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Conocer para Crear

No me importa leer una historia de fantasía o una novela histórica. Ambos géneros me gustan por igual, siempre y cuando la historia sea buena, claro…

Ahora bien, sí hay una cosa que para mí es primordial a la hora de iniciar un proyecto: que el lector se crea lo que lee. Una novela tiene que entretener, enseñar, hacer reflexionar, sacudir nuestras emociones… todo eso está muy bien. Pero si uno no se cree lo que está leyendo, nada de eso será posible, sencillamente porque no podrá sumergirse en la historia. Estará continuamente pensando: “esto no hay quien se lo trague”, en lugar de dejarse llevar por los acontecimientos narrados.

Así que una de las primeras cosas que hago cuando empiezo un nuevo proyecto es pensar qué puedo hacer para que la historia que voy a contar se la crea aquel que va a leerla. Y claro, eso pasa, inevitablemente, por documentarse tanto como sea posible.

¿Qué cómo se documenta uno para una novela de fantasía? Pfff, pues de mil formas distintas. ¿Acaso no hay en esa novela fantástica descripciones sobre determinados paisajes? Seguro que sí… Pues vamos a poner un ejemplo práctico: alguno de los personajes tiene que pasar por una montaña, por poner un caso típico.

¿Qué hacemos, poner en la cumbre de la montaña un olivo? ¿O sembrar de césped la ladera de una montaña dominada por un glaciar? No, somos un poco más inteligentes y colocamos, por ejemplo, un pino. Pero es que, ¡resulta que hay decenas de variedades de pinos! ¡¡Y cada uno de ellos preparado para una altura concreta, con situaciones concretas de temperatura, humedad o suelo!! ¿Y qué puede suceder si describimos un pino equivocado en un clima concreto? Pues que haya un lector que entienda de esas cuestiones y se vea, de repente, fuera de la novela por un detalle como ese. Luego la novela le gustará más o menos, pero siempre, pero siempre, adjuntará a su comentario sobre la novela una coletilla: “Sí, no está mal. Pero la verdad es que no sabe muy bien de qué habla en tal o cual asunto”. O, “Si sólo se hubiera documentado mejor…”.

¿Que es algo muy rebuscado? ¿Y cómo lo sabes? ¿Acaso puedes adivinar quién va a leer tu obra? Y, siendo sinceros, ¿no es tu objetivo que se critique tu trabajo lo menos posible? (Si la respuesta a esta pregunta es que no, está claro que tu objetivo no es escribir para que se publique tu obra… pero igualmente puedes seguir leyendo esta entrada 😉 )

Otro aspecto en el que se puede uno documentar en una obra de fantasía es CREANDO su propia documentación. Otro ejemplo: Tolkien, del que no me canso de hablar, creó historias que nunca publicó, pero a las que continuamente citaba en sus obras. En El Señor de los Anillos habla, por ejemplo de “los gatos de la Reina Beruthiel”. Luego no contaba la historia, pero saber que existía, creaba un fondo de realismo, de que el universo narrado era más profundo, más detallado… y cuanto más alto es el nivel de detalle, más creíble es algo.

Así que yo procuro dar tantos detalles como me resulta posible para ganarme al lector, situarlo en escena y que se haga una composición fidedigna del asunto que se está tratando.

Claro, que a veces, la cosa se complica…

Ya he hablado en ocasiones de Hijos de Heracles (no, todavía no tengo novedades, tranquilos que ya avisaré). Cuando decidí que finalmente sería una novela histórica, me encontré con un problema: iba a tratar un periodo histórico del que apenas hay documentación. Compré varios libros, leí a Jenofonte, a Plutarco, a Herodoto, busqué información en internet, encontré artículos en revistas… Pero seguía teniendo lagunas. Así que di un paso nuevo: consulté con un especialista.

El libro en el que baso casi toda la novela dio la casualidad que estaba escrito por un profesor de la Universidad de Sevilla. Busqué sus datos en la página web de la universidad y localicé una dirección de correo electrónico. Y allí que me lancé… Le escribí un mensaje en el que me presentaba y le explicaba en qué consistía la obra. Le conté los impedimentos que me estaba encontrando y solicitaba su ayuda para solucionar determinados asuntos, como la cronología, por ejemplo, y otros muchos, muchísimos detalles.

Para mi sorpresa, el profesor me contestaba al día siguiente, se hacía disponible para comentar todo aquello que pudiera resolverme y me dijo una frase que no se me olvidará: “me alegro de que alguien se anime al fin a escribir algo sobre la Esparta arcaica, aunque sea una temeridad”. Y claro, era una temeridad porque apenas hay documentación al respecto, eso lo aprendí muy bien a lo largo de los meses que seguirían, jejeje.

Lo importante es que encontré ayuda especializada que me aclaró ideas y me guió en determinados aspectos de la obra. Más tarde solicité la ayuda de otro profesor universitario, en este caso de Alcalá de Henares, y nuevamente obtuve una respuesta sencilla y sincera que me ayudaba a seguir el desarrollo de la obra.

Como sabéis, estoy empezando a trabajar en una nueva novela. No es una novela histórica, aunque como ya he comentado sí tiene algunas connotaciones históricas. La cuestión es que en esta historia, la protagonista trabaja en una especialidad que desconozco profundamente: la restauración de documentos gráficos.

Y no me vale que me digáis que le cambie la profesión, porque esa profesión es absolutamente indispensable para el desarrollo de la historia. Tiene que ser restauradora de documentos. No puede ser otra cosa si quiero contar ESTA historia. Y esta historia es la que QUIERO contar. Aunque tal vez debería decir que esta historia ha decidido que sea yo quien la cuente…

En fin, que volvía a estar en un atolladero. Porque sí, en internet se encuentran algunos datos. Puedes leer sobre cómo se hacía el papel en el S. XV, o sobre qué problemas puede presentar un documento. Puedes encontrar alguna referencia al encapsulado de un documento, o a otros aspectos relativos a la restauración de documentos. Pero la respuesta a ¿cómo se restaura un documento?… Eso no se encuentra en internet. No se encuentra, porque cada documento presenta una problemática diferente y por tanto hay que tratarlo de forma diferente.

Así que yo necesitaba saber qué problemas presentaba un documento en concreto y cómo se solucionaban dichos problemas. Y evidentemente no tenía ni idea…

Hasta esta semana. Hace unos 10 o 15 días me puse en contacto con un par de empresas que se dedican a la restauración, y esta semana me contestó una de ellas. La respuesta era de lo más amable. Se hacían disponibles para ayudarme en todo lo necesario y me invitaban a visitarlos y conocer su laboratorio. ¡Iba a poder ver un laboratorio de restauración de documentos! ¿Cuánta gente ha visto uno? ¿Conocéis a alguien? Yo no. Es más, a todo el que le comentaba que este fin de semana iba a hacer 800 Kms para visitar uno se quedaban alucinados y comentaban que tenía que ser de lo más interesante. Estoy seguro que más de uno me hubiera acompañado con los ojos cerrados.

Acabo de llegar a casa hace escasamente 4 horas, y quería compartirlo con vosotros. La visita ha resultado tremendamente interesante. No sólo por la amabilidad con la que me han atendido, sino también por lo que he aprendido en las casi 3 horas que hemos estado reunidos. Me han hecho incluso una demostración de cómo funcionan máquinas como la disgregadora automática y la reintegradora automática.

Juntos hemos establecido los problemas que podría presentar el documento que aparecerá en la novela, y luego me han explicado, paso a paso y con muuuuuuuuucha calma, porque he realizado doscientas mil preguntas, cómo solucionar esos problemas. Y he aprendido, aprendido y aprendido.

Mi novela podrá ser mejor o peor, podrá enganchar más o menos, podrá entretener o no, y podrá o no hacer pensar.

Pero podéis estar seguros de una cosa: si alguna vez la tenéis entre las manos, aquello que se relate sobre la restauración de documentos será completamente real. No podréis decir que eso os ha sacado de la historia.

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

  • Muchísimas gracias Teo por compartir esto con nosotros y gracias también porque me has hecho pensar muchísimo mientras leía esta entrada tuya.

    Y es que tienes razón, una novela, ya sea del estilo que sea, tiene que estar bien documentada, si no te quieres documentar, mejor no escribas nada. Yo me documenté por internet, por libros y también visitando dos veces un castillo. Ver aquello, verlo por veces, me dio seguridad sobre que escribía. Y puedo decirte que sobre la documentación, yo estoy muy satisfecha. Cierto que es un reino sacado de mi imaginación y son unas vidas inventadas por mí, pero también es cierto que ese Castillo aún existe, que el monasterio existe y que no hay árboles donde debería de haber arbustos ni lagos donde debía haber ríos.

    Tu entrada a tí te ha servido para contarnos todo sobre documentación y el arduo trabajo que eso conlleva, además de dejarnos bien claro que tu novela sabe que cuenta. A mí, ya te digo, me ha servido para pensar y reflexionar, y estoy satisfecha con el resultado. Mi novela es más ficticia que histórica, pero quien la lea se bien que no va a encontrar algo donde debería de estar otra cosa. Y eso es un consuelo. Yo la verdad no sabía cual importante era, lo suponía, pero con mis dudas hacia mí misma me lo tapé. Ahora sé que William para suerte o desgracia mía, tiene los pies más puestos en la tierra que yo.

    Y ya me paro que mi comentario va a ser más largo que tu entrada.

    Besos y un placer leerte, como siempre.

  • Entiendo perfectamente lo que decís, Teo y Arwen Anne. La documentación es imprescindible, para que todo encaje en un puzzle perfecto. Uno de mis lemas favoritos: “El diablo está en los detalles”

    Por ejemplo, detalles sobre vestimenta, costumbres locales, comidas, alimentos, incluso clima, todo hay que engarzarlo bien para que el lector no diga en sus subconsciente “¡¡Alto!!¡Pero qué error, eso no es así!” y se salga de la historia. Me gusta escribir “por inmersión”, meter al lector “en” la historia.

    Así que al final, uno se hace botánico, arqueólogo, historiador, cocinero, sastre, marinero, poeta, herrero, esclavo… ¡y esa la magia que se desencadena en la mente del escritor! Y que debe transmitir al lector.

    Un saludo.

  • Haces reflexiones de gran alcance e interés. ¿Cómo tienes tiempo para llevarlas al blog? Tienes toda la razón: la documentación es crucial para hacer verosímil lo que narras, independientemente del tema o el género que trates.

    Por cierto, me sigues debiendo una colaboración. 😉

  • Comparto todo lo dicho hasta ahora. No en vano yo utilicé casi un año de documentación para mi novela actual, y aún sigo necesitándola para pequeños detalles que siempre son necesarios aclarar.
    Lo más fascinante para mí era el documentarme acerca de los recorridos, de las distancias que mis personajes recorren (muchas y variadas).
    Además, hago como Blas (“escribir por inmersión”, me encanta la expresión!”) con lo que utilizo mucho el clima, los sentimientos que éste transmite, las comidas, en fin, el día a día, para que así el lector (de momento, yo) esté de lleno en la historia y se “crea” que está ahí. Hacia el final he incluído un elemento fantástico que creo que hasta queda real por el conjunto.

    Alabo tu optimismo al escribir a los profesores de universidad, e incluso a esa empresa. Yo siempre he tenido reticencias a ello porque siempre pensé que no tenían porqué responderme o valorar mi trabajo. Pero ahora me has sacado de mi error, y si algún día lo considero necesario, lo haré sin miedo.

    ¡Un saludo!

  • ¡Qué gran experiencia, Teo! No me cabe duda de que habrá sido de una gran riqueza.

    realmente el proceso de documentación en vital para cualquier obra, y debo reconocer que es de mis momentos favoritos cuando afronto un nuevo proyecto. Ya se trate de pensar cómo será ese monte y qué árboles tendrá hasta decidir qué coche conducirá éste o aquel personaje, qué ropa lucirán, qué arma escoderá a la espalda… Me guista plantearme la novela casi como el rodaje de una película, con cada uno de sus departamentos.

    Y es que, si yo no me creo que estoy contando, en sus más mínimos detalles, ¿cómo pretendo que lo haga el lector?

  • Si la entrada te sirve para meditar sobre lo que comnto, pues es un placer, Arwen. Para las escribo, para que sean útiles siempre que sea posible. Si tras meditar en ello decides que estás satisfecha con tu trabajo, pues mejor que mejor, pues significará que lo has hecho bien.

    Saludos!

  • Totalmente de aduerdo, Blas. Yo he llegado al punto de que si no encuntro información sobre determinados asuntos, directamente los paso por alto en mis proyectos.

    Y me ha gustado mucho lo último que dices, que nos convertimos en marineros, etc… Cierto, total y absolutamente.

  • Gracias, J.A.

    Me alegra que te parezca interesante lo que voy contando.

    En cuanto a cómo saco tiempo, pues verás, un día a la semana, normalmente el Lunes, lo dedico, en lugar de a trabajar para mi novela, a trabajar para el blog. Suelo buscar información, leer entrevistas, etc… sobre el tema que quiero tratar, y a partir de ahí, en base a mis puntos de vista, escribo la entrada. Por eso sólo hago una entrada semanal, porque escribir cada una de ellas me lleva, facilmente, un par de horas de trabajo.

    Y sí, es cierto, te debo una colaboración. Esta semana te envío un relato.

  • Martikka, yo pensaba igual que tú respecto a ponerme en contacto con profesores o empresas. Pero ¿sabes? luego pense… Bueno, si Follet, o Pérez-Reverte, etc… lo hacen, ¿por qué no voy a hacerlo yo? Claro, que ellos tienen un nombre que yo no tengo, pero oye, al principio ellos tampoco lo tenían, ¿no? Me sorprende bastante que, normalmente, contestan con gran amabilidad y suelen hacerse disponibles. No te voy a engañar, también he tenido casos en los que no me han contestado, pero no me ha importado, porque otros sí lo han hecho, con lo cual he conseguido mi objetivo: ayuda para la documentación de mi trabajo.

    Así que deja a un lado el reparo y si necesitas ayuda, pídela. Seguamente te sorprendas cuando te tiendan una mano.

  • Yo también suelo disfrutar mucho del proceso de documentación, Javi. Posiblemente es el momento de mayor crecimiento personal durante el desarrollo de una novela, porque es cuando aprendes y descubres aspectos que hasta entonces te resultaban desoconocidos.

    Totalmente de acuerdo contigo en esa pregunta retórica…

    Un abrazo!

  • Jesús F. Alonso

    Buenas tardes, Teo, como siempre estoy de acuerdo.
    Parece mentira la gran cantidad de escritores que gozan de gran éxito y que dejan de lado el aspecto fundamental de la credibilidad y la buena documentación. Más de dos y de tres veces he cerrado un libro desencantado porque simplemente no podía creer lo que me contaba o, peor, sabía que era mentira.
    Un saludo,
    Jesús

  • Bueno, ya estoy aquí, para que no me tires más puyitas (por eso de que no te leo)y para aprender muuuuuucho de ti. Un besote
    Por cierto, los demás también tenemos blogs, eh? 😀 😀

  • Eres un tío grande, Teo. Y tienes más razón que un santo.
    Me encanta tu entusiasmo, tu optimismo y tu dedicación.
    Y me temo que acabaremos comprando tus novelas en las mejores librerías. 😉

  • Hola

    Interesantísimo tema. Igual le dedico una entrada en mi bitácora, tirando para mi campo, el de la ciencia-ficción pura (o “hard” que dicen los anglosajones). Bueno… es mi campo profesional, que no literario, ya que es rarísimo que yo escriba ciencia-ficción pura; no me sale aun siendo “de ciencias”.

    Estoy de acuerdo con todo lo que dices, salvo una matización, y es que depende mucho de la historia y del lector el que errores de ambientación te saquen de la misma. Luego hablo más de esto.

    Cuando escribo un relato, no me documento en absoluto. En cambio, para esa novela que a lo mejor acabo un año de estos, he encontrado que es muy divertido hacerlo. Suelo ser más de incorporar cosas que leo. Así, en una ocasión, describo cómo cayó una civilización, y como estaba leyendo a Marvin Harris, su caída no fue un cataclismo, sino que sucedió que la gente se cansó de impuestos y políticos y el sistema colapsó.

    Me gusta mucho incluir detalles técnicos que un especialista pueda reconocer, porque a mí me divierten mucho en otras obras.

    Vuelvo a lo del principio. Normalmente, la ciencia-ficción está plagada de errores físicos. Sin embargo, sólo si los errores son flagrantes y sin sentido, siento que me sacan de la historia. Un ejemplo son las obras magistrales de Juan Miguel Aguilera y Javier Redal (Mundos en el abismo y sus otras dos partes), de lo poco de ciencia-ficción española de altísima calidad. Pues a pesar de ello, el evento desencadenante de todo es absurdo: que un cúmulo globular cruzó el plano galáctico por donde está la Tierra y la arrastró consigo. Eso es imposible. Pero, ¿por qué lo hacen? Porque en un cúmulo globular, las estrellas están muy juntas, a seis meses-luz de media. Eso quiere decir que, si la tecnología es capaz de rozar la velocidad de la luz, sería posible crear imperios multiplanetarios sin violar la física relativista. Sería bastante más difícil si la Tierra siguiera donde está ahora, ya que el viaje interestelar más breve sería de 4-6 años, y sería poco menos que absurdo intentar conquistar un planeta de otro sistema solar.

    La audacia de la idea, la originalidad, y la calidad de la ambientación científica del resto de la obra me hacen olvidar ese hecho tan improbable del que arranca todo.

    Un saludo.

    Juan.

  • Yo siempre busco documentación, por muy pequeña que esta sea. Para un pequeño relato que hice de nueva York busqué mapas, tiendas y todos los detalles que pude. El resultado fue que me preguntaron si había estado en Nueva York. Es una satisfacción muy grande ver cómo tu relato encaja perfectamente gracias a estos detalles.
    A los que escribimos literatura fantástica nos es complicado que nuestras historias resulten creíbles pero detalles como describir bien las partes de un barco, un uniforme, el interior de un castillo, una profesión determinada, armamento… ¡¡buf!! la lista sería interminable y el ejemplo que tu pones del árbol es muy interesante.
    No hay cosa que más moleste en una historia en la que los detalles no “encajan”. Creo que es una cosa que les debemos a nuestros lectores: un trabajo bien hecho.

  • Brujita, de momento, tú tienes mucho que enseñar, que no sólo tienes ya un libro en la calle sino que además has ganado un premio. ¿Quién es entonces el maestro?

    No te preocupes, que te enlazo en cuanto tenga un rato.

    Besos.

  • Gracias, Esteban.

    Pero hay una frase en una película que me encanta, de las que más me han marcado a lo largo del tiempo, que podemos extrapolar a este asunto. La película en cuestión es JFK,y la frase la recita Kevin Costner. Dice así: “tenemos que empezar a pensar a un nivel más alto”.

    Pues eso mismo tenemos que hacer nosotros.

    Mira, hace casi 4 meses, le escribí un mensaje a un profesor ¡de la universidad de Pennsivlania! Se trataba de hacerle una consulta sobre un dato que aparecía en uno de sus libros y que no cuadraba con otras fuentes históricas que yo iba consultando para escribir PECADO CAPITAL.

    Bueno, pues ayer me llegó su contestación. Me pedía perdón por el retraso y me indicaba que, efectivamente, ¡en su libro había un error! Y me daba las gracias por hacérselo notar. Se despedía pidiéndome un ejemplar de mi novela.

    Cuando a uno le pasan estas cosas… se da cuenta de que no hay nada imposible.

    Un abrazo, tabernero.

  • Juan, lo de Juanmi Aguilera es de libro. He tenido oportunidad de coincidir un par de veces con él, incluso para comer o cenar con otros escritores.

    Durante un tiempo comprobó cómo su carrera en España no terminaba de despegar. Le llegó entonces una propuesta para publicar sus libros en Francia, le gustó la idea y allá los publica desde hace tiempo. Y las editoriales españolas, en lugar de comprarle a él sus novelas, se las compran a los franceses, pagando derechos y traductores.

    ¿Quién entiende al mercado editorial?

  • Estoy contigo, Belén. Una novela puede estar bien documentada de mil formas diferentes.

    Y yo también busco información para mis relatos si lo creo necesario.

  • Hola

    ¡Anda! No sólo sabes quién es Juan Miguel Aguilera sino que, además, le conoces… Y yo que pensaba que sólo los aficionados a la ciencia-ficción conocían sus obras :-). Lo que cuentas de publicar en Francia lo sabía… Es completamente absurdo, pero es que en España no se aprecia casi nada la ciencia-ficción si no viene de fuera… Triste pero cierto.

    A otros escritores, la situación les lleva a cambiar de registro. Jordi Sierra i Fabra tiene una novela corta de ciencia-ficción que me encanta: Edad 143 años, y leí por ahí que abandonó la ciencia-ficción, entre otras cosas, porque no conseguía despegar.

    Y hay una cosa que ha comentado Belén que me ha hecho pensar en una cosa. Es cierto que si escribo un relato, jamás me documento, pero es por un motivo muy simple: no lo suelo necesitar. Y, es, porque o escribo exclusivamente sobre aquello que conozco, o ambiento en una ciudad corriente de la actualidad, o la ambientación es muy ambigua, o no incluyo elementos que no sean lo bastante genéricos. Pero si me hiciera falta, supongo que me documentaría también.

    Un saludo.

    Juan C. (antes no puse la C. 😀 )

  • Juan, conozco a Juanmi, sí, he tenido la ocasión de estar con él en un par de ocasiones. Una persona interesante, con ideas claras y mucho que contar. Además, tiene un halo de humildad poco frecuente en determinados círculos.

  • Espectacular entrada, Teo, superinteresante. Me ha encantado, pero a la vez me ha dado miedo. Me explico. Tengo en mente una lejana idea para una novela histórica, pero me da auténtico pavor el tema de la documentación al respecto, etc, etc. Es un proyecto ambicioso que no sé si me atreveré a acometer, porque como bien dices, es muy importante no tener fallos como los que comentas.

    Con tus aventuras para conseguir documentación nos haces ver que querer es poder. Te felicito, claro está. Y desde luego, viendo las entretenidas entradas que escribes, la manera que tienes de engancharnos con estos temas, seguro que la lectura de tus obras será como una droga que no podremos abandonar. Te lo digo hace tiempo, Teo, ya lo sabes. Creo que tus novelas tendrán un gran éxito.

    Un saludo.

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Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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