El mes pasado os acerqué un artículo que está teniendo un gran éxito de visitas, donde os hablaba de algunos de los mejores personajes secundarios de la literatura. Así que he pensado en hacer una especie de continuación. Pero esta vez nos detendremos en otro de los grandes elementos de cualquier novela que se precie, uno sin el cuál nuestro héroe (si es que nuestro protagonista lo es) está incompleto. Así que hoy toca hablar de los mejores villanos de la literatura. Drácula Nuestro primer villano no podía ser otro que el más famoso de los monstruos jamás creados. El vampiro por antonomasia, nuestro querido y temido conde Drácula. Obviamente nos referimos al Drácula de la novela de Bram Stoker, porque hay infinidad de versiones en otros medios. Algunos incluso no podrían ser considerados del todo como villanos, como el Drácula de la película de Coppola, interpretado magistralmente por Gary Oldman. Pero el Drácula de Bram Stoker no tiene ningún aspecto que lo acerque a la bondad. Basado en varios personajes históricos, como Vlad Tepes «el Empalador» o Elizabeth Bathory (conocida como «La condesa sangrienta» porque esta sí bebía sangre humana de verdad), el primer Drácula literario es un auténtico villano: sin escrúpulos, cruel y maligno de los pies a la cabeza, y no le mueve ningún tipo de amor como a su contrapartida cinematográfica. Patrick Bateman El título de asesino en serie más perturbado de la literatura podría recaer perfectamente en dos sádicos de manual: Hannibal Lecter (de El silencio de los inocentes) y Patrick Bateman, el villano de American Psycho. Me he decantado por Bateman porque no solo es el villano de la novela, sino también el protagonista absoluto (por tanto, no sería el antagonista). Estamos acostumbrados a que una historia cuenta con un héroe protagonista y un villano que, la mayoría de las veces, tiene menos protagonismo. Este caso es completamente diferente. Además, Bateman tiene unas cualidades que lo hacen fascinante: no es un monstruo con aspecto de malvado. Tiene buena planta, siempre viste elegante, demuestra una educación exquisita. Estamos ante el ya olvidado yuppie de los 80, ese hombre de negocios exitoso y con un estatus social privilegiado. Pero tras esa apariencia de triunfador se esconde un perturbado, cuya obsesión por la perfección lo lleva a convertirse en un asesino psicótico y, por tanto, en uno de los mejores villanos. Ah, y también practica el canibalismo. Chúpate esa, Lecter. Mr. Hyde ¿Puede el héroe ser al mismo tiempo el villano? Pues sí, de hecho el mejor ejemplo es uno de esos clásicos atemporales que también se ha convertido en parte de la mitología popular: El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, de Robert Louis Stevenson. Todos conocéis la historia: El doctor Jekyll es un científico que crea una poción capaz de separar el bien del mal en la mente de cualquier persona. Pero al tomarla, Jekyll en realidad se convierte en una versión oscura de sí mismo, llamada Hyde, que toma el control de su vida y comete todas las tropelías que la moral de Jekyll no le permite. En la cultura popular se ha simplificado mucho al personaje de Mr. Hyde, convirtiéndolo en ocasiones en un simple monstruo, pero detrás de este villano hay un poso más profundo y simbólico. Representa el conflicto eterno entre el bien y el mal. Hyde es el deseo humano llevado hasta el extremo absoluto, que generalmente reprimimos porque vivimos en sociedad y no nos atrevemos a dar rienda suelta a según qué cosas. Estamos pues ante un villano, sí, pero un villano que nos dice que, en el fondo, todos somos villanos. Que lo único que nos separa de que la maldad nos domine es la moral. Inspector Javert Quizás a alguien le parezca un poco estricto definir como un villano al inspector Javert, personaje de Los miserables de Victor Hugo. Al fin y al cabo, estamos ante un policía cuyo principal objetivo es hacer cumplir la ley. El problema es que está dispuesto a cualquier cosa para ello. Javert quizás no sea malvado en el fondo, pero es inflexible e incluso cruel cuando se trata de atrapar a ese fugitivo que ya se le escapó en el pasado. Su obsesión por atrapar a Jean Valjean llega a tales cotas que es incapaz de aceptar que este haya podido cambiar y rehacer su vida. Es apasionante el contexto de este personaje, y por eso es uno de los mejores “villanos”: odia a los delincuentes y no cree en su arrepentimiento, una ira que le viene de sus propios orígenes, ya que su padre fue un convicto y él nació en una prisión. Su carácter intransigente tiene por tanto un sentido: necesita mantenerse en el lado correcto de la ley por temor a acabar como su padre. Este tipo de detalles son los que dan profundidad a un villano, hasta el punto de que por muchas perrerías que le haga al protagonista, sintamos empatía por él. Sobre todo cuando, al final de la novela, se ve enfrentado a una decisión imposible: detener a un Valjean que le ha demostrado que es una buena persona o dejarlo libre, sabiendo que tiene una condena que cumplir y por tanto rompiendo él mismo la legalidad. Una decisión tan imposible de tomar que decide suicidarse. Sauron Sí, sé lo que estáis pensando: otra vez Teo con El Señor de los Anillos. Qué le vamos a hacer, ya sabéis que siento predilección por esta obra. Además, estamos ante el villano más extraño de cuantos hemos visto. Porque todos ellos eran personajes reales dentro de sus novelas, estaban presentes en carne y hueso. En el caso de Sauron, el Señor Oscuro, no aparece como personaje en ningún momento de la trilogía. Y sin embargo su presencia impregna cada uno de los pasos del resto de personajes. Sauron es el motivo por el que Gandalf está en la Tierra Media, la razón por la que pone en marcha su gran plan. Su maldad
Los mejores personajes secundarios literarios
¿Cuántas veces hemos comentado en este blog la importancia de los personajes? Muchas, y nunca son suficientes. Una novela no es nada sin sus personajes. Son el motor de cualquier trama, su razón de ser, hasta el punto de que un argumento soso, anodino e incluso tópico puede salvarse gracias a unos personajes bien construidos, carismáticos. Hace unos meses os descubrí cuáles eran mis personajes de ficción favoritos, ¿os acordáis? (Y si no, es buen momento para volver a leer dicho artículo… cuando acabes con este, claro). Como visteis, eran magníficos… protagonistas. ¿Pero qué hay de los personajes secundarios? ¿Qué hay de esos gregarios del héroe y que, en no pocas ocasiones, incluso llegan a enamorar más al lector que los principales? Hoy pretendo acercaros algunos de los mejores que se han creado en literatura, para que así comprendáis también su importancia. Doctor Watson Empezamos fuerte, ¿verdad? Elemental, querido lector. ¿Quién no conoce al inseparable compañero del detective más famoso del mundo? Hoy en día es imposible imaginarse al uno sin el otro. Desde que Sherlock Holmes y John H. Watson fueran creados por Arthur Conan Doyle en 1887, no recuerdo una sola adaptación (en el formato que sea) en la que no aparezca el leal asistente del detective. La importancia del doctor Watson es mayor de lo que pueda parecer ya que, además su compañero de aventuras, suele ser también el narrador de los relatos del detective (salvo en unas pocas excepciones). Abnegado y solícito con Holmes, aunque también crítico con sus extravagancias en algunas adaptaciones, Watson contextualiza al protagonista, dándole una dimensión que por sí misma no sería tan relevante. Es la encarnación de lo que se busca en un personaje secundario: complementar al protagonista. Atreyu El caso de La Historia Interminable es realmente curioso y muy original. El auténtico protagonista de esta novela tan famosa (y que tuvo su momento de mayor fama con la aparición de aquella película que todos recordamos) siempre fue Bastian, el niño que se encierra en una buhardilla para leer un misterioso libro al que, en un momento dado, acaba viajando. Sin embargo, durante gran parte de la novela, el joven guerrero Atreyu es el que ejerce el papel del héroe tradicional: se le encarga la Gran Búsqueda para encontrar la cura a la enfermedad de la Emperatriz Infantil, recibe un poderoso amuleto (el Áuryn), y recorre el mundo a lomos de su leal dragón Fújur viviendo multitud de aventuras. Pero en el contexto absoluto de la novela, el protagonista sigue siendo Bastian. Sancho Panza Nadie puede negar que Sancho Panza es el mejor personaje secundario que ha dado la literatura en español y posiblemente de todos los tiempos. De hecho, casi podríamos decir que en realidad es coprotagonista de la obra de Cervantes. Su presencia es fundamental una vez más para establecer el lugar de protagonista: mientras don Quijote es un individuo ridículo y atrapado en la locura, Sancho tiene los pies en la tierra. Aunque su mollera no da para mucho, fiel representación de la incultura de la España más rural del Siglo de Oro, Sancho es el ancla a la realidad del hidalgo, la única que le queda. Un hombre práctico, vamos, que se ve envuelto en mil y uno líos por la promesa de su señor de convertirlo en gobernador. Por contraposición, por tanto, el carácter hilarante y patético de don Quijote se hace más marcado. Es el idealismo del hidalgo loco perteneciente a la nobleza contra el la visión realista y humilde del populacho, arrastrado siempre por los tirones que da la aristocracia. Sancho es el pueblo español, por eso su afición a los refranes, que son al fin y al cabo la plasmación de la sabiduría tradicional. Y además es divertidísimo. Íñigo Balboa Un personaje tan fascinante y carismático como el capitán Alatriste no podía quedarse sin un compañero a la altura. Y en esas, don Arturo Pérez-Reverte tuvo a bien crear al bueno de Íñigo Balboa, vástago del fallecido compañero de encamisadas del buen capitán, y a quien tuvo a su cuidado cuando el muchacho entró en edad de buscar fortuna. Pero hete aquí que no eran las tareas ni las compañías de Diego Alatriste las más adecuadas para fomentar virtudes dignas en un chiquillo, así que el zagal se las vio en más de dos y más de tres aventuras de estas que desesperarían a su santa madre, de haberlas conocido. Una vez más tenemos a un personaje secundario que también es el narrador de las historias. Estamos de nuevo ante el paje pero, a diferencia de Sancho Panza, Íñigo representa también el camino del héroe clásico y su crecimiento personal de niño a adulto. Samsagaz Gamyi Para muchos, Sam es el auténtico héroe de El Señor de los Anillos. Al fin y al cabo, después de toda la aventura Frodo se rindió al poder del Anillo Único. Aunque me parece muy injusto desmerecer a Frodo, que las tuvo que pasar más canutas que nadie durante el viaje, la verdad es que Sam fue un auténtico ejemplo de valor y lealtad hacia su amigo (aunque lo llamara «señor»). Dentro de los personajes secundarios, Sam representa, además de la valentía (que ya está presente en otros personajes de la obra de Tolkien), el poder del amor y la amistad. Nunca tuvo por qué acompañar a Frodo pues, a pesar de las exigencias de Gandalf en ese sentido, el mago simplemente estaba aprovechando la fidelidad de Sam por Frodo. Habría ido tras su amigo de todos modos. Su sentido de la bondad y la lealtad hacia Frodo es tal que incluso llega a hacerse cargo del Anillo Único durante un breve período de tiempo, cuando cree que su amigo ha sido asesinado por Ella-Laraña, para terminar con la misión. ¿Lo habría conseguido? ¿Habría sido capaz de lanzar el Anillo al fuego del monte del Destino? Eso es algo que nunca sabremos. Los personajes secundarios, vitales Ya veis, todos estos personajes secundarios son fascinantes y cumplen con
Los personajes de V de Vendetta: conspiración, pólvora y traición
Bienvenido a la segunda parte sobre la comparativa de V de Vendetta, en la que hablaremos sobre el abanico de personajes que abarca el cómic. De aquellos que, en la gran pantalla, pierden su protagonismo para elevar el de otros, y del uso que les da su misterioso protagonista, V, para avanzar en la consecución de sus objetivos. Pero antes de continuar, no olvides que puedes revisar cuando quieras la primera parte del artículo en este enlace, donde conocemos a los autores del cómic, el director de la película, parte de su elenco y algunos datos del origen del propio personaje enmascarado. INGLATERRA PREVALECE EL SÉQUITO DE V DE VENDETTA Uno de los personajes centrales de V de Vendetta es su líder, el cual se encuentra muy bien acompañado por otros tantos fieles a sus ideales. En lo más alto del Ojo está Conrad Heyer, que se encarga de la vigilancia callejera. Cámaras de seguridad que llenan cada rincón y no dejan de avisarte con un cartel que es para nuestra propia seguridad. A través de una trama secundaria, encontramos a su mujer, Helen Heyer, tratando como sea de lograr que su marido alcance el liderazgo absoluto del país a través de una serie de artimañas Etheridge se encarga del Oído, que recopila todo lo que los micrófonos y furgonetas con antenas logran escuchar. El jefe de los Dedos, Derek Almond, al que sucederá Peter Creedy, con mayor peso en la película. Los Dedos, como ya hemos visto, son los agentes que patrullan las calles para que se respeten toques de queda o vigilar el comportamiento ciudadano. Dascombe lleva la Boca, que llena de propaganda cada casa del país. Aquí surge la figura de Lewis Prothero, que, en el cómic, es eso, una voz, pero que en la película podemos verlo, con mayor presencia, en el canal de televisión del gobierno. Por último, encontramos al señor Finch, que trabaja en la Nariz. Junto a su compañero, Dominic, rastrean las pistas que va dejando V después de cada asesinato o voladura de un edificio. EL OLFATO DE V DE VENDETTA En la película, podemos disfrutar del señor Finch, interpretado por un genial Stephen Rea (1946), que, acompañado del joven Dominic (Rupert Graves), investigarán las pistas que va dejando V. Su evolución es casi pareja entre cómic y cine. Sin embargo, como he comentado antes, habría disfrutado muchísimo con ese momento en el que, estando en Larkhill, Finch toma LSD y vive una experiencia lisérgica que le ofrece las respuestas que buscaba. Sin embargo, en la película, únicamente menciona que estuvo en el campo de reasentamiento, sin llegar a especificar cómo ha tenido esa visión de lo que podría ocurrir en las horas siguientes, relacionado con el desenlace de V. Desde el primer momento, se mantiene fiel al líder, lleva a cabo sus investigaciones, además con un buen olfato. En todo momento, mantiene su intuición. Pero, según avanza, su forma de pensar, las intenciones con las que ingresó en la Nariz y en el partido, van transformando su punto de vista. De esta manera, el descubrimiento sobre los campos de reasentamiento, lo que el gobierno hacía en ellos y su relación con Delia Surridge, la forense, harán de su camino un ascenso hacia la redención. Su evolución es una gozada en el cómic y en la película. Si bien es cierto que el destino que acarrea en las viñetas es de mayor importancia, por aquello que lleva a cabo, en la película también ostenta un cierre de altura, no impidiendo que Evey logre su decisión final. Creo que V de Vendetta es mejor con personajes como Finch, sin duda. Muy bien construido, con mucha historia detrás y una evolución constante, se ha convertido en uno de mis favoritos en ambos formatos. EL JARDÍN DE VIOLET CARSON Tenemos a Delia Surridge, compañera de Finch, y doctora en el campo de reasentamiento de Larkhill. En la película, fue botánica en sus inicios, clara referencia al jardín que creó V en el campo de reasentamiento y que provocó su posterior huida. El rostro que se le queda cuando este le entrega una flor Violet Carson es para enmarcar. El silencio que vive mientras repasa en su mente todo lo vivido en el campo, aquel contorno surgiendo de entre las llamas, es tremendo. En ambas versiones, escuchamos el relato de lo sucedido en Larkhill a través de sus diarios. Podemos comprobar el desprecio por las vidas con las que experimentaban, e. incluso, llegando a odiar a los mandos que le rodeaban, como el reverendo Lilliman o Prothero, la voz de los discursos radiados del partido. Hecho de menos haber podido ver en pantalla el momento en que V organiza en su celda el amoníaco y el disolvente para provocar la explosión. Sin embargo, nada más saber que V la ha matado con un veneno, minutos antes, ella pregunta si es inútil pedir perdón, a lo que él le contesta que nunca, algo que en las viñetas no sucede. Aun así, recibe una muerte suave e indolora, supongo que por el intento de buscar la redención ante lo que hicieron y, sobre todo, lo que le provocaron a él. Precisamente, uno de los momentos más intensos y hermosos es la tensa espera de Delia en la cama, al saber que hay alguien tras la cortina, agradeciendo que haya aparecido, por fin, para acabar con su penuria: “¿Has venido a matarme? Gracias a Dios”. Eso, y la conversación que tiene lugar después, cuando le hace entrega de una Violet Carson, generan unas viñetas y una escena que permanecen en la memoria para siempre. LARKHILL, EPICENTRO DE V DE VENDETTA En la película, a raíz de la trama en la que el gobierno ha sido el causante de miles de muertes, nos muestran varias zonas clave donde han tenido lugar esas atrocidades. Sin embargo, si hay un punto que coincide en ambas versiones de V de Vendetta: ese es el campo de reasentamiento de Larkhill.
El mundo de V de Vendetta: recuerden, recuerden, el 5 de noviembre
Si hubiera que enumerar un puñado de cómics que han pasado a la historia, posiblemente uno de ellos sería el que engloba el mundo de V de Vendetta (años 80), y del que pudimos disfrutar de su adaptación a la gran pantalla, allá por 2006. Y, aunque en su época tuvo problemas a la hora de salir a la venta, debido al cierre de la revista donde se estaban publicando sus números, finalmente logró ver la luz en una serie de diez entregas de la mano de DC Comics. V de Vendetta nos ofrece una distopía como base perfecta para su historia (en este artículo de Valentín Gerardo encontrarás más claves sobre las distopías), como pudieran ser las creadas en las novelas 1984 (George Orwell), El cuento de la criada (Margaret Atwood) o Fahrenheit 451 (Ray Bradbury). Un mundo carente de libertad, donde el fascismo campa a sus anchas, donde nadie mueve un músculo sin que el crujir de sus huesos sea escuchado, el color de sus venas haya sido observado o sus dolencias hayan formado parte de un informe. Allí donde el veneno de la fe en un líder absoluto y los ideales de un hombre enmascarado acabarán por incendiarlo todo. PASANDO PÁGINAS V DE VENDETTA Supe del mundo de V de Vendetta (2006) siguiendo la estela dejada por las hermanas Wachowski con la trilogía The Matrix (1999-2003). Si bien no hay que olvidar que su director es James McTeigue, ellas realizaron el guion y trabajos de producción. Además, si le añadíamos a Hugo Weaving y a una de mis actrices favoritas, como es Natalie Portman, mi atención estaba más que garantizada. ¿Sabes esas personas que susurran los diálogos mientras ven una película? Pues con esta película me sucede, aunque intento hacerlo poco, más que nada por temor a las represalias. Me gustaba tanto que compré una edición coleccionista, que incluía el primer capítulo del cómic en un formato reducido. Y, por descontado, me hice con un ejemplar de la máscara de Guy Fawkes, del cual hablaremos un poco más tarde. Durante estos años, pude escuchar cosas que se comentaban sobre la película, incluida aquella de que se parecía poco al cómic. Pues bien, un servidor ha tardado la friolera de quince años en comprobar que tienen razón. Hay muchos aspectos donde el cómic no tiene nada que ver con su versión ante la butaca. Sin embargo, tras varios años disfrutando de la película, reconozco que hay aspectos que me gustarían mucho que se pusieran en relieve y que en el cómic no gozan de tanto protagonismo. El volumen que trataremos será el editado por ECC Cómics, bajo el nombre de V de Vendetta: Edición Deluxe (2016). Una edición preciosa de tapa dura, con funda de plástico de mírame y no me toques, en la que podemos encontrar una introducción de sus creadores, los diez volúmenes completos, dos historias a modo de interludio, Detrás de la sonrisa pintada, donde Alan Moore cuenta cómo surgió la idea del cómic, y una página con la biografía de ambos. CONOCIENDO A… ALAN MOORE Alan Moore nació en Northampton un mes de noviembre de 1953. Escritor y guionista, sus mayores trabajos siempre han sido reconocidos en el mundo del cómic. Sin ir más lejos, sus primeros proyectos salieron a la venta en revistas como la desaparecida Warrior, donde comenzó, junto a David Lloyd, a dar forma al mundo de V de Vendetta. A lo largo de su vida entre las viñetas, obtuvo multitud de premios, como el Jack Kirby para guiones como La cosa del pantano (1985) o Watchmen (1987), reconociendo esta última como la única novela gráfica entre las mejores cien novelas desde 1923 hasta el presente, publicada por Time. Si hay algo que suele caracterizar el carácter de Alan Moore suele ser su objeción a que su nombre aparezca reflejado en los créditos de las adaptaciones de sus guiones. Tal fue así, que llegó un momento en que decidió que no quería recibir dinero por cualquier adaptación de su trabajo. Algunas ya las hemos mencionado: From Hell (2001), La liga de los hombres extraordinarios (2003) o Constantine (2005). A V de Vendetta no le fue mejor entre sus comentarios, y, posteriormente, con Watchmen, tampoco. Como curiosidad, destacar que su segunda novela fue Jerusalén (2016), que cuenta con casi mil trescientas páginas, divididas en tres tomos. Un trabajo que, según tengo entendido, le llevó una década terminar y que tiene lugar en la localidad donde nació el autor, bajo elementos sobrenaturales e historia ficcionada. Durante toda su vida artística, nos ha brindado obras magníficas como Watchmen, La broma asesina, From Hell o La liga de los hombres extraordinarios. Precisamente, fue con esta serie con la que puso punto y final, en 2019, a una carrera de cuatro décadas dedicadas al universo de los cómics. DAVID LLOYD David Lloyd nació en la localidad de Enfield en 1950. Ilustrador desde siempre, trabajó para Marvel UK o la revista Warrior, en la que le pidieron crear un personaje estilo pulp. Finalmente, se unió a Alan Moore para moldear juntos el mundo de V de Vendetta. Entre sus trabajos más reconocidos, además del cómic que estamos tratando, también destacan la serie de Hellblazer(1990), Alien: Galería de espejos (1999), del cual recibió el Premio Haxtur como Mejor Portada, o War Story (2002), junto a Garth Ennis (1970), creador de la serie Preacher (2000) o The Boys (2006). A diferencia de su compañero de trabajo, Lloyd si ha podido ver su nombre reflejado en los créditos de la adaptación a la gran pantalla de V de Vendetta. Aunque sea eso, una versión del cómic, destaca que el mensaje sea el mismo, el de la importancia del individuo sobre el grupo. Actualmente, edita una revista digital llamada Aces Weekly, donde participan numerosos artistas de la ilustración y gozan de total libertad a la hora de llevar a cabo sus creaciones, sean del estilo que sean. DETRÁS DE LAS CÁMARAS LA VISIÓN DE JOHN MCTEIGUE
Los personajes de La mosca: almas del experimento
Bienvenido a la segunda parte sobre la comparativa de La mosca, en la que ahondaremos en la vida y obra de sus personajes, además de sus destinos. Así que, si no has leído el relato o visto la película, mi recomendación es que lo hagas antes de continuar. Y no olvides que puedes retomar la primera parte del artículo en este enlace. Si no lo has leído todavía, en él encontrarás información sobre el autor del relato y el director de la película. También descubrirás la edición que estamos utilizando en esta comparativa, además del formato del texto y los recursos que utilizó su autor. CONOCIENDO A LOS PERSONAJES DE LA MOSCA UNA NOTA IMPORTANTE Antes de comenzar con los personajes de La mosca, quisiera dar las pautas para no perderse entre ellos. Como mencionamos en la primera parte del artículo, los nombres son diferentes entre el relato de Langelaan y su adaptación al cine. Por todo ello, dejo aquí esta lista. En primer lugar, los aparecidos en la narración y, en segunda posición, los de la película. Lady Anne / Helene Delambre Robert Browning / André Delambre Arthur Browning / François Delambre Inspector Twinker / Charas El niño, Harry / Phillippe LADY ANNE / HELENE DELAMBRE De todos los personajes, el que interpreta Patricia Owens posiblemente sea el más importante de La mosca. Helene Delambre es una mujer comprometida con el trabajo de su marido en el laboratorio. Soporta las interminables jornadas de André, las semanas en las que no le ve el pelo o las constantes pruebas de sus experimentos. Es testigo de todo ello, brindándole su apoyo, y llevando a la espalda el cuidado del hijo de ambos, además de dos mascotas. Su presencia es más que esencial en la familia. La película nos muestra cómo llama a su cuñado, François, para decirle que ha matado a su propio esposo. Observamos a Helene haciéndose pasar por alguien que ha perdido la cabeza, con el objetivo de que no le arrebaten a su hijo. Eso sí, durante la película no se produce detención alguna. Sin embargo, en el relato es llevada, directamente, a un centro para “locos criminales”, tras un proceso judicial que así lo confirma. Posteriormente al encierro, le escribe a su cuñado la historia completa de lo sucedido, a diferencia del metraje, en el que lo relata de viva voz. Durante ambas narraciones, seguimos a la famosa mosca de cabeza blanca, capturada gracias al hijo. Pero antes de conocer el destino de su marido en el laboratorio, le ordena su liberación. Una decisión tan crucial que determinará el destino de varios de los personajes, incluida ella misma. Recordemos que la productora se empeñó en tener un final feliz. Por ello, en el cierre que se pudo ver en la gran pantalla, observamos a Helene totalmente recuperada, sin problemas judiciales ni con la policía. Tanto es así que la vemos jugar en el jardín junto a su cuñado y su hijo. Un cierre completamente diferente al relato, en el que Lady Anne decide su propio destino. ARTHUR BROWNING / FRANÇOIS DELAMBRE François Delambre está interpretado por Vincent Price, al que identifico automáticamente como la voz tenebrosa del videoclip de Thriller. También fue el inventor en Eduardo Manostijeras (1990) o el doctor Robert Morgan en Soy leyenda (1964). La presencia del actor es soberbia, dejándote hipnotizado por su voz y la gesticulación, aunque, personalmente, me echó para atrás en una situación en particular. Y es que, si alguien te llama para dar la noticia de que tu hermano ha sido asesinado, yo esperaría una reacción algo diferente. No sé, quizá como si te importara algo, vaya. ¿Te pasa a ti también? En La mosca de Langelaan, su rol es casi idéntico al de la película, sirviendo de perfecto puente entre dos de los personajes cruciales de la historia. Por un lado, Lady Anne, que da paso a su confesión, y por el otro, el marido de esta, y todo lo ocurrido en el laboratorio. Una escena que destacaría, sin duda, es el momento en el que, desayunando junto a su sobrino, este le pregunta por el tiempo que viven las moscas. Sinceramente, creo que es una de esas frases que deberían quedar enmarcadas, si no lo ha hecho ya, en la historia de la literatura. Además de llamativa, esta consulta, sin aparente importancia, saldrá después de boca de la madre del chico, dándole una mayor connotación a los acontecimientos. El final descrito para François, en el texto, no dista mucho de la película. La muerte de la mosca de cabeza blanca la ejecuta a solas, sin testigos, pasando a llevar los restos al cementerio, mientras que, en la película, acompaña a Helene en el jardín que ya hemos mencionado. ROBERT BROWNING / ANDRÉ DELAMBRE André Delambre está interpretado por Al Hedison. André es un científico que tiene ciertas ínfulas mesiánicas, y que acaba pagando los más altos costes por ir más allá. En ambas obras le conocemos a partir de la confesión de su mujer, ya sea escrita o verbalizada. Desde el principio, sabemos que ha sido asesinado por ella, pero desconocemos qué la llevó a hacerlo. Es un tipo que cae bien. ¿Cómo podría ser de otra manera? Busca mejorar la vida de la sociedad creando cabinas para permitir viajar, al instante, de un lugar a otro. Primero prueba con objetos; después, con varios animales, incluida Dándelo, su propia gata. Sin embargo, esta desaparece en el cosmos con un eco terrible. Una vez constata que los animales cruzan sin inconvenientes, se probará él mismo. En la película no lo vemos, pero en La mosca de Langelaan, durante su transformación en insecto, sufre en el rostro varias características de la propia gata. A partir del accidente, se apoya en su mujer únicamente para pedir comida e intentar localizar a la mosca de cabeza blanca. En cuanto comprueba que dar caza al insecto será improbable, decide activar su plan B: dar fin a su propia existencia. Durante
La mosca de Langelaan: relatos del Antimundo
La literatura nos ha ofrecido grandes historias de ciencia ficción y, sin duda, La mosca de George Langelaan es una de ellas. El relato fue publicado, inicialmente, en las páginas de la revista Playboy, allá por el verano de 1957. Sin embargo, no fue hasta 1962 cuando los lectores pudieron verlo reunido, junto a otras cinco historias, en un libro titulado Relatos del antimundo. Es evidente que esta narración del escritor francés ha motivado a varios directores de cine, durante años, a procurar adaptarla. Con mayor o menor parecido, sin duda es un gusto poder disfrutar de cada una de las versiones que tenemos a nuestro alcance a día de hoy. La mosca nos adentra en un frío laboratorio, la vida de una familia y el cambio de esta en cada uno de sus componentes. La historia de un científico que posee una visión del futuro, de cómo el día a día de la gente mejorará gracias a sus descubrimientos y creaciones. Entonces, da un paso hacia delante, seguro, aunque consciente de que dar otro puede entrañar diversos peligros desconocidos, incalculables para cualquier persona. Porque, ¿acaso el ser humano habría obtenido avances sin asumir ningún riesgo? PASANDO PÁGINAS LA MOSCA De nuevo me ha vuelto a pasar que descubro texto y película al mismo tiempo. Antes de leer La mosca de Langelaan, tuve la oportunidad de ver la adaptación de David Cronenberg de 1986, con Jeff Goldblum y Geena Davis. Si bien su visión dista mucho de la idea original del relato, creo que es una visión totalmente disfrutable. La misma persona que me recomendó la película de Cronenberg, hizo lo propio con la del director Kurt Neumann y con La mosca de Langelaan. Sin duda, salvo algunos momentos y detalles, que repasaremos más adelante, podría decirse que ambas versiones son un calco. Como apasionado de las ediciones antiguas, o clásicas, incluidas sus llamativas portadas, hice por conseguir un ejemplar acorde a mis gustos. En mi búsqueda, me crucé con una edición de los años 70, que residía en una librería de viejo, debido a que Relatos del antimundo se encuentra más que descatalogado. De esta manera, encontré el libro perfecto en el que basarnos para el artículo. Se trata de una primera edición de la Editorial Caralt, en la que podemos leer George Langelaan. Relatos del antimundoen su portada. La traducción es de Fernando Sánchez Dragó y, en las primeras páginas, se halla un prólogo del ingeniero químico Jacques Bergier. El formato es de bolsillo, tapa blanda, con una textura semi rugosa. Tanto en la portada como en el lomo confirmamos que es el número dos de una colección de ciencia ficción. Esta consta de 35 títulos, que incluye a autores de la talla de Arthur C. Clarke, Isaac Asimov o George R. R. Martin. Finalmente, en la contraportada hay una breve introducción de su autor, George Langelaan. CONOCIENDO A… GEORGE LANGELAAN George Langelaan nació en París el mes de enero de 1908. Escritor francés, sus inicios fueron de la mano del periodismo, además de ser espía durante la Segunda Guerra Mundial. Durante el conflicto, fue capturado y condenado a muerte por los nazis, aunque, más tarde, logró huir de sus captores. Llegó incluso a participar en el desembarco de Normandía, además de recibir la Cruz de Guerra francesa. Poco tiempo después, comenzó a escribir relatos de ciencia ficción, entre los que destaca La mosca. Como hemos comentado, este relato fue publicado y premiado por la revista Playboy en el verano de 1957. Es decir, un año antes de ver cómo Kurt Neumann lo llevaba al cine por primera vez. En la recopilación llamada Relatos del antimundo (1962), podemos encontrar también La dama de ninguna parte, La otra mano, Salida de emergencia, Deducciones desde la butaca y Vuelta a empezar. Sin embargo, fue La mosca el que le otorgó, sin duda, su mayor logro literario. También cabe destacar que otra de sus historias, Extraño milagro, fue adaptada a la pequeña pantalla para el mítico programa Alfred Hitchcock presenta. Además de relatos cortos, en los años 60 también escribió sus memorias (The masks of war, 2015), además de varias novelas. Finalmente, el 9 de febrero de 1972, George Langelaan fallecía a la temprana edad de 64 años, dejando un legado literario sumamente interesante. DETRÁS DE LAS CÁMARAS LA VISIÓN DE KURT NEUMANN Kurt Neumann navegó a través de varios géneros a lo largo de su carrera: ciencia ficción, western, incluso el de aventuras, en el que dirigió hasta tres películas de Tarzán con el mítico Johnny Weissmuller. Fue casi al final de su vida cuando encaró la adaptación de La mosca de Langelaan, y lo hizo junto al autor de Shogun, James Clavell. La película está protagonizada por una maravillosa Patricia Owens (Helene Delambre), Al Hedison (André Delambre) y Vincent Price (François Delambre), de los cuales hablaremos más adelante. Podríamos decir que la semejanza de la versión de Neumann con La mosca de Langelaan es casi absoluta. Este es el motivo por el que su esencia se mantiene durante todo el metraje, a pesar de algunos detalles que comprobaremos. Personalmente, me sorprendió la manera en que usa la cámara, acostumbrado, hoy día, a constantes cortes en algunas producciones. Neumann aprovecha la amplitud del escenario, tanto en la cercanía como más allá, mediante la profundidad, para ampliar sensaciones en el espectador: desasosiego, inquietud, tensión. Es capaz de mantener nuestro corazón en un puño con tan solo un paneo sobre el personaje de Patricia Owens, o generarnos una extraña serenidad, como el instante en que observa a su marido en el jardín, después de abrir la ventana de la cocina. Al parecer, fue la propia Twentieth Century Fox quien decidió que la película tuviera un final feliz, a diferencia del relato. Sin duda, esta inclusión final es muy evidente en comparación al cierre del texto. Sea como fuere, se convirtió en el mayor éxito de la compañía en 1958, llegando a realizar una secuela al año siguiente, protagonizada, una vez más,
Mis películas históricas favoritas y la épica
La épica en nuestros tiempos modernos a menudo ha sido representada en películas históricas. Esta distinta representación del género le ha permitido llegar un público aún más amplio. Pero, más allá de esto, el gran logro está en la representación de los paisajes y de los personajes. En este artículo quiero contaros cómo este género enlaza la literatura con el mundo de Hollywood a través de inolvidables producciones cinematográficas. Y de paso os dejaré algún título que podréis añadir en vuestra filmoteca: se trata de películas bélicas que dejaron una profunda huella en mi visión del séptimo arte. Pero antes de comenzar nuestro recuento filmográfico quiero contaros algo más sobre el género épico y su trascendencia en la literatura histórica. El género de la épica en la literatura, antes de las películas La épica siempre se ha nutrido de hechos históricos para contarnos las hazañas y proezas realizadas por personajes que con el tiempo adquieren el status de leyendas populares. Es por esto que las figuras principales de estos relatos son los héroes, quienes son la culminación de las virtudes de un pueblo y su encarnación en un determinado momento histórico. El arquetipo de narración épica es La Ilíada. En la concepción de esta obra inmortal de la literatura antigua, el poeta Homero se servirá del trasfondo de la guerra de Troya para relatar la cólera de Aquiles luego de la muerte de su amigo Patroclo. Aquiles no solo personifica el ideal de guerrero griego, sino que también representa los ideales de excelencia de la cultura griega; ideales expresados en la destreza guerrera, la nobleza y la aristocracia marcial. Otro ejemplo del género, esta vez en forma de poesía, lo tenemos en las letras españolas con el Cantar del mío Cid. El trasfondo histórico de las gestas heroicas de Rodrigo Díaz de Vivar es la baja edad media y los conflictos de frontera que tenían lugar en la península entre cristianos y musulmanes. Este poema épico, además de describir situaciones particulares de la época como el ascenso social a través de las armas, también resalta valores actuales como el esfuerzo, el mérito y la honra. En este contexto, el Cid Campeador constituye la perfecta encarnación del heroísmo y del espíritu caballeresco de la raza. Ha llegado el momento de pasar a las películas que he elegido para tratar este tema. ¡Espero que las disfrutéis! 1. Ben-Hur (1959) Mi primera selección es un clásico de la edad dorada del cine americano basada en la novela de Lewis Wallace titulada Ben-Hur: A Tale of the Christ que, a su vez, constituye una de las obras más importantes de la literatura estadounidense que une las películas y la épica. En cuánto a la película, se trata de la primera superproducción a gran escala realizada en Hollywood. Con un presupuesto inusitado en aquel tiempo, más de 15 millones de dólares, este ambicioso proyecto narra la historia del príncipe judío Judah Ben-Hur y la enemistad con quien fuera alguna vez su amigo de la infancia, el militar romano Messala. Tras una disputa entre ambos rivales, el protagonista resulta falsamente acusado de traición y termina exiliado de Judea. Ben-Hur volverá a su tierra natal en búsqueda de venganza, pero su plan cambiará tras conocer un predicador llamado Jesús de Nazareth. La obra alcanza niveles espléndidos de detalle en su ambientación de la provincia romana en tiempos imperiales y en su desenlace a través de una espectacular carrera de aurigas. 2. El último de los Mohicanos (1992) La siguiente película también encuentra su fuente de inspiración en el mundo literario, en este caso, se basa en el libro de James Fenimore Cooper titulado The Last of the Mohicans: A Narrative of 1757. La acción tiene como contexto internacional la guerra de los Siete Años, y en particular, la guerra franco-india que enfrentó a británicos y franceses, involucrando también a diversos grupos de nativos de Norte América, quienes se alían a estos últimos. El protagonista de esta historia es Nathaniel “Hawkeye” Poe, un indio caucásico adoptado por la tribu de los mohicanos, que tras rescatar a la hija de un coronel inglés se verá involucrado en las guerras intestinas que consumen a las potencias europeas en el nuevo continente. 3. Salvar al soldado Ryan (1998) Otro clásico del cine bélico, esta vez bajo la dirección de Steven Spielberg, es Salvar al soldado Ryan. La película transcurre en la segunda guerra mundial durante la ocupación aliada de Normandía. La obra, además de ser un éxito tanto comercial como artístico, recibió varios galardones, entre ellos, el Óscar a mejor director. La trama tiene como evento desencadenante la batalla de Omaha que tuvo lugar en las costas francesas. Fue uno de los encuentros más violentos de la guerra debido a la gran cantidad de vidas que se cobró. El hecho es también conocido como bloody Omaha por la particular brutalidad y ferocidad del conflicto. En el curso de este enfrentamiento, el protagonista de la historia, James Francis Ryan, resulta desaparecido en combate. Tras recibir la noticia de que los tres hermanos del soldado Ryan habían muerto en combate, los altos mandos militares de los Estados Unidos designan un grupo especial de soldados para ir a buscarlo y rescatarlo. La película tiene presente una fuerte carga dramática. Nos muestra con crudeza el desarrollo de los combates entre el ejército aliado y alemán. Además, nos enseña que la familia, el sacrificio y la camaradería son valores siempre actuales. 4. 300 (2006) En el siglo V a.C. los desfiladeros y acantilados que se derraman sobre el mar Egeo fueron testigos de una batalla decisiva. Los guerreros espartanos liderados por Leónidas combatieron contra el ejército persa bajo el mando de Jerjes I. Os estoy hablando de la batalla de las Termópilas. Este encuentro quedó marcado en la historia de Occidente por el alto grado simbólico de la contienda. La memoria colectiva lo recuerda como una lucha entre la libertad de las polis griegas y la tiranía del imperio persa. Este inmemorable acontecimiento fue traído
Los personajes de Drácula. Un estudio imprescindible
Bienvenido a la segunda parte sobre la comparativa del vampiro más famoso de la historia de la literatura. En esta ocasión nos centraremos en los personajes que podemos encontrar en Drácula. Además, mencionaremos algunas escenas o tramas que tienen relación, o distan de serlo, entre novela y película. Recuerda que puedes echar un vistazo para refrescar qué sucedía en la primera parte del artículo en este enlace, donde hablamos del autor del libro, el director de la película y asuntos relacionados con los efectos, la inspiración o el propio Vlad Tepes. CONOCIENDO A LOS PERSONAJES DE DRÁCULA JONATHAN HARKER, LA PRIMERA VÍCTIMA Las primeras líneas nos muestran el diario de Jonathan Harker, el primero de los personajes de Drácula. Este debe realizar un viaje hasta Transilvania, con el objeto de efectuar la transacción de una propiedad adquirida en Londres. Es un muchacho educado, arreglado y gran conocedor de la empresa que debe llevar a cabo. En la película atisbamos los ojos del conde asomando más allá de la ventana del vagón donde se encuentra Harker. De esta forma comenzamos a intuir a su anfitrión como una gran amenaza. Sin embargo, la descripción del viaje en el libro, tanto por vía férrea como en carro, resulta más extenso e infinitamente más desasosegante y peligroso. Un primer contacto con la novela que atrapa desde el primer instante. Si bien es cierto que hay momentos muy bien adaptados, como el instante en el que un extraño cochero le “ayuda” a ascender al carro para llevarle. O los círculos de llamas azuladas, que tienen lugar cerca del final del recorrido, y que en el metraje suceden en la misma puerta del castillo. Drácula le hace la vida imposible, algo que en el libro procura sobrellevar entre lo sobrenatural y sus creencias. La oportunidad de lo visual permite que, desde el minuto uno, note cosas de lo más inverosímiles, aunque su mente intente negarlas. Sobre este aspecto, la sensación que tuve en ambas obras es que el punto de inflexión definitivo coincidía en el mismo momento. Un instante en el que descubre al conde desplazándose por el exterior de la fachada del edificio. Tras su secuestro en el castillo, el cambio de color de su cabello en el metraje denota que ha habido una evolución en él. Ya nunca más será el mismo que partió de Londres a efectuar la sencilla transacción de una propiedad. MINA MURRAY, UNO DE LOS PERSONAJES DE DRÁCULA MEJOR TRABAJADOS Las vivencias de Mina es el siguiente entre los personajes de Drácula, inmediatamente después de que dejemos de saber de su amado Jonathan. Suele escribir un diario, cartearse con su querida amiga Lucy, e incluso, aprende a mecanografiar sus escritos. He de confesar que es mi personaje favorito de lejos; radicalmente opuesta a la forma de ser de su preciada Lucy. En cuanto a su espacio en el grupo para combatir al vampiro, podría decirse que es la pieza de la inteligencia. Hay algo muy notable a destacar sobre el personaje de Mina. Y es que en la película encontramos que la trama principal la relaciona como el antiguo amor reencarnado del conde Drácula: Elisabeta. Sin embargo, en la novela jamás se da tal historia. Supongo que tuvo que ver con la idea de Coppola de buscar su propia idea del clásico, aunque implicara que no sucediera en el libro. Durante la novela es mordida en varias ocasiones, llegando al punto de establecer contacto con aquello que lleva a cabo el propio conde. Pero eso conlleva también que Drácula pueda observar todo lo que hace ella, y como consecuencia, todo el grupo. Es cerca del final, durante la persecución hacia el castillo, cuando aprovecha de verdad el poder que nunca pidió, pero que le fue brindado. Después de saber qué le sucede a Lucy, además de su calvario tras ser mordida, tememos por Mina. Durante la novela le tomamos un gran cariño, y observamos expectantes su debate constante entre este mundo y el que aguarda entre tinieblas. Es así como se nos queda el corazón en un puño al ver que cada día se aleja más de su humanidad. EL CONDE DRÁCULA (I) No podríamos tratar los personajes de Drácula sin hablar de aquel que da título a la obra. La película, al contrario que el libro, comienza hablándonos del pasado del conde. Lo encontramos preparándose para la lucha contra los otomanos, acompañado de su amor, Elisabeta, que poseerá el mismo rostro que Mina siglos después. Tras vencer, los otomanos lanzan una flecha al castillo con noticias nada alentadoras del conde, provocando así que su amada acabe quitándose la vida. Permíteme destacar la soberbia banda sonora del compositor Wojciech Kilar. En este arranque podemos escuchar dos de los temas principales, en el momento de la batalla y, posteriormente, en el fallecimiento de Elisabeta. El primero, estridente, de menos a más. El segundo, tímido, liviano, pero con una carga sentimental sobrecogedora, además de una preciosa voz femenina marcando el ritmo de la melodía. Un aspecto a tener en cuenta, y que no se nos escapa al sentir ambas obras, es la diferencia del aspecto físico. Coppola quiso llevar un Drácula de tez muy pálida, de pelo recogido a ambos lados y vestimenta roja con detalles dorados. En cambio, en la novela se le describe con cejas muy pobladas, un bigote y rostro marcadamente aguileño. Y eso sin mencionar que Harker destaca sus afilados dientes blancos sobresaliendo de los labios, sin más contemplaciones. La mera presencia del conde impone muchísimo. Sus trucos alrededor de Harker, a cada paso que da, recuerdan al niño que manipula una lupa al sol sobre una hormiga. Y los bruscos cambios de humor frente a la tranquilidad, aunque también inquietud de Harker. Sabe que allí hay cosas que no cuadran, pero Drácula hace todo lo posible por tirar de la cuerda y, a su vez, aflojarla, mostrando que no ocurre nada. EL CONDE DRÁCULA (Y II) Los momentos del conde en el castillo, tanto en el
LA HISTORIA DEL CONDE DRÁCULA. ENTRE LIBREMENTE.
Si hay algo que surge en nuestra mente cuando escuchamos el nombre de Bram Stoker, sin duda, es la historia del conde Drácula. Y si has tenido ocasión de leerla, esas palabras llegarán acompañadas de ciertos momentos, frases concretas, de la historia atemporal publicada allá por 1897. Nada tiene que ver la novela de Stoker con aquellas otras que escribiera, más o menos por la misma época, Charlotte Riddel, dedicadadas a los fantasmas. De la novela de Stoker podemos decir que fue escrita de forma epistolar, siendo en su mayoría a través de diarios y cartas. Para mí, este detalle resultó ser un gran aliciente a la hora de leerla. Basada en la historia del príncipe Vlad Tepes, del que hablaremos más adelante, sin duda, es un libro que tiende a no desaparecer de nuestro recuerdo. Y si hablamos de cosas que no marchan de la memoria, no podemos dejar atrás la adaptación que nos ofreció Francis Ford Coppola en 1992. Drácula nos lleva en un viaje inicial en tren, por tierras transilvanas, gracias a la pluma de Jonathan Harker. Será él quien se encargue de describirnos a la perfección, en su diario, buena parte del primer tramo de la novela. Posteriormente, recogerá el testigo el fabuloso personaje de Mina Murray, en el que ahondaremos, además de otros personajes sumamente importantes. Un mundo en tinieblas, a merced de lo sobrenatural, con una calamidad vagando por su castillo, en un lugar muy apartado de la civilización. Sin embargo, es ahí donde, creo, reside buena parte del terror de la novela. No en el ser de dientes afilados, que puede desplazarse por las paredes exteriores de su morada o transformarse en cualquier alimaña. El auténtico terror reside en que esa entidad alcance costas y ciudades para lograr propagarse como la mayor de las plagas habidas y por haber. DRÁCULA Para serte sincero, tuve el honor de leer la historia del conde Drácula hace poco, algo de lo que me arrepiento. ¿Cómo no hice por leerla antes? Por no mencionar la película, de la que tenía recuerdos de escenas sueltas, pero nunca de verla completa. Antes de la adaptación de Coppola disfruté con Entrevista con el vampiro (Neil Jordan, 1994), Nosferatu (Murnau, 1922), las sagas de Blade (Stephen Norrington, 1998) o Crepúsculo (Catherine Hardwicke, 2008). Incluso con la serie The Strain (Chuck Hogan y Guillermo del Toro, 2014). Es un hecho que todas las obras que han llegado hasta nuestros días, lo han hecho y harán a hombros de todo lo anterior. Desde el Tratado sobre los vampiros (Augustin Calmet, 1746), pasando por el relato de El vampiro (William Polidori, 1819). Y, por supuesto, la obra de Carmilla (Sheridan Le Fanu, 1871). Tras haber completado ambas versiones, he de decir que su adaptación al cine se aproxima muchísimo al original. Aunque también es cierto que lo hace con algunas variaciones, tal y como suele ser habitual en los saltos del papel a la gran pantalla. El libro en el que nos basaremos es la edición de Austral, que lleva por título Bram Stoker. Drácula (sexta edición, 2020). Es un formato de bolsillo en tapa dura, con una textura rugosa muy agradable al tacto. Forma parte de una colección de clásicos llamada Austral Singular, en el que cada una de las novelas disfruta de motivos relacionados con la misma. En este caso, encontramos decenas de pequeños murciélagos negros distribuidos en portada y contraportada, dejando el lomo únicamente para el título y un murciélago testimonial. En su interior, además de la novela, encontramos una pequeña biografía del autor y un prólogo del poeta y crítico literario Pere Gimferrer. CONOCIENDO A… BRAM STOKER Abraham Stoker nació en Contarf un mes de noviembre de 1847. Escritor irlandés, parte de su infancia la pasó en cama, dados sus problemas de salud relacionados con diversas enfermedades. Años más tarde, tras licenciarse en el Trinity College, trabajó como funcionario, además de ser el representante del actor de teatro Henry Irving. De hecho, fue así gracias a la crítica que elaboró sobre la obra Hamlet en la que actuaba el intérprete. Una de las influencias, a la hora de dar forma a la historia del conde Drácula, le llegó por parte de Sheridan Le Fanu. Fue así debido a la narración que escritor dublinés llevó a cabo con Carmilla (1897), una de las primeras historias vampíricas. Además, a la hora de armarse con conocimientos de Rumanía, tuvo la oportunidad de leer Informe sobre los principados de Valaquia, de Emily Gerard. En él, su autora trata tradiciones muy antiguas, incluidas supersticiones del lugar donde se narra buena parte de la novela. Por cierto, si quieres saber más sobre Emily Gerard, no dejes de escuchar este audio sobre ella, narrado por Silvia Casasola, en La rosa de los vientos de Onda Cero. Algunas de las obras de Stoker fueron El misterio del mar (1902), La dama del sudario (1909), La guarida del gusano blanco (1911), entre otras. Pero sin duda, Drácula aglutinó los mayores halagos que un escritor podría recibir. Sin ir más lejos, el mismísimo Oscar Wilde llegó a decir de su novela que “fue la obra mejor escrita de todos los tiempos”. DETRÁS DE LAS CÁMARAS LA VISIÓN DE FRANCIS FORD COPPOLA Francis Ford Coppola (1939) mencionó una vez que, durante mucho tiempo, tuvo la oportunidad de ver diferentes versiones de la historia del conde Drácula. Y, de vez en cuando, se cruzaba con alguna que otra producción donde encontraba “revueltos”. En una de estas filmaciones descubrió, por ejemplo, al señor Renfield acudiendo al castillo del conde, en lugar de Jonathan Harker. Por cosas así suele decirse, sin temor a meter la pata, que la de Coppola es la adaptación más fiel a la novela. En su forma de dirigir reunió al elenco para leer el libro en voz alta, de forma conjunta, durante un mes. Además de que algunos tuvieron la ocasión de convivir en su casa, a todos les pidió que, si se les ocurría alguna idea,
La vida de Joseph Merrick. Más allá del Hombre Elefante
Como bien has leído en el título, en un momento nos sumergiremos de lleno en la vida de Joseph Merrick, conocido como El Hombre Elefante. Pero antes, permíteme contarte en qué consistirá el viaje que vamos a comenzar en breve. Durante más de cien años, la relación entre literatura y cine ha sido siempre más que estrecha, siendo el pionero de esta unión el director francés Georges Méliès. De hecho, durante décadas, el debate sobre si era mejor la obra original o la adaptación ha permanecido como invitado de honor en infinitas tertulias, tanto literarias como cinéfilas. Mencionarte que en esta serie de artículos intentaremos profundizar en ese vínculo que dura más de cien años. Haremos todo lo posible para difuminar la línea fronteriza entre el libro y su hermano de la pantalla grande. Sin embargo, no verás sentencias sobre si una versión destaca sobre la otra, dado que es algo que le corresponde a cada uno determinar si su favorita es una, ninguna o todas a la vez. Mi postura suele ser la de disfrutar todo lo posible de cada una de las versiones de un mismo trabajo. Estén mejor o peor construidas, gocen de un mayor o menor acercamiento al original, sin duda el poder apreciar las diferentes visiones que han ofrecido sus creadores de una obra en concreto, siempre es interesante y toda una suerte. EL HOMBRE ELEFANTE En esta primera tentativa, como has podido apreciar, conoceremos parte de la vida de Joseph Merrick y del doctor Frederick Treves. La historia fue llevada al cine por David Lynch en un intenso blanco y negro. Y, tal y como dice un pequeño texto aclaratorio en los créditos iniciales, tanto el propio Lynch como Christopher de Vore y Eric Bergren, basaron su guion para la película en dos libros. Por un lado, tenemos The Elephant Man and Other Reminiscences (El hombre elefante y otras reminiscencias, 1923) de sir Frederick Treves. Una autobiografía en la que narra, entre otras cosas, sus vivencias con Merrick. Por otro, The Elephant Man: An Study In Human Dignity (El hombre elefante: Un estudio de la dignidad humana, 1971), escrito por el antropólogo Ashley Montagu, aunque se matiza que únicamente utilizaron una parte de este último. Por mi parte, descubrí la película gracias a un amigo, y ni qué decir tiene que después de verla me interesé todavía más por la vida de los dos pilares protagonistas, además de algún que otro secundario ilustre de la época. Sin embargo, a pesar de que la dificultad de encontrar el texto por internet era mínima, y su longitud no era excesiva, el inglés sigue siendo una cuenta que tengo pendiente. EL HALLAZGO Pero he aquí que me encontré con una grata sorpresa en mi búsqueda. Por suerte, una editorial ha elaborado un ejemplar maravilloso que lleva por título un sencillo y directo El hombre elefante (2019), en el que estará basado este artículo. La editorial al cargo es Pregunta Ediciones, que ha creado una edición deliciosa. Traducida y prologada por David Francisco reúne no sólo el relato completo del doctor Treves sobre la vida de Joseph Merrick, sino también material extra como la autobiografía del propio Merrick, informes médicos o las cartas al The Times por parte del director del London Hospital, entre otros. Para este artículo también nos apoyaremos en estos textos que, en definitiva, son trascendentes para comprender mejor la vida del Hombre Elefante y de aquellos que le rodearon. Además, todo está contenido en un volumen bilingüe, para poder tener en un solo lugar tanto la versión en castellano como la original en inglés. Por desgracia, por más que he buscado, del manuscrito de Montagu no existe, a día de hoy, edición en castellano. Quizá algún día. Por último, quería decirte que, a lo largo del texto, te encontrarás con algunos fragmentos extraídos del libro. Todos y cada uno de ellos irán entrecomillados para que no haya ningún tipo de pérdida o confusión. Y al final del artículo, tendrás la referencia bibliográfica completa. CONOCIENDO A FREDERICK TREVES Frederick Treves nació en la localidad inglesa de Dorchester en 1853. Durante su infancia aprendió el dialecto de Dorset, bajo el amparo del poeta William Barnes. A los veintidós años aprobó los exámenes necesarios para ingresar en la Universidad Real de Cirujanos. Vinculó su vida como médico al London Hospital, donde se especializó en cirugía abdominal. De hecho, fue el primer cirujano en realizar una operación de apendicitis en Inglaterra. Precisamente, años más tarde, conseguiría salvarle la vida al rey Eduardo VII, gracias a su tratamiento quirúrgico. Dos años más tarde de ser nombrado Cirujano Extraordinario por la reina Victoria, en 1884 se cruzó, por primera vez, en la vida de Joseph Merrick. Conocido como el Hombre Elefante, estaba siendo exhibido en una suerte de circo ambulante por el showman Tom Norman. Desde que le conoció, Treves puso todo su empeño en ayudar a Merrick, primero para intentar solucionar sus problemas de salud y, posteriormente, para que su vida fuese de la mejor calidad posible. Además de la publicación del ya mencionado El hombre elefante y otras reminiscencias (1923), su literatura también quedó plasmada en numerosos artículos para la Revista Médica Británica, en libros sobre Dorset y en textos como Manual del estudiante de operaciones quirúrgicas (1892). O, como menciona David Francisco en el prólogo de El hombre elefante, “(…) el curioso volumen Influencia de la ropa en la salud, que denunciaba las consecuencias perjudiciales que podía tener sobre el cuerpo llevar ciertas prendas de la época, especialmente femeninas (corsés, tacones…)”. CONOCIENDO LA VIDA DE JOSEPH MERRICK Joseph Carey Merrick nació en Leicester el 5 de agosto de 1862. Durante su infancia, la vida de Joseph Merrick transcurrió en un hogar que le quería tal y como era. Sin embargo, la prematura muerte de su madre, Mary Jane Merrick, rompió aquel clima de bienestar. Tal y como cuenta David Francisco: “El recuerdo que de su madre mantuvo Joseph durante toda su vida fue