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La novela de aprendizaje

Los personajes son el alma de cualquier novela. En el mundo literario, pocos axiomas son tan importantes como este. Los escritores solemos decir a menudo que historia con malos personajes jamás podrá sostenerse, mientras que con unos buenos personajes podemos salvar un argumento flojo. Y como tanto le digo a mis alumnos del Método PEN, los buenos personajes son aquellos que, entre otras cosas, evolucionan a lo largo de la novela. Dicho de otro modo: cuando llegan al final de la novela ya no son los mismos que al comenzar. Pues bien, aunque esto debe cumplirse en todo tipo de novelas, hay algunas en las que cobra tal importancia que conforman un subgénero propio. Me refiero a la novela de aprendizaje.

Qué es la novela de aprendizaje


En realidad, la novela de aprendizaje es muy fácil de definir: también llamada «de formación» o «educativa», es toda aquella novela que enmarca su trama en el camino que lleva al protagonista de la niñez a la vida adulta. Sencillo, ¿verdad? En este tipo de novelas, el protagonista siempre será un niño o una niña, como mucho un adolescente, que tendrá que enfrentarse a algún tipo de conflicto. En ese proceso, el personaje madurará, tomará conciencia de las dificultades de la vida y también de lo que realmente es importante. Aprenderá lo que es la responsabilidad, el amor, el trabajo duro, la vida familiar… Vamos, todo aquello por lo que pasamos al crecer en el mundo real.

Entenderéis que esto hace de la novela de aprendizaje un género con el que cualquier lector puede empatizar. Incluso los que ya empezamos a tener una edad, quizás incluso con más fuerza, pues no deja de ser un ejercicio de nostalgia. Al fin y al cabo, todos hemos sido jóvenes, todos hemos pasado por lo mismo. Recordamos incluso cuando estábamos en esa edad del pavo en la que creíamos que no había consecuencias para nuestros actos. Así que no importa si la novela de aprendizaje se enmarca en la fantasía, la ciencia ficción, la romántica o la novela histórica. Al final, esa evolución del protagonista será muy similar a la que el lector ha tenido en algún momento de su vida.

Dibujo del crecimiento de un personaje en una novela de aprendizaje

Características de la novela de aprendizaje


Como ya hemos dicho, la novela de aprendizaje se basa en el proceso de crecimiento del protagonista, desde su condición de niño o joven ignorante de la envergadura que tiene la vida, hasta el adulto en el que todos nos convertimos. Lo habitual es que dicho recorrido esté plagado de obstáculos de toda índole, que a veces surgen de tramas que tienen poco índole intimista. Es el caso de la saga fantástica Añoranzas y pesares, donde Simón Cabezahueca, un adolescente ingenuo, torpe y despreocupado se enfrenta a una amenaza de tintes épicos que le obliga a madurar para sobrevivir. No obstante, no siempre nos encontramos con una gran amenaza grandilocuente de proporciones apocalípticas. También son muy habituales las historias más personales y mundanas. 

En cualquier caso, la premisa de este tipo de historias suele ser parecida: el personaje sufre una pérdida o vicisitud al inicio de la novela, que le obliga a emprender algún tipo de viaje (real o interior). Será en esta travesía por el desierto donde el protagonista madurará. Sí, a base de palos, porque si no ya me contaréis qué interés tendría la historia. Este esquema es claramente una variante del camino del héroe, por cierto. Generalmente, ese proceso de evolución acaba bien, y el protagonista se convierte en una persona mejor, más madura, aunque a veces encontramos finales no tan buenos, incluso catastróficos. La cuestión es transmitir al lector los valores que la sociedad identifica con un individuo que ha alcanzado la madurez.

Dibujo del viaje hacia la madurez del protagonista de una novela de aprendizaje

Ejemplos de la novela de aprendizaje

El término «novela de formación» fue propuesto por primera vez en 1819, por el filólogo alemán Johann Karl Simo Morgenstern, aunque no fue popularizado hasta 1905 por Wilhelm Dilthey). Sin embargo, las primeras semillas de este tipo de historias en torno a un protagonista joven que va madurando a lo largo de una trama podemos encontrarlas mucho antes. Es fácil identificarlas sobre todo en el género picaresco nacido en el Renacimiento. ¿Acaso no es una novela de aprendizaje El lazarillo de Tormes? Todo gira en torno a un protagonista, Lázaro, que tiene que aprender a desenvolverse en un mundo duro, donde todos sus amos tratan de abusar de su condición de niño.

Es cierto que actualmente rara vez nos referimos a las novelas protagonizadas por jóvenes como novelas de aprendizaje. Las características del subgénero se han difuminado bastante en géneros tan populares como la fantasía juvenil o la romántica juvenil, donde la evolución del personaje no siempre sigue las pautas de la novela de aprendizaje: ese crecimiento a la madurez no está presente o no tiene el peso suficiente. Pero aún así, todavía podemos encontrar ejemplos que, aunque no se vendan con tal etiqueta, tienen elementos claros de la novela de aprendizaje. Algunos os sorprenderán, pues seguro que jamás habéis pensado en ellos como novela de aprendizaje. Como Dune, de Frank Herbert; o El guardián entre el centeno, de Salinger; Cómo se hace una chica, de Caitlin Moran; El bosque del Cisne Negro, de David Mitchell; o una novela tan maravillosa como La piel de la memoria, de Jordi Sierra i Fabra. Un autor, éste último, que basa gran parte de su amplia obra en ese proceso de crecimiento personal de los jóvenes. 

Ilustración de El Lazarillo de Tormes, origen de la novela de aprendizaje

Conclusiones


Como veis, la novela de aprendizaje es un subgénero con historias y obras apasionantes, encuadradas en diversos géneros distintos. Porque al final da igual si hablamos de un Paul Atreides en su camino para convertirse en el Kwisatz Haderach o de Sofía, una niña que descubre el mundo a través de la filosofía. Lo importante es que estas historias no son las de Paul o Sofía, son nuestra propia historia, la de esos muchachos empanados que sólo pensaban en chicos o chicas, pero que al final tuvieron que convertirse en adultos. Y por eso nos gustan tanto.

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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