Tres agencias de las cuatro a las que envié mi primera novela me habían rechazado. Pero, ¿qué pasaba con la cuarta?
Os decía que esa cuarta agencia, la de Sandra Bruna era mi primera opción, con la que yo deseaba trabajar. ¿Cuál era mi motivo para ello?
Bueno, yo no conocía de nada a Sandra Bruna. No tenía ni idea de quién era, hasta que Elisabet anunció que había firmado con su agencia. Me llamó la atención, y me llamó la atención aún más cuando en tan solo dos meses colocó la novela en una importante editorial. Así que me puse a buscar información sobre ellos.
Sandra Bruna fue quien lanzó al estrellato a Ildefonso Falconès y su obra LA CATEDRAL DEL MAR. De esta novela se han vendido más de un millón de libros. ¡¡Y era la primera novela de este autor!!
Pero es que, además, Sandra Bruna lleva la representación de otros autores más que conocidos como Care Santos o Francesc Miralles.
O sea, que su agencia es una garantía de éxito. Por ese motivo deseaba trabajar con ella.
Actué exactamente igual que había hecho con las otras tres. Pero la dejé para la última, por aquello de probar si el método me funcionaba, al menos para llamar la atención y conseguir mandarle el manuscrito, y también, por supuesto, para quitarme los nervios de encima y que no me temblara demasiado la voz.
Actué exactamente igual que había hecho con las otras tres. Pero la dejé para la última, por aquello de probar si el método me funcionaba, al menos para llamar la atención y conseguir mandarle el manuscrito, y también, por supuesto, para quitarme los nervios de encima y que no me temblara demasiado la voz.
Hablé pues por teléfono con ellos, les expliqué todo sobre mi primera novela y me comentaron que les enviara una muestra del texto. Le envié, como al resto, los dos primeros capítulos. Me contestaron al día siguiente diciéndome que lo habían recibido correctamente y necesitarían un mes para valorar si les interesaba o no.
No tardaron tanto tiempo.
A los 14 días, me decían que les parecía interesante y deseaban que les enviara la novela completa, esta vez ya encuadernada y por correo.
La envié de inmediato y tan pronto como la recibieron, me enviaron un mensaje para notificármelo, y para decirme que tardarían unos dos meses en poder valorarla.
Hasta aquí, el trato era fantástico y parecía que había buenas perspectivas.
Pero pasó el primer mes, y el segundo.
Y el tercero.
Y no recibía noticias de ellos.
Les mandé un mensaje preguntándoles por el tema, pues no sabía si me habían mandado algo y no lo había recibido. Me contestaron que no, que llevaban retraso, aunque esperaban poder contestarme en unos quince días.
Esos quince días quedaron atrás. Y otros quince más.
Habían pasado cuatro meses desde que les enviara el original y durante ese tiempo había terminado una novela histórica en la que llevaba trabajando casi un año.
El tiempo se había hecho eterno y parecía evidente que a Sandra Bruna tampoco le interesaba representarme. Sin embargo, no me iba a rendir. Era el mes de Marzo de 2008.
Cuando puse el punto final a la novela histórica que estaba escribiendo, me senté delante del ordenador y abrí el servidor de correo electrónico, dispuesto a ponerme en contacto con la agencia de Sandra Bruna para decirles que, si no les interesaba LA PIEDRA DE ALDUR, acababa de terminar una novela histórica, por si querían valorarla.
No llegué a enviar ese correo.
En mi bandeja de entrada tenía un mensaje de la agencia. Tuve que leerlo dos veces para ser consciente de lo que decía.
Se disculpaban por la tardanza en contestar y de inmediato, me comentaban que el informe de la novela había sido excelente, que les había gustado mucho y que, si no había alcanzado ya algún otro acuerdo, estaban muy interesados en poder representarme.
¡Ni os imagináis la emoción! Fue tanta, que lloré como un niño, y eso que hace ya años que dejé atrás la infancia (mucho más de lo que me gustaría…). De hecho, ni siquiera fui capaz de contestar ese mismo día… no sabía ni qué decir. Y comencé a pensar que debía tratarse de un error. Esperaría al día siguiente, me tranquilizaría, pensaría bien lo que quería decirles (GRACIAS!!! Entre otras cosas), y entonces les escribiría.
Para mi sorpresa, al día siguiente tenía otro mensaje de Sandra Bruna. “Ya está —pensé—, se han equivocado y me lo comunican”
Pues no… Me decían que como no les había respondido pensaban que quizá no me había llegado!!! Que estaban muy interesados y que les dijera cuanto antes si yo seguía queriendo trabajar con ellos.
¿Qué si quería? ¡No quería otra cosa! Cogí el teléfono y los llamé de inmediato.
Aquel fue uno de los días más emocionantes de mi vida.
Acababa de dar mi primer paso, ¡y qué paso!, en mi carrera literaria
Teo, ¡sé perfectamente lo que sentiste!! Gracias por compartirlo con los amigos.
Eli
Ay, Eli… ¿cómo no lo vas a saber si fue tu experiencia la que me animó a dar ese paso? Y tu ayuda, por supuesto. Sin tu ayuda y generosidad seguramente no lo habría conseguido.
Gracias una y mil veces.
Tienes articulos interesantes que pueden servirme porque estoy en un caso similar. si no te importa te agrego a mi lista de favoritos.
Un saludo!
Hola, Elena, y bienvenida.
Es un honor que me enlaces a tus favoritos…
Ya ves que no somos pocos los que empezamos en esto, así que ¡arriba el ánimo! que con talento y esfuerzo todo es posible.
Si puedo servirte de algo, ya sabes dónde encontrarme.
Saludos!
WOW
Increíble…te prometo que sentí esa emoción qe sentiste tu…
Lo vi tan claro. Que bueno que te haya ocurrido algo así, eso no siempre, muy pocas, en realidad.
Saludos, soy nuevo por acá pero…
Que increíble historia.
Felicidades.
Casi lloro =)
Muchas gracias, Guillermo, por tus palabras y por compartir conmigo la emoción que sentí en aquel momento.
Dices que eres un recién llegado aquí. Pues bienvenido seas. Espero verte a menudo.
Saludos
Hola, me gustaría saber cuánto de comisión te cobró Sandra Bruna para representarte. Puede que yo trabaje con ellos y necesito alguna referencia. Gracias y un saludo.