En el artículo anterior os hablé de por qué surgió la necesidad de contar historias, de lo necesario que era un sistema de memorización efectivo para mantener viva la información relevante. ¿Os acordáis? En este artículo daremos un pasito más en la historia de la humanidad y en los cuentos y leyendas del mundo y hablaremos de el contador de historias profesional.
Tabla de contenidos
ToggleEl contador de historias profesional
Nuestros antepasados vivían en comunidad y, poco a poco, cada individuo o núcleo familiar se fue especializando en un trabajo concreto. Cuando el mantener vivas las tradiciones y la historia de un grupo es tan importante para la supervivencia, debe haber alguien que realice esa labor. Así nace el contador de historias profesional. Los primeros narradores orales debían sacar réditos del tiempo que dedicaban a memorizar y transmitir lo aprendido. ¿Quién les proporcionaría el sustento si se sumergían en las historias que luego tenían con transmitir, si se dedicaban a componer los cuentos y leyendas del mundo? En todas las civilizaciones se produce una especialización de esta actividad y surge la figura del contador de historias profesional. Su contribución a la comunidad era esa, por lo que recibían manutención y productos de intercambio gracias a sus interpretaciones en los actos sociales. Es lógico deducir que no podían quedarse en un territorio demasiado pequeño, ya que no había celebraciones de continuo. Por eso comenzaron a viajar de poblado en poblado, siguiendo calendarios marcados. Se convierten en artistas ambulantes y serán los culpables de hacer viajar a los cuentos y leyendas del mundo. Estos contadores de historias profesionales existen en todos los lugares y tiempos, también en nuestra época, pero en este artículo nos centraremos en los primeros narradores orales africanos.
Los primeros contadores de historias profesionales africanos
África ha mantenido, hasta hace bien poco, sus tradiciones de forma oral. Aún en la actualidad, hay grandes territorios en los que la grafía, el conocimiento de la escritura y la lectura es inexistente o reservada para unos pocos.
Decía John Pepper Clark, poeta nigeriano, al mencionar el carácter oral de la poesía en África, “La nuestra es poesía hablada y cantada oralmente o vertida a y en instrumentos musicales, el efecto de este tipo de poesía es directamente audible, en palabras que brotan de la boca para deleitar al oído y conmover toda la estructura humana en interrelación con otros en una audiencia próxima….”.
África es música de percusión, ritmos y sonidos que acompañan las palabras, que forman canciones e historias.
Para preservar la cultura y la historia en el África occidental, aparece la figura de un contador de historias profesional al que se llama griot, o jeli en la actualidad, heredero directo de aquellos primeros narradores orales africanos de la antigüedad.
Este territorio es extenso y con una variedad cultural impresionante. Se caracteriza por estar integrado por numerosos territorios, cada uno con su dialecto y su historia local. Abarca países como Malí, Gambia, Guinea, Senegal, Mauritania, Costa de Marfil, Nigeria… Estos primeros narradores orales están presentes entre las etnias wolof, serer, árabes mauritanos, mandé, bambara, hausa, songhai, tukulóor, mossi, dagomba, fulbé, tukulóor y otros grupos más pequeños. La memoria y el repertorio de los griots debe ser muy amplia y abarcar tanto temas mundanos, como de importancia vital. ¿Por qué?
El griot como contador profesional de historias
A modo de trovador, el griot es el depositario de las tradiciones de la región por donde se mueve. Pero también es un poeta, un cuentacuentos y un adulador. Es su trabajo, y prueba de ello es que son conocidos popularmente como “cantantes de alabanzas”.
Un griot va de poblado en poblado ofreciendo sus servicios como contador de historias profesional, narrador de cuentos, transmisor de noticias y chismorreos y analista de la situación política y social. Pero no solo eso, debe tener el don de la oportunidad. Para ganarse las habichuelas estará al tanto de cualquier acontecimiento importante de cada poblado, por ejemplo, una boda. ¿Qué mejor sitio para adular a las familias que pagan esa unión? Así pues, habrá memorizado las genealogías y las historias en las que están implicados los apellidos de los contrayentes. Los cuentos familiares en este tipo de eventos son la mejor diversión y se paga por escuchar las hazañas de los antepasados. Es una forma de bendecir esa unión. ¿Y los chascarrillos y bromas que se realizan en todas las celebraciones? Así pues, además de su contribución a los cuentos y leyendas del mundo, este contador de historias profesional canta, interpreta, transmite noticias… Con todo esto, el griot se gana el pan.
La figura del griot en la sociedad africana
No es extraño, por tanto, que los contadores de historiaras profesionales en el África occidental sean un grupo endogámico y se trasmitan el oficio de padres a hijos. Como todo trabajo artesano en el que existe un aprendiz y un maestro, los griots o jelis son tratados con respeto, aunque no pertenezcan a las castas más altas de la sociedad. En África, la historias se cuenta a a través de sagas familiares, recordando a los antepasados. Son historias de personas a través del tiempo, la tradición oral es una forma de mantenerlos con vida y, solo por eso, su dedicación es motivo de orgullo y son bien recibidos allá donde van.
Si son grupos endogámicos, es lógico pensar que las mujeres también ejercerían este trabajo en la antigüedad, aunque socialmente se mantendrían supeditadas al hombre. De hecho, en la actualidad existen griot o jeli de ambos sexos. Ejemplos de mujeres (llamadas griottes) son Fatuo Guéwel o Hadja Kouyaté, quienes utilizan sus voces como denuncia social.
Con la modernización de la cultura africana, el griot ha perdido parte de su función como transmisor de información. Sin embargo, han sabido reconvertirse y utilizar sus conocimientos sobre música o cuentos para mostrárselos al resto del mundo, han formado escuelas de danza o ballets como el Théatre Nacional Daniel Sorano o están poniendo voz a las desigualdades y las injusticias.
Hasta aquí mi pequeña contribución para dar a conocer a los primeros narradores orales, transmisores de los cuentos y leyendas del mundo. ¿Qué hubiera pasado si ellos no hubieran existido? Si te apetece elucubrar una respuesta, contarme algo o hacerme alguna pregunta, ya sabes dónde encontrarme. ¡El próximo mes más!
Hola.
Me encantó.
Tienes más información sobre contadores de historias
Saludos desde Colombia