Bienvenido a la segunda parte sobre la comparativa del vampiro más famoso de la historia de la literatura. En esta ocasión nos centraremos en los personajes que podemos encontrar en Drácula. Además, mencionaremos algunas escenas o tramas que tienen relación, o distan de serlo, entre novela y película. Recuerda que puedes echar un vistazo para refrescar qué sucedía en la primera parte del artículo en este enlace, donde hablamos del autor del libro, el director de la película y asuntos relacionados con los efectos, la inspiración o el propio Vlad Tepes. CONOCIENDO A LOS PERSONAJES DE DRÁCULA JONATHAN HARKER, LA PRIMERA VÍCTIMA Las primeras líneas nos muestran el diario de Jonathan Harker, el primero de los personajes de Drácula. Este debe realizar un viaje hasta Transilvania, con el objeto de efectuar la transacción de una propiedad adquirida en Londres. Es un muchacho educado, arreglado y gran conocedor de la empresa que debe llevar a cabo. En la película atisbamos los ojos del conde asomando más allá de la ventana del vagón donde se encuentra Harker. De esta forma comenzamos a intuir a su anfitrión como una gran amenaza. Sin embargo, la descripción del viaje en el libro, tanto por vía férrea como en carro, resulta más extenso e infinitamente más desasosegante y peligroso. Un primer contacto con la novela que atrapa desde el primer instante. Si bien es cierto que hay momentos muy bien adaptados, como el instante en el que un extraño cochero le “ayuda” a ascender al carro para llevarle. O los círculos de llamas azuladas, que tienen lugar cerca del final del recorrido, y que en el metraje suceden en la misma puerta del castillo. Drácula le hace la vida imposible, algo que en el libro procura sobrellevar entre lo sobrenatural y sus creencias. La oportunidad de lo visual permite que, desde el minuto uno, note cosas de lo más inverosímiles, aunque su mente intente negarlas. Sobre este aspecto, la sensación que tuve en ambas obras es que el punto de inflexión definitivo coincidía en el mismo momento. Un instante en el que descubre al conde desplazándose por el exterior de la fachada del edificio. Tras su secuestro en el castillo, el cambio de color de su cabello en el metraje denota que ha habido una evolución en él. Ya nunca más será el mismo que partió de Londres a efectuar la sencilla transacción de una propiedad. MINA MURRAY, UNO DE LOS PERSONAJES DE DRÁCULA MEJOR TRABAJADOS Las vivencias de Mina es el siguiente entre los personajes de Drácula, inmediatamente después de que dejemos de saber de su amado Jonathan. Suele escribir un diario, cartearse con su querida amiga Lucy, e incluso, aprende a mecanografiar sus escritos. He de confesar que es mi personaje favorito de lejos; radicalmente opuesta a la forma de ser de su preciada Lucy. En cuanto a su espacio en el grupo para combatir al vampiro, podría decirse que es la pieza de la inteligencia. Hay algo muy notable a destacar sobre el personaje de Mina. Y es que en la película encontramos que la trama principal la relaciona como el antiguo amor reencarnado del conde Drácula: Elisabeta. Sin embargo, en la novela jamás se da tal historia. Supongo que tuvo que ver con la idea de Coppola de buscar su propia idea del clásico, aunque implicara que no sucediera en el libro. Durante la novela es mordida en varias ocasiones, llegando al punto de establecer contacto con aquello que lleva a cabo el propio conde. Pero eso conlleva también que Drácula pueda observar todo lo que hace ella, y como consecuencia, todo el grupo. Es cerca del final, durante la persecución hacia el castillo, cuando aprovecha de verdad el poder que nunca pidió, pero que le fue brindado. Después de saber qué le sucede a Lucy, además de su calvario tras ser mordida, tememos por Mina. Durante la novela le tomamos un gran cariño, y observamos expectantes su debate constante entre este mundo y el que aguarda entre tinieblas. Es así como se nos queda el corazón en un puño al ver que cada día se aleja más de su humanidad. EL CONDE DRÁCULA (I) No podríamos tratar los personajes de Drácula sin hablar de aquel que da título a la obra. La película, al contrario que el libro, comienza hablándonos del pasado del conde. Lo encontramos preparándose para la lucha contra los otomanos, acompañado de su amor, Elisabeta, que poseerá el mismo rostro que Mina siglos después. Tras vencer, los otomanos lanzan una flecha al castillo con noticias nada alentadoras del conde, provocando así que su amada acabe quitándose la vida. Permíteme destacar la soberbia banda sonora del compositor Wojciech Kilar. En este arranque podemos escuchar dos de los temas principales, en el momento de la batalla y, posteriormente, en el fallecimiento de Elisabeta. El primero, estridente, de menos a más. El segundo, tímido, liviano, pero con una carga sentimental sobrecogedora, además de una preciosa voz femenina marcando el ritmo de la melodía. Un aspecto a tener en cuenta, y que no se nos escapa al sentir ambas obras, es la diferencia del aspecto físico. Coppola quiso llevar un Drácula de tez muy pálida, de pelo recogido a ambos lados y vestimenta roja con detalles dorados. En cambio, en la novela se le describe con cejas muy pobladas, un bigote y rostro marcadamente aguileño. Y eso sin mencionar que Harker destaca sus afilados dientes blancos sobresaliendo de los labios, sin más contemplaciones. La mera presencia del conde impone muchísimo. Sus trucos alrededor de Harker, a cada paso que da, recuerdan al niño que manipula una lupa al sol sobre una hormiga. Y los bruscos cambios de humor frente a la tranquilidad, aunque también inquietud de Harker. Sabe que allí hay cosas que no cuadran, pero Drácula hace todo lo posible por tirar de la cuerda y, a su vez, aflojarla, mostrando que no ocurre nada. EL CONDE DRÁCULA (Y II) Los momentos del conde en el castillo, tanto en el
LA HISTORIA DEL CONDE DRÁCULA. ENTRE LIBREMENTE.
Si hay algo que surge en nuestra mente cuando escuchamos el nombre de Bram Stoker, sin duda, es la historia del conde Drácula. Y si has tenido ocasión de leerla, esas palabras llegarán acompañadas de ciertos momentos, frases concretas, de la historia atemporal publicada allá por 1897. Nada tiene que ver la novela de Stoker con aquellas otras que escribiera, más o menos por la misma época, Charlotte Riddel, dedicadadas a los fantasmas. De la novela de Stoker podemos decir que fue escrita de forma epistolar, siendo en su mayoría a través de diarios y cartas. Para mí, este detalle resultó ser un gran aliciente a la hora de leerla. Basada en la historia del príncipe Vlad Tepes, del que hablaremos más adelante, sin duda, es un libro que tiende a no desaparecer de nuestro recuerdo. Y si hablamos de cosas que no marchan de la memoria, no podemos dejar atrás la adaptación que nos ofreció Francis Ford Coppola en 1992. Drácula nos lleva en un viaje inicial en tren, por tierras transilvanas, gracias a la pluma de Jonathan Harker. Será él quien se encargue de describirnos a la perfección, en su diario, buena parte del primer tramo de la novela. Posteriormente, recogerá el testigo el fabuloso personaje de Mina Murray, en el que ahondaremos, además de otros personajes sumamente importantes. Un mundo en tinieblas, a merced de lo sobrenatural, con una calamidad vagando por su castillo, en un lugar muy apartado de la civilización. Sin embargo, es ahí donde, creo, reside buena parte del terror de la novela. No en el ser de dientes afilados, que puede desplazarse por las paredes exteriores de su morada o transformarse en cualquier alimaña. El auténtico terror reside en que esa entidad alcance costas y ciudades para lograr propagarse como la mayor de las plagas habidas y por haber. DRÁCULA Para serte sincero, tuve el honor de leer la historia del conde Drácula hace poco, algo de lo que me arrepiento. ¿Cómo no hice por leerla antes? Por no mencionar la película, de la que tenía recuerdos de escenas sueltas, pero nunca de verla completa. Antes de la adaptación de Coppola disfruté con Entrevista con el vampiro (Neil Jordan, 1994), Nosferatu (Murnau, 1922), las sagas de Blade (Stephen Norrington, 1998) o Crepúsculo (Catherine Hardwicke, 2008). Incluso con la serie The Strain (Chuck Hogan y Guillermo del Toro, 2014). Es un hecho que todas las obras que han llegado hasta nuestros días, lo han hecho y harán a hombros de todo lo anterior. Desde el Tratado sobre los vampiros (Augustin Calmet, 1746), pasando por el relato de El vampiro (William Polidori, 1819). Y, por supuesto, la obra de Carmilla (Sheridan Le Fanu, 1871). Tras haber completado ambas versiones, he de decir que su adaptación al cine se aproxima muchísimo al original. Aunque también es cierto que lo hace con algunas variaciones, tal y como suele ser habitual en los saltos del papel a la gran pantalla. El libro en el que nos basaremos es la edición de Austral, que lleva por título Bram Stoker. Drácula (sexta edición, 2020). Es un formato de bolsillo en tapa dura, con una textura rugosa muy agradable al tacto. Forma parte de una colección de clásicos llamada Austral Singular, en el que cada una de las novelas disfruta de motivos relacionados con la misma. En este caso, encontramos decenas de pequeños murciélagos negros distribuidos en portada y contraportada, dejando el lomo únicamente para el título y un murciélago testimonial. En su interior, además de la novela, encontramos una pequeña biografía del autor y un prólogo del poeta y crítico literario Pere Gimferrer. CONOCIENDO A… BRAM STOKER Abraham Stoker nació en Contarf un mes de noviembre de 1847. Escritor irlandés, parte de su infancia la pasó en cama, dados sus problemas de salud relacionados con diversas enfermedades. Años más tarde, tras licenciarse en el Trinity College, trabajó como funcionario, además de ser el representante del actor de teatro Henry Irving. De hecho, fue así gracias a la crítica que elaboró sobre la obra Hamlet en la que actuaba el intérprete. Una de las influencias, a la hora de dar forma a la historia del conde Drácula, le llegó por parte de Sheridan Le Fanu. Fue así debido a la narración que escritor dublinés llevó a cabo con Carmilla (1897), una de las primeras historias vampíricas. Además, a la hora de armarse con conocimientos de Rumanía, tuvo la oportunidad de leer Informe sobre los principados de Valaquia, de Emily Gerard. En él, su autora trata tradiciones muy antiguas, incluidas supersticiones del lugar donde se narra buena parte de la novela. Por cierto, si quieres saber más sobre Emily Gerard, no dejes de escuchar este audio sobre ella, narrado por Silvia Casasola, en La rosa de los vientos de Onda Cero. Algunas de las obras de Stoker fueron El misterio del mar (1902), La dama del sudario (1909), La guarida del gusano blanco (1911), entre otras. Pero sin duda, Drácula aglutinó los mayores halagos que un escritor podría recibir. Sin ir más lejos, el mismísimo Oscar Wilde llegó a decir de su novela que “fue la obra mejor escrita de todos los tiempos”. DETRÁS DE LAS CÁMARAS LA VISIÓN DE FRANCIS FORD COPPOLA Francis Ford Coppola (1939) mencionó una vez que, durante mucho tiempo, tuvo la oportunidad de ver diferentes versiones de la historia del conde Drácula. Y, de vez en cuando, se cruzaba con alguna que otra producción donde encontraba “revueltos”. En una de estas filmaciones descubrió, por ejemplo, al señor Renfield acudiendo al castillo del conde, en lugar de Jonathan Harker. Por cosas así suele decirse, sin temor a meter la pata, que la de Coppola es la adaptación más fiel a la novela. En su forma de dirigir reunió al elenco para leer el libro en voz alta, de forma conjunta, durante un mes. Además de que algunos tuvieron la ocasión de convivir en su casa, a todos les pidió que, si se les ocurría alguna idea,
La vida de Joseph Merrick. Más allá del Hombre Elefante
Como bien has leído en el título, en un momento nos sumergiremos de lleno en la vida de Joseph Merrick, conocido como El Hombre Elefante. Pero antes, permíteme contarte en qué consistirá el viaje que vamos a comenzar en breve. Durante más de cien años, la relación entre literatura y cine ha sido siempre más que estrecha, siendo el pionero de esta unión el director francés Georges Méliès. De hecho, durante décadas, el debate sobre si era mejor la obra original o la adaptación ha permanecido como invitado de honor en infinitas tertulias, tanto literarias como cinéfilas. Mencionarte que en esta serie de artículos intentaremos profundizar en ese vínculo que dura más de cien años. Haremos todo lo posible para difuminar la línea fronteriza entre el libro y su hermano de la pantalla grande. Sin embargo, no verás sentencias sobre si una versión destaca sobre la otra, dado que es algo que le corresponde a cada uno determinar si su favorita es una, ninguna o todas a la vez. Mi postura suele ser la de disfrutar todo lo posible de cada una de las versiones de un mismo trabajo. Estén mejor o peor construidas, gocen de un mayor o menor acercamiento al original, sin duda el poder apreciar las diferentes visiones que han ofrecido sus creadores de una obra en concreto, siempre es interesante y toda una suerte. EL HOMBRE ELEFANTE En esta primera tentativa, como has podido apreciar, conoceremos parte de la vida de Joseph Merrick y del doctor Frederick Treves. La historia fue llevada al cine por David Lynch en un intenso blanco y negro. Y, tal y como dice un pequeño texto aclaratorio en los créditos iniciales, tanto el propio Lynch como Christopher de Vore y Eric Bergren, basaron su guion para la película en dos libros. Por un lado, tenemos The Elephant Man and Other Reminiscences (El hombre elefante y otras reminiscencias, 1923) de sir Frederick Treves. Una autobiografía en la que narra, entre otras cosas, sus vivencias con Merrick. Por otro, The Elephant Man: An Study In Human Dignity (El hombre elefante: Un estudio de la dignidad humana, 1971), escrito por el antropólogo Ashley Montagu, aunque se matiza que únicamente utilizaron una parte de este último. Por mi parte, descubrí la película gracias a un amigo, y ni qué decir tiene que después de verla me interesé todavía más por la vida de los dos pilares protagonistas, además de algún que otro secundario ilustre de la época. Sin embargo, a pesar de que la dificultad de encontrar el texto por internet era mínima, y su longitud no era excesiva, el inglés sigue siendo una cuenta que tengo pendiente. EL HALLAZGO Pero he aquí que me encontré con una grata sorpresa en mi búsqueda. Por suerte, una editorial ha elaborado un ejemplar maravilloso que lleva por título un sencillo y directo El hombre elefante (2019), en el que estará basado este artículo. La editorial al cargo es Pregunta Ediciones, que ha creado una edición deliciosa. Traducida y prologada por David Francisco reúne no sólo el relato completo del doctor Treves sobre la vida de Joseph Merrick, sino también material extra como la autobiografía del propio Merrick, informes médicos o las cartas al The Times por parte del director del London Hospital, entre otros. Para este artículo también nos apoyaremos en estos textos que, en definitiva, son trascendentes para comprender mejor la vida del Hombre Elefante y de aquellos que le rodearon. Además, todo está contenido en un volumen bilingüe, para poder tener en un solo lugar tanto la versión en castellano como la original en inglés. Por desgracia, por más que he buscado, del manuscrito de Montagu no existe, a día de hoy, edición en castellano. Quizá algún día. Por último, quería decirte que, a lo largo del texto, te encontrarás con algunos fragmentos extraídos del libro. Todos y cada uno de ellos irán entrecomillados para que no haya ningún tipo de pérdida o confusión. Y al final del artículo, tendrás la referencia bibliográfica completa. CONOCIENDO A FREDERICK TREVES Frederick Treves nació en la localidad inglesa de Dorchester en 1853. Durante su infancia aprendió el dialecto de Dorset, bajo el amparo del poeta William Barnes. A los veintidós años aprobó los exámenes necesarios para ingresar en la Universidad Real de Cirujanos. Vinculó su vida como médico al London Hospital, donde se especializó en cirugía abdominal. De hecho, fue el primer cirujano en realizar una operación de apendicitis en Inglaterra. Precisamente, años más tarde, conseguiría salvarle la vida al rey Eduardo VII, gracias a su tratamiento quirúrgico. Dos años más tarde de ser nombrado Cirujano Extraordinario por la reina Victoria, en 1884 se cruzó, por primera vez, en la vida de Joseph Merrick. Conocido como el Hombre Elefante, estaba siendo exhibido en una suerte de circo ambulante por el showman Tom Norman. Desde que le conoció, Treves puso todo su empeño en ayudar a Merrick, primero para intentar solucionar sus problemas de salud y, posteriormente, para que su vida fuese de la mejor calidad posible. Además de la publicación del ya mencionado El hombre elefante y otras reminiscencias (1923), su literatura también quedó plasmada en numerosos artículos para la Revista Médica Británica, en libros sobre Dorset y en textos como Manual del estudiante de operaciones quirúrgicas (1892). O, como menciona David Francisco en el prólogo de El hombre elefante, “(…) el curioso volumen Influencia de la ropa en la salud, que denunciaba las consecuencias perjudiciales que podía tener sobre el cuerpo llevar ciertas prendas de la época, especialmente femeninas (corsés, tacones…)”. CONOCIENDO LA VIDA DE JOSEPH MERRICK Joseph Carey Merrick nació en Leicester el 5 de agosto de 1862. Durante su infancia, la vida de Joseph Merrick transcurrió en un hogar que le quería tal y como era. Sin embargo, la prematura muerte de su madre, Mary Jane Merrick, rompió aquel clima de bienestar. Tal y como cuenta David Francisco: “El recuerdo que de su madre mantuvo Joseph durante toda su vida fue