Si hay algo que siempre me ha gustado hacer en mis cursos de escritura es ofrecer información adicional a mis alumnos. Hablo mucho de cómo funciona el sector editorial, por ejemplo, en base a mi experiencia como escritor, asesor editorial y corrector de textos. Y procuro responder siempre a las dudas que me plantean, aunque no toquen en el punto del temario que estamos tocando en ese momento. Eso me pasó con el cliffhanger.
Por supuesto, es algo que no siempre puedo hacer, porque entonces otras partes del taller de escritura quedarían relegadas y son importantes. Pero afortunadamente para eso está este blog. Así que cuando uno de mis alumnos me pedía hace una semana que le hablara sobre el cliffhanger y cómo usarlo y le dije que lo veríamos más adelante en el curso, decidí que me saltaría el orden que tengo pensado para el curso de escritura que estamos haciendo online en el blog y hablaría de este tema.
Tabla de contenidos
ToggleEl concepto de trama
Antes de explicar qué es un cliffhanger y cómo usarlo hay otro concepto que debemos tener claro: el de la trama. El término proviene del mundo textil. La trama es el conjunto de hilos que conforman la urdimbre de una tela. Lo mismo ocurre con la narrativa.
Todas las tramas deben servir al objetivo de la historia principal
La trama, en una novela, es el conjunto de las diferentes líneas argumentales que vamos a ir desarrollando en nuestra historia. Todas ellas deben estar relacionadas de un modo u otro, todas tienen que contribuir a formar un todo en común. Así, por ejemplo, en Muerte y cenizas, mi última novela (y me vais a permitir el momento publicitario), tenemos varias tramas: por un lado unos incendios que parecen provocados, por otro la muerte de un noble, una tercera trama es la del asesinato de unas prostitutas. Esas son las líneas argumentales de la novela. Todas ellas tienen cosas en común. Y luego, hay una última línea argumental que es la relación del protagonista, Gayo, con su esposa Marcela y el resto de su familia.
Como podéis ver, todo está conectado, todo sirve a un mismo objetivo: resolver una serie de crímenes que se están desarrollando en Hispalis al tiempo que conocemos al “detective” que realiza la investigación.
Qué es un cliffhanger
Una vez tenemos claro qué es una trama y para qué sirve, ya volveremos luego sobre ellas y entenderéis por qué era importante hacer ese inciso, vamos a lo que nos interesa. Y empecemos por el principio:
Un cliffhanger es un recurso narrativo. Uno de muchos. Su objetivo es el de mantener al lector enganchado a tu novela. Esto es importantísimo tenerlo claro. Ya en este vídeo os hablé de la importancia de atrapar al lector, de engancharlo desde el principio, de impactarle. Pero con hacerlo al inicio de la novela no basta. Tienes que lograr que se mantenga atento, que quiera saber más, que no pueda dejar de leer, que cada rato que tenga disponible sea para coger tu novela y volver a meterse en ella. Y para eso el cliffhanger es una gran ayuda
Pero, ¿qué es lo que se hace en un cliffhanger?
Básicamente, la idea del cliffhanger consiste en dejar una escena a medias. Un coitus interruptus en la narración. Pero claro, no sirve cualquier escena, ni cualquier momento narrativo.
La traducción de Cliffhanger sería algo como “quedarse colgado de un acantilado”. De hecho, la película Máximo riesgo, de Sylvester Stallone, se titula Cliffhanger en idioma original y cuenta la historia de un montañero que se queda más de una vez colgando de sus dedos y a punto de caer en el acantilado. Así que imagínate: estás viendo por primera vez una película, por ejemplo, Indiana Jones y el templo maldito, y resulta que el bueno de Indi está agarrado con los dedos al puente colgante, con el río y los cocodrilos debajo y el sacerdote malvado a punto de arrancarle el corazón… ¡Y justo en ese momento, se va la luz!
¿Entiendes ahora el concepto? Para que un cliffhanger funcione bien, hay que elegir el momento adecuado para cortar la escena. Y es muy fácil decidir cuándo es el momento: solo tienes que tener a tus personajes en un momento de máxima tensión o peligro. Si estás en una escena de ese tipo, ¡bingo! Es el momento adecuado para realizar el cliffhanger y dejar al lector con la incertidumbre de qué va a pasar a continuación.
La moda del cliffhanger
El cliffhanger en las series de televisión
El cliffhanger está de moda. Eso es un hecho. Gran parte de culpa la tiene George R.R. Martin y su Juego de tronos. Pero claro, Martin es un maestro del cliffhanger, no en vano ha escrito guiones para multitud de series de televisión, y ya sabemos cómo funcionan las series de televisión: tienen que terminar un capítulo dejándote con la miel en los labios para que quieras ver el siguiente.
Ejemplos de eso hay cientos. Lost es una muestra evidente: cada capítulo te dejaba con ganas de más, te cortaba con un nuevo misterio, o una nueva situación imposible. Claro, lo malo que tenía era que la mayoría de esos elementos luego no se explicaron jamás en la serie: Nunca hagáis eso. Algo en lo que suelo insistir mucho en mis talleres de escritura es que debes ser honesto con tu lector y ofrecerle la explicación de todo en el momento adecuado.
Otro ejemplo de serie que utiliza el cliffhanger es The walking dead. Y les funciona: durante treinta minutos de cada capítulo ocurren muy pocas cosas… Pero siempre se las arreglan para que al final los protagonistas se encuentren en una situación imposible, por lo que no podrás esperar a que estrenen el siguiente capítulo. Un ejemplo brutal de cómo usaron el cliffhanger es saber quién muere en The walking dead al final de la sexta temporada, que nos dejó a todos mordiéndonos las uñas durante meses.
La historia del cliffhanger
Pero el cliffhanger no es nada nuevo… Se usaba a menudo en la literatura pulp, y de ahí pasó a los seriales radiofónicos, incluso a los comics y más tarde a los videojuegos.
Sin embargo, aunque como veíamos hace un momento, los cliffhangers están de moda sobre todo en televisión, eso es algo relativamente nuevo. Antes de la década de los 80, era raro que una serie utilizara el cliffhanger, aunque como os digo ya se usaban con eficacia en otros formatos narrativos.
El cliffhanger en la historia de la literatura
¿Y qué pasa con las novelas? Pues que han usado el cliffhanger desde siempre. Tal vez te suene una novelita sin importancia llamada El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Resulta que El Quijote se escribió allá por los inicios del año 1605. Ya ha llovido desde entonces, pero, ¿sabes qué? ¡Sí! ¡Utiliza el cliffhanger!
Si tienes un ejemplar en casa (y deberías), puedes ir a mirarlo. Abre el libro al final del capítulo ocho de la primera parte. Es el capítulo en el que don Quijote se enfrenta a los molinos de viento. Inmediatamente después de eso, arremete contra un escudero vizcaíno con el que comienza una pelea a espadas… ¡Pero Cervantes no nos dice como acaba! Termina aquí el capítulo, sin saber cómo concluye la contienda, y luego, en el capítulo nueve, explica que no ha encontrado información de cómo acabó la pelea.
Ya lo veis; no hay nada nuevo. Todo está inventado.
¿Por qué funciona el cliffhanger?
Ahora que ya sabemos qué es y cómo se utiliza, es importante que sepamos por qué funciona bien. Y para eso, hay que acudir a la ciencia y al estudio que realizó Bluma Zeigarnik. Esta psicóloga cayó un día en la cuenta, observando a un camarero, de que podía recordar sin problema los pedidos que le realizaban las diferentes mesas y clientes, y en cambio era incapaz de recordar los platos que acababa de servir. ¿A qué se debía?
Zeigarnik llevó a cabo una investigación y publicó los resultados, que concluían en lo que terminó llamándose efecto Zeigarnik. Lo que hizo fue coger a un grupo de personas y ponerlos a desarrollar una serie de tareas de diversos tipos: matemáticas, manuales, etc. Parte de esas tareas eran interrumpidas antes de que estuvieran finalizadas. Y resultó que los trabajos que no se habían concluido eran los que se recordaban con mayor facilidad. Los que se habían acabado parecían desvanecerse de la mente.
¿Cómo aplicamos el efecto zeigarnik a la literatura?
¿Qué sacamos de esto? Que a nuestro cerebro no le gustan las tareas inconclusas. Comprenderás perfectamente a qué me refiero si eres fan de The big bang theory y has visto el capítulo en el que Amy impide que Sheldon termine las tareas que le va poniendo.
¿Y qué consecuencias tiene para tu novela? Pues muy fácil… Si dejas una situación de riesgo, de tensión, de peligro, inacabada… ¡el cerebro de tu lector no podrá resistirlo y necesitará seguir leyendo! He ahí la explicación de por qué un buen cliffhanger hará que tus lectores se enganchen a tu novela.
Cómo hacer un cliffhanger
Ya sabemos qué es un cliffhanger, hemos visto su evolución, entendemos por qué funciona. Vamos a ver ahora cómo utilizarlo. Si recuerdas, empezábamos el artículo explicando qué era una trama. Ahora vas a entender por qué.
El cliffhanger y el cambio de trama
¿Cuál es el mejor de los cliffhanger? Aquel que no se resuelve de inmediato. Es decir, que cortas una escena en un punto de máximo interés… y resulta que la próxima escena no aclara cómo se ha resuelto esa explicación. Esto puede hacerse de varias formas. Una de ellas sería dar un salto en el tiempo para ver qué ha pasado antes, o después, por medio de un flashback, por ejemplo, de manera que el lector no obtiene la respuesta inmediata a su duda.
Otra fórmula es utilizar las diferentes tramas de tu novela. Vamos a usar para explicarlo el ejemplo de El señor de los anillos. Tolkien dividió su obra en varios libros, o partes. Cada una de esas partes tenía unos protagonistas diferentes: Frodo y Sam, Merry y Pippin, Aragorn, Legolas y Gimli.
Pues cada una de las partes protagonizadas por esos personajes termina en un cliffhanger. El primer volumen de El señor de los anillos concluye justamente cuando se produce esa división en tres tramas y nos encontramos con que Frodo y Sam se adentran solos en Mordor, con lo que no sabemos qué va a pasar; Tenemos por otro lado a Merry y Pippin cautivos de los orcos, sin que tengan muchas posibilidades de escapar; Y vemos cómo Aragorn, Legolas y Gimli inician una persecución sin demasiadas esperanzas.
Tres tramas de inicio, tres cliffhangers. ¿Qué va a pasar con cada uno de ellos? Pero la cosa se repite… El libro tercero termina cuando Sauron descubre, debido al imprudente uso que hace Pippin del Palantir, que los medianos acompañan a Gandalf y Aragorn, y se nos dice que va a adelantar su ataque contra Gondor: de nuevo tenemos a todo el mundo en peligro. Y el libro cuarto acaba cuando Frodo ha sido capturado por el enemigo después del ataque de Ella-Laraña.
Y eso son algunos ejemplos. Tolkien puede hacer eso porque tiene varias tramas simultáneas. Si ese es tu caso, y debería serlo porque rara vez una trama puede sostener por sí sola a toda una novela, ahí tienes la forma correcta de utilizar el cliffhanger. Imagina que tienes tres tramas: la trama A, la trama B y la trama C. Bien, pues deja a los personajes de la trama A en una situación de dificultad no resuelta, y comienza el siguiente capítulo dedicándolo a lo que ocurre en la trama C. Deja ese capítulo en un cliffhanger y comienza el siguiente narrando lo que sucede en la trama B. Deja ese capítulo en un cliffhanger y retoma cualquier de las dos tramas anteriores en el siguiente capítulo… Y así mantendrás enganchado a tu lector desde el principio hasta el final. Por supuesto, también puedes hacerlo cambiando entre escenas.
Pero, ¿qué tipo de cliffhanger puedes utilizar?
Esto es lo último que debes tener en cuenta a la hora de utilizar un buen cliffhanger. Has de saber que hay dos formas principales para que un cliffhanger mantenga atento a tu lector.
La primera de ellas es colocar a tus personajes en una situación límite, de suspense, a ser posible con una amenaza para su vida. Esto funciona especialmente bien en novelas de acción tipo thriller o aventuras. Una pelea a espada, un disparo (como el del final de la primera temporada de Twin Peaks), un golpe que deja al protagonista malherido… Estas cosas harán que tu lector quiera saber qué ha ocurrido con él.
El segundo método para que tu cliffhanger funcione es utilizar una revelación inesperada. Esto es tan importante que voy a explicártelo con más detalle.
El cliffhanger y la sorpresa
¿Te ha pasado alguna vez que estás leyendo una novela y tienes la sensación de que ya sabes qué va a estar ocurriendo? Seguramente sí. Cuando eso ocurre, normalmente lo que hacemos es cerrar la novela y no volverla a abrir. ¿Por qué? Porque a nadie nos gustan las historias previsibles. Queremos que nos sorprendan, queremos que nos muestren algo inesperado.
Ojo con esto, aquí no sirven los Deus ex machina, tal como te dice Alicia Pérez Gil en este artículo sobre el viaje del héroe en Harry Potter. Hay cosas con las que no se puede jugar… No te saques algo de la manga por que sí. Que no aparezca el tío rico de América para arreglarlo todo. Que el asesino no sea el mayordomo al que ni siquiera se ha mencionado en toda la novela. Eso es jugar sucio con el lector.
No. El buen cliffhanger es el que presenta algo inesperado. Como hizo Martin (de nuevo él) en la boda roja, por ejemplo, que nos dejó a todos con los ojos como platos. Eso es lo que funciona. Dale un giro sorprendente a la historia. ¡Puedes hacerlo! Al fin y al cabo, es cosa tuya. Haz que sucedan cosas sorprendentes. Cosas imprevisibles. Cosas que nadie pueda esperar. Y utiliza esa situación como cliffhanger.
Y de este modo conseguirás que tus lectores no sean capaces de separarse de tu libro.
Excelente información. Se lo agradezco muchísimo.
Muchas, muchas gracias!
Muy interesante, veré todas las películas y novela que nombra.
Gracias, no conocía esta palabra aunque intuía el concepto.
Muy interesante.