Hace unos días terminé de leer El Trono de Barro y he sentido la necesidad de compartir con vosotros esta excelente novela, que me ha tenido en vilo de principio a fin, escribiendo un pequeña reseña y posterior entrevista al autor. Reseña de El trono de barro El Trono de Barro, transcurre durante en el siglo XVI y XVII. En esta novela se relatan las vivencias de un personaje real de nuestra historia, Francisco Sandoval, Duque de Lerma. Menudo fue el tipo. La obra da inicio con una tórrida noche entre dos amantes que, sin saberlo el lector, traerá cola más adelante. Uno de los aventurados en esta pasión es el joven Francisco. En plena faena le interrumpen al pobre mozo, para hacerle saber que su padre ha muerto y, por obra y gracia de Dios, él es el heredero de un linaje venido a menos, donde solo queda el renombre y poco más. Desconcertado, el joven Sandoval pide criterio a los más allegados, aconsejándole estos un ventajoso matrimonio con Catalina de Cerda, como única tabla de salvación a su maltrecha economía. Francisco, cegado por la ambición, aceptará ese casamiento, abandonando a su suerte a la que hasta la fecha había sido su amante y amor. El ascenso y caída de Francisco de Sandoval Tras este suceso, El Trono de Barro empieza a mostrarnos las más rastreras miserias del ser humano. Veremos a Francisco Sandoval obcecado por el ansia de renombre y dinero, capaz de urdir cualquier vileza y arrastrar con quien se interponga entre él y su propósito: ser la persona más importante del reino español, después del mismísimo rey. Con la muerte de Felipe II y la subida al poder de Felipe III, El Trono de Barro da un giro y el señor Sandoval alcanza la ansiada gloria. Ha tardado años en labrar una amistad servil con el príncipe y ahora este, le recompensa teniéndolo a su lado como hombre de confianza. Francisco recibe lo que siempre ha querido, pero se deja unos cuantos enemigos por el camino, que aprovecharan cualquier momento de debilidad para hacerle caer. No es hasta el final de su vida cuando el Duque de Lerma recoge la simiente de lo que el mismo ha sembrado a lo largo del tiempo, de manos de su propio hijo, ambicioso y egoísta, como el que más, y la amante despechada abandonada en su juventud. Un complot urdido por la mismísima reina Margarita, convertirá el férreo trono que el Duque creía estable, en un simple montón de barro. Las sensaciones que me ha producido El trono de barro Debo decir que he pasado por un altibajo emocional con esta novela. Ha sido como estar en una montaña rusa. He odiado, en la misma media que he admirado, al protagonista, Francisco Sandoval. El cual, aunque hizo de todo por ascender, también llevo a España a un periodo de relativa paz, imponiendo la diplomacia a las armas. Reconozco que, al final hasta he sentido pena por este personaje, pues de bien seguro no alcanzó la felicidad jamás y murió siendo una triste sombra de lo que fue. Porque si algo sacamos en claro de El Trono de Barro, es: que el poder, la riqueza y la posición social, son efímeros y, si vendemos amor y familia a cambio de estos, acabaremos siendo aún más pobres, en alma y corazón. Y ahora, dejemos que Teo Palacios, Autor de la novela, nos conteste unas preguntas. Entrevista a Teo Palacios, autor de El trono de barro 1. Lo primero que me gustaría que nos explicases es: ¿por qué Francisco Sandoval? ¿Qué fue lo que despertó tu interés para acabar escribiendo una novela sobre él? Yo había olvidado a Francisco de Sandoval, como imagino que casi todos los de mi generación. Lo habíamos estudiado en clases de Historia, sabíamos que fue el Valido de Felipe III, pero se había borrado de mi mente. Hasta que hice un viaje a Lerma para disfrutar de unas vacaciones de Semana Santa y allí reencontré su figura. Me llamó mucho la atención que un personaje tan importante hubiera quedado relegado al olvido; su historia era apasionante, y me propuse conocerlo más profundamente. De ahí a la escritura de la novela solo medio un paso y cinco años de trabajo. 2. Mientras planificabas esta novela, ¿cómo decidiste dónde acabar la realidad histórica del Duque de Lerma y empezar la ficción, para fusionarlo de forma tan natural? Esa es la gran pregunta: como fusionar en una novela histórica la realidad y la ficción que, necesariamente, debe conllevar toda novela. La vida de Francisco tenía bastantes de los elementos novelísticos por sí misma: antagonistas, conflictos, obstáculos… Pero había que darle un sentido a todo eso, ordenarlo de algún modo para enviar unos determinados mensajes que articularan todo el texto. Ahí es donde entra la poca, muy poca, ficción que podemos encontrar en El trono de barro, que se centra, especialmente, en rellenar algunos huecos y desarrollar la historia de Juana y su esposo. 3. En el Trono de Barro hay un personaje fundamental, Juana Maldonado, ¿existió en realidad la amante del Duque de Lerma? Sí, Juana existió. Era la hermana de un falsificador, Pedro Maldonado, que tuvo tratos con Lorenzo Ferrer, otro falsificador relacionado con el Duque y el Conde-Duque de Olivares. No hay constancia, desde luego, de que Juana y Francisco de Sandoval tuvieran una relación. La idea de incluir esa trama y desarrollarla surgió porque, curiosamente, la hija de Juana se llamaba Francisca, mientras que la primera hija de Francisco, en lugar de llamarse Catalina como su madre, se llamó Juana. Me pareció una coincidencia maravillosa que no podía dejar pasar. 4. Explícanos un poco, ¿cómo obtienes tanta información y detalles para darle esa calidad histórica a tus obras? A base de mucha lectura, sobre todo. Para El trono de barro leí varios miles de páginas, desde los archivos del Secretario Real, que llevaba una relación de los acontecimientos que ocurrían en la Corte día tras día,
¿Por qué escribo novelas históricas?
En este artículo quiero contaros por qué escribo novelas históricas, pero antes me gustaría compartir una frase del maestro del género de terror Stephen King: “En mi opinión, escribir es un acto secreto, tan secreto como soñar.” Cuando un escritor cuenta detalles sobre su escritura está compartiendo un secreto íntimo con sus lectores. De esto se trata esta serie de artículos. Os contaré cómo las novelas históricas se relacionan con todos nosotros por su origen y cómo llegó a apasionarme tanto este género. El origen de las novelas históricas En la Literatura Europea las novelas históricas empezaron a tomar forma durante el Romanticismo. Entre los autores de ese siglo cabe destacar: El escocés Sir Walter Scott con Ivanhoe, ya que se trata de uno de los libros que ha hecho apasionar a este género a muchos escritores contemporáneos incluyéndome a mí mismo. El ruso Leo Tolstoy con su renombrado Guerra y Paz. Así como las 137 novelas que componen el proyecto La comedia humana, una colección inolvidable en la que Honoré de Balzac relata la vida en Francia tras la influencia de Napoleón. Y el escritor James Fenimore Cooper. Si no habéis leído ninguna novela de este último autor es casi imposible que no conozcáis la famosa adaptación cinematográfica de su libro El último de los mohicanos. No obstante, los verdaderos orígenes de la novela histórica tienen un comienzo mucho más antiguo y cosmopolita. En todas las culturas se ha dado a mezcla del elemento histórico y del ficticio en la escritura, incluso antes del Imperio Romano. Tenemos prueba de ello en el folclore literario, en la antigua literatura Griega y Romana, así como en los relatos de la mitología que han llegado hasta nosotros. Contar historias siempre ha sido parte de nuestro ser sociales, primero oralmente y sucesivamente por escrito. Las historias están ligadas a nuestra supervivencia como especie y la causa precursora de la novela histórica radica en nuestra estructura social y en ese placer que fue y sigue siendo trasmitir los eventos generación tras generación. Empezar a escribir novelas históricas Casi nadie recuerda el momento exacto en el que empezó a escribir, pero muchos tenemos la sensación de que “escribimos desde siempre”, y probablemente sea cierto. Para todos los amantes de la escritura escribir fue como un amor a primera vista, y aunque no recordemos el momento exacto, tenemos constancia en el presente de que no podemos prescindir de la escritura. Cuando escribimos es casi como si reconectáramos con ese yo que hace tanto tiempo dibujó sus letras por primera vez. Y lo mismo nos pasa con la lectura, pero en este proceso pasa algo más. Cuando leemos empezamos a apasionarnos por un cierto tipo de escritores y quizás por un cierto género ya desde muy pequeños. A veces esa elección nos acompaña por toda la vida. Yo he sido un lector precoz y mi inclinación hacia este género empezó desde muy pronto acompañándome a lo largo de toda mi existencia. Comencé con historias fantásticas: leí Momo y La historia interminable, que por cierto fue el primer libro que recuerdo que me hiciera llorar. Pero muy pronto, hacia los 10 años empecé a leer historias como El corsario negro, Ivanhoe, La flecha negra, Quintin Durward… todos libros que dejaron una profunda huella en mí como lector y sucesivamente como escritor. Luego, en el género de la novela histórica, hay varias obras, más que autores, que me marcaron entre ellas Shogun, El Médico y Los pilares de la Tierra. He de decir que el autor que realmente me hizo dar el paso fue Tolkien, creo que es uno de los autores que más escritores ha formado en la Historia y también es mi caso. Cuando leí El señor de los anillos pensé: “Yo quiero hacer cosas como esta”. Y a ello me puse. ¿Cómo me convertí en autor de novelas históricas? Empecé a escribir novela histórica casi de casualidad. Hijos de Heracles nació como una novela de fantasía. Quería colocar a los personajes en una ambientación muy brutal, muy severa. Me acordé de Esparta y empecé a documentarme sobre el modo de vida allí. Cuando trasladé todo eso a la novela, un amigo me comentó que debería tener el valor de dar el paso y escribir la novela histórica que latía en aquellas páginas. Le hice caso, ¡y aquí estoy! El momento dedicado a la investigación La novela histórica me encanta porque me enriquece a nivel personal. Soy curioso, y el proceso de documentación sacia mi curiosidad, aprendo muchos aspectos interesantes. Me ayuda además a entender que el ser humano no cambia, siempre comete los mismos errores porque lo mueven las mismas pasiones. Me ayuda también a conocer otras formas de pensar, y a vivir otros tipos de vida. El proceso de documentación es justamente ese momento en el que se investiga sobre los hechos históricos que acontecen alrededor de lo que uno quiere contar. Las fuentes de esa búsqueda son interminables, yo leo libros, tesis doctorales, busco artículos en revistas especializadas, miro documentales, películas e incluso recurro a expertos académicos cuando necesito aclarar alguna duda. Todo es fuente de inspiración y de información y puede llegar a ser valiosa cuando sucesivamente llegue el momento de escribir. Esta es una etapa clave en toda novela, pero especialmente en la novela histórica. El grueso de la investigación es anterior. No puedes escribir de algo que desconoces, menos aún en la novela histórica. Así que antes de empezar siquiera a planificar lo que será la novela vienen varios meses de documentación. Luego, a medida que avanzas en la escritura, tienes que ir parando aquí y allá para buscar algún detalle o aspecto concreto que no habías tenido en cuenta previamente. El equilibrio entre verdad y ficción Todas las novelas históricas tienen un elemento de verdad basado en la historia real y uno creativo basado en la imaginación y en como se quieren describir los elementos de esa historia. En las novelas históricas debemos generar un equilibrio entre estos dos
Teo Palacios: “La novela histórica es una ficción con el corazón en la Historia”
[et_pb_section fb_built=”1″ _builder_version=”3.22″ global_colors_info=”{}”][et_pb_row _builder_version=”3.25″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” global_colors_info=”{}” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text _builder_version=”3.27.4″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”] Desde joven leo con gran placer novelas históricas y de aventuras, clásicos como Ivanhoe o La Flecha Negra me marcaron profundamente. Y aunque exploré la novela fantástica en mis inicios como escritor, enseguida di el giro hacia la novela histórica porque es el tipo de novela en el que me siento más yo, más Teo Palacios. La novela histórica no solo es mi plato fuerte, por decirlo de algún modo, no solo es el género que más disfruto y con el que más crezco, es la máquina del tiempo que me ayuda a comprender lo que somos mientras disfruto en el proceso. Es absorbente, es agotador, pero es una experiencia que no cambio por nada. Y, ¿por qué me pasa esto con la novela histórica más que con cualquier otro género?, ¿qué es lo que define a la novela histórica y lo que la hace tan especial? Este es un tema muy recurrente en mis cursos, mis alumnos me dicen a menudo que no saben a ciencia cierta si están escribiendo novela histórica u otro género. Y una de las primeras cosas que hacemos en el Método PEN es conocer a fondo los tipos de novela, entendiendo que los escritores debemos conocer las distintas posibilidades que tenemos en ese sentido para poder descubrir qué género nos ayuda realmente a potenciar más las historias que necesitamos escribir. Para definir y distinguir cualquier género, les digo que se fijen en el conflicto principal de la historia que están escribiendo. Si el conflicto gira en torno a un romance, se trata de una novela romántica. Si el conflicto o motor de tu novela gira en torno a un acontecimiento histórico, tienes una novela histórica. Escribo este artículo para hablar precisamente sobre lo que es y lo que significa el género de novela histórica para mí. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/09/57.png” alt=”Novela histórica, por Teo Palacios” title_text=”57″ _builder_version=”4.6.1″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.6.1″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”] ¿Qué es una novela histórica?, según Teo Palacios En el artículo Tipos de novelas que dejan huella en el lector (I parte) hablo sobre las características principales de este género y comparto algunos consejos para empezar a desarrollar el arte de recrear el pasado, pero ahora quiero compartir una visión mucho más personal y profunda sobre la esencia de la novela histórica. Hay que tener cuidado con lo que uno dice sobre este tema tan debatible porque es una pregunta que suele tener distintas respuestas. Por ejemplo, algunos autores consideran que basta con novelar en un contexto histórico determinado para escribir una novela histórica, otros advierten que la trama debe circunscribirse a épocas remotas o al menos a épocas de las que no haya ya ningún sobreviviente con vida. Pero, ¿este criterio es suficiente? ¿Cualquier novela que se desarrolle en un contexto histórico determinado es una novela histórica?, ¿no ha habido en esta última década acontecimientos que han hecho Historia? Yo creo que más allá del contexto histórico, es el conflicto principal de la trama el que nos dice si es una novela histórica o no. Si no sabes bien qué es un conflicto narrativo y lo que representa para tu novela, te recomiendo el artículo Los personajes y la evolución del conflicto narrativo. En pocas palabras, el conflicto narrativo es el motor de tu novela y si este motor no gira en torno a acontecimientos históricos, aunque la historia se desarrolle en una época determinada no es (al menos en primera instancia) novela histórica. El elemento histórico tira de la novela; pero no como una ciencia, sino como una llama que mueve a los personajes y enciende la historia que estás destinado a contar. La novela histórica no es Historia, es una ficción que sucede como consecuencia del espíritu de una época, es una ficción con el corazón en la Historia. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/09/58.png” alt=”Novela histórica, por Teo Palacios” title_text=”Novela histórica, por Teo Palacios” _builder_version=”4.6.1″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.6.1″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”] ¿Por qué una novela histórica no es Historia?, por teo palacios A mí me encanta la Historia porque está llena de personajes, anécdotas, visiones del mundo y tesoros escondidos que los historiadores ceden al mundo de la interpretación e imaginación. Y en este espacio vacío en el que los historiadores deciden no entrar aparece la novela histórica como un ejercicio creativo distinto que nos da una visión de lo que pudo haber pasado, no necesariamente de lo que pasó. Cuando iba a salir mi primer libro, alguien me dijo que no debí escribir una novela histórica porque no había estudiado Historia formalmente, pero una novela histórica no es Historia. Poco tiene que ver una cosa con la otra. Basta con conocer el período histórico con el que voy a trabajar: la escritura de una novela histórica es precisamente un viaje que emprende el escritor para encontrar respuestas y tesoros escondidos. Claro, es necesario encontrar también un equilibrio, y por eso la novela histórica es uno de los géneros más complejos. La novela histórica no puede estar desbordada de datos históricos porque deja de ser una novela, y no puede estar desbordada de licencias para la ficción porque deja de ser una novela histórica. Un escritor de novela histórica es en ese sentido un equilibrista sobre una cuerda floja entre la realidad y la ficción. Existe también la Historia novelada. La escritora e historiadora Susana R. Garrido habla sobre ello en el artículo “Novela histórica o Historia novelada” ¿Están tan claras sus diferencias?. En este caso, el equilibrista sobre la cuerda se inclina un poco más hacia la Historia porque todo lo que cuenta tiene eco en la realidad y termina desarrollando un ensayo divulgativo con diálogos y herramientas narrativas o literarias. Yo, Teo Palacios, amo estar sobre esa cuerda y luchar para que la pértiga no se incline hacia uno de los dos lados, para que se quede en medio de los hechos y las posibilidades. En ese punto medio me lo paso genial,
3 claves para entender “La boca del diablo” de Teo Palacios
[et_pb_section fb_built=”1″ _builder_version=”3.22″ global_colors_info=”{}”][et_pb_row _builder_version=”3.25″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” global_colors_info=”{}” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text _builder_version=”3.27.4″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”] “La boca del diablo” es mi última novela, que tuve la oportunidad de presentar en la Biblioteca do Concello de Verín en febrero del año pasado. Cito esta presentación, entre otras muchas que llevamos a cabo, porque siempre es especial visitar los enclaves que aparecen en la novela, y uno de los protagonistas de la historia, Juan Lobo, es justamente del valle del Támega. Si he de hablar de La boca del diablo debo decir que se trata de una novela diferente, en la que fusiono una serie de elementos que no son muy habituales en la novela histórica. Lo curioso es que si te gusta la novela histórica, la novela policíaca o las historia de fantasmas y demonios; sin duda, te gustará “La boca del diablo”. Te cuento un poco de qué va la historia antes de explicarte algunos detalles importantes: Tras el desastre de la Gran Armada, Baltasar de Zúñiga consigue arribar a las costas españolas, acompañado por su escolta y compañero Juan Lobo. Su misión: informar al rey. Tras hacerlo, podrán descansar. Sin embargo, ya de vuelta a casa, Zúñiga tiene una nueva misión para Juan: deberá acompañar y proteger a dos inquisidores a los que se les ha encargado investigar la desaparición de varias muchachas en un pueblo d Toledo. No obstante, la situación en el pueblo será mucho más compleja de lo que pensaban pues rápidamente descubrirán que en la villa se ha instalado un clima de terror y que los vecinos declaran haber visto a brujas y demonios entre sus calles. Ahora será necesario investigar si realmente Satán ha ascendido de los infiernos para castigar una vez más a los hombres o si lo que está ocurriendo en la villa nada tiene que ver con los poderes demoníacos. Ahora, si estás interesado en leer mi último libro, seguramente estas tres claves te ayudarán comprenderla mucho mejor. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/09/43.png” alt=”La boca del Diablo” title_text=”La boca del Diablo” _builder_version=”4.6.0″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.6.0″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”] Claves para comprender “La boca del diablo” No podemos leer novela histórica desde la perspectiva de nuestra mentalidad del siglo XXI En el caso concreto de esta novela, hay que ser capaces de darse cuenta de que la gente en el siglo XVI, que es cuando está ambientada la novela, creía firmemente en que el diablo se paseaba por las calles de la ciudad, que las brujas estaban a la orden del día y hasta que algún vecino podía echarte una maldición sin que te dieras cuenta. Debemos ser capaces de ponernos en la mentalidad del siglo en la que se desarrollan estas novelas para entenderlas con mayor facilidad. En “La boca del diablo” no todo es lo que parece El final lo decides tú. Se trata de una novela que te va a dar dos soluciones para un mismo problema. Debes estar preparado para decidir cuál camino escoger. Aunque no te puedo contar muchos detalles, en esta novela tú eliges el escenario que quieres creer. La inquisición en España fue horrible, pero no en la época de estos hechos Una tercera clave para entender mi última novela es que, si bien la época de la Inquisición en España fue horrible, también es cierto que no lo fue en la época en la que se desarrolla mi relato. En el medievo y en el momento en el que llega el Renacimiento y se produce el Protestantismo, la Inquisición Española era mucho más suave en España que en otro países como Italia, Alemania, Inglaterra o Francia. En España se produjo alguna quema de brujas y demás, pero muy alejado de lo que ocurrió en otros países. Y, bueno, me atrevería a asegurar que este elemento los sorprenderá. ¿Que dicen algunos lectores de “La boca del diablo”? [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/09/44.png” alt=”La boca del Diablo” title_text=”La boca del Diablo” _builder_version=”4.6.0″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.6.0″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”] Lo interesante de escribir novelas o cualquier tipo de publicaciones en estos tiempos es que hay otros que se dedican a leer con pasión lo que autores como yo escribimos Si bien, esto puede ser un arma de doble filo, porque no a todo el mundo le gustará lo que escribes y nunca falta uno que otro detractor; lo positivo es que tus obras literarias puede alcanzar un mayor alcance en menor tiempo. En lahistoriaenmislibros.com realizaron una reseña de esta novela que no solo agradezco, sino que valoro enormemente: “Sólo os puedo decir que «La boca del diablo» fue devorada por mis ojos en sólo tres días. Tiene un argumento muy atractivo y el autor, uno de los mejores escritores de novela histórica del momento, sabe atrapar al lector con un ritmo que, nunca mejor dicho, es endiablado. No te deja salir de sus páginas, te atrapa como si fuera tela de araña. Es una novela de terror en el medievo o tal vez mentiras ¿quién sabe?”. Y no ha sido el único, sobre “La boca del diablo”, http://unlectorindiscreto.blogspot.com/ indica lo siguiente: “…quienes no sean lectores habituales de novela histórica tienen en La boca del diablo un título que les animará a sumergirse en sus páginas, porque encontrará en él ingredientes propios de las novelas de misterio e intriga, con investigación detectivesca incluida, y un trasfondo histórico que lleva al lector a una época en la que tiene como punto de partida el desastre de la llamada Armada Invencible, con la que el rey Felipe II pretendía destronar a Isabel I e invadir Inglaterra… La boca del diablo es una novela histórica que tiene unos ingredientes que atrae a quienes disfrutan con las novelas de misterio e intriga, con investigación detectivesca incluida, ambientada en una época en la que la brujería y las supersticiones estaban muy presentes, causando temor en la población, que pedía la protección divina para que les apartara de las influencias del Maligno. El lector se encontrará con una trama que tiene un ritmo muy fluido, y con
Teo Palacios: “La novela histórica me permitió darme cuenta que el ser humano no cambia”
[et_pb_section fb_built=”1″ _builder_version=”3.22″ global_colors_info=”{}”][et_pb_row _builder_version=”3.25″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” global_colors_info=”{}” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text _builder_version=”3.27.4″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”] Solos dos tipos de personas pueden dar fe de lo enriquecedora que es la novela histórica para el crecimiento personal y el entendimiento del ser humano: los que la leen y los que la escriben. Yo, por fortuna, soy de ambos. Quienes tenemos la dicha y el privilegio de formar parte de los amantes de la novela histórica, podemos disfrutar de algunas características que seguramente nos marcarán de por vida. El ser humano no cambia Lo primero que aprendí al adentrarme en este mundo de la novela histórica es que el ser humano no cambia. De hecho, me atrevería a decir que no hemos cambiado desde que somos Neandertales. ¿Y a qué me refiero? A que lo que nos impulsa a realizar nuestras acciones son los mismos que hace miles de años: el poder, el amor, la ansiedad, el miedo, el deseo, el hambre. Son estas necesidades las que siempre han motivado al ser humano a “actuar” de una manera determinada. Y sí, definitivamente esto nos condena a cometer los mismos errores y a no avanzar demasiado. Una mayor perspectiva de la vida Escribir novelas históricas, por su carácter investigativo y de innumerables reflexiones, se convierte en una herramienta de educación y estudio, no solo para quien lee, sino también para quien la escribe. La profundización en los acontecimientos históricos, en la forma de ser de personajes reales y “adentrarse en su mente” permite ampliar los horizontes de tu pensamientos, incrementar tu empatía y reducir los prejuicios. Esto para mí ha sido un increíble ejercicio de crecimiento personal en el que he logrado descubrir e interiorizar el porqué algunas personas actuaron cómo lo hicieron en algún momento y cómo esos patrones son repetidos en la actualidad. Ahora, porque no quisiera que se me escapara, ¿puede cualquier novela histórica lograr este objetivo de servir como una herramienta de educación? Definitivamente, no. Debería cumplir con ciertos criterios, que son muy bien explicados en este artículo ¿Es la novela histórica una herramienta útil para el aprendizaje y la educación? “Novelas bien fundamentadas históricamente, en las que el autor no delire, que esté bien escrita, que trate una época diferente y que tenga la extensión justa…”, explica Andrés Palma, del departamento de Didáctica de las Ciencias Sociales de la Universidad de Granada, que imparte clases en los grados de Maestro de Educación Primaria e Infantil. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/09/39.png” alt=”Novela histórica” title_text=”Novela histórica” _builder_version=”4.6.0″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.6.0″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”] Mayor conocimiento sobre lo que le hace mal al hombre Seguramente estarás pensando que esto es demasiado subjetivo… ¡y tienes toda la razón! Pero, por otro lado, desarrollar un mayor pensamiento crítico nos permite tener un mayor desarrollo de la conciencia y capacidad para comprender que hay acciones que no podrían ser justificadas con argumentos realmente sólidos o convincentes. Por supuesto, la ética y la moral juegan un papel vital en este punto. En mi caso, la novela histórica que me ha abierto a la posibilidad de identificar aquello que ha hecho daño a diferentes sociedades, a naciones, al mundo. Y que muchas veces también son acciones que podemos ver en nuestro día a día. Hay una verdad interesante en aquella frase que reza: “Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/09/40.png” alt=”Novela histórica” title_text=”Novela histórica” _builder_version=”4.6.0″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.6.0″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”] Expansión de la cultura Durante muchos años, la lectura ha incentivado a la expansión de la cultura y un mayor conocimiento de la historia, costumbres y tradiciones de lugares y sociedades en particular. Para los lectores implica viajar a otros mundos, conocer nuevos personajes, comprender realidades… pero quien vive inicialmente esta experiencia en primera persona es el escritor, y esta es una de las cosas que más amo de ser escritor, la posibilidad de descubrir nuevos escenarios, de adentrarme en una investigación que me permita maravillarme con el pasado y poder plasmar mi mirada con moralejas adaptadas al presente y que seguramente no perderán vigencia tan fácilmente. No es cierto que existan rencillas entre colegas Quizá pueda parecerte un poco raro que mencione este punto, pero para mí es importante. ¿Por qué? Porque nos ayuda a entender mejor y aclarar el panorama real que viven, en este caso, los autores de novelas históricas. La verdad es que hay muy buenas personas alrededor de este género. Y lo aclaro, porque hay quienes piensan que los escritores tenemos rencillas entre nosotros, pero no es cierto. Habrá quienes las tengan, pero esto pasa como todo en la vida. Habrá con quienes congenias más y con quienes congenias menos, pero hay grandes amigos dentro de la novela histórica, que me han abierto las puertas a un nuevo mundo. En líneas generales, la novela histórica me ha puesto en una posición privilegiada, en la que disfruto enormemente de lo que hago. Yo amo escribir. Es mi pasión. Y pese a que me costó mucho años afirmar esto: hoy soy una persona feliz con respecto a mi trabajo y a lo que soy capaz de lograr. No voy a decir que vivo en la felicidad absoluta, porque eso no existe; pero no tengo carencias en mi día a día. No siento que me falte algo.. y todo esto me lo ha dado la novela histórica. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/06/¡Descarga-gratis-mi-nuevo-ebook.png” alt=”¡Descarga gratis mi nuevo ebook!” title_text=”¡Descarga gratis mi nuevo ebook!” url=”https://teopalacios.com/ebook-9-pasos-para-escribir-una-novela/” _builder_version=”4.6.0″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section]
No se valora a los escritores. Una terrible verdad.
Hace ya tiempo que me ronda un pensamiento que durante las semanas en las que he estado viajando a diferentes ciudades de España para promocionar mi última novela, La boca del diablo, ha ganado fuerza: los escritores no están valorados. A lo largo de los últimos doce meses he tenido que hacer varias compras: he cambiado de ordenador, que ya me hacía falta. El anterior lo compré hacía ya ocho años, y era un modelo de lo más económico. El nuevo va como un tiro y lo que antes tardaba una hora o más lo tengo listo en apenas quince o veinte minutos. Me quedé sin televisor y tuve que comprar otro. Suerte que el seguro se hizo cargo, pero aun así mejoré, claro, con respecto al que tenía. Son compras caras, de muchos cientos de euros. Pero hace una semana me compré una cosita, una tontería de apenas cincuenta euros, que es de las mejores cosas que he comprado: una alfombrilla eléctrica para los pies. Los pies se me quedaban congelados, los tenía siempre helados de frío. Esta alfombrilla es de las mejores compras que he hecho en todo el año. No valoro el precio. Valoro el servicio, lo que me aporta. Y ese es el problema: que los escritores no estamos valorados. No se valora el “servicio” que ofrecemos. Tienes mucho tiempo libre No es nada nuevo. Quiero decir: hay mucha gente que no valora el trabajo de un escritor. Suele ser gente a la que no le gusta leer, y por tanto piensa que escribir es una pérdida de tiempo. En mi propia familia hay quien considera que lo que yo hago no es un “trabajo”. No quiero confundir a nadie: me siento un privilegiado por poder dedicarme a lo que me apasiona, pero de ahí a que no trabaje hay un trecho. Pero lo que me ha sorprendido a lo largo de esta promoción ha sido encontrarme con lectores, lectores, ojo a las negritas, que no valoran a los escritores. Gente asidua a las presentaciones de libros en su zona, gente que compra libros y busca al autor para que se los firme. Porque, cuando una persona, a la que ya le has firmado un ejemplar de tu novela, se sienta para escuchar la presentación y en mitad de la charla le dice a su compañera de asiento, en voz alta y sin cortarse un pelo: “Este es otro que tiene mucho tiempo libre”, es evidente que esa persona no valora el trabajo de un autor. Cuando te preguntan sobre cuánto tiempo has estado trabajando con una novela y dices que desde que tuviste la idea hasta que se ha publicado pasaron 5 o 6 años, y alguien en el público, en primera fila y en voz alta, dice “Este es otro que tiene mucho tiempo libre”, esa persona muestra una serie de evidencias: La primera es que tiene muy poco respeto por quien tiene delante, a quien se atreve a juzgar de semejante manera sin conocer absolutamente de nada. La segunda es que tiene muy poca educación. No solo por decir algo así, sino porque, si el autor en cuestión le salta y le dice cuatro cosas y la pone en su sitio, y estaría en su derecho de hacerlo, el acto se acaba de torpedear, y esa persona ha fastidiado una presentación a la gente que está allí realmente interesada en el tema que se trata. Pero por encima de todo demuestra que no valora, en absoluto, el trabajo de los escritores, de todos los escritores en general, puesto que piensa que escribimos porque tenemos mucho tiempo libre. Necesitas un hijo Todos esos pensamientos pasaron en un segundo por mi cabeza. Me quedé callado un instante sopesando la posibilidad de responder y dejar las cosas claras, pero precisamente por respeto a los asistentes y, sobre todo, a la librera, que además es alguien querido, decidí pasar por alto el comentario. Al poco, la presentadora volvió a incidir en el tema del tiempo y el esfuerzo para escribir una novela, y tras mi respuesta, de nuevo la misma persona dijo, ya no solo en voz alta sino dirigiéndose directamente a mí: “Tú lo que necesitas es un hijo”. Me quedé completamente fuera de juego, pero en esta ocasión contesté: “Ya tengo uno”. Y para mi sorpresa, esa persona no se detuvo, sino que replicó: “Entonces necesitas otro”. Tuve claro en ese mismo instante que no iba a sacar nada de esa persona, nada en absoluto. Pero por el resto de los asistentes expliqué brevemente cuál es mi jornada de trabajo. Y ahora que estoy en este blog, que es mi casa, quiero ahondar un poco precisamente en eso, en cuánto tiempo libre tengo. Mi jornada de trabajo Me levanto normalmente hacia las 8 u 8.15, y como trabajo en casa, no tardo más de cinco o diez minutos en estar delante del ordenador. Eso significa que a las 8.30 ya estoy trabando. ¿En qué consiste mi jornada laboral? Pues está divida en dos partes: mañana y tarde. La jornada matinal Lo primero que hago es revisar el correo, cosa a la que puedo dedicar entre quince minutos y media hora, dependiendo del día. A continuación, reviso los grupos de trabajo de mis alumnos y contesto a las posibles dudas que puedan tener. La siguiente hora la dedico a mis dos páginas web: esta, enfocada a mi faceta de autor, y la dedicada principalmente a los cursos de narrativa que imparto. Soy afortunado y tengo un grupo maravilloso de personas que colaboran conmigo escribiendo artículos estupendos, pero esos artículos hay que revisarlos, darles forma, adaptarlos a lenguaje web actual (SEO), maquetarlos, etc. Para entonces son ya las 10 o 10.30 y hago un descanso. Aprovecho para desayunar y estirar las piernas sacando a Lolo. Lo agradezco, despejo un poco la cabeza, que ya me va bien. Y sobre las 11 u 11.30 vuelvo al ordenador. Los días de clase voy muy relajado, sí… Lo que
La boca del diablo: Brujería en el siglo de oro
Hay algo que a lo largo de la Historia no ha cambiado para la Iglesia… Satán sigue entre nosotros. Y Satán está íntimamente ligado con la brujería, especialmente en el Siglo de Oro. En el Catecismo de la Iglesia católica se puede leer: “Aunque Satán actúe en el mundo por odio contra Dios y su reino en Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños en cada hombre y en la sociedad, esta acción es permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio”. Nunca fue esto tan evidente como en los casos de brujería en el Siglo de Oro. La brujería en la Edad Media La Edad Media se convirtió en la era dorada de la brujería y los pactos con el diablo. El obispo Atanasio en su obra Vida de Antonio, de enorme difusión gracias a una traducción al latín en el año 388, relata visiones y ataques diabólicos sufridos por el célebre ermitaño san Antonio. “Vi al pie de mi cama un pequeño monstruo de forma humana. Tenía el cuello delgado, la cara seca, los ojos muy negros, la frente estrecha y arrugada, la nariz chata, una boca enorme, los labios hinchados, el mentón corto y afilado, una barba de macho cabrío, las orejas rectas y puntiagudas, los cabellos tiesos y en desorden, unos dientes de perro, el occipucio puntiagudo, corcovado de pecho y espalda, los vestidos sórdidos; el monstruo se agitaba furiosamente”. Así describe el monje Raoul Glaber en su libro Histoires, escrito a finales del siglo X, su visión de un demonio. Y este tipo de sucesos fue de lo más común. La brujería en el Siglo de Oro Y la brujería fue a más en el Siglo de Oro. En diversas regiones españolas, francesas e italianas, se celebraron numerosos aquelarres. Por ejemplo, en el s. XVI, Pierre de Rostegny, señor de Lancre y juez investigador sobre causas de brujería, en sólo cuatro años, llevó a la hoguera a 600 mujeres acusadas de practicar la brujería y establecer contacto con el diablo. En los s. XV-XVII, la brujería y la demonología sufrieron una expansión nunca antes conocida. Se escribieron multitud de libros y tratados sobre los demonios. Se llegó a hacer listados con demonios que llegaron a contar más de 133 millones de nombres. Eran temas tan habituales, que brujas y hechiceras incluso aparecen en la literatura de la época como algo común. Cervantes mismo trata el tema en El rufián dichoso. Y ahí está La Celestina, y tantos y tantos otros libros que tratan la brujería en el siglo de oro. La epidemia de brujería del Alto Aragón Durante los años 1637-1642 hubo una epidemia en el Alto Aragón que afligió las villas de Sandiniés y Tramacastilla, Saqués, Sallent, Jaca, Villanúa, Pueyo de Jaca y Piedrafita. Setenta y dos mujeres, todas de buena reputación, de entre ocho y veinte y cinco años, de repente estuvieron poseídas por el demonio. Sabemos sus nombres: Mariana Lope, Magdalena Lope, Ana Picón, Juana Pardo, Isabel Pardo, Catalina Acín… El 24 de septiembre de 1638 Jacinto de Robles, el secretario del gobernador de Aragón, informó a la Inquisición de Zaragoza de que, en una visita reciente a Jaca, había encontrado una epidemia de sesenta endemoniadas. Sus síntomas fueron los siguientes: cayendo al suelo, las mujeres sintieron una constricción en las gargantas como si fueran estranguladas. Se sumieron también en un sueño profundo cuando intentaban oír misa. Veían la Eucaristía transformándose en pan negro. Quedaron sin sentido durante el sacramento de penitencia. Percibieron unos insectos corriendo bajo su piel. Perdieron sensibilidad en sus miembros. Sufrieron depresiones pero aun así se reían sin control. Los síntomas físicos incluían fiebre, vómito y dolores de cabeza y vientre. Algunas se tiraron de alturas grandísimas sin hacerse daño. Se envió al inquisidor Bartolomé Guijarro y Carrillo, pero murió de repente (se cree que hechizado). Alexandre de Lezaeta le sustituyó y se envió también al exorcista Luis de la Concepción. Se encontró culpables de esta epidemia a tres hombres, tres brujos: Pedro Arruebo, Miguel Guillen y Juan de Larrat, que confesaron que habían hechizado a las mujeres mientras las seducían. Varias de esas mujeres fueron enviadas a Zaragoza para ser exorcizadas. Se llevaron a cabo exorcismos públicos durante los cuales los demonios se negaron a salir antes de que se matara a los magos que habían causado todo aquello. Las mujeres vomitaron hechizos hasta ensangrentárseles las bocas y los labios. Uno de los hechizos que se producían en esta epidemia se conserva todavía en el Archivo Histórico Nacional. Una hoguera de hechizos se quemó en el cementerio parroquial de Tramacastilla, pero las endemoniadas se tiraron a las llamas de fuego, intentando recobrarlos. Ellas fueron exorcizadas dos horas cada mañana y dos horas cada tarde. Algunas fueron exorcizadas con éxito, pero otras cayeron otra vez bajo la influencia del demonio. Los supuestos “brujos” fueron ajusticiados por las autoridades. Las relaciones de sucesos y la brujería en el Siglo de Oro Esto es un solo caso. En el Siglo de Oro se comienzan a publicar las llamadas “Relaciones de sucesos”. Se les considera las precursoras del periodismo. Eran un medio de difusión de noticias a través de un soporte físico generalmente bastante precario. Hay varias que se refieren a exorcismos, posesiones demoníacas y brujería. Una de ellas me sirvió para comenzar a orientar La boca del diablo, mi nueva novela. “La Relación de un caso raro en que fueron expelidos de una mujer casada muchos demonios, en la villa de Madrilejos, a los 14 días del mes de octubre de este año pasado 1607 (Aniversario hace 2 días: 411 años) por el padre Luis de la Torre, de la Compañía de Jesús” (sí, ese es el título) ocupa 11 páginas y puede encontrarse en la colección de jesuitas de la Biblioteca de la Real Academia de Historia. En ella se ofrecen detalles de la posesión de
La máquina del tiempo, mi nuevo podcast de Historia
Echo de menos la radio. Esto es una realidad. Me encanta la radio. No me refiero a ser entrevistado en la radio: eso es algo que va con la profesión de escritor y unas veces apetece más y otras menos. Unas veces disfrutas como un enano con la entrevista y otras es un desastre porque el periodista de turno no tiene interés alguno por ti ni por tu libro, y eso se nota. No, lo que yo echo de menos es mi programa de radio. Apalabrados fue una experiencia maravillosa en la que disfrutaba como un niño. Y desde que dejamos el programa siempre he tenido un pequeño vacío. Por eso, cuando me decidí a potenciar mi faceta como autor tuve claro que una de las cosas que iba a hacer era poner en marcha un podcast de Historia. La máquina del tiempo, mi podcast de historia Lo que pretendo en este podcast de Historia, cuyo primer episodio lo he grabado sin que tuviera título (que sí, que lo de echar de menos la radio no es una frase echa), es hablar de aspectos históricos que me parecen interesantes y sugerentes. O de personajes históricos que quedan inevitablemente relegados al olvido. O de momentos históricos que nadie recuerda. Durante la documentación para mis novelas descubro muchos detalles, muchos aspectos históricos que al final no tienen cabida en la obra pero que me parecen interesantes, que merecen ser conocidos. Así que creo que un podcast de Historia puede cubrir ambas necesidades: por un lado, volver a ponerme frente a un micrófono, aunque sea en casa y con medios rudimentarios, y por el otro el de dar salida a toda esa información que se queda en el tintero. Y aquí vengo con el primero de estos podcast de Historia para hablar de las rutas caravaneras del siglo XI Las rutas caravaneras del siglo XI Durante el siglo XI, y posteriores, en el norte de África se dio un fenómeno sorprendente: un auténtico río de oro, no tan figurado como pueda parecer, cruzaba de norte a sur el Gran Desierto, el Sahara. Desde Fez hasta Khumbi Saleh, la capital del antiguo imperio de Ghana, pasando por Sijilmasa, Farsía, y Awdagost, miles de camellos llevaban mercancías de un punto a otro, a través de un auténtico infierno en forma de desierto. Durante unos años esa ruta estuvo controlada por el Califato cordobés, lo que permitió que se pusiera en marcha la ciudad palatina de Medina Azahara. Para ello, la ciudad de Fez era clave. Miles de cordobeses habían sido deportados años antes y se habían asentado en Fez, por lo que las dos ciudades, Córdoba y Fez, tenían un vínculo estrecho. Pero si bien el centro neurálgico para las transacciones era Fez, el auténtico punto de partida era Sijilmasa, una ciudad sorprendente, hoy con solo algunas pocas ruinas en pie, que se alzaba al norte del desierto. De aquí partían las caravanas hacia el sur y en ella se realizaban algunas transacciones sorprendentes de las que te hablo en este primer podcast de historia. Las primeras escalas: Farsía, Guelta Zemmur y Awlil Desde Sijilmasa se viajaba durante seiscientos kilómetros, sin escala alguna en busca de agua, hasta el pozo de Farsía. Esta primera parte del viaje era una de las más duras y llevaba varias semanas. En este primer tramos e atravesaban las terribles y mortíferas hamadas del Draa y Tinduf. Desde Farsía se viajaba hasta Guelta Zemmur, una población un poco más al sur, donde de nuevo se hacía acopio de agua. Para llegar hasta aquí había que atravesar una inmensa planicie, la del Tiris, en la que no hay referencias visuales y es fácil perderse. Más tarde venían las dunas de Azeffal, y por fin, después de un mes de viaje, se llegaba a Awlil, siempre con el Siroco haciendo del camino un infierno de arena. La llegada a Khumbi Saleh En Awlil se cargaban enormes planchas de sal que valían una auténtica fortuna y se reiniciaba el viaje, en esta ocasión hacia el este. Se cruzaba la llamada “montaña de los dátiles”, Adrar Tamar y el destino era Awdaghost. Se trataba de una ciudad importante que impresionaba al visitante. Había sido construida cinco siglos antes y en ella se adecentaban las mercancías que pensaban venderse en la capital del reino, se reparaban desperfectos y se procuraba que todo estuviera en orden para conseguir el mayor precio posible en las subastas. Desde Awdaghost se necesitaban aún quince días más de viaje para llegar a la capital. Pero cuando se hacía se descubría una ciudad imponente, dividida en dos distritos: El Ghaba, donde se encontraba el palacio real, un castillo fortificado rodeado de bosques sagrados, y el distrito comercial, con hasta doce mezquitas. Las mercancías De nada sirve una ruta comercial si no hay nada que vender y comprar. Y había mucho que cambiaba de manos en Khumbi Saleh. Desde Córdoba llegaban artículos famosos en todo el Mediterráneo, como la increíble cerámica vidriada cordobesa y el estupendo aceite de oliva. Además de la sal, que era un bien de incalculable valor. En Ghana se compraba todo ello a precios altísimos gracias a las minas de oro que se encontraban cerca y que convertían al emperador ghanés en uno de los hombres más ricos del mundo. Pero no solo se compraba: también se vendía. Y la mayor mercancía que partía desde Ghana hacia el norte eran los esclavos. De todo esto hablo en este primer podcast de historia. Te invito a que me acompañes a realizar un viaje de norte a sur del Gran Desierto… Y a todos los que vendrán después.
La boca del diablo. Puesta al día de mis proyectos
Decía en el artículo con el que he puesto en marcha esta web personal que soy autor de novela histórica. Pero claro, el movimiento se demuestra andando, así que una de las cosas que pretendo hacer mes a mes es una puesta al día de cómo avanzo con mis proyectos, mis relatos, mis artículos. La idea va a servir en un doble sentido. Por un lado, quien quiera conocer mejor con qué me estoy moviendo y en qué trabajo podrá hacer un seguimiento mensual. Pero además a mí me servirá para no perderme, para tener un objetivo por delante y no dormirme en los laureles. El tema más importante de este mes (y probablemente de los siguientes) será La boca del diablo, claro. Luego te hablo de ella. Artículo para Clío Tal vez no lo sepas, pero desde hace más de un año soy colaborador habitual de la revista Clío. Es una de las revistas divulgativas de Historia que puedes encontrar cada mes en el kiosko. También puedes suscribirte a ella desde este enlace. Esta mañana he enviado a mi agente, Deborah Albardonedo, que es la que se encarga de hacer los envíos y estar en contacto con la revista, el último artículo que he escrito. Aunque a menudo escribo artículos más largos, tengo una columna mensual en la que muestro algunos casos que investigó la inquisición, algunos a personajes famosos e importantes, otros a completos desconocidos. La columna de este mes es de estas últimas. En ella cuento el caso de Jácome, quien hacía labores de curandero y en el año 1579 se encontró con varias denuncias porque… Bueno, tendrás que esperar a que el artículo se publique. Pero si no puedes esperar, en el número de Clío de este mes, el nº 200, aparece una de las columnas que más me han sorprendido, y es que cuento la historia de cómo la madre de Johanes Kepler fue acusada de brujería… ¡por un libro que había escrito su hijo! En fin, una historia muy rocambolesca e interesante que no te puedes perder. Relato para antología solidaria Este es un asunto del que puedo contarte muy, muy, muy poco… Hace un año más o menos, Deborah Albardonedo me comentaba que estaba planteando un proyecto en el que publicar un libro de relatos solidarios protagonizado por animales. Conociéndome como me conoce, sabía que no iba a decirle que no a algo así… La cosa se ha ido alargando durante todo este tiempo, pero lo cierto es que ya estamos casi en la fecha límite de entrega, y yo voy con retraso… No tengo excusa, que hace mucho que lo sé, pero el año ha sido complicado. Puedo deciros que tengo la historia bastante clara, y que de hecho ya he empezado a escribirla. La protagonista será una mamá zorro que se ve en un auténtico problema. Y no te voy a contar más, claro. Sí te voy a dejar, por aquello de abrir boca, el primer párrafo. La historia empieza así: El hambre mató toda precaución. Desde hacía tres semanas, unos estallidos habían ido sacudiendo la sierra; y lo peor era que las explosiones se habían acercado con el paso de los días: de simples temblores a estruendos que deshacían árboles, rocas y montañas. Otra cosa con respecto a esta antología: permanece atento a ella. Algunos de los autores que se han prestado a colaborar se encuentran entre los más famosos de los escritores españoles. Luego no digas que no te he avisado… La boca del diablo La boca del diablo es mi última novela, como tal vez sepas. El borrador de la novela está terminado desde finales del año pasado, y si bien en un principio teníamos previsto que llegara a librerías en marzo, para aprovechar las ferias del libro y promocionarla, finalmente la hemos aplazado hasta octubre. Personalmente, esta nueva fecha me gusta más. Se acerca al momento del año en el que transcurren los acontecimientos, pues, tras un primer capítulo que espero os resulte sorprendente, todo arranca con la llegada de Baltasar de Zúñiga (viejo conocido de los que hayáis leído El trono de Barro) y Juan Lobo, a mediados de septiembre, a San Sebastián para dar la noticia del desastre de la Armada Invencible. Un par de semanas después de eso, Baltasar envía a Juan en una nueva misión: escoltar a dos inquisidores que se dirigen a un pueblo de Toledo, Casarrubios del Monte, para investigar el motivo de la desaparición de algunas mujeres. Sin embargo, al llegar al pueblo las cosas resultan bastante más complicadas de lo que parecen. Sinopsis de La boca del diablo Tras el desastre de la Gran Armada, Baltasar de Zúñiga consigue arribar a las costas españolas, acompañado por su escolta y compañero Juan Lobo. Su misión: informar al rey. Tras hacerlo, podrán descansar. Sin embargo, ya de vuelta a casa, Zúñiga tiene una nueva misión para Juan: deberá acompañar y proteger a dos inquisidores a los que se les ha encargado investigar la desaparición de varias muchachas en un pueblo de Toledo. Sin embargo, la situación en el pueblo será mucho más compleja de lo que pensaban pues rápidamente descubrirán que en la villa se ha instalado un clima de terror y que los vecinos declaran haber visto a brujas y demonios entre sus calles. Ahora será necesario investigar si realmente Satán ha ascendido de los infiernos para castigar una vez más a los hombres o si lo que está ocurriendo en la villa nada tiene que ver con los poderes demoníacos. Promoción y llegada de la boca del diablo a librerías Edhasa aún no me ha notificado día exacto de publicación, pero puedo confirmaros que será primeros de octubre. Hace aproximadamente un mes comenzamos con las correcciones y ahora se encuentra en proceso de maquetación, así que supongo que antes de las vacaciones me enviarán las primeras galeradas. Estamos preparando una promoción un tanto especial para la boca del diablo. Si tienes un blog literario, o colaboras con algún
Declaración de intenciones: soy autor de novela histórica
Mis inicios como autor de novela histórica Hace casi diez años que publiqué el primer artículo para mi blog, lo titulé un humilde comienzo, y por entonces no tenía intención de convertirme en autor de novela histórica. Luego han venido decenas, cientos. Calculo que he escrito alrededor de 500 artículos a lo largo de diez años, para mi blog y para otros. Y sin embargo, aunque parezca mentira, hoy, prácticamente diez años más tarde, vuelvo a empezar. No desde cero, claro, pero es volver a empezar. Durante varios años, mi primer blog, Fantástica Literatura, se convirtió en lugar de encuentro de muchos que luego verían cómo sus libros iban siendo publicados. En él hablaba de escribir, del sector editorial, daba consejos basados en mi escasa experiencia de entonces, cuando aún faltaban casi dos años para que mi primera novela histórica llegara a librerías. Y sorprendentemente, recibía cientos de visitas. Más tarde vendría mi primera página web, y la segunda. Y comenzaría mi carrera como autor de novela histórica. Y más tarde como profesor de narrativa. Y aquí me frené. Me encanta dar clases. Disfruto como un niño ayudando a otros a crecer como autores y al ver que poco a poco, a base de talento y muchas horas de esfuerzo y trabajo, van dando sus primeros pasos en su camino como escritores. Pero desde hace varios años he perdido el equilibrio. Así perdí el equilibrio Equilibrio es una palabra que solía citar mi buen amigo Manuel Sánchez-Sevilla, cuyo vacío después de un año se sigue notando. Él insistía mucho en ella, en la importancia del equilibrio para todo, en especial para la escritura de una novela. Pero yo me desequilibré. Me volqué muchísimo en la segunda de mis dicotomías, la de profesor de narrativa, y descuidé la primera, la principal, la que me había llevado a poder enseñar a otros. Descuidé mi faceta como autor de novela histórica. No he dejado de escribir, por supuesto, ahí estan todas mis novelas que lo atestiguan, pero sí he dejado de hablar casi por completo de eso que me apasiona: de mis novelas, de Historia, de mi vida como autor, de mis opiniones, he perdido cierto contacto con otros autores y casi todo lo baso en mi vida como profesor. Cómo empezó todo La cosa viene de lejos, de hace unos seis años, cuando me embarqué con todo en la creación de un proyecto que creció y se cimentó a base de mucho trabajo y que, para mí, acabó de una forma dolorosa. Le dedicaba todo mi tiempo a ese proyecto. Todos los artículos que escribía eran para él. La mayoría de mi actividad en redes sociales (aunque no sea mucha) se centró en ello. Y poco a poco fui perdiendo de vista ese estadio primigenio de autor. Y aún empeoró aún más en el último año y medio, cuando me vi forzado a poner en marcha, desde cero y en un tiempo record, un proyecto personal de formación de escritores que, tengo que decirlo, me está dando unas alegrías enormes y que jamás pensé que pudiera tener un crecimiento tan brutal y enriquecerme tanto. Pero he tenido que hacer el trabajo de dos personas durante todo este tiempo hasta conseguir los automatismos que necesitaba. Huecos vacíos Desde hace unos meses mi carga de trabajo como profesor de narrativa ha cambiado. Es muchísima, pero de pronto ha cambiado; y me he visto con más tiempo libre. Sin darme cuenta, hay cosas que ya se hacen solas, o casi. Y he visto cómo mi agenda ha pasado de necesitar horas a tener algunos huecos libres. Lo que ha ocurrido entonces es que, durante unas semanas, he estado un tanto perdido. Se ha juntado, es cierto, con la pérdida de Nora, que me había acompañado durante los últimos diez años y que se me fue una mañana, de repente, al no superar una operación que en principio era casi rutinaria. He estado perdido, sí. He estado cansado también. De alma y de mente. Han pasado muchas cosas tristes en el último año y medio. Pero el tiempo libre, (rectifico: demasiado tiempo libre, especialmente en horarios laborales), no es un buen consejero. Veía huecos en la agenda en los que no tenía nada programado, y aunque tengo un millón de cosas que podía hacer, simplemente no hacía nada. Se me iban las horas entre los dedos. La necesidad de volver al origen Me he sentido mal durante estas semanas, estos últimos dos meses más o menos. Me he sentido vacío en parte. Necesitaba recuperar el equilibrio que había perdido tanto tiempo atrás. Esta declaración de intenciones sirve justamente para decir basta. Para volver a los orígenes. Para mirar atrás, ver todo lo que he logrado, suspirar satisfecho… y mirar adelante para lograr nuevas metas, nuevos proyectos que pasan, necesariamente, por potenciar mi figura como autor de novela histórica. Ese es el proyecto. Esa es la idea. Hablaré, si no pasa nada raro, una vez por semana. De mis obras. De mis investigaciones. De mis artículos para revistas. De Historia. De mis lecturas. De mis ideas. He reorganizado mi agenda: no queda ni un solo hueco libre de lunes a viernes. Ayer se lo comunicaba a mi editora, Penélope Acero, y a mi agente, Deborah Albardonedo. Ambas son personas en las que confío. Me han demostrado estar a mi lado en algunos de los momentos más difíciles de los últimos años. Sé que se han alegrado por esta decisión. Era algo que todos necesitábamos que hiciera. Esta web que hoy empieza a caminar lleva aparejados otros cambios, especialmente en redes sociales. Para empezar, volveré a enfocar mi página de autor en Facebook en eso, en mi faceta como autor de novela histórica. Los temas relativos a mi proyección como profesor de narrativa los centraré en mi grupo de Facebook, Cómo escribir una novela, donde hablo, y hablaré, de técnicas de escritura y doy apoyo a todo autor, con más, menos o ninguna experiencia, que se anime