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Mis pequeños deleites como escritor

Muchas veces, quien es escritor, y los artistas en general, tenemos algunos caprichos en el momento en que nos disponemos a escribir y crear. Algo así como unas pequeñas manías, ciertas cosillas que nuestra mente necesita (o, por lo menos, eso siente) para llevar adelante una obra y darle flujo al proceso creativo.

Estos no son elementos esenciales para la escritura de todos, sino, más bien, unas particularidades de cada uno, unas cábalas, por decirlo de alguna forma, que nos ayudan a la hora de sentarnos y comenzar a escribir. 

Este escritor no es libre de pecado y admito que soy un poco maniático. Por un lado, me adapto fácilmente a los ambientes; de hecho, puedo escribir en casi cualquier lugar y circunstancia. Sin embargo, hay un par de pecaditos  de los que no puedo prescindir a la hora de ponerme a escribir. 

Os cuento cuáles son…

Tomar Coca-Cola me sienta bien 

Existe un mito, dando vueltas por ahí, que tiene que ver con el consumo de azúcar y el funcionamiento del cerebro. Como si esta sustancia tuviera unas propiedades mágicas que, al momento en que la consumimos, nos diese la energía que el cuerpo necesita para concentrarse en distintas actividades, en espacial las relacionadas con el estudio y la escritura.

He de confesar que, cuando me pongo a escribir, siento la necesidad de tomar Coca-Cola, más precisamente cuando me encuentro en la fase de la creación de un proyecto y durante la planificación previa, es decir, la elavoración de personajes y sus historias, las escenas etc. Todo el proceso creativo me invita a formularlo mejor con una Coca-Cola en mi mano, la clásica y original, con todo su azúcar y cafeína, y sus burbujas, que me dan un empujón más a la hora de escribir. 

Tengo entendido que el azúcar aporta un extra de energía y que el cerebro utiliza alrededor de un 25% de la misma, con lo cual, me puse a investigar si este mito era real o si es tan solo el efecto placebo de mi propio auto-convencimiento. Al parecer, el cerebro no necesita azúcar per se, más bien requiere glucosa, y esta se puede encontrar en una variedad de alimentos. Las personas tienden a identificar glucosa con lo dulce, como puede ser un pastel o galletas, pero lo cierto es que está presente también en alimentos como las patatas y los cereales. 

Por ende, cuando ingerimos hidratos de carbono complejos, también obtenemos glucosa de ellos. El aporte de esta es fundamental en la dieta, ya que las neuronas, a diferencia de otras células del organismo, pueden utilizarla solamente como principal fuente de energía. El resto de las células tienen la posibilidad de recurrir a los lípidos y a las proteínas como fuente de energía. 

…y si la acompaño con pipas, aún mejor

Mientras escribo y tomo Coca-Cola, me gusta acompañarla con pipas saladas. Por alguna razón, mordisquear y chupar la cáscara me ayuda a concentrarme mejor. Por lo general, cuando estoy escribiendo, necesito estar haciendo, al mismo tiempo, otra actividad que no necesite mucho de mí, como comer pipas. 

La concentración puede ser difícil de obtener, pero creo que más difícil es mantenerla, o sea, mantenerse enfocado en aquello que uno está haciendo y brindarle la mayor atención, sin distracciones ni tentaciones. Escribir requiere concentración, y hay herramientas que pueden ayudarnos a alcanzarla. 

Primero que nada, establecer un horario para hacerlo. Yo prefiero por las mañanas, luego de prepararme una buena taza de café, y, en ese tiempo, entre que me levanto, me visto y lo preparo, mi mente se organiza para lo que tengo que hacer. Durante el desayuno, repaso aquello que me había quedado del día anterior y pienso cómo avanzar a partir de eso. La mañana siempre es el mejor horario para empezar y ordenarse.

Disminuir al mínimo las posibles interrupciones es fundamental. Por ejemplo, algo tan simple como dejar el teléfono en silencio o desconectar el de línea, aunque sea por unas horas, ayuda a que podamos escribir y mantener una idea en la cabeza. Más de una vez, me han llamado mientras escribía un párrafo, y no se trataba de una urgencia ni nada importante. Saber respetar nuestro tiempo y hacerle saber a las personas que respeten el nuestro es primordial. Todo lo demás, puede esperar. 

Tomar aire y apartarnos de lo que estamos haciendo también es una buena manera de recuperar la concentración. Cuando la mente se nos pone en blanco y queremos abandonar, es bueno recordarse a uno mismo que lo peor es tirar la toalla. Basta con unos minutos de una canción o prepararnos un té, que nos dé un plus de energía para ponernos de nuevo en juego. Hay que tener presente el bienestar que nos genera terminar un trabajo a tiempo. 

Mi playlist en Spotify de escritor

Al momento de escribir, disfruto también de escuchar música, como ya os conté anteriormente. Puede ser rock melódico o acústico y, a pesar de ser español, tengo preferencia por la música en inglés cuando suelo escribir. Por supuesto que escucho y me considero un gran fanático de la música española; sin embargo, mientras escribo, prefiero oírla en inglés. Es una precaución que me he tomado para evitar distraerme con las letras de las canciones y enfocar mi atención en lo que estoy haciendo. 

Tengo una lista en Spotify que se llama “Escribiendo” y la utilizo para esos momentos.

En cada situación de nuestra vida, sentimos el deseo de escuchar uno u otro tipo de música. Por ejemplo, piensa en qué prefieres escuchar cuando estás triste o cuando estás feliz. Cuando nos ponemos a trabajar, estamos ante una situación distinta, pero que también merece ser musicalizada.

La música acompaña cada momento de nuestra vida. Por este motivo, una canción en el momento apropiado es capaz de crear un ambiente especial y de mejorar nuestra productividad.

Mis inseparables mascotas 

Por último, y no por eso menos importante, no puedo prescindir de la compañía de mis perros. Son seres fundamentales para mí a la hora de escribir, y en la vida en general. Ellos acompañan cada cosa que hago, y siempre están ahí para mí. Más de una vez, ellos han sido como alarmas para mí; impacientes, se suben a mi cama y comienzan a olfatearme, alegres. Sus hocicos me buscan y están ansiosos porque me despierte y les preste atención. 

El simple hecho de saber que están ahí, ya me da felicidad; su sola presencia lo hace. Cuando aparto la vista del monitor y miro hacia ellos, observo lo tranquilos que se encuentran y me produce paz. ¿Y qué mejor estado para escribir que uno pacífico y armonioso, acompañado de mis fieles amigos perrunos?

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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