadas fronteras que vigilar, demasiados enemigos: ingleses, franceses, portugueses, estadounidenses…

El tamaño de aquel imperio fue el motivo de un colapso lento, complejo y sobre todo agónico. Empezaba así una época distinta, en la que España tuvo que encontrar un nuevo lugar en el mundo a través de un sendero tortuoso.

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

  • Svanny Wong

    Excelente reseña de nuestra historia hispanoamericana. !Muchas gracias!

  • Auria Plaza

    Muchas gracias por este “recorderis” de la historia española. Qué aquí en Colombia se cuenta según quién. De todos modos me gusta ver tu amor por la historia y tus grandes dotes de escritor me hacen desear ganarme una lotería para decir: Me voy a España a que Teo Palacios me de clases de escritura creativa.

    • TeoPalacios

      No te hace falta venir a España, las hago Online 😉

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Escritor y creador del Método Pen

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