Rodrigo Calderón, marqués de Siete Iglesias, es una de las figuras más intrigantes y controvertidas de la corte de Felipe III de España. Secretario y hombre de confianza del poderoso duque de Lerma, primer ministro y favorito del rey, Calderón fue un arquetipo del cortesano ambicioso y maquiavélico que jugó un papel crucial en la política de su tiempo. Su historia es un reflejo del entramado de poder, intriga y corrupción que caracterizó al gobierno español en los albores del siglo XVII. De modo que hoy os hablaré de Rodrigo Calderón y la corte de Felipe III.
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ToggleRodrigo Calderón y la corte de Felipe III: ascenso al poder
Rodrigo Calderón, nacido en 1576 en Amberes, una ciudad prominente de los Países Bajos españoles, fue hijo de Diego de Arce y Ana de Ontiveros, ambos originarios de la región de Castilla en España y primos hermanos. Su lugar de nacimiento y ascendencia le proporcionaron una posición única, vinculando su herencia española con la rica cultura mercantil flamenca. Aunque no tenemos información sobre su educación durante la infancia, lo lógico es suponer que recibió una educación acorde a las prácticas de la época para los hijos de familias acomodadas. Lo más probable es que estuviera enfocada en el humanismo, las letras y la gestión administrativa.
Se cree que se trasladó a Valladolid, donde cursó sus estudios y se dedicó a gestionar los bienes y negocios de la familia. Y entonces, cruzó su destino con Francisco de Sandoval, lo que lo convertiría en uno de los hombres más poderosos del mundo en su tiempo.

Como digo, su traslado a España y su introducción en la corte española coincidieron con el ascenso del duque de Lerma, uno de los favoritos más influyentes de la historia española. A medida que Lerma consolidaba su poder como valido del joven rey Felipe III, Calderón se encontró en una posición privilegiada y su ascenso en la corte resultó ser meteórico. Es en este momento en el que hace su aparición en mi novela, El trono de barro.
Las capacidades de Rodrigo Calderón
Su capacidad para manejar asuntos delicados y su competencia en la administración le sirvieron para obtener un lugar como secretario del duque. Entre sus responsabilidades se encontraban la gestión de la correspondencia, la supervisión de las asignaciones políticas y, en muchos casos, la influencia directa sobre las decisiones de política interna y externa.
Rodrigo Calderón destacó por su capacidad para moverse por las complejas redes de poder de la corte y por su habilidad para gestionar tanto la información pública como los secretos de Estado. Esto no solo sirvió para reforzar la posición de Lerma como favorito real, sino que también cimentó la de Calderón como uno de los administradores más eficaces y poderosos de su tiempo.
No pasó mucho tiempo hasta que su influencia creció de tal modo que se decía que era uno de los verdaderos gobernantes del país, moviendo los hilos detrás del trono y enriqueciéndose mediante la venta de oficios y títulos nobiliarios.
Rodrigo Calderón y la corte de Felipe III: apogeo y exceso

Rodrigo Calderón, en el apogeo de su carrera, residía en una grandiosa mansión en Madrid, conocida por su esplendor arquitectónico y los lujos que reflejaban su riqueza y estatus. La casa, situada en una de las zonas más prestigiosas de la capital, se convirtió en un centro de actividad social para la élite madrileña y los altos funcionarios de la corte.
Las fiestas y recepciones que Calderón organizaba eran famosas por su magnificencia y extravagancia, atrayendo a la nobleza y a otros dignatarios importantes del reino. Estos eventos no solo eran escaparates de su riqueza personal y su capacidad para influir en la sociedad de la corte, sino que también servían como una herramienta política para fortalecer alianzas y fomentar lealtades.
Sin embargo, la ostentación de Calderón y su asociación con el duque de Lerma, quien también era conocido por su abuso de poder, comenzaron a generar envidias y resentimientos entre otros cortesanos y miembros de la nobleza. Muchos veían a esta pareja como corruptos que explotaban su posición para enriquecerse. Se pensaba que influían en los asuntos de gobierno en beneficio propio. Esta situación alimentó rivalidades y animosidades que eventualmente jugarían un papel crucial en su caída.
Ganándose enemistades
Su fortuna, acumulada rápidamente y de manera visible, fue vista no solo con envidia sino también con sospecha. Su imagen quedó asociada a un símbolo de la corrupción y el nepotismo que muchos creían plagar la corte de Felipe III. Esto quedó reflejado en multitud de obras que se escribieron al respecto en su época.
Todos estos contendientes políticos comenzaron a buscar maneras de disminuir su influencia y poder. La riqueza de Rodrigo Calderón se convirtió en un blanco fácil para las críticas.
Rodrigo Calderón y la corte de Felipe III: la alquimia

Rodrigo Calderón también es asociado por aspectos más oscuros y misteriosos de la cultura de su tiempo, como la alquimia. Durante el siglo XVII, la alquimia no solo buscaba el modo de transformar metales en oro o de descubrir el elixir de la vida. Solía asociarse también con la búsqueda espiritual y la transformación personal. Se creía que la piedra filosofal, el mayor logro de la alquimia, otorgaría riqueza y vida eterna. Y no fueron pocos los que se embarcaron en su búsqueda.
En la corte de Felipe III las actividades relacionadas con la alquimia eran vistas con una mezcla de miedo, sospecha y fascinación. Según algunas voces, Rodrigo Calderón, como otros cortesanos de su época, se sintió atraído por la alquimia. Y no solo por las promesas de riqueza material; también como una forma de fortalecimiento de su posición y fortuna.
Rodrigo Calderón y la corte de Felipe III: acusaciones y caída
Durante su juicio, los enemigos de Calderón lo acusaron de numerosos delitos, incluyendo prácticas ocultas y alquimistas. Estas acusaciones debían mostrarlo no solo como un traidor y corrupto, sino también como un hereje que se desviaba de las enseñanzas de la Iglesia. La búsqueda de la piedra filosofal y el supuesto interés de Calderón por la alquimia proporcionaron a sus rivales una herramienta para provocar su caída. Pudieron conectar sus acciones políticas con la falta de moralidad, lo que aumentó la visión de personaje pervertido y peligroso que ya se tenía de él.
Acusaciones y arresto
Aunque es difícil verificar el grado en el que Calderón se involucró en la alquimia, su figura quedó marcada para siempre. En la mente popular, Rodrigo Calderón no solo se convirtió en el arquetipo del político corrupto y caído en desgracia. Pasó a ser una figura oscura, interesada en misterios prohibidos, lo que aumentó su leyenda.
El vacío que dejó Lerma fue rápidamente rellenado por sus rivales. Estos no tardaron en dirigir su atención hacia Calderón, a quienes veían como un símbolo de la corrupción y los excesos . En 1619, Calderón fue arrestado. Las acusaciones formales en su contra incluyeron malversación de fondos públicos, soborno, y hasta brujería y asesinato. Fue ejecutado en la plaza Mayor de Madrid el 21 de octubre de 1621, al comienzo del reinado de Felipe IV.
Llegó incluso a acusársele de haber practicado brujería contra la reina Margarita, que se oponía a él.
Como mano derecha del duque de Lerma, Rodrigo Calderón había ascendido a las altas esferas del poder en España a toda prisa. Sin embargo, la fortuna de Calderón estaba intrínsecamente ligada a la de su patrón.

En 1618, el duque de Lerma fue forzado a retirarse, en parte debido a las acusaciones de corrupción y malversación que pesaban sobre él. Fue nombrado cardenal de San Sixto por el Papa. Muchos vieron en esto un movimiento para escapar de la ley y evitar el castigo por sus actos. De hecho, incluso se cantaban coplillas sobre esto. Su retirada marcó el comienzo del fin para Calderón. El que fuera secretario real perdió su principal apoyo en la corte, aunque ya hacía seis años que había perdido su puesto.
Legado y reflexión
La historia de Rodrigo Calderón es fascinante. No solo es recordado por su papel en la administración del Estado, sino también como un símbolo de los excesos y peligros de la ambición desmedida.
La vida de Rodrigo nos muestra la complejidad de la vida cortesana en el Siglo de Oro español. En ella, la proximidad al poder podía ser tanto una bendición como una maldición.
Si quieres conocer más sobre su figura y la época, no puedes perderte El trono de barro.