Ya he escrito bastante acerca de los hombres espartanos y su lugar en la sociedad, pero ¿qué hay de las mujeres? ¿Qué rol ocupaban ellas en esa sociedad ferozmente guerrera?
Los historiadores pudieron rescatar una cantidad limitada de información sobre este período, con lo cual, lo que se conoce no se encuentra exento de problemas o imprecisiones. Habiendo aclarado esto, me remitiré a lo que se ha encontrado sobre ellas, donde los especialistas muestran un mayor acuerdo al respecto.
Al parecer, las espartanas gozaban de mayor libertad que cualquier otra mujer de la Antigua Grecia.
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ToggleHistoriadores antiguos y modernos sobre las mujeres
Se conoce, por los testimonios de Plutarco y Jenofonte, célebres historiadores, que el infanticidio al que eran sometidos los niños no era practicado en niñas. Ellas eran inmediatamente entregadas a sus madres y nadie inspeccionaba si eran aptas o no, ya que no formaban parte de las batallas como los soldados.
Su alimentación era de suma importancia, pues se convertirían en mujeres adultas que darían a luz a fuertes guerreros. Por este motivo, era primordial que tuvieran una dieta nutritiva, y un buen físico para concebir y ser capaces de atender a todas las necesidades de sus hijos.
Cuando los niños eran reclutados para formar parte de la agogé, ellas recibían educación en su casa, a cargo de sus madres. No les estaba permitido participar en la vida política ni acceder a cargos públicos. Esas funciones estaban destinadas a los hombres exclusivamente. No obstante, no eran simples amas de casa, porque, para eso, tenían esclavas que se ocupaban de las labores domésticas.
Según la historiadora Bettany Hughes, las niñas se ejercitaban físicamente. Algunos de los ejercicios incluían el lanzamiento de jabalina, gimnasia, lucha, o atletismo. Incluso aprendieron cómo montar caballos. Toda su formación, y la manera de educarlas, debía servir a la más importante y, quizás, única razón del ser mujer en Esparta: concebir niños sanos y fuertes.
Leyes específicas para mujeres
No sería correcto caer en la confusión de que eran víctimas de esto, o que eran subestimadas como simples madres. Nada de eso. Los espartanos admiraban a sus mujeres y su capacidad para dar a luz. El legislador Licurgo fue el principal organizador de la vida social, política y económica de Esparta y, a través de la creación de leyes, otorgó autonomía y poder a las mujeres.
Acorde a estas leyes, las mujeres debían criar a sus hijos varones hasta los siete años de edad, y a sus hijas. Eran capaces de heredar y ser propietarias de tierras, a diferencia de las mujeres de las restantes polis de la Antigua Grecia. A pesar de que había una importante distinción de funciones entre los sexos, ambos eran tenidos por igual. Eran de crucial importancia para la vida de Esparta. Los guerreros espartanos eran valientes y temidos en la región del Peloponeso, mientras que las mujeres eran sumamente respetadas por su fuerza, inteligencia y habilidad para concebir y criar a sus hijos.
Nupcias obligatorias
Con respecto al matrimonio, el mismo era obligatorio en Esparta porque su principal objetivo era tener hijos. Se cree que hasta que la mujer no alcanzaba los 25 años de edad no podía casarse, lo cual es bastante tiempo, si se toma en cuenta el contexto en el cual vivían. Se evitaba todo tipo de romanticismo y no tenían una concepción del amor como en otras culturas, ya que el fin del mismo era reproductivo.
Las nupcias se realizaban en una ceremonia simple, en donde la madrina de la novia le cortaba el pelo y la recostaba en una cama sola y sin luz. La mujer debía esperar a que llegara el marido para acostarse con él. La vida matrimonial para ellas implicaba hacerse cargo de la casa y de la economía del hogar, por lo tanto, su rol era de suma importancia. Poseían libertad de movimiento. A diferencia de otras polis, la mujer podía caminar por la ciudad y su vida no estaba confinada a su casa o a la crianza.
Gorgo: Reina de Esparta
La más afamada mujer espartana es la reina Gorgo. Su importancia se debe a su influyente rol en política, ya que esto no era común para el sexo femenino. No obstante, su vida también fue muy particular. Fue la única mujer en la historia de Esparta en haber sido hija, esposa y madre de un rey.
Debido a esto, era probable que tuviera algo que decir respecto a las decisiones tomadas en materia de política, al estar rodeada de aristócratas a lo largo de toda su vida. Los testimonios coinciden en que era una mujer muy inteligente y astuta. De pequeña y adolescente, aconsejó a su padre y, más tarde, a su esposo. Se casó con Leónidas y tuvieron un hijo llamado Plistarco.
Acorde a Plutarco, antes de que Leónidas marchara a la batalla de las Termópilas, ella acudió a él y le preguntó qué iba a hacer si él moría, ya que el clima de guerra no parecía ser favorable y creía que iba a morir. Leónidas le contestó que se casara con un hombre decente que supiese cómo tratarla con cariño, que tuviera hijos y que fuese feliz.
Un dato interesante es el del adulterio de la mujer, ya que estaba permitido. El requisito fundamental era que el hombre que la sedujera debía ser más alto y fuerte que su anterior marido. Esto se debe a que, para los espartanos, era vital que siguieran reproduciéndose. De esta forma, se aseguraban tener guerreros para el futuro. Por esta razón, Leonidas le dijo que se casara y tuviera hijos. No importaba que se tratase de otro hombre.
Una famosa anécdota, que incluye a Gorgo, se trata sobre una mujer de Ática (periferia griega), que le pregunta a la reina:
“¿Por qué sois las únicas que mandáis a los hombres?”.
A lo que ella contesta:
“Nosotras, las espartanas, podemos hablar entre hombres, puesto que somos las únicas que parimos a los verdaderos hombres”.
Un paso más hacia la igualdad de género
La importancia de Gorgo reside en que demostró que las mujeres eran tan capaces como los hombres para manejar asuntos de Estado, y para hacer de asesora de su padre y su esposo. Este hecho podría considerarse como un pequeño comienzo en ese lado del mundo para todos los derechos conquistados que iban a venir después para las mujeres y por las mujeres.
Si bien el concepto de igualdad de género no podría ser aplicado a este contexto como lo entendemos hoy en día, las mujeres de Esparta eran una pieza fundamental y funcional para toda la maquinaria estatal. Los hombres realmente tenían en estima su capacidad de dar vida y criar niños.
También es importante destacar que no quedaban recluidas en el hogar, haciendo tareas domésticas, sino que entrenaban como los hombres y podían desarrollar habilidades en esa área. Asimismo, podían circular, deambular, incluso acostarse con otros hombres si así lo deseaban. Estos elementos las hacían más libres que otras mujeres griegas, aunque aparentemente era mal visto por las sociedades aledañas.