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El aedo griego. Contador de historias profesional

En mis dos anteriores artículos, os hablaba de los primeros narradores orales, comenzando por la prehistoria y continuando con África y sus griots. Hoy dejamos atrás la figura del narrador como figura de memoria colectiva indispensable para la supervivencia y vimos la evolución hacia el narrador profesional. En este artículo continuamos con estos primeros narradores orales, pero viajamos hacia territorio heleno para hablar del aedo griego.

El aedo en la antigua Grecia pertenecía a esa casta de primeros narradores orales profesionales que cantaban las primeras epopeyas dentro de los banquetes aristocráticos. Eran oradores altamente cualificados y entrenados en una técnica muy compleja y estaban dotados de un status elevado dentro de la sociedad griega. Poseían cierta capacidad de influencia social, ya el simple poder de la palabra les dotaba de un poder único, y este es el de influir en el auditorio con sus historias.

¿Qué son las epopeyas?

Son narraciones en verso que cuentan las aventuras y hazañas legendarias de personajes heroicos. ¿Recordáis que los griots en África recordaban la genealogía de sus contratantes para lisonjearles durante los eventos? ¿Qué mejor forma de hacer la pelota que cantar las alabanzas de algún pasado remoto? Probablemente ese fue el germen de las primeras epopeyas que los aedos en las antigua Grecia extendieron con sus cantos itinerantes.

El trabajo del aedo griego

Al aedo en la antigua Grecia lo invitaban a las reuniones y banquetes, lo que lo obligaba a desplazarse de un lado al otro. Al fin y al cabo es uno de los primeros narradores profesionales y de ese modo se ganaban el pan. Se presentaría al auditorio y comenzaría a recitar. Contaría una historia mientras el auditorio, embelesado, seguía los avances de lo que el aedo griego contaba sobre las primeras epopeyas. Suponemos que habría intervalos de silencio en los que los oyentes continuarían bebiendo y comiendo, pequeños interludios para comentar lo escuchado. Durante el descanso, recibiría alabanzas o preguntas, o una invitación para continuar. Este último punto es muy importante. Como en las Mil y una noches, el captar el interés del público para continuar durante más de un día entre la aristocracia, con buena comida y contactos, era esencial. Por lo tanto, serían maestros en comenzar una historia y hacer el descanso en uno de los puntos críticos de la narración. Lo que ahora conocemos como cliffhanger. Apenas declinara el interés del auditorio por las historias del aedo, este debía buscar otra casa que lo hospedara.

Pero, ¿solo cantaban para personajes importantes? Sinceramente, lo dudo mucho. Los casos en que los aedos griegos eran llamados en casas importantes serían pocos, pero de algo debían vivir el resto del tiempo, así que las tabernas, las plazas y el populacho sería sus sustento habitual. ¿Cómo se transmitieron los primeros cuentos y leyendas? Por el pueblo llano.

Homero, un aedo griego

¿Quién fue Homero? Homero es uno de los aedos de la antigua Grecia más famoso. Poeta ambulante que componía sus propias obras y las recitaba ayudándose de un instrumento musical para que el ritmo le ayudara a recordar la métrica de los versos. A él se le atribuye la autoría de dos de las primeras epopeyas griegas: La Odisea y la Ilíada. Apenas existen datos biográficos de la figura de Homero, e incluso algunos han puesto en duda a lo largo de la Historia su autoría de La Ilíada y La Odisea. Los historiadores dicen que vivió entre los siglos IX y VIII a. C. y que era originario de algún lugar de la costa griega del Asia Menor, probablemente de Esmirna o Quíos, aunque otros lugares como Atenas, Argos, Ítaca, Rodas o Salamina han pretendido ser su lugar de nacimiento. Numerosos historiadores clásicos, como Heródoto, Simónides de Amorgos, Pausanias, Píndaro, Heráclito o Helánico de Lesbos, trataron de dilucidar los orígenes y la vida del misterioso autor de dos de las obras más brillantes de la literatura universal. Mientras que unos dicen que era ciego, otros lo niegan por las detalladas descripciones de su poesía. También se escribió que fue contemporáneo de la guerra de Troya, en tanto que otros apuntaron que vivió décadas o siglos más tarde.

¿Fue Homero un personaje real o el representante de todo el gremio de aquellos primeros narradores orales profesionales, de los aedos de la antigua Grecia? De ahí surge la expresión de «aedo homérico».

El aedo homérico

La mayoría de los datos sobre los aedos griegos se nos ofrecen a través de la Odisea, y se nos muestra esta figura siempre en tono positivo, en cuanto a funciones e influencia, así que se podría pensar que en la Odisea se exagera un poquito al aedo. Al fin y al cabo, Homero (según los datos que tenemos) fue uno de ellos. Conciencia gremial se llama esto.

Sin embargo, en la Illiada, la figura del aedo es casi inexistente y se pasa por encima de ella sin apenas relevancia. ¿A quién hacemos caso entonces? En la Ilíada, no se habla de cantores épicos (la Ilíada es de tema bélico y no es la situación más idónea), pero de vez en cuando los héroes cuentan historias de su vida y de sus parientes. La figura del aedo griego es más superficial. Tan solo ocasionalmente el viejo Nestor o el viejo Fenice cuentan los tiempos pasados.

En la Odisea, el propio Odiseo es un gran narrador que en el poema hace uso de su capacidad. Algunas teorías sugieren que en la Odisea es una excelente campaña de marketing para la figura del aedo homérico y se utilizó para dar aún más prestigio al gremio.

El aedo homérico que se nos describe en la Odisea es un primer narrador oral especializado y profesional con un gran estatus dentro de la sociedad. Posee dos cualidades fundamentales:

-La especialización técnica

-Una moral elevada

Dentro de la especialización técnica tenemos dos puntos relevantes que Homero nos muestra como inherentes a la figura del aedo en la antigua Grecia.

  1. El saber cantar de acuerdo con un orden (kará kosmon) y acompañados de un instrumento
  2. Una memoria privilegiada
  3. La habilidad del cantor para ensamblar los distintos elementos

La moral elevada se justifica por la inspiración divina. Las musas son las que acercan a ellos, los elegidos, para que transmitan sus composiciones. A través de ellos hablaba un espíritu divino: el de la musa. Así pues, el canto tenía un significado mágico.

El aedo griego homérico y los instrumentos musicales

Ya hemos visto que la memorización mediante el ritmo es mucho más sencilla, por eso los primeros narradores orales se acompañaban de instrumentos para marcarlo. Además, la música permite que transmitir emociones de una forma especial, envuelve al auditorio y consigue embelesar al oyente.

El aulós: instrumento de dos tubos con el que se consiguen dos sonidos diferentes. Funciona a partir de una lengüeta y, como para introducir el aire en dicha lengüeta era necesario ejercer mucha fuerza, usaban unas correas de cuero que rodeaban las mejillas del intérprete y se ataban detrás de la cabeza.

La syrinx o flauta de pan, con tubos abiertos de diferentes longitudes.

Los crótalos: instrumento de percusión que sustituía al chasquido de dedos. Son una especie de castañuelas que los griegos comenzaron a utilizar después de su contacto con los egipcios.

La cítara y la lira, instrumentos de cuerda muy antiguos. La cítara, por su sonoridad suave, fue considerada como el medio de expresión preferido para las emociones mesuradas del ánimo y hay alusiones directas de su uso en la Iliada.

Hasta aquí mi artículo sobre el aedo griego. ¿Te ha resultado interesante? ¿Tienes algo que añadir o que preguntar? Mi ventana está abierta. ¡Nos leemos el próximo mes!

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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