En el siglo XI, la península ibérica fue testigo de una época tumultuosa. Un momento histórico fragmentado y terriblemente interesante a partir del momento en que se desintegró el Califato de Córdoba. Esta disolución dio paso a la aparición de los reinos de taifas. Fueron pequeños estados independientes que luchaban constantemente entre sí por el poder y la supremacía. Estos reinos, aunque culturalmente ricos y económicamente prósperos, no disponían de la unidad política y militar necesaria para resistir las amenazas que los rodeaban. Esa situación provocó que al-Ándalus fuera vulnerable a los nuevos invasores y a las incursiones cristianas del norte. Y uno de los eventos más importantes de esta época fue una batalla. En este artículo quiero hablarlos de los antecedentes de la batalla de Zalaca, que marcó los siguientes años de la península.
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ToggleAntecedentes de la batalla de Zalaca: La desintegración del califato
La desintegración del Califato de Córdoba, que marcó el inicio del siglo XI, fue un proceso complejo y largo. A medida que se desarrollaba quedaron claras las profundas tensiones y los desafíos en los que se sumía el territorio. El califato, que en su apogeo había vivido bajo gobernantes como Abd al-Rahman III y Al-Hakam II, había sido un centro de poder, cultura y economía admirado. Su riqueza se extendía hasta las puertas del desierto, donde se dominaba la ciudad de Sijilmasa, cabeza de las rutas caravaneras en el norte de África, con la riqueza que ello suponía.

Pero todo cambió tras la muerte de Almanzor, quien había mantenido la unidad y la estabilidad mediante expediciones militares y una fuerte administración. Con su pérdida, el califato comenzó a fragmentarse debido a luchas dinásticas, rebeliones internas y la debilidad de los sucesores de Almanzor.
La falta de un liderazgo fuerte, junto con la presión de los grupos aristocráticos y militares, llevaron a una pérdida de control por parte del califa. Este vacío de poder se agravó por la presión de los reinos cristianos del norte. Y fue entonces cuando el califato se fragmentó en pequeños reinos conocidos como “taifas”. Fue en torno al año 1031, y cayeron una tras otras como las fichas de un dominó.
Antecedentes de la batalla de Zalaca: surgimiento de los reinos de taifas
El surgimiento de los reinos de taifas fue un fenómeno complejo y repentino. Tras la caída del Califato de Córdoba en 1031, al-Ándalus se dividió en numerosos reinos independientes, cada uno gobernado por diferentes familias o facciones. La mayoría de ellas provenía de funcionarios del califato que se hicieron fuertes en la ciudad sobre la que habían gobernado. En otros lugares se hicieron fuertes los líderes militares.
Estos reinos, incluyendo Zaragoza, Toledo, Badajoz y Sevilla, compitieron entre ellos por recursos, territorio y poder político. Buena parte, en especial los más importantes, florecieron en términos de desarrollo cultural y económico. Hay historiadores que aseguran que no se vería una revolución similar hasta el Renacimiento. Emergieron la poesía, la medicina, las matemáticas, la astronomía… Disciplinas que vivieron un avance sin precedentes y en los que se vivió un siglo de oro. Pero su fragmentación política, su incapacidad para unirse, y más aún, sus disputas permanentes, les hizo terriblemente vulnerables.
Fue una época de lo más interesante, en la que se vivió una mezcla de brillantez cultural y debilidad política. La predicción del astrólogo, mi segunda novela, la desarrollo en esta época, en la taifa de Sevilla, e intento reflejar en ella todo el esplendor y fragilidad de esos años.

Los efectos de la división
Cada taifa buscaba expandir su territorio y aumentar su influencia. Esto llevó frecuentemente a guerras entre vecinos y alianzas que cambiaban de un año a otro. La diversidad de estos reinos era notable, variando considerablemente en términos de tamaño, poder y estabilidad. Algunos, como las taifas de Sevilla, Zaragoza y Toledo, se convirtieron en poderosos y ricos, mientras que otros eran mucho más pequeños.
La falta de una autoridad dominante y la competencia entre las taifas hicieron casi imposible que se llegara a acuerdos. Sobre todo cuando se trataba de enfrentarse a alguna amenaza. Esta situación fue explotada por los reinos cristianos. Utilizaron la táctica de “divide y vencerás”, alternando entre la guerra y la diplomacia para extender su influencia hacia el sur. Así, se establecieron tributos, llamados parias, con varias taifas, reforzando la economía cristiana y su capacidad militar a costa de los estados musulmanes.
Esta situación no solo debilitó militarmente a al-Ándalus. También llevó a las taifas a una dependencia cada vez mayor de mercenarios y alianzas externas. De este modo se preparó el escenario para que aparecieran nuevos movimientos islámicos que intentarían reunificar y purificar al-Ándalus bajo una doctrina más rigurosa.
La historia de las taifas es una crónica de brillantez cultural en medio de una agitada política, lo que jugó un papel crucial en la historia de la península ibérica.
Antecedentes de la batalla de Zalaca: El declive de los reinos de taifas y la amenaza de los almorávides
De modo que la época de taifas es un momento de frágil equilibrio. La rivalidad constante en la que se encontraban los diferentes estados debilitaba su capacidad para formar un frente unido contra las amenazas externas, en especial contra los cristianos del norte. Esta situación fue aprovechada no solo por estos, que comenzaron a expandirse hacia el sur.

También surgieron nuevos movimientos islámicos que se estaban desarrollando en el Magreb, como el almorávide, que pretendían extender su influencia religiosa y política. Los almorávides, emergiendo con una doctrina mucho más estricta que la relajada visión del islam que se vivía en las taifas, vieron en la fragmentada al-Ándalus una oportunidad para expandir sus ideas y restablecer un orden islámico más ortodoxo.
Las batallas entre taifas rivales, los pagos de las parias, las disputas internas… Todo llevó a que cada taifa quedara aislada y fuera decayendo, incluso las grandes como Sevilla, que dominó todo el sur de la península desde el Murcia hasta Portugal.
El alzamiento almorávide
Y mientras tanto, en el sur surgía el movimiento almorávide. Los almorávides no solo representaron una amenaza militar, sino que también propusieron un cambio ideológico profundo. Su intención, en cuanto a al-Ándalus, era reformar la sociedad de acuerdo con una interpretación más estricta y puritana del Islam.
Fue la almorávide una aparición súbita, casi explosiva, que revolucionó el magreb y provocaría todo un terremoto en la península.
Conclusión
Comprender este contexto histórico es esencial para entender el desarrollo de la batalla de Zalaca, ocurrida en 1086. No se trató de un simple enfrentamiento militar, sino de un punto de inflexión que marcó a las generaciones posteriores. La batalla de Zalaca se libró entre los reinos de taifas, liderados por el rey de Badajoz, y las fuerzas del rey Alfonso VI, quien llevaba tiempo presionando las fronteras y tenía la intención de dar un golpe de efecto mortal. La batalla fue significativa no solo por su resultado, sino en especial por las alianzas que se formaron, pues demostró que los distintos reinos taifas podían unirse en un intento desesperado por repeler a las fuerzas cristianas.
En ese proceso, la batalla de Zalaca resultó ser crucial. Este conflicto no fue simplemente el resultado de ambiciones territoriales, sino también de una lucha ideológica y de poder que definiría el futuro de la península ibérica.
En el próximo artículo, profundizaremos en cómo la consolidación de poder de los almorávides y su ideología radical transformaron el panorama político y social de al-Ándalus, preparando el terreno para la batalla de Zalaca. Analizaremos cómo la llegada de los almorávides influyó en las tácticas y estrategias de los reinos de taifas, forzándolos a reevaluar alianzas y estrategias de supervivencia frente a un enemigo común y formidable. Este análisis nos permitirá entender no solo las causas inmediatas de la batalla, sino también sus consecuencias a largo plazo para la región.