Antes de entrar de lleno en este artículo en el que termino de hablar de la batalla de Zalaca, quiero invitarte a leer el artículo anterior, en el que os hablé de la disolución del Califato de Córdoba y cómo el surgimiento de los reinos de taifas marcó el inicio de un período de fragmentación y debilidad política en al-Ándalus. Estos reinos, aunque culturalmente fueron muy ricos, no pudieron presentar una defensa unificada frente a las amenazas que sufrían. Mientras tanto, en el sur, los almorávides empezaban a destacar no solo por su fervor religioso sino también por su ambición política, lo que los llevó a extender su influencia más allá del Magreb, hacia la península ibérica. En este artículo, quiero centrarme en el ascenso de los almorávides, analizando cómo su ideología y expansión territorial influyeron en los eventos en al-Ándalus y culminaron en la crucial batalla de Zalaca. La batalla de Zalaca: La expansión almorávide en el norte de África Los almorávides, un movimiento reformista y de corte religioso-militar de beréberes del Sahara, comenzaron a emerger como una fuerza poderosa a principios del siglo XI. Su expansión se basó en la unificación de varias tribus bereberes bajo una estricta interpretación del Islam. Esto impulsó su crecimiento y se consolidaron con rapidez en el Magreb. Los almorávides no solo establecieron su control sobre el actual Marruecos, sino que también extendieron su influencia hacia el norte, llegando a dominar importantes ciudades como Fez y más tarde Marrakech, que se convirtió en su capital en 1070. La ideología almorávide y su expansión hacia al-Ándalus La ideología almorávide estaba muy arraigada en una interpretación rigurosa y puritana del Islam. Esta forma de pensar les llevó a adoptar un enfoque reformista en las zonas que iban quedando bajo su control. Consideraban que era su misión luchar contra la decadencia y la fragmentación del mundo islámico. Como no podía ser de otro modo, esto les llevó a poner sus ojos en al-Ándalus. Y es que, como ya vimos, al otro lado del estrecho de Gibraltar los reinos de taifas experimentaban una creciente fragmentación y debilidad. Y eso por no hablar de la relajación en temas religiosos, lo que representaba una oportunidad para los almorávides. El ascenso de los almorávides coincidió con esa debilidad de los reinos de taifas, lo que aumentó las tensiones dentro de al-Ándalus. Las taifas se vieron obligadas a pagar parias (tributos) a los reinos cristianos para evitar invasiones. Es famosa la historia en la que Alfonso VI perdió una importante partida de ajedrez contra Ibn Ammar, el primer ministro de la taifa de Sevilla, lo que supuso la salvación para la ciudad. Este pago constante debilitó aún más a las taifas. Por su parte, los almorávides se presentaron como los unificadores. Eran capaces de resistir tanto a las amenazas internas como a los avances cristianos. La llegada almorávide a la península ibérica se produjo en respuesta a la llamada de ayuda de los gobernantes de las taifas, con el rey sevillano Al-Mutammid a la cabeza, pero rápidamente se transformó en una anexión de sus territorios. La batalla de Zalaca: factores que influyeron La confrontación decisiva en la batalla de Zalaca fue el resultado de una confluencia de factores políticos, sociales y militares. La presión constante de los cristianos obligó a las taifas a buscar soluciones extremas para preservar su autonomía. Y la única ayuda posible provenía del sur, de los fanáticos almorávides. A esas alturas no había quien se opusiera en la península a Alfonso VI y sus huestes. Representaba una amenaza clara que no podía ser ignorada. Los reinos de taifas, divididos y debilitados, se vieron forzados a elegir entre resistir solos o formar una alianza peligrosa. Alfonso VI había avanzado considerablemente hacia el sur, capturando Toledo en 1085 y amenazando directamente el corazón de al-Ándalus. La respuesta de las taifas fue convocar a una resistencia más unida, lo que llevó a la alianza entre el rey Al-Muttamid de Sevilla y otros gobernantes con los almorávides para presentar un frente común ante los enemigos del norte. Esta alianza fue crucial para organizar una resistencia efectiva que culminaría en la batalla de Zalaca en 1086, donde las fuerzas combinadas de los musulmanes se enfrentaron a Alfonso VI en un intento desesperado por detener su avance. La batalla no solo representó un conflicto militar, sino que también simbolizó el dramático choque de ideologías y estrategias de supervivencia en una región dividida y convulsa. Desarrollo de la batalla de Zalaca Y así, los dos ejércitos se encontraron frente a frente, el 23 de octubre de 1086 cerca de Badajoz. De un lado, las fuerzas de Alfonso VI de Castilla. Del otro las tropas musulmanas encabezadas por Yusuf ibn Tashfin, el líder almorávide. Según las crónicas históricas, la batalla comenzó con un intenso enfrentamiento entre las fuerzas cristianas y musulmanas. Alfonso VI comandaba personalmente su ejército, esperando repeler la invasión almorávide y conquistar Badajoz. Sin embargo, la superioridad numérica y la estrategia de los almorávides, que incluía una hábil combinación de ataques frontales y emboscadas, pusieron en grave desventaja a las tropas de Alfonso VI. Durante la batalla, el propio Alfonso VI fue herido y la situación se volvió tan crítica que sus guardias lo llevaron fuera del campo de batalla para proteger su vida. A pesar de sus esfuerzos, los cristianos sufrieron una dura derrota. Consecuencias de la batalla de Zalaca Este evento permitió que, poco después, los almorávides tomaran el control de los reinos árabes en la península. Algunos de los reyes de taifas, como el propio Al-Mutammid, el rey sevillano, fue exiliado y terminó sus días en cautiverio. El ascenso de los almorávides y su posterior expansión en al-Ándalus no solo redefinieron el paisaje político de la península ibérica, sino que también encendieron nuevas dinámicas de poder que serían determinantes en la historia de la región. Al desplazar a los reinos de taifas y enfrentarse directamente la expansión cristiana del norte, los almorávides no solo impusieron un nuevo orden religioso
Día Internacional de la Alfabetización
Ayer, 8 de septiembre, se celebraba el Día Internacional de la Alfabetización, una fecha establecida por la UNESCO en 1967 para destacar la importancia de la alfabetización como factor de dignidad y derechos humanos. La alfabetización es fundamental para el desarrollo personal, profesional y social, y es una herramienta poderosa para la igualdad de oportunidades y la reducción de la pobreza. En este artículo, quiero hablar de la importancia de la alfabetización, de cómo la escritura y la lectura pueden cambiar vidas. También hablaré de diversas iniciativas y planes de lectura, incluyendo los promovidos por el Gobierno español. Importancia de la alfabetización La alfabetización no solo mejora las oportunidades laborales y económicas de las personas, sino que también fomenta una mayor participación en la sociedad y una mejor calidad de vida. Las personas alfabetizadas tienen más posibilidades de acceder a la educación continua y de contribuir de manera significativa a sus comunidades. Además, la alfabetización es clave para la igualdad de género, ya que empodera a las mujeres y les permite acceder a más oportunidades. La alfabetización también tiene un impacto positivo en la salud y el bienestar. Las personas alfabetizadas pueden entender mejor la información sobre salud, seguir instrucciones médicas y tomar decisiones informadas sobre su cuidado personal y el de sus familias. Estudios han demostrado que los niveles más altos de alfabetización están asociados con mejores resultados de salud y una mayor esperanza de vida. Por otro lado, una población alfabetizada es más capaz de participar activamente en procesos democráticos, desde votar hasta formar parte de organizaciones comunitarias. La alfabetización permite a las personas comprender mejor las cuestiones políticas, económicas y sociales, y participar de manera más efectiva en la toma de decisiones que afectan sus vidas. Cómo la escritura y la lectura pueden cambiar vidas La escritura y la lectura son herramientas que pueden transformar vidas. Miles de historias de personas que han aprendido a leer y escribir cuando ya eran adultos, y tras pasar por graves dificultades en la vida, demuestran el impacto positivo de la alfabetización. La lectura y la escritura ayudan a desarrollar habilidades esenciales como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la creatividad. Estas habilidades no solo son fundamentales en el ámbito académico y profesional, sino que también son cruciales para el crecimiento personal y la comprensión del mundo. Día Internacional de la Alfabetización: iniciativas Existen numerosas iniciativas a nivel internacional y local dedicadas a la promoción de la alfabetización. La UNESCO, a través de su programa de Educación para Todos, trabaja para mejorar la alfabetización en todo el mundo. Organizaciones como Reading is Fundamental y Book Aid International también juegan un papel crucial en la promoción de la lectura. A nivel local, las bibliotecas y los centros comunitarios ofrecen programas y recursos para fomentar la alfabetización. Programas internacionales: La UNESCO lidera varios programas destinados a mejorar la alfabetización a nivel global. Estos programas se enfocan en áreas de alta necesidad y buscan proporcionar recursos educativos, formación de maestros y acceso a materiales de lectura. Iniciativas comunitarias: En muchas comunidades, las bibliotecas y centros comunitarios ofrecen clases de alfabetización, talleres de lectura y escritura, y programas para niños y adultos. Estos esfuerzos locales son fundamentales para alcanzar a quienes más lo necesitan y para crear un ambiente que valore y apoye la alfabetización. Uso de la tecnología: La tecnología juega un papel cada vez más importante en la promoción de la alfabetización. Aplicaciones móviles, plataformas en línea y recursos digitales están haciendo que la educación y la alfabetización sean más accesibles para personas de todas las edades y ubicaciones. Día Internacional de la Alfabetización: planes de lectura del Gobierno en España En España, el Gobierno ha implementado varios planes de lectura para mejorar la alfabetización y fomentar el hábito de la lectura entre sus ciudadanos. El Plan de Fomento de la Lectura, por ejemplo, busca aumentar el interés por la lectura y mejorar las habilidades lectoras de la población. Este plan incluye diversas acciones, como campañas de sensibilización, programas educativos y la promoción de bibliotecas públicas. Los resultados de estos programas han sido positivos, con un aumento en el número de lectores y una mejora en los índices de alfabetización. Plan de Fomento de la Lectura: El Plan de Fomento de la Lectura es una iniciativa integral que incluye campañas de concienciación, la creación de clubes de lectura y la mejora del acceso a libros y materiales de lectura. Este plan también trabaja en colaboración con escuelas y bibliotecas para asegurarse de que los niños y jóvenes desarrollen un amor por la lectura desde una edad temprana. Programas específicos: Programas como “Leer es un placer” y “Bibliotecas Escolares” se centran en fomentar la lectura entre los jóvenes y mejorar las bibliotecas escolares. Estas iniciativas no solo proporcionan acceso a libros, sino que también ofrecen actividades y recursos para involucrar a los estudiantes en la lectura. Resultados y logros: Gracias a estos programas, ha habido un aumento notable en la participación de la población en actividades de lectura y una mejora en las habilidades lectoras de los estudiantes. Las evaluaciones periódicas muestran que más personas están leyendo por placer y que las bibliotecas están siendo más utilizadas. Cómo puedes contribuir a la alfabetización Todos podemos contribuir a la promoción de la alfabetización. Voluntariarse en programas de alfabetización, donar libros y recursos educativos, y participar en eventos y campañas de promoción de la lectura son algunas de las formas en que podemos ayudar. Además, fomentar la lectura en el hogar y en la comunidad puede tener un impacto significativo en el desarrollo de habilidades lectoras y escritoras. Voluntariado: Participa en programas de alfabetización locales. Muchas organizaciones necesitan voluntarios para enseñar a leer y escribir a adultos y niños. Tu tiempo y esfuerzo pueden marcar una gran diferencia. Donación de libros: Dona libros a bibliotecas, escuelas y organizaciones sin fines de lucro. Los libros que ya no necesitas pueden abrir un mundo de posibilidades para alguien más. Participación en eventos: Únete a eventos
Los perros en la literatura
El próximo lunes 26 de agosto celebramos el Día Internacional del Perro, una fecha especial dedicada a nuestros amigos de cuatro patas (adoro los perros, por si no lo sabías. Te dejo una foto de Lolo y Bilbo, mis compañeros actuales). Los perros no solo son compañeros en la vida real, sino que también han dejado una huella significativa en la literatura. Desde héroes valientes hasta compañeros fieles, los perros han sido personajes memorables que han enriquecido muchas historias. En este artículo, quiero hablarte de cómo usar perros como personajes en tus novelas. Vamos a destacar algunas novelas famosas que han hecho esto magistralmente. Los perros en la literatura: mitología y leyendas Los perros han sido compañeros de los humanos desde tiempos inmemoriales, y su lealtad, valentía y habilidades únicas han capturado la imaginación de muchas culturas. Estos animales no solo han sido protagonistas de historias de la vida real, sino que también han dejado una marca indeleble en la mitología y las leyendas de diversas civilizaciones. Estas son algunas de las figuras caninas más emblemáticas de la mitología y las leyendas de todo el mundo. Cerbero en la mitología griega Cerbero, el perro de tres cabezas, es uno de los más famosos de la mitología griega. Este feroz guardián del inframundo, hijo de Tifón y Equidna, custodiaba las puertas del Hades para evitar que los muertos salieran y que los vivos entraran. Cada una de sus cabezas representaba el pasado, el presente y el futuro, y su presencia en las historias griegas simbolizaba la vigilancia y la imposibilidad de escapar de la muerte. Anubis en la mitología egipcia Anubis, el dios egipcio de la muerte y el embalsamamiento, es a menudo representado con la cabeza de un chacal o un perro salvaje. Guiaba las almas de los difuntos en su viaje al más allá y presidía el juicio de los muertos, pesando sus corazones contra la pluma de la verdad. La asociación de Anubis con los perros subraya la relación simbólica entre los perros y la protección espiritual. Garm en la mitología nórdica En la mitología nórdica, Garm es el perro guardián del inframundo que vigila la entrada a Hel, el reino de los muertos. Garm es mencionado en el “Völuspá”, un poema de la Edda poética, donde su liberación es uno de los presagios del Ragnarök, el fin del mundo. Garm representa la ferocidad y la inevitabilidad de la muerte en la mitología nórdica. Xólotl en la mitología azteca Xólotl, en la mitología azteca, es el dios perro que guía las almas de los muertos en su viaje al Mictlán, el inframundo. Representado como un perro monstruoso, Xólotl es también el gemelo del dios Quetzalcóatl. Los aztecas creían que los perros tenían la capacidad de acompañar y proteger a los espíritus en su travesía hacia la otra vida, reflejando la profunda conexión entre los perros y el mundo espiritual. Hécate y sus perros en la mitología griega Hécate, la diosa griega de la hechicería, la noche y los cruces de caminos, a menudo es representada acompañada de perros fantasmas. Los perros eran considerados sus compañeros leales y guardianes de los portales entre el mundo de los vivos y los muertos. Los aullidos de los perros en la noche eran interpretados como señales de la presencia de Hécate y sus espíritus. El perro negro en las leyendas británicas En las leyendas británicas, el “perro negro”, o “Black Shuck”, es una figura fantasmal que aparece en caminos solitarios y cementerios. Este espectro canino es considerado un presagio de muerte o desastre. A pesar de su naturaleza temible, algunas leyendas también lo describen como un protector, cuidando a los viajeros solitarios. Los perros en la literatura: su huella Los perros a menudo se utilizan en la literatura como símbolos de lealtad y valentía. Estos animales, conocidos por su fidelidad inquebrantable, pueden personificar estos atributos de manera que dejen profunda huella en los lectores. Un perro leal en una novela puede representar la devoción y el compromiso, proporcionando un contraste o un complemento a los personajes humanos. Por ejemplo, en “La llamada de la selva” de Jack London, Buck demuestra una lealtad feroz hacia su dueño, simbolizando la nobleza y la valentía que inspiran a los lectores. Los perros en la literatura: catalizadores para el desarrollo del personaje humano Los perros también pueden servir como catalizadores para el desarrollo de los personajes humanos en una historia. A través de sus interacciones con los perros, los personajes humanos pueden experimentar un crecimiento significativo. Un perro puede ayudar a un personaje a superar el duelo, encontrar el propósito, o desarrollar la empatía. Por ejemplo, en “Marley y yo” de John Grogan, el comportamiento caótico de Marley desafía a la familia Grogan, pero también fortalece sus vínculos y les enseña valiosas lecciones sobre el amor y la paciencia. Conexión emocional y empatía La inclusión de perros en la literatura puede agregar una capa adicional de profundidad emocional. Los lectores a menudo tienen una conexión especial con los perros, ya que estos animales son parte integral de muchas familias. Esta conexión puede hacer que los lectores sientan más empatía por los personajes y las situaciones en las que se encuentran. Un perro en una novela puede evocar una amplia gama de emociones, desde alegría y amor hasta tristeza y pérdida, creando una experiencia de lectura más rica y resonante. Los perros en la literatura: elementos de conflicto y resolución Los perros pueden introducir elementos de conflicto y resolución en una historia. Imagina a un perro perdido que necesita ser encontrado, o un perro enfermo que requiere cuidados. Incluso a un perro que defiende a su familia de un peligro. Todos ellos pueden ser puntos de conflicto que impulsan la trama. La resolución de estos conflictos a menudo resulta en momentos de gran satisfacción emocional para los personajes y los lectores. En “Lassie vuelve a casa” de Eric Knight, el viaje de Lassie para reunirse con su dueño es una fuente continua de conflicto y resolución,
10 lecturas para el día mundial de los océanos
El océano, vasto y misterioso, ha sido durante siglos una fuente inagotable de inspiración para escritores de todo el mundo. Mañana se celebra el Día Mundial de los Océanos, y para recordar su majestuosidad y belleza exploraremos una selección de novelas que nos sumergen en emocionantes aventuras marinas. Desde enfrentamientos con gigantes del mar hasta travesías épicas por aguas desconocidas, estas obras literarias nos transportan a mundos de intriga, peligro y maravilla que solo el océano puede ofrecer. Lista de lecturas recomendadas para el día mundial de los océanos Moby Dick. “Moby Dick”, de Herman Melville, trasciende la simple caza de una ballena para sumergirnos en las profundidades del alma humana. A través de una narrativa rica y evocadora, Melville nos transporta a bordo del ballenero Pequod, donde los personajes y sus interacciones exploran los abismos de la condición humana en el vasto mar. El capitán Ahab, con su obsesión por vengarse de Moby Dick, la legendaria ballena blanca, personifica la lucha del hombre contra las fuerzas de la naturaleza y los límites de la razón frente a la pasión desenfrenada. A medida que la persecución avanza, los tripulantes del Pequod se ven envueltos en un torbellino de emociones, miedos y anhelos, reflejando la complejidad de la condición humana frente a la inmensidad del mar. A través de los ojos de los marineros y su capitán, Melville nos lleva a explorar temas universales como la obsesión, la ambición y la búsqueda de significado en un mundo aparentemente indiferente. Cada página de “Moby Dick” nos sumerge más profundamente en la psicología de sus personajes y en la inquietante belleza y vastedad del océano, creando una experiencia literaria inolvidable que perdura mucho después de haber cerrado el libro. El viejo y el mar “El viejo y el mar” de Ernest Hemingway nos conduce a un viaje más íntimo y personal en las aguas del Golfo de México. A través del personaje de Santiago, el viejo pescador, Hemingway nos presenta una historia de perseverancia y resistencia del espíritu humano frente a la adversidad. En esta obra magistral, la lucha épica de Santiago con el pez espada no solo representa un enfrentamiento físico, sino que también simboliza la relación simbiótica entre el hombre y el mar. Hemingway nos sumerge en las profundidades del océano y en la mente del protagonista a través de su prosa austera y evocadora, creando una experiencia literaria que resuena con la universalidad de la lucha humana y el deseo de redención. A lo largo de la narración, Hemingway nos invita a reflexionar sobre la fragilidad y la fortaleza de la existencia humana, así como sobre la belleza y la crueldad del entorno marino. Cada página de “El viejo y el mar” nos sumerge en la soledad del mar y en la determinación inquebrantable de Santiago, creando una obra atemporal que sigue resonando con los lectores de todas las generaciones. La isla del tesoro. Lectura obligada en el día mundial de los océanos “La isla del tesoro” de Robert Louis Stevenson nos invita a embarcarnos en una emocionante aventura junto al joven Jim Hawkins. En esta clásica novela de piratas y tesoros enterrados, Stevenson nos sumerge en un mundo de intriga y peligro en alta mar. A medida que Jim Hawkins se embarca en su búsqueda del tesoro enterrado en una isla remota, se encuentra enfrentando a piratas despiadados, motines y peligros marinos. A través de sus desafíos, Hawkins aprende valiosas lecciones sobre la valentía, la amistad y la lealtad en un entorno donde el tesoro es solo el comienzo de una emocionante aventura. Con la prosa vívida y evocadora de Stevenson, cada página de “La isla del tesoro” nos sumerge más profundamente en un mundo de emociones intensas y momentos de suspense. A medida que seguimos los pasos de Hawkins y su tripulación, nos encontramos atrapados en una trama llena de giros y sorpresas, donde la emoción y la intriga están siempre presentes en la vida en alta mar. 20,000 leguas de viaje submarino “20,000 leguas de viaje submarino” de Julio Verne nos transporta a un viaje extraordinario a través de las profundidades inexploradas del océano a bordo del misterioso submarino Nautilus. En esta obra clásica de la literatura de aventuras, el Profesor Aronnax, Ned Land y el enigmático Capitán Nemo nos guían por un mundo submarino lleno de maravillas y peligros que desafían la imaginación. Julio Verne despliega su genio creativo al presentarnos un vasto y asombroso paisaje submarino, poblado de criaturas extrañas, antiguas ruinas sumergidas y la impresionante tecnología del Nautilus. A través de la prosa magistral de Verne, el lector es transportado a un mundo desconocido y fascinante, donde cada página revela nuevos misterios y maravillas ocultas bajo la superficie del océano. Mientras los protagonistas exploran las profundidades marinas, enfrentan desafíos emocionantes y descubren secretos ocultos en las profundidades del océano, el lector se ve inmerso en un viaje que desafía los límites de la imaginación y expande nuestros horizontes sobre lo desconocido. Con su combinación única de aventura, ciencia y fantasía, “20,000 leguas de viaje submarino” continúa cautivando a lectores de todas las edades y nos recuerda la infinita capacidad del ser humano para explorar y descubrir los misterios del mundo que nos rodea. Serie Aubrey-Maturin de Patrick O’Brian En la serie de novelas históricas escritas por Patrick O’Brian, nos introducimos en un fascinante viaje a través de las aventuras del Capitán Jack Aubrey y el cirujano Stephen Maturin a bordo de la fragata HMS Surprise durante las Guerras Napoleónicas. Estas obras literarias, compuestas por veinte novelas, han cautivado a lectores de todo el mundo con su narrativa detallada y vívida, así como con su meticulosa atención al contexto histórico y naval del siglo XIX. Patrick O’Brian, a lo largo de la serie, nos transporta a la vida cotidiana de la Marina Británica en una época de gran turbulencia política y conflictos bélicos. A través de las páginas de sus libros, exploramos no solo las épicas batallas navales que marcaron las Guerras Napoleónicas, sino
Escritoras de éxito del método PEN
Hoy es uno de esos días importantes en el calendario de cada año. En este blog hemos hablado de muchas mujeres que han sido importantes para la literatura o para la Historia. Grandes personalidades que destacaron en un mundo que, tradicionalmente, las ha penalizado por ser mujeres. Le dedicamos artículos a Grace O’Malley, que se convirtió en reina y pirata; a nuestra heroica María Pita, que hizo frente al mismísimo Francis Drake; también mencionamos a las gladiadoras romanas, un gran exponente de cómo las mujeres lograron introducirse en una práctica propia de varones. Pero hoy, para celebrar el Día Internacional de la Mujer, quería detenerme en tres escritoras de éxito a las que conozco, con las que he trabajado, a las que he visto crecer como autoras, y que quiero un montón. A continuación, las escritoras de éxito del método PEN. Regina Román Empezamos el recorrido con Regina Román, que es un amor de persona (bueno, en realidad todas lo son). Como tantos otros alumnos, Regina entró en mis cursos de narrativa porque, como ella mismo dijo, quería formarse y ser más profesional. Y vaya si lo consiguió. Luchadora incansable, tienen una afinidad especial con el género del chick-lit. Ya sabéis, ese subgénero dentro de la romántica que se basa en historias románticas protagonizadas por mujeres que escapan del tópico de mujer dependiente de lo que opine el hombre. En esta modalidad literaria la protagonista es dueña de su destino, decide sus pasos, y se muestra independiente, aunque no por ello se aísla ni enfrenta con los varones. El chick-lit es un género que ha tenido un éxito tremendo en nuestro país, y Regina ha sabido encontrar su sitio entre las grandes autoras, hasta el punto de que ahora ella misma está en ese selecto grupo de escritoras referentes. Tanto es así que ha publicado en la editorial más renombrada en español, Grupo Planeta. Trece novelas lleva publicadas ya, entre ellas la exitosa (y deliciosa) serie Quiérome. Por si no fuera poco, por el camino se ha llevado un premio Big Bang Novel a la mejor protagonista femenina por Adela, personaje principal de su novela Santa Valentina tiene un plan. La frescura que Regina le aporta a este género es maravillosa. Concha Álvarez Pero el éxito de la siguiente autora de la que quiero hablar no ha sido menor. La carrera de Concha Álvarez también es sólida, pues lleva en sus hombros un montón de novelas publicadas, varias de ellas con el otro gran grupo editorial en español, Penguin Random House. El género romántico también tiene mucho peso en las obras de Concha, aunque en su serie Mariposas negras lo conjuga a la perfección con elementos sobrenaturales. Y qué bien lo hace. Concha tiene una delicadeza natural para tratar todo tipo de registros. De hecho, también la podéis encontrar en mi terreno favorito, la novela histórica, con obras como Bajo el cielo de Meerut y La ruta del viento. Su éxito era inevitable, pues al talento natural que tiene se le suma su voluntad de aprender. Concha entendió muy pronto que para escribir de manera profesional no basta con dejarse llevar por lo que uno siente, hace falta también disciplina, comprender las técnicas narrativas, dominar el proceso de creación tras una novela. Todos estos aspectos no vienen de serie en nuestra cabeza, y desde luego no nos los enseñan durante nuestro proceso educativo común. Como siempre digo, en el colegio te enseñan a escribir, pero no a narrar. Nieves Muñoz Además de la amistad y nuestra relación como alumna y profesor, con Nieves Muñoz me une también el hecho de que ambos somos compañeros de publicación en la misma editorial, Edhasa. Imaginad la ilusión y el orgullo que puede sentir uno cuando ve que la obra de una alumna, que además trabajamos en las clases con un profundo asesoramiento por mi parte, se convierte en una publicación. Y además una muy exitosa, porque esta primera novela de Nieves, Las batallas silenciadas, tuvo una segunda edición a los seis meses de salir al mercado. Nieves no se lo podía creer, pero yo sí, porque vi de inmediato la calidad de esa obra. Una novela, por cierto, protagonizada por una mujer muy apropiada para un día como hoy: Irene Curie, la hija de Marie Curie, y cuya historia mejor voy a dejaros que os la narre Nieves en su novela. A esta maravillosa obra se le ha unido una segunda (por ahora, porque ya os adelanto que pronto habrá noticias nuevas), Las damas de la telaraña. Los cimientos formados con el buen trabajo de la primera novela han hecho que esta segunda obra también haya tenido una acogida excelente. La constancia es la principal virtud que debe tener un escritor, y eso es algo que Nieves siempre tuvo presente. De ahí su fulgurante consolidación dentro del género de la novela histórica y del mercado literario. Conclusiones Estas son las tres historias de éxito protagonizadas por escritoras que quería compartir con vosotros. Sin embargo, puedo alardear de que no son las únicas autoras exitosas que he tenido como alumnas en el método PEN. También estaría Alicia Pérez Gil, autora de la trilogía Post Scriptum y ganadora de premios como el Ciudad de Eibar. O Diana Aradas, que hace nada nos dio una inmensa alegría al llevarse el XXVIII Premio de Novela Universidad de Sevilla con su libro Una madre. Nombrar a todas las escritoras que han publicado tras pasar por mis clases es imposible, pensad que llevo quince años como profesor. Sea como sea, en un día como hoy, me ha parecido de justicia reivindicar el papel de la mujer dentro de la literatura a través de ejemplos cercanos, de grandes profesionales que me han dado mucho más que yo a ellas.
Las ucronías: por qué son tan fascinantes
En el artículo anterior, dedicado a la decisiva batalla de Gravelinas, que causó la gran debacle de la Armada Invencible, os mencionaba un recurso literario que en realidad se ha convertido en un subgénero por derecho propio. Un tipo de narraciones enclavadas en la ciencia ficción pero que en realidad tienen una conexión mayor si cabe con la novela histórica: las ucronías. Pues bien, hoy os hablaré un poco de este subgénero tan sugerente pero a la vez tan complicado de tratar para el autor. Que son las ucronías La mejor manera de entender qué es una ucronía es con una pregunta, que siempre empieza igual: ¿Qué hubiese pasado si…? Estoy seguro que ya sabéis por dónde voy sólo con esto, ¿verdad? A dicha pregunta sólo tenéis que añadirle cualquier suceso histórico y la imaginación hará el resto. Bueno, no sólo la imaginación, pero de eso hablaremos después. En el artículo pasado os ponía algunos ejemplos, como qué hubiese pasado si Aníbal hubiera atacado Roma, o si los Reyes Católicos jamás se hubiesen casado. Así que las ucronías son una forma de ficción especulativa que se centran en la exploración de los cambios en la historia si los eventos hubieran ocurrido de manera diferente. En una ucronía, un evento clave en el pasado es alterado (momento que se conoce como «punto Jonbar» o «punto de divergencia»), lo que conduce a una línea de tiempo alternativa que puede tener implicaciones significativas en el presente. De ahí que se inscriba en la ciencia ficción, ya que en realidad estamos recreando un universo alternativo. Es lo que ocurre en el Steampunk, por ejemplo, donde la humanidad jamás abandonó las tecnologías derivadas del vapor y el carbón. Algunas ucronías emblemáticas En contra de lo que podríais pensar, las ucronías no son un invento moderno. En realidad existe una larga tradición al respecto, aunque el término en sí no fue acuñado hasta el siglo XIX, por el filósofo Charles Renouvier. De hecho, la primera ucronía conocida fue escrita por Tito Livo en su obra monumental Ab Urbe condita libri (Historia de Roma desde su fundación), donde en un fragmento se pregunta qué habría pasado si Alejandro Magno hubiese expandido su imperio hacia el oeste, enfrentándose a la República de Roma. Algo que, por cierto, haría también uno de nuestros mejores autores nacionales, Javier Negrete. Sólo que unos cuantos siglos después. Sin embargo, no podemos negar que las ucronías más famosas llegaron en el siglo XX. No podemos hablar de ucronías sin mencionar la magnífica “El hombre en el castillo” de Philip K. Dick, publicada en 1963. Su premisa es fascinante y además se ha convertido en un clásico que incluso se estudia en los cursos de escritura: ¿Y si los Aliados hubiesen perdido la Segunda Guerra Mundial? El juego especulativo parte de un punto Jonbar: en 1933, el presidente americano Roosevelt es asesinado, lo que impide a Estados Unidos salir de la Gran Depresión y, en consecuencia, el país de las barras y estrellas se ve obligado a seguir una política aislacionista. Los americanos deciden no involucrarse en la Segunda Guerra Mundial hasta que ya es demasiado tarde, lo que lleva a la victoria absoluta del bloque del Eje. Alemanes y japoneses acaban por invadir y repartirse Estados Unidos. La ucronía, un género fascinante Las ucronías se han vuelto muy populares en las últimas décadas debido en gran parte a que también el cine y la televisión han abrazado el género. Ahí está el ejemplo de “El cuento de la criada», que imagina una sociedad distópica en la que las mujeres son propiedad del estado y forzadas a tener hijos para los líderes. De hecho, incluso “El hombre en el castillo” ha sido adaptada como serie de televisión, aunque su éxito no ha sido abrumador. ¿Pero por qué son las ucronías tan atractivas para los lectores y espectadores? En parte, se debe a que ofrecen un escape de la realidad y la oportunidad de explorar mundos imaginarios, lo que es especialmente atractivo en tiempos de incertidumbre política y social. También nos permiten reflexionar sobre la historia de la humanidad y cómo los eventos del pasado han dado forma al mundo que conocemos hoy. Además, las ucronías pueden ser una forma poderosa de comentar sobre problemas actuales. Al explorar un mundo alternativo, los autores y los guionistas pueden señalar las debilidades y los peligros de nuestra propia sociedad. Por ejemplo, la novela gráfica Watchmen puede ser vista como una crítica a la política americana en Vietnam y a la escalada nuclear, mientras que “El hombre en el castillo” hace hincapié en la importancia de la libertad y la resistencia. Por último, las ucronías pueden ser una herramienta para explorar la naturaleza humana y las decisiones que tomamos. Si el curso de la historia hubiera sido diferente, ¿cómo habrían respondido las personas? ¿Cómo se habrían desarrollado las sociedades? ¿Qué valores habrían guiado a la humanidad? ¿Por qué las ucronías son tan difíciles de escribir? Sí, en efecto. Una ucronía es incluso más compleja de abordar para un autor que una novela histórica. Pues en este caso el autor tiene el camino marcado. Si yo escribo una novela en torno a la batalla de Gravelinas, «sólo» tengo que seguir la línea que la realidad histórica me ofrece. Lo cual ya de por sí es una tarea titánica. Pero si me da por crear una trama en torno a lo que hubiera pasado si España hubiese vencido en dicho combate naval… En ese caso ya no puedo acudir a la historia que conocemos. Me veré obligado a crear sucesos nuevos. Pero además, y aquí viene lo que en mi opinión es más delicado, cualquier acontecimiento que ocurra en mi novela ucrónica va a tener que ser verosímil. Me veré obligado a especular de una manera racional. No se pueden hacer cambios radicales en el substrato histórico, al menos en el momento inmediatamente posterior a la ruptura del punto Jonbar. La historia debe avanzar de manera lógica: por ejemplo,
William Wallace, el auténtico Braveheart
Seguimos con los grandes personajes históricos que el cine ha popularizado. Hasta ahora hemos visto al villano de Gladiator, Lucio Aurelio Cómodo; y al protagonista que da nombre a La lista de Schindler. Ambos, curiosamente, más o menos adaptados con fidelidad en sus respectivas películas. Al menos en cuanto a carácter y personalidad. Ahora bien, nuestro siguiente invitado, a pesar de la enorme popularidad que tuvo en los 90 a raíz de este film, no resultó tan afortunado. Pero os lo presento primero: hoy hablaremos del auténtico William Wallace, un Braveheart que no lo fue tanto. William Wallace, ¿campesino? Vaya por delante que para mí Braveheart es una película maravillosa, épica, de esas que te tocan la fibra sensible. Mel Gibson está inmenso, tanto en su faceta actoral como en la dirección. Por no hablar de su preciosismo estético, de esos maravillosos paisajes escoceses… Un momento, no escoceses. Porque en realidad la mayor parte de la película se rodó en Irlanda por cuestiones de producción, como el castillo Dunsoghly, donde se recreó el de Edimburgo; o las llanuras de Curragh, en las que se rodó la grandiosa aunque no demasiado fiel batalla de Stirling. La película empieza mostrando a William como un simple campesino. Primer error. William Wallace, que nació en 1270, era un gran terrateniente. Ni siquiera fue hijo único, pues tuvo un hermano mayor, Malcom. Las crónicas escocesas nos dicen que tuvo una esmerada educación en una abadía, que jamás vistió un harapo, y que marchaba a las batallas con una armadura lujosa. Ah, y por cierto, nada de pintarse la cara de azul. Eso fue cosa de los pictos mil años antes. Al igual que la asociación de las gaitas con Escocia, algo que ocurrió a partir del siglo XVIII. En esos años, aquel era un instrumento común en otros territorios, ya que fue introducido en Europa por los romanos. William Wallace y la Loba de Francia Lo que sí es cierto es que William Wallace formó parte de la resistencia escocesa contra el rey Eduardo de Inglaterra, y es un emblema patriótico en Escocia por ello. Aunque fue a la guerra para defender sus intereses territoriales, no por vengar a ninguna esposa asesinada, la cual se llamaba Marian Braidfoot, no Munro. El derecho de pernada tampoco existía por aquel entonces. Wallace sí comandó sus propias tropas, pero lejos de camaradas movidos por la lealtad, fueron simples feudatarios. Vamos, como cualquier otro noble. ¿Y las batallas? Siento decir que en estas escenas la espectacularidad se impone al realismo histórico. Más aún, la estrategia que le dio la victoria a los escoceses en Stirling ni se ve en el film: los rebeldes de Wallace, cinco veces menos numerosos que los ingleses, supieron paliar esta inferioridad creando un cuello de botella en el puente de Stirling. En ese punto transcurrió el grueso de la batalla, con tan mala fortuna para los ingleses que la pasarela cedió cuando estaba ocupada en su mayoría por los invasores. De este modo la victoria se decantó del lado escocés. En la película el puente ni está ni se le espera, lo cual es del todo absurdo: en campo abierto, la superioridad numérica inglesa habría aplastado a los rebeldes. Pero de las numerosas licencias que Mel Gibson se tomó en esta película ninguna es más increíble que el apasionado encuentro entre Wallace y la princesa Isabel de Francia. Un romance del todo imposible por el simple hecho de que Isabel, que sería apodada como la Loba de Francia, no llegó a Inglaterra hasta 1308, tres años después de que Wallace fuera ejecutado. De hecho, por no conocer no conoció ni a su suegro. Por si todo esto fuera poco, en el momento del supuesto encuentro con Wallace la princesa apenas tenía nueve años. William Wallace y su grito de libertad El final de William Wallace tampoco resultó tan heroico como nos cuenta la película. Tras la derrota en la batalla de Falkirk, el noble se pasó siete años huyendo, con su reputación completamente destruida, mendigando ayuda para su causa en Francia e incluso en Roma. Y todo para que uno de sus comandantes, John de Menteith, lo traicionara y lo entregara a los ingleses en 1305. Quizás la escena más apegada a la realidad histórica en toda la película sea la tortura final de Wallace, por desgracia para él. Porque sí, al pobre noble escocés lo hicieron sufrir tanto como se ve en la película e incluso un poco más: lo ahorcaron sin llegar a ahogarlo, y a continuación lo emascularon (le extirparon los genitales), tras lo cual lo evisceraron tal y como aparece en la película. Quemaron sus intestinos cuando aún estaba con vida y luego lo decapitaron. Eso sí, no hay constancia alguna de que lanzara ningún grito de libertad. Y dese luego no murió justo al mismo tiempo que el rey Eduardo I, quien le sobrevivió dos años. Pero seamos sinceros, qué bien queda eso en la película. El verdadero Braveheart He dejado para el final el tema del título de la película: Braveheart, Corazón Valiente. Pues este apelativo jamás perteneció a William Wallace, sino al traidor de la película: Robert de Bruce, futuro rey de Escocia. A pesar de que Robert había jurado lealtad a Eduardo I, no dudó en unirse a los rebeldes, y cuando Wallace perdió su condición de Guardián de Escocia, fue él quien lo heredó. Aunque tampoco nos engañemos, de santo héroe tenía poco, pues no dudó en enfrentarse a sus aliados para conseguir la corona de Escocia. Corona que sin embargo no quedó afianzada hasta la batalla de Bannockburn, donde logró la ansiada independencia escocesa. Al morir, sus compañeros de armas viajaron a Jerusalén para enterrar el corazón del monarca, pero jamás llegaron a Tierra Santa, y casi perdieron la reliquia en la batalla de Teba, en Málaga. Lo recuperaron por los pelos, y de regreso a Escocia lo inhumaron en la abadía de Melrose. Así pues, esta es la historia del auténtico Braveheart
Mis novelas de aventuras favoritas
Si tuviéramos que destacar una virtud de la literatura por encima de cualquier otra, sin duda alguna me quedaría con la conexión que es capaz de crear entre la historia que cuenta y el lector que la está disfrutando (o padeciendo). Una conexión basada en el impacto que nos causa, y un impacto a su vez que tiene una intencionalidad clara. Cada libro busca remover unos mecanismos emocionales en el lector: hay autores que quieren hacernos reflexionar, otros que buscan denunciar una injusticia, los hay incluso que pretenden que pasemos miedo. Y luego está la literatura de evasión. Esas historias para todos los públicos que hacen que vibremos por su dinamismo, por tener tramas sencillas (que no simplonas ni vulgares) y a la vez apasionantes. Novelas capaces de hacer que un niño quede prendado de la lectura. Que es lo que me pasó a mí cuando leí los libros que hoy quiero compartir con vosotros (como ya os comenté brevemente en este artículo). Hoy os presento mis novelas de aventuras favoritas. El Corsario Negro El nombre de Emilio Salgari está irremediablemente unido al género de las novelas de aventuras. De hecho, es muy complicado decidirse entre las ochenta y cuatro novelas que escribió, y ya ni hablemos de los cientos de cuentos que nos regaló. En cualquier caso, la mayoría de sus obras están centradas en la novela de aventuras (aunque también coqueteó con la ciencia ficción de la época), ambientadas casi siempre en escenarios exóticos. ¿Y qué hay más exótico que los mares caribeños y las historias de piratas? Nadie contribuyó más que él a darle fama a la figura del pirata caballeresco, alejado de esos que matan y saquean y ligado a un código de honor. Y pocos piratas tan conocidos como el protagonista de El Corsario Negro (con la excepción de su «hermano» Sandokán). El intrépido Emilio de Roccanera, señor de Ventimiglia, terror de los mares del Caribe durante finales del siglo XVII bajo el nombre del Corsario Negro, ha jurado vengarse de quienes mataron a sus hermanos, el Corsario Rojo y el Corsario Verde. Pero el destino no se lo pondrá fácil, porque en una de esas acaba por enamorarse de Honorata de Van Guld, una hermosa aristócrata que es en realidad… ¡No os lo voy a contar, por supuesto! Solo os diré que esta novela cumple todos los requisitos de las buenas novelas de aventuras: un ritmo trepidante, divertida y, sobre todo, con mucha, mucha acción. Imposible aburrirse. Quintin Durward Viajamos ahora a la Francia de Luis XI. En esta ocasión estamos ante una de esas novelas de aventuras cuyo trasfondo histórico tiene un poco más de peso que en el caso anterior. De hecho, la intención del autor, Walter Scott (del que volveremos a hablar después), era mostrar los últimos días del feudalismo. El monarca francés representa una nueva visión del mundo, una ruptura con las antiguas costumbres derivadas de las órdenes de caballería. Pero el protagonista de la novela es completamente ficticio. Quintin Durward es un arquero escocés al servicio de Luis XI, el cual le ha encargado que proteja a toda costa a la condesa Isabel de Croye. La noble borgoñesa está desesperada por escapar de un matrimonio que no le conviene, pero hay muchos secretos en torno a ella. Empezando por el propio Durward que, como no podía ser de otro modo, acaba enamorándose de la condesa. La flecha negra Ninguna lista de novelas de aventuras puede estar completa si no contiene al menos una historia de Robert Louis Stevenson. Algunos me echaréis en cara que no haya elegido La isla del tesoro, su novela más famosa, pero recordad que esta es una lista personal. Y aunque las aventuras de Jim Hawkins y Long John Silver son fascinantes, a mí me impacto más La flecha negra. ¿Cómo no va a ser así, con frases como estas?: «Tenía en el cinto cuatro flechas negras por las cuatro penas que he soportado y para los cuatro hombres malvados que nos tiranizan y nos atropellan. … Cada cual tendrá lo que ha merecido: una flecha negra por cada maldad. Y ahora caed de rodillas, rezad. ¡Porque ya estáis muertos, vosotros, bandidos!» La trama de la novela se desarrolla durante la Guerra de las Dos Rosas. En un bando, la Casa de Lancaster; y en la otra, la Casa de York. En medio el trono de Inglaterra y el protagonista: Richard Dick Shelton, quien en medio de este conflicto tiene que superar la muerte de su padre y hacerle justicia. Ivanhoe Antes os comentaba que volveríamos a hablar de Walter Scott, así que lo prometido es deuda. Porque aunque Quintin Durward es una novela maravillosa, mi favorita entre las favoritas, la mejor de todas las novelas de aventuras es, de largo, Ivanhoe. ¿Y por qué me gusta tanto? Porque lo tiene todo. Es la novela de aventuras perfecta. Su protagonista, Wilfredo de Ivanhoe, es carismático; el ideal del caballero cuyo valor no tiene fin a pesar de haber caído en desgracia con su padre. Pero es que los personajes secundarios son tan excepcionales que podrían tener su propia novela: Ricardo Corazón de León, el caballero Brian de Bois-Guilbert, Gurth el porquerizo, el rey Juan sin Tierra, y cómo no, la hermosa Rebecca. Pero es que por si fuera poco también ronda por ahí ni más ni menos que Robin Hood, personaje del folclore inglés medieval que Scott no dudó en utilizar. Clásico entre los clásicos, atemporal así pasen los años, esta obra es el germen del género conocido como «capa y espada». En sus letras encontraremos épica, romanticismo, un contexto histórico muy bien documentado y, por supuesto aventuras. Muchas aventuras. Una obra que debería ser una lectura fija en las escuelas como herramienta para fomentar la lectura. No puedo imaginar que haya un solo niño capaz de resistirse a esta historia. Yo, desde luego, no pude.
Schindler: el nazi bueno
El mes pasado iniciamos una nueva serie de artículos históricos en el que comparábamos a personajes reales de la Historia con sus contrapartidas en el cine. Por supuesto, no podíamos empezar con otra película que no fuera «Gladiator» y su gran villano, el emperador Cómodo. Difícil estar a la altura, ¿verdad? Pero no es una tarea imposible, porque si la obra de Ridley Scott es monumental, aquella de la que vamos a hablar hoy no se queda atrás. Pues el personaje que vamos a retratar es el protagonista de la obra maestra de uno de los mejores directores de todos los tiempos, Steven Spielberg. Me refiero, por supuesto, a «La lista de Schindler» y a aquel que le da nombre, Oskar Schindler. Schindler en la película No hay ninguna duda de que estamos ante un personaje cuya vida merecía una película. Película, por cierto, inspirada en una novela, «El arca de Schindler», escrita en 1982 por Thomas Keneally. En la pantalla grande, Schindler fue interpretado por un Liam Neeson al que todavía no le habían secuestrado a ninguna hija ni andaba machacando delincuentes para recuperarla. Su papel en «La lista de Schindler» era de hecho opuesto al del tipo duro: vemos a un hombre que empieza con una alta carga de prepotencia debido a su elevada condición social, pero que rápidamente comprende el horror desatado por el Partido Nazi, su propio partido. Y a partir de ahí tenemos a un individuo comprometido, bondadoso por completo, sin mácula alguna. La pregunta es ¿qué hay de verdad en el personaje de la película? Schindler en la vida real Por fortuna, la respuesta es que hay mucho del auténtico Schindler en el personaje desarrollado por Steven Spielberg. Nació en el todavía Imperio Austro-Húngaro, y a los 27 años se unió al Partido Alemán de los Sudetes, afín a los postulados nazis que ya se proclamaban en aquel 1935. Dicha cercanía ideológica fue tal que Schindler se convirtió en un informante de los nazis en Checoslovaquia. Eso y las deudas que había contraído debido a sus problemas de alcohol, que logró saldar gracias a este trabajo. Vamos, que fue un espía encargado del aparato de inteligencia nazi en su país, algo que en la película no se refleja, y por lo que acabó encarcelado. No estuvo mucho tiempo entre rejas, pues en 1938 Alemania invadía Checoslovaquia y lo liberaba. Agradecido y convencido de las líneas políticas de Hitler y los suyos, Schindler se unió sin dudarlo al Partido Nazi. Sin embargo ya no volvió a ejercer de agente secreto, si no que prefirió aprovechar el apoyo alemán para comprar una fábrica en quiebra. Como dicha empresa, situada en Cracovia, había pertenecido a un consorcio de judíos, la mayoría de trabajadores que contrató fueron de dicha comunidad. Pero si al principio los mantuvo no fue por ningún gesto de bondad, si no porque sencillamente eran mano de obra mucho más barata que el resto de alemanes. Schindler durante la guerra Cuando estalló el Holocausto, Schindler se encontró de pronto en una situación muy delicada. Sus compañeros nazis empezaron a reunir a los judíos para llevárselos a los campos de concentración, lo cuál podía llevar a la ruina a su fábrica: de los 1700 empleados, más de un millar eran judíos. Así que ideó una estrategia para mantener a toda la plantilla: gracias a sus contactos con el Partido Nazi, consiguió un contrato para la fabricación de pertrechos destinados a las tropas alemanas. Pero la jugada maestra fue convertir la fábrica en su propio campo de concentración, al menos de cara a los nazis, en el que él mismo era el director. Aquel movimiento tan brillante, unido a los sobornos a los oficiales nazis que acudían a inspeccionar la fábrica, mantuvo a salvo el negocio y, de paso, a sus empleados judíos. Pero lo que empezó como un movimiento egoísta para mantener su emporio pronto tomó una deriva distinta. La barbarie del exterminio judío escaló de tal manera que, al fin, horrorizó incluso a muchos miembros del Partido Nazi. Schindler fue uno de ellos. Aunque hay voces disidentes que afirman que el empresario actuó por cuestiones egoístas (como la de su esposa, Emily, que además lo acusó de mujeriego e infiel), eso no explicaría por qué en un momento dado empezó a contratar a más trabajadores judíos de los que en realidad necesitaba. Muchos de ellos eran incluso personas con discapacidad o niños. Llegó a un punto en que los sobornos a los oficiales nazis eran tan altos que Schindler tuvo que echar mano de su patrimonio personal. Conclusiones Schindler no se libró de ser encarcelado ante las sospechas de simpatizar con los judíos, pero sus contactos le sirvieron para salir en libertad. Lejos de escarmentar, trasladó la fábrica a Brünnlitz para evitar su clausura ante el avance soviético. Fue entonces cuando escribió la famosa lista que da nombre a la película: mil doscientos nombres, todos sus trabajadores y varios de otra factoría, que lo acompañaron a la nueva ubicación y se salvaron así de ser exterminados. En los últimos meses de la guerra, el empresario tuvo que comprar munición en el mercado negro con la que justificar la utilidad de la fábrica. De este modo, Schindler y sus protegidos resistieron hasta que el Ejército Rojo y los Aliados entraron en Berlín y provocaron al fin la rendición de Alemania. Como podéis comprobar, la historia con la que Spielberg nos emocionó es bastante fiel a la realidad histórica. A pesar de ello, la figura de Schindler también tuvo sombras. Fue un mujeriego reconocido que tuvo diversas amantes, y abandonó a su mujer en 1958, a la que dejó en Argentina casi en la pobreza. Debemos tener en cuenta que nadie es bueno o malo del todo. Pero lo que importa, al final del camino, es hacia qué lado se inclina la balanza.
Los mejores villanos de la literatura
El mes pasado os acerqué un artículo que está teniendo un gran éxito de visitas, donde os hablaba de algunos de los mejores personajes secundarios de la literatura. Así que he pensado en hacer una especie de continuación. Pero esta vez nos detendremos en otro de los grandes elementos de cualquier novela que se precie, uno sin el cuál nuestro héroe (si es que nuestro protagonista lo es) está incompleto. Así que hoy toca hablar de los mejores villanos de la literatura. Drácula Nuestro primer villano no podía ser otro que el más famoso de los monstruos jamás creados. El vampiro por antonomasia, nuestro querido y temido conde Drácula. Obviamente nos referimos al Drácula de la novela de Bram Stoker, porque hay infinidad de versiones en otros medios. Algunos incluso no podrían ser considerados del todo como villanos, como el Drácula de la película de Coppola, interpretado magistralmente por Gary Oldman. Pero el Drácula de Bram Stoker no tiene ningún aspecto que lo acerque a la bondad. Basado en varios personajes históricos, como Vlad Tepes «el Empalador» o Elizabeth Bathory (conocida como «La condesa sangrienta» porque esta sí bebía sangre humana de verdad), el primer Drácula literario es un auténtico villano: sin escrúpulos, cruel y maligno de los pies a la cabeza, y no le mueve ningún tipo de amor como a su contrapartida cinematográfica. Patrick Bateman El título de asesino en serie más perturbado de la literatura podría recaer perfectamente en dos sádicos de manual: Hannibal Lecter (de El silencio de los inocentes) y Patrick Bateman, el villano de American Psycho. Me he decantado por Bateman porque no solo es el villano de la novela, sino también el protagonista absoluto (por tanto, no sería el antagonista). Estamos acostumbrados a que una historia cuenta con un héroe protagonista y un villano que, la mayoría de las veces, tiene menos protagonismo. Este caso es completamente diferente. Además, Bateman tiene unas cualidades que lo hacen fascinante: no es un monstruo con aspecto de malvado. Tiene buena planta, siempre viste elegante, demuestra una educación exquisita. Estamos ante el ya olvidado yuppie de los 80, ese hombre de negocios exitoso y con un estatus social privilegiado. Pero tras esa apariencia de triunfador se esconde un perturbado, cuya obsesión por la perfección lo lleva a convertirse en un asesino psicótico y, por tanto, en uno de los mejores villanos. Ah, y también practica el canibalismo. Chúpate esa, Lecter. Mr. Hyde ¿Puede el héroe ser al mismo tiempo el villano? Pues sí, de hecho el mejor ejemplo es uno de esos clásicos atemporales que también se ha convertido en parte de la mitología popular: El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, de Robert Louis Stevenson. Todos conocéis la historia: El doctor Jekyll es un científico que crea una poción capaz de separar el bien del mal en la mente de cualquier persona. Pero al tomarla, Jekyll en realidad se convierte en una versión oscura de sí mismo, llamada Hyde, que toma el control de su vida y comete todas las tropelías que la moral de Jekyll no le permite. En la cultura popular se ha simplificado mucho al personaje de Mr. Hyde, convirtiéndolo en ocasiones en un simple monstruo, pero detrás de este villano hay un poso más profundo y simbólico. Representa el conflicto eterno entre el bien y el mal. Hyde es el deseo humano llevado hasta el extremo absoluto, que generalmente reprimimos porque vivimos en sociedad y no nos atrevemos a dar rienda suelta a según qué cosas. Estamos pues ante un villano, sí, pero un villano que nos dice que, en el fondo, todos somos villanos. Que lo único que nos separa de que la maldad nos domine es la moral. Inspector Javert Quizás a alguien le parezca un poco estricto definir como un villano al inspector Javert, personaje de Los miserables de Victor Hugo. Al fin y al cabo, estamos ante un policía cuyo principal objetivo es hacer cumplir la ley. El problema es que está dispuesto a cualquier cosa para ello. Javert quizás no sea malvado en el fondo, pero es inflexible e incluso cruel cuando se trata de atrapar a ese fugitivo que ya se le escapó en el pasado. Su obsesión por atrapar a Jean Valjean llega a tales cotas que es incapaz de aceptar que este haya podido cambiar y rehacer su vida. Es apasionante el contexto de este personaje, y por eso es uno de los mejores “villanos”: odia a los delincuentes y no cree en su arrepentimiento, una ira que le viene de sus propios orígenes, ya que su padre fue un convicto y él nació en una prisión. Su carácter intransigente tiene por tanto un sentido: necesita mantenerse en el lado correcto de la ley por temor a acabar como su padre. Este tipo de detalles son los que dan profundidad a un villano, hasta el punto de que por muchas perrerías que le haga al protagonista, sintamos empatía por él. Sobre todo cuando, al final de la novela, se ve enfrentado a una decisión imposible: detener a un Valjean que le ha demostrado que es una buena persona o dejarlo libre, sabiendo que tiene una condena que cumplir y por tanto rompiendo él mismo la legalidad. Una decisión tan imposible de tomar que decide suicidarse. Sauron Sí, sé lo que estáis pensando: otra vez Teo con El Señor de los Anillos. Qué le vamos a hacer, ya sabéis que siento predilección por esta obra. Además, estamos ante el villano más extraño de cuantos hemos visto. Porque todos ellos eran personajes reales dentro de sus novelas, estaban presentes en carne y hueso. En el caso de Sauron, el Señor Oscuro, no aparece como personaje en ningún momento de la trilogía. Y sin embargo su presencia impregna cada uno de los pasos del resto de personajes. Sauron es el motivo por el que Gandalf está en la Tierra Media, la razón por la que pone en marcha su gran plan. Su maldad