La Fiesta de Orfeo. Ese es el título que Javier Márquez eligió para su primera novela. No sé muy bien cómo catalogarla: terror, detectivesca, aventuras… lo que sí sé es que cuando me dejó el original para que le pegara un vistazo, hace justo un año, leí el texto con voracidad. La Fiesta de Orfeo tiene la capacidad, desgraciadamente no tan común en muchas de las novelas de hoy en día, aunque ese es uno de los aspectos que más se deberían cuidar por parte de los autores, de transportar al lector de inmediato al lugar en el que suceden los hechos, la Inglaterra de mediados del siglo XX. Es muy curioso, pero la cuidada ambientación no se logra a base de descripciones del Londres de la época, ni del vestuario de los personajes… De todo eso, en el texto no se van dejando caer más que alguna que otra pincelada: el nombre de la pipa que fuma un personaje, el modo de tomar un sombrero o atusarse un bigote “perfectamente situado a media distancia entre la nariz y los labios”. Cosas así. El autor consigue ese clima de autenticidad, de ubicación geográfica y temporal, gracias a las actitudes de los protagonistas, gracias a su forma de hablar. Y no me refiero a que utilice un lenguaje en cierto modo anticuado, sino a una ingenuidad, una candidez, que nos hace recordar con una sonrisa tiempos pasados. La trama absorbe tanto o más que la propia ambientación. Cuando la novela comienza con un simple cartero recordando en su furgoneta los anodinos acontecimientos de la noche anterior, que llega a un pueblo del norte de Inglaterra, uno puede pensar: “uy… esto no funciona…” Nada más lejos de la realidad, porque el descubrimiento que está a punto de hacer ese buen hombre, el terrible crimen que va a descubrir, sacudirá al lector con una fuerza tremenda. A partir de ese momento, quien tenga entre las manos la novela va a ser incapaz de dejarla hasta que concluya su lectura. Y ese momento sucede, exactamente, en la página 5 del libro. Nada de esperas infructuosas. Nada de largas presentaciones de uno u otro personaje. Nada de divagaciones… La Fiesta de Orfeo va directamente a clavar una estaca en el corazón del lector desde el principio: la de la curiosidad, la del querer saber, la de acompañar en su búsqueda a los personajes para comprender qué ha podido pasar en ese pueblo del norte de Inglaterra. Porque los personajes son la tercera y última arista del triángulo mágico sobre el que se alza esta magnífica novela. Un inspector, irónico, irrespetuoso, tan sagaz en ocasiones como el propio Sherlock, y su compañero, que le sirve de apoyo constante. Un actor, el famoso Peter Cushing, al inicio de su carrera cinematográfica, intentando preparar el papel que le abriría las puertas del éxito. Y la búsqueda de estos dos protagonistas, inspector y actor, de un objeto maldito del Hollywood de los años 20. En torno a ese dúo gira toda la trama. En La Fiesta de Orfeo asistiremos a los inicios de la productora Hammer, que reinventaría el cine de terror, atisbaremos el modo de vida de lugares y épocas pasadas. Pero también encontraremos alocadas persecuciones en coche, o a través de un cementerio, ritos ancestrales, asesinatos rituales y en masa, locura generalizada y dosis de amor y ternura. Todo, con una sencillez extrema, una calidez y una infinidad de guiños a películas como Indiana Jones o El Exorcista, por ejemplo. Todo, con un sentido del terror acusado, y una ironía y un sentido del humor más acusado todavía. Porque, lo que ha conseguido Javier Márquez con esta novela, es utilizar a la perfección el triángulo mágico de la literatura: ambientación, personajes y trama. Si queréis saber más, mañana, 28 de octubre, a las 20.00 el autor presenta su novela en Fnac Sevilla. Un acontecimiento que no deberías perderte. Una lectura, que no puedes perderte.
Una entrevista con sabor a clásico
Hoy traigo una extensa entrevista, la más extensa que he realizado hasta la fecha. Es una entrevista en cierto modo especial, porque, si bien todas las que he llevado a cabo han sido a amigos, éstos se encontraban todos en la lejanía de internet. No es el caso de la que os presento hoy. Entrevisto a un buen amigo, una persona a la que tengo un gran cariño y afecto. Además, esta entrevista abre la puerta para un nuevo paso en mi camino desde que empecé a escribir, y es que con ella comienzo a colaborar con algunas revistas de tirada nacional. Espero que disfrutéis ella. Veréis que no tiene desperdicio. Javier Márquez Sánchez nació en Sevilla, en 1978. Es periodista y escritor, y ha trabajado en Madrid, San Sebastián y Sevilla para diversos medios de comunicación de prensa y radio. Actualmente es subdirector de la revista Cambio16, además de colaborar habitualmente con otras publicaciones como Cuadernos para el Diálogo, Interfilms o Efe Eme. Ha participado en la elaboración de la enciclopedia musical Canciones de Oro (Planeta, 2004), y es autor de una veintena de relatos. Su primer libro, en el año 2004, llegó de la mano de la editorial Milenio y de su dúo musical favorito: Paul Simon & Art Garfunkel. Negociaciones y canciones de amor, al que siguieron unas guías biográficas para la revista Efe Eme: Bruce Springsteen. El espíritu del rock (2005) Neil Young. El rockero indómito (2005) y Paul Simon. El maestro artesano (2006). En el año 2006, un peculiar combinado de música, historia, política y crónica social dio como resultado Rat Pack. Viviendo a su manera, publicado con notable éxito de público y crítica por la editorial Almuzara, y traducido a varios idiomas. Al año siguiente se publicó Elvis. Corazón solitario (2007, Almuzara). La misma editorial ha apostado ahora por publicar su primera novela, La fiesta de Orfeo (2009). P: Es usted periodista, biógrafo, y ahora, además, se atreve con la narrativa. ¿Qué tiene el mundo de las letras para que lo haya subyugado de ese modo? R: No creo que sea tanto el mundo de las letras lo que me fascina como el deseo de contar historias. El cine y la literatura me han apasionado desde niño, y siendo algo mayor descubrí también la capacidad narrativa de una canción. Pero hacer una película o grabar un disco, además del talento evidente, exige mucho más elementos, al contrario que la literatura, donde solo necesitas papel, lápiz y una buena idea. En ese sentido, no aspiro a ser un gran literato, pero sí desearía que mis historias hiciesen pasar a los lectores tan buenos ratos como suelo experimentar yo con muchos libros o películas. Prefiero que me digan que se han divertido con mi libro a que alaben las posibles cualidades técnicas de éste. Sólo aspiro a contar historias que emocionen y entretengan. P: Sus anteriores trabajos, todos ellos de divulgación, estaban dedicados a grandes personajes del espectáculo: Frank Sinatra, Elvis Presley… En su primera novela también utiliza como personaje principal a un actor de gran fama, Peter Cushing. ¿Es usted tan mitómano como parece, o el hecho de usar a este tipo de personas para sus trabajos se debe a otro tipo de consideraciones? R: Mitómano cien por cien. De hecho, el germen de la novela reside precisamente en el deseo de reproducir esa agradable sensación de diversión, de misterio e inquietud que desprenden las películas de Cushing y de la factoría Hammer, con ese cierto toque de ingenuidad atribuido por el paso de los años a este cine. Y qué mejor protagonista que el propio Cushing en el marco del rodaje de la película que dio origen a todo este fenómeno. Me parecía una idea fascinante que se me ocurrió, como siempre, por casualidad, mientras buscaba otra manera de dar salida a una trama policiaca con tintes esotéricos de la que poco quedó en la historia definitiva. Hammer films era un estudio británico de medio pelo que acabó marcando la pauta del cine de terror en todo el mundo durante más de una década. ¿Por qué? ¿Qué ocurrió? En los libros de historia del cine está la explicación, claro, pero me resultó excitante ir más allá e inventar toda una trama rocambolesca que explicase qué pudo ocurrir para que un actor afable, y algo apocado, se convirtiera en el rey del terror en la gran pantalla. P: Tras leer «La Fiesta de Orfeo», puedo decir que podemos catalogar la novela de muchas cosas, pero en absoluto de ser ingenua. Es más, me pareció una trama muy trabajada, con un ritmo trepidante y un desarrollo que atrapa al lector desde el comienzo. ¿Le resultó muy difícil darle forma a una historia que conjuga el misterio, la novela de detectives y ese aire del Londres de los años 50? R: Cuando hablaba de ingenuidad me refería a ese encanto que tiene el cine de hace varias décadas, cuando el mundo era muy diferente y, en cierto sentido, menos hipócrita. Los buenos eran buenos y los malos, malos. Los personajes soltaban frases lapidarias y nadie decía que no fuera realista. Pensemos en frases famosas de la historia del cine. Cojamos veinte o treinta. ¿Cuántas son de películas rodadas después de 1980? Muy pocas. Ése es el toque que buscaba, con el inspector que hace rabiar a su superior, el profesor universitario con la botella de coñac oculta tras un libro o el malvado que suelta un discurso antes de ejecutar a alguien. Crear una trama de misterio con este tono y en aquella época… fue algo laborioso, pero no difícil. El momento de la documentación es uno de mis preferidos. Soy muy detallista. No dedico varias páginas a describir un paisaje o un personaje, pero sí me gusta dar datos de marcas, direcciones o cuestiones similares, porque, como lector, me ayudan a creerme más la historia. Un personaje puede beberse un trago de whisky o servirse un Johnny Walker etiqueta
Fiestas Literarias (II)
Calentando motores el viernes, durante la cena Como en toda novela que se precie, el mes de septiembre había ido teniendo momentos de mucha tensión y momentos de relajación en los que no paraba de trabajar. Y, como no podía ser de otra forma, septiembre iba a terminar en un clímax apoteósico, una fiesta de la que ya he disfrutado en 3 ocasiones, y las que me quedan… Os hablo, claro, del IV Encuentro de literatura Fantástica de Dos Hermanas. La misma semana del Encuentro fue casi de locos, y el día antes, el viernes 25, la locura se desbordó. El Encuentro de este año ha superado todas las expectativas de asistencia. Nunca habíamos tenido tantos participantes. El año anterior, la noche antes de que comenzara el Encuentro, había unas 35 personas inscritas. Este año, diez días antes, el número de inscritos era de más de 80. Desde la organización fue necesario no aceptar más inscripciones, pues la sala del Palacio de Alpériz en la que se celebraría el evento, no admitía a más de 80 personas. Los arquitectos fueron muy claros en ese sentido: más de 80 personas suponía un riesgo para la estructura. Sin embargo, la gente seguía llamando, seguía queriendo venir a las diferentes ponencias. La única posibilidad pasaba por apuntarse a una lista de espera, por si acaso los inscritos iban fallando. Pero esa lista no dejaba de crecer. La gente llamaba desde Galicia, Cataluña, Valencia, Madrid… De modo que, un día antes de la inauguración, el viernes 25, se tomó la decisión de cambiar la sede del Encuentro y hacerlo en el mismo escenario del año anterior, que, milagrosamente, había terminado unos días antes las obras en las que estaba inmerso. Fue una locura, un día de llamadas interminables de teléfono para avisar a todos los asistentes. Pero se logró. Al concluir el encuentro, el número de participantes rozaba las 130 personas. Imagen del auditorio Desde que empecé a asistir a este encuentro, hace ya 3 años, he podido ver cómo crece. El primer año que asistí hubo unos 60 inscritos, el año pasado algo más de 70. Y este año, ya veis los números. Pero ¿qué tiene éste Encuentro para que crezca de ese modo? ¿No parece irreal, que durante un fin de semana completo, un centenar de personas pase horas sentadas en una sala escuchando lo que otros dicen de ¡literatura!? Yo creo que el éxito de este evento es, sin duda, el ambiente. Los asistentes tienen la posibilidad de hablar durante horas, con autores reconocidos. Este año nos visitaba, por ejemplo, Care Santos, reciente ganadora del Barco de Vapor, uno de los más prestigiosos de la literatura juvenil en España, o Félix J. Palma, que está arrasando con su novela El Mapa del Tiempo, que será traducido próximamente a una veintena de países. Comida de convivencia del sábado Otro de los grandes alicientes de este Encuentro es la posibilidad de encontrarse con decenas de autores que se encuentran en el mismo punto que tú: los primeros pasos de su carrera literaria. ¿Cómo solucionar tal o cuál problema? ¿Cómo creas un personaje? ¿Cómo surge la inspiración? ¿De qué modo hacer interesante tu novela? Todas estas cuestiones, y muchas más: consejos para corregir, métodos de documentación, etc., son ampliamente comentadas y discutidas durante casi 40 horas a lo largo de dos días. Porque, aunque las jornadas de discursos, mesas y ponencias vienen a realizarse en tres sesiones de unas 3 o 4 horas, en el Encuentro de Dos Hermanas los participantes continúan las actividades por su cuenta: durante la comida, durante la cena, en el desayuno del día siguiente… A veces la cosa se alarga hasta la 1 o las 2 de la mañana, aunque al día siguiente haya que madrugar. Tapeando el sábado por la noche ¿Cuál es el resultado? Algo de lo que ya he hablado bastante a lo largo de este blog: el autor deja de sentirse solo. Descubre todo un mundo alrededor que tiene el mismo pulso que él, que anda al mismo ritmo, con los mismos intereses e intenciones que él. Y el sentimiento de satisfacción, de valoración personal, de ver que lo que tiene que contar les interesa a otras personas… te hace crecer de un modo increíble. Te otorga una visión de ti mismo que antes no tenías. Siempre digo que el Encuentro de Literatura Fantástica de Dos Hermanas es diferente a cualquier otro a los que he asistido. Lo que lo hace diferente es la participación del público, la hermandad que reina antes o después de los discursos. Este año, por ejemplo, se presentaba el libro de una autora novel, Bárbara G. Rivero, titulado Laila Winter. Lleva varios meses en el mercado y está funcionando muy bien. Bárbara decidió escribir un libro sobre hadas. Pero había un problema: Bárbara tiene un resentimiento personal tremendo contra las hadas, pues en su niñez, durante una fiesta de reyes, recibió un disfraz de hada y la varita mágica era falsa, no era capaz de hacer ningún truco de magia. Así que decidió abrir el mundo de las hadas y mostrar hadas completamente distintas de las que estamos acostumbrados. El resultado es un libro maravilloso (que estoy a falta de 50 pág. de terminar de leer) que está revolucionando a los jóvenes españoles. Bien, pues cuando Bárbara nos presentaba su libro, hubo un participante que, tal vez espoleado al ver el tremendo nerviosismo de Bárbara al encontrarse por primera vez ante 100 personas hablando de su libro, realizó una intervención de lo más desafortunada, indicando que si la autora quería crear unas hadas diferentes no las llamara hadas, sino de cualquier otro modo, que se documentara mejor sobre todos esos fenómenos antes de escribir y, en un alarde de osadía brutal, pedir a los editores que poblaban la sala que subieran los listones de calidad literaria antes de publicar libros tan absurdos como el de Bárbara G. Rivero. Durante la intervención de este personaje, se podía palpar la
Fiestas Literarias (I)
Poco a poco voy recobrando el resuello, y es que todavía arrastro cansancio después del mes loco que he tenido. Pero siento que no terminaré de cerrarlo hasta que os cuente cómo fueron las fiestas a las que he asistido durante las últimas semanas, separadas por más de 1000Km. de distancia en apenas unos días. La primera fue en Barcelona. Me refiero, claro al evento que organizó la agencia de Sandra Bruna. De entrada, venía yo contento y feliz tras mi encuentro con la editorial. Pero además, la felicidad se multiplicaba porque, al fin, tras dos años de mantener contacto vía e-mail, iba a poder darle un abrazo a una buena amiga, Montse de Paz, Elisabet para el mundo virtual. Mi relación con Montse comenzó en un foro del que ya he hablado otras veces. Un día, recién llegado yo a aquel foro, le comenté un texto, ofreciéndole algunas sugerencias. Lo hice con muchas reservas, porque nunca sabes cómo se va a tomar la gente este tipo de cosas, pero su respuesta fue formidable: “¡Esto es lo que yo quiero que hagan con mis textos!”, respondió. Desde entonces, sacó su raqueta, yo desempolvé la mía, y cada texto que nos hemos mostrado ha sido un emocionante partido-aprendizaje. No voy a hablar de las bondades como persona de Montse, ya lo hice en su momento, hace una buena cantidad de tiempo. Pero sí me saqué la espina clavada: al fin nos dimos un abrazo. Nos fuimos a tomar una coca-cola, que no todos los escritores somos alcohólicos, (aunque empiezo a entender por qué muchos lo son…). Poco después, aparecía Lola Marinè, y de este modo se organizó la primera reunión formal y real de brunescos (autores representados por Sandra Bruna). Hablamos de nuestros proyectos, de nuestros temores, de nuestras alegrías. Hablamos de anhelos, de amistades virtuales, de cosas que nos ayudan a crecer en este mundo literario que a veces es tan obsesivo, oscuro y extraño. Junto a Montse de Paz, de blanco, y Lola Marinè Y luego, pues nos dirigimos al lugar donde se celebraba el evento de la agencia, situado a escasos 300 mts. del hotel en el que me alojaba. El lugar era estupendo, disfrutábamos una temperatura ideal, y aquello estaba lleno de gente. Debíamos ser más de 60 personas. De entre todas ellas, tuve la oportunidad de conocer a alguien de quien había escuchado hablar mucho: Montserrat Rico. Se trata de una autora de novela histórica, que lleva ya unos años trabajando muy duro, y comienza a cosechar éxitos más que importantes. Sus últimas novelas ya se están traduciendo a otros países, y Portugal o Rusia están siendo los primeros en apreciar su valía como escritora. A mí, lo que me sorprendió gratamente fue su extrema sencillez, su humildad, su hablar tranquilo y sus ganas de ayudar a los que venimos detrás. Fue todo un descubrimiento. No me extraña que Montse la tenga en tan alta estima. Apenas pude hablar con Sandra, no más allá de unas pocas palabra. No la culpo, desde luego. Estaba de lo más ocupada y tenía a mucha gente que atender. Ahora andan todos de cabeza, con la feria de Frankfurt aquí mismo, así que la dejaré respirar hasta la vuelta y entonces hablaremos de mis últimos trabajos. De izquierda a derecha, Montse de Paz, Sandra Bruna, Montserrat Rico, Joan Bruna y Lola Marinè, conmigo en el centro. Cuando ya me estaba despidiendo de los presentes para regresar al hotel, tuve el gusto de conocer a Jordi Cantavella. Es un tío genial, con el que conecté de inmediato: simpático, alegre… no me extraña que se dedique al género del humor, genero que por cierto, en mi opinión, es el más difícil de trabajar en la literatura. Igual es que soy una persona muy seria… La cuestión es que resultó que Jordi había sido uno de los lectores de HIJOS DE HERACLES para la agencia. Y claro… no podía dejar pasar la oportunidad. Me invitó a tomar una copa y me llevó a su bar, porque tiene un bar muy cuidado, todo hay que decirlo. Me presentó allí a su socio y pasamos un buen rato de charla. Los tres hablamos de literatura, cine, historia… En fin, el broche perfecto a un día estupendo. Regresé pronto a mi habitación, estaba muy cansado, y me acosté de inmediato. El viaje de vuelta fue plácido, pero, contrariamente a lo que creía, no me dormí en el avión. Regresé con un cansancio tremendo, pero contento por cómo había ido el viaje. Era la primera cima importante del mes de septiembre, pero ya en el horizonte se alzaba la siguiente: el Encuentro de Literatura Fantástica de Dos Hermanas. En unos días os lo cuento.
Adios, septiembre… Hola, futuro
Al fin, y desgraciadamente, termina el mes de septiembre. Desgraciadamente, porque este mes ha traído muchas cosas buenas e interesantes. Al fin, porque estoy agotado, exhausto, sin energías. Últimamente estoy tan cansado que ni siquiera puedo dormir. Os debo contaros muchas cosas, y lo justo es que lo haga en orden. La presentación de Gran Torino estuvo muy bien. Pasé un rato en maravillosa compañía y hablando de una gran película. La jefa de prensa de Warner Brs. nos acompañó y alguna emisora de radio hizo un corte de lo más interesante. Si os pica la curiosidad, aquí podéis descargarlo. Para los que no me conozcáis, decir que mi voz es la que suena en primer lugar tras la del locutor. A quien acompaño, la otra voz, es a mi buen amigo Javier Márquez. Al día siguiente viajé a Barcelona. Definitivamente me gusta viajar en avión, mi momento favorito es el del despegue, con ese despliegue de potencia tremenda del aparato. El hotel fue todo un acierto, muy bien comunicado, céntrico, muy limpio, cómodo y de habitaciones amplias y confortables. Creo que ya tengo alojamiento en Barcelona durante bastante tiempo… Al menos, hasta que venda cientos de miles de ejemplares de mis novelas (entiéndase, por supuesto, como una ironía). Lo primero en la agenda era la comida con mis editoras. Visité las oficinas y me llevaron a comer a un restaurante cercano. Durante la comida estuvimos comentando diferentes aspectos del mundillo literario y, por supuesto, de mi libro. En cuanto a la portada, pues ya deben estar trabajando en ella. Les presenté, tal como me pidieron, una portada alternativa, que veis sobre estas líneas. Sigue la idea original, pero las tonalidades, la maquetación, los tonos (fríos en lugar de los cálidos de la portada que os presenté anteriormente), son completamente diferentes. ¿Cuál me gusta más? Pues, en mi opinión, creo que la línea de la primera está mucho más en consonancia con el espíritu de la novela, es más sobria, más espartana. Ahora bien, ¿por qué se inclinará la editorial? Pues la verdad, no lo sé. ¡Y estoy deseando verlo! Más tarde me reuní con el jefe de redacción de Edhasa, con el que estuve hablando cosa de una hora, más o menos. Me enseñó mi original corregido. Y allí fue donde cogí la depresión del mes. ¡Está completamente marcado! ¡No se salva ni una sola página! Me estuvo explicando los errores más frecuentes que había cometido, y también me comentó, en un vano intento de tranquilizarme, que prácticamente todos los manuscritos terminan igual de coloreados. Me explicó también que muchas de las anotaciones no eran otra cosa que sugerencias, que podía aceptar o no. Llevo unos días trabajando en la corrección del texto, y ahora, con cierta perspectiva, puedo decir que no era para tanto, y que la mayoría de las anotaciones eran, efectivamente, sugerencias: sinónimos, cambios en la construcción de alguna frase… cosas así. Sin embargo, es terriblemente instructivo, porque te das cuenta de que las cosas son mucho más sencillas de lo que en ocasiones nos empeñamos. Puedo decir que estoy avanzando a buen ritmo en la corrección. Espero que en una segunda lectura no me den muchos más palos. He de decir que, durante la comida, estuvimos hablando sobre proyectos de futuro. Les comenté que tenía dos ideas, (para una de ellas ya he leído un par de libros y tenía incluso la trama principal más o menos clara). Se las expuse muy por encima, pero no tuvieron la más mínima duda: una de ellas les parece un tema sugerente, poco tratado y que además toca una época que suele despertar bastante interés. De modo que ya tengo futuro proyecto, aunque tardaré al menos uno o dos meses en embarcarme en él. Antes hay otros temas que hacer. Esa noche vendría la fiesta de Sandra, pero de ella, de lo que vino antes y lo que llegó después, hablaré otro día. Y este fin de semana, el magnífico, motivador, estupendo, increíble, animador, maravilloso, impresionante Encuentro de Literatura Fantástica de Dos Hermanas. Han sido dos días plenos, plenos de amigos, de experiencias, de amistad, de conocimiento… Os hablaré de ello con calma en unos días, aunque me consta que alguno de los que asistieron ya han dejado constancia en sus blogs. Sí, ya termina septiembre… el próximo lunes comienzo las clases en la Universidad Popular, y esta misma mañana he dado por terminado definitivamente el temario. Eso ha sido, tal vez, lo que más estrés me ha causado durante estas semanas: ver que se acercaba la fecha y seguía teniendo el temario incompleto. Pero ya no más. Ahora, toca relajarse, disfrutar de la corrección de HIJOS DE HERACLES, que, por cierto, en principio se confirma su lanzamiento para el mes de enero, y poder mirar con relajación a los próximos eventos y proyectos, que ya se perfilan en el horizonte.
Hablando con…
Leonardo Ropero Serrano nació en León en 1.966. Ingeniero Industrial Superior, especializado en diseño paramétrico tridimensional, actualmente desempeña las funciones de Director de Calidad, Medioambiente y Prevención de Riesgos Laborales. Compagina su profesión con la escritura. Su primera obra, “La Estrella Oscura” ( presentada como “Crónica de Nerdhos”) fue finalista en el IV Concurso Internacional de Literatura Fantástica de la Editorial Minotauro en el año 2.007. En febrero de 2.008 llegó de nuevo a la final del citado concurso, en su quinta edición, con la obra “Ángeles de Titanio”, presentada bajo el seudónimo “Klaus Gordonfraff”, siendo la primera vez que un autor queda dos veces consecutivas finalista en dicho premio. Ha escrito seis novelas y varios relatos, uno de los cuales, “Recuerdos de un futuro improbable”, recibió una mención de honor en el Concurso Andrómeda de Ciencia Ficción Especulativa 2007. P: ¿Qué siente un autor novel cuando todavía no ha podido publicar nada y descubre que una novela suya ha quedado finalista del premio Minotauro, uno de los mayores del mundo en literatura fantástica? R: Es difícil de explicar. Envié a la IV edición del Premio Minotauro mi primera novela, la “Crónica de Nerdhos”, sin ningún tipo de corrección. Cambié de idea en el último momento, porque la obra que iba a mandar al concurso era mi segunda novela, “La Flecha de Bronce”, que acababa de terminar. Yo era un autor novel, y por ello pensaba que no tenía la menor posibilidad de ser seleccionado, hasta el punto de que me enteré cuando me llamaron por teléfono desde la editorial Planeta, para preguntarme si iba a acudir a la fiesta en la que se fallaría el premio; es decir, más de una semana después de que se hiciera público el nombre de los finalistas. Cuando escuché la voz de la joven que me dijo que yo era uno de los elegidos, comencé a temblar de tal forma que tuve que sentarme. No me lo podía creer; era un sueño hecho realidad. P: Y al año siguiente repites como finalista del mismo premio, en esta ocasión bajo seudónimo. Eso demuestra que calidad, precisamente, no te falta. Sin embargo, has necesitado casi dos años para que tu primer libro sea publicado. ¿Tan difícil es llegar a publicar? R: Es francamente difícil. Las editoriales y agentes están sobrecargados de trabajo, pues somos muchos los escritores noveles que estamos intentando hacernos un hueco en el mercado. Y eso teniendo en cuenta que disponemos de Internet; un escritor tiene a su alcance todas las editoriales y agencias del mundo. Pero es muy fácil que tu libro no llegue a ser leído nunca o que pasen años hasta que te toque el turno. Además, a las editoriales les gusta publicar lo que saben que van a vender, lo que está de moda. Es preciso tener mucha paciencia, porque desde que al fin encuentras editor hasta que publicas con él, pueden pasar de uno a tres años. No obstante, que nadie se desanime, porque publicar es difícil pero no imposible. Y no hacen falta premios ni reconocimientos para hacerlo: tan sólo una buena novela, mucha perseverancia, y un poquito de suerte. P: Hablas sobre perseverancia, y en ese sentido, muchos tendríamos que aprender de ti. Permite que nos metamos un poquito en tu vida para entender esto que digo. ¿Te importaría explicarnos cómo es un día en tu vida normal? Ya sabes, horarios de trabajo, responsabilidades de tu puesto… R: Pues es bastante intenso. Trabajo como responsable del sistema integrado de gestión de una empresa del sector de la madera, o lo que es lo mismo y para que se entienda mejor, soy el director de calidad, medioambiente y prevención de riesgos laborales. En teoría tengo la obligación de mantener la certificación de calidad ISO 9.001, velar por el cumplimiento de la normativa de protección del medio ambiente, que es cada vez más estricta, y mantener actualizado y operativo el plan de prevención de riesgos laborales, intentando minimizar los accidentes e incidentes en el trabajo. Pero además tengo a mi cargo otras tareas, como la gestión de almacenes, la recepción y control de mercancías, el mantenimiento de la maquinaria… la empresa en la que trabajo es pequeña -somos 35 personas- y por tanto, no puede permitirse contratar a muchos técnicos o gestores. Me levanto a las siete de la mañana y suelo regresar a casa entre las ocho y las ocho y media de la tarde; huelga decir que tengo “dedicación exclusiva”. Supongo que fue por ello por lo que comencé a escribir. Disfruto muchísimo haciéndolo, pero descubrí que además me servía como una excelente válvula de escape de la tensión del trabajo. Cuando estoy enfrascado con una novela, o un relato, me olvido del mundo. Desgraciadamente sólo puedo escribir desde las 22:30 hasta las 00:00, así que intento aprovechar al máximo ese tiempo. P: Además, creo que comenzaste a escribir en un momento de tu vida bastante complicado. ¿Crees que las dificultades, la soledad, la separación de la familia, son buenos incentivos para la escritura? R: En efecto, por motivos laborales estuve un año separado de mi familia. Quizás sin ese año de soledad nunca habría comenzado a escribir; en ese tiempo completé “La Estrella Oscura”. No obstante, creo que muchas personas tienen una idea equivocada acerca de los escritores. No es preciso tener una personalidad atormentada, pasar grandes penalidades o desgracias para ser creativo. Creo que se trata justo de lo contrario: un autor sigue escribiendo a pesar de las dificultades. Supongo que algún día se dejará de lado esa imagen por la cual los escritores y artistas son “bichos raros”. P: De tu última respuesta se desprende un mensaje positivo: continuar a pesar de las dificultades. Pero eso debe ser complicado. ¿Cómo se consigue? R: En realidad es mucho más fácil de lo que parece. Cuando estás haciendo algo que te gusta de verdad, que llena tu vida, como puede ser escribir, practicar un deporte, o pintar,
Presentación de Gran Torino
Da comienzo la recta final de septiembre, los quince días vallas, la ascensión del Tourmalet. Y lo hace, como no podía ser de otro modo, a lo grande. El cine es algo que me apasiona. El buen cine, claro. Me gusta mucho el cine de terror. Pero mucho, mucho. Y tengo un gusto variado: igual me gusta Rebeca, del maestro Hitchcock, que Tigre y Dragón, con su maravillosa fotografía. No importa el género. Si la historia es buena y está bien contada, disfruto muchísimo. Por eso cuando vi Gran Torino me encandiló, me emocionó. Gran Torino es una de esas películas que uno se encuentra muy de vez en cuando y por sorpresa. Hoy por hoy, decir Clint Eastwood es decir cine de muchos kilates. Quién no lo crea, que vaya a ver Million dollar Baby, Space cowboys o alguna otra de este buen hombre. Tanto disfruté viendo Gran Torino, que mi primera intención nada más terminar la película fue verla de nuevo, volver a ponerme a la cola del cine. Desde entonces, he vuelto a ver la película un par de veces más, en cines de verano y cosas así. Y siempre me deja ese gusto de una historia bien contada, una delicia de personaje, (Walt Kowalski es impresionantemente interpretado por el propio Clint) y un poso de esperanza. Por eso, cuando me dijeron que si quería participar en la presentación del DVD, fue una enorme satisfacción, y además, una gran responsabilidad: no todos los días presenta uno una película, aunque sea en DVD, del que probablemente sea el mejor director vivo, un genio como Clint Eastwood. No todos los días, una superempresa como Warner brs. Cuenta contigo para semejante actividad. La presentación la realizaremos mañana miércoles, 16/9, a las 20.00 en Fnac Sevilla. Acompañaré a mi buen amigo Javier Márquez, del que ya he hablado otras veces en el blog pero del que volveré a hablar dentro de muy poco, con motivo del lanzamiento de su primera novela, a finales del próximo mes. Pero mañana… mañana hablaremos de Clint Eastwood, de CINE con mayúsculas, de Gran Torino.
Intensidad
El mes de septiembre está resultando ser de una intensidad agotadora. Y lo que queda por venir todavía es peor. Pero en cuanto a intensidad me refiero, que por lo demás, los próximos quince días prometen ser de lo más positivos e interesantes. Durante el último mes y medio he leído 5 o 6 libros de teoría literaria. Amén de buscar cientos de páginas en internet. Todo ello, como sabéis, para el temario del curso. Lo tengo casi listo, digamos a un 80%. Todo lo que es teoría ya está. Ahora, lo que queda es ir haciendo los resúmenes de cada punto, añadiendo ejemplos y buscar las actividades y ejercicios. Ya estoy en los 200 folios, y calculo que todavía subirá unos 20 más aproximadamente. Y tengo que tenerlo listo en 15 días, pero es que, los quince días que restan del mes de septiembre, van a ser de órdago. Para empezar, el miércoles próximo participo en un evento del que ya os hablaré con más detalle. Tengo que ver una peli (me pongo en cuanto termine de redactar la entrada) y analizarla con detalle, así como leer un montón de información sobre el director, etc… hoy dedicaré el día a este asunto en exclusiva. Y el jueves, como sabéis, viajo a Barcelona. Deseando estoy verme con mis editoras, y el evento de la agencia, por supuesto. Tengo muchas ganas de ver a Sandra, pues me imagino que allí podremos hablar de los informes de lectura de Pecado Capital y 2012. Estoy deseando que llegue el momento del viaje, sinceramente. Además, el cambio de rutina creo que me vendrá bien. Ya os contaré con detalle cómo ha ido. Estos días estoy terminando una entrevista que publicaré en el blog en una o dos semanas como mucho, a un autor novel que se estrena con una novela de fantasía épica. Creo que está quedando de lo más interesante, pero no adelanto nada más. Pero además, tan pronto como vuelva del viaje a Barcelona voy a realizar otra entrevista. Aquí la cosa se complica, porque queremos grabarla en video, en diferentes localizaciones de Sevilla. Además, casi con toda seguridad saldrá publicada en uno o varios medios de prensa escrita, así que hay que preparar la entrevista con atención y cuidado. Intentaré hacerlo durante el viaje a Barcelona, aprovechando los vuelos de ida y vuelta y los ratos perdidos en el hotel, si es que los tengo. Y para terminar el mes, el Encuentro de Literatura Fantástica de Dos Hermanas. La expectación que se ha creado este año en torno al evento es espectacular. La organización ha recibido infinidad de mensajes dando la enhorabuena por el programa. El miércoles mantuvimos la última reunión, para asignar los moderadores y presentadores de los distintos discursos y mesas. Yo me encargaré de moderar la mesa titulada: Escribir y Publicar Fantasía Épica, que tendrá lugar el sábado a las 16.30h. Esto supone más preparación, claro. El miércoles había un total de 35 personas inscritas, un número muy superior al de años anteriores en estas fechas, ya que suele ocurrir que la gente deja la inscripción para los últimos días. Sin embargo, ayer recibía un mensaje en el que se decía que la inscripción había crecido enormemente, y empezábamos a acercarnos al número máximo de 100 plazas. De modo que si alguien tiene intención de asistir y aún no se ha inscrito, más le vale que se dé prisa. Todo esto es lo que se me presenta para los próximos 15 días… y a todo ello he de sumarle el hecho de terminar el temario, como decía al principio. Y eso sin contar las horas de trabajo, claro. Voy a tener que sacar el tiempo de debajo de las piedras, porque de lo contrario no sé cómo voy a llegar a todo. Al menos, hoy me han dado una buena noticia. En el curso de creación literaria de la universidad popular ya hay 19 inscritos. Igual hasta tenemos que montar dos grupos… ¡Quién lo iba a decir!
El Lector Editorial (II)
Si el lector editorial puede “vetar” nuestra obra, impedir que se vea publicada al presentar un informe negativo, o bien fomentar su posible publicación por medio de un informe favorable, haremos bien en preocuparnos por saber más cosas acerca del lector editorial. ¿Qué contiene ese informe que es tan crucial? En su blog Ocurrió en Febrero, Maribel Romero nos explica en qué consiste un informe editorial. Analicémoslo por partes. Para empezar, contiene algunos datos básicos: título de la obra, autor, nº de páginas, el idioma en que está escrito, si proviene de una agencia, etc… Esto es un trabajo mecánico, sin ninguna importancia más allá que la de identificar fehacientemente el título sobre el que se presenta el informe propiamente dicho. A continuación, viene el verdadero meollo del asunto: IMPRESIÓN GENERAL DE LA OBRA.- SINOPSIS DEL ARGUMENTO.- TRATAMIENTO DE LOS PERSONAJES.- TEMAS PRINCIPALES Y SECUNDARIOS.- LENGUAJE Y TÉCNICA LITERARIA.- FACTORES POSITIVOS QUE DESTACAN.- FACTORES NEGATIVOS QUE DESTACAN.- VALORACIÓN LITERARIA Y COMERCIAL.- (Puntuación de 0 a 10) Valoración Literaria.- Valoración comercial.- PÚBLICO.- Estos son los puntos que el lector debe desarrollar. ¿Podemos hacer algo para que su informe nos resulte favorable? Bien, veámoslo. Para empezar, habla de su opinión sobre la obra. Qué le ha parecido, su impresión, cómo le ha afectado, si le ha emocionado o no, si le ha parecido o no una historia interesante. Es un apartado puramente subjetivo. Tal vez a él le parezca un libro genial, llegue al editor y crea que no es para tanto. Para gustos, los colores, como suele decirse. Sin embargo, el editor tiene muy en cuenta la impresión del lector, de lo contrario, no lo contratarían, ¿no os parece? Poco podemos hacer aquí, lejos de haber creado una historia interesante. Sobre la sinopsis hemos hablado largo y tendido en este blog. Ahora podemos entender el por qué. El lector hará su propia sinopsis, en la que debe resumir la obra. Pero no se dejará atrás líneas argumentales, personajes, conflictos ni tramas. Si nuestra sinopsis debía enganchar el interés de la editorial, la del lector debe resumir la novela al editor, que todavía no la ha leído. PERO, y es un pero bastante grande, nuestra sinopsis no debería ser en exceso distinta a la que presente el lector, de lo contrario, puede parecer, y de hecho parecerá, que hemos intentado colar “gato por liebre”, adornando en exceso nuestro trabajo para intentar vender el libro. Laura hablaba en un comentario de la última entrada sobre la importancia de los personajes. Y lleva razón. El elemento que mantiene a la historia son los personajes. Si no tienen la suficiente fuerza, atractivo, credibilidad… si no logramos que el lector se identifique con los personajes, la historia no resultará atractiva. De ahí que el lector informe específicamente sobre ese apartado. No olvidará hablar sobre la historia que planteamos. Si no atrae, no seduce al lector, difícilmente lograremos un informe positivo. Una historia es interesante si tiene diferentes niveles, si no sucede únicamente una cosa, sino que, además del tema principal, (Frodo y el Anillo, por ejemplo), suceden otras cuestiones (Aragorn y Arwen, El cautiverio de Gandalf, la traición de Saruman, la persecución de los Jinetes Negros, la traición de Boromir, la lealtad de Sam, el rapto de Merry y Pippin, y mil cosas más). Por más interesante que sea nuestra historia principal, debe apoyarse en otras historias secundarias de menor fuerza. Es tal como sucede con un edificio. Las paredes principales son las que aguantan el peso, pero los tabiques dan forma a la vivienda. Hablará de los factores positivos y negativos de la novela. Si nos obcecamos en pensar que nuestra novela no tiene fallos, jamás veremos nuestro trabajo publicado. Debemos procurar descubrir tantos errores como sea posible: de argumento, personajes, temporalidad, etc… Y de ese modo, intentar que los aspectos negativos influyan lo menor posible en la redacción del informe. Y hablará también sobre la técnica, el lenguaje y los recursos utilizados. Personalmente he participado en dos ocasiones como jurado en concursos literarios, y he de decir que uno de los aspectos que más me molestan en los originales es encontrarlos llenos de errores y faltas, tanto sintácticas como gramaticales. Me sacan de la lectura. Si aspiramos a ser profesionales, no podemos permitirnos tener errores de ese tipo. Ojo, no hablo de fallos de tipografía, ni de algunas, (ALGUNAS), faltas. Oye, para eso están los correctores. Pero presentar un original plagado de errores es una garantía de que perderemos muchos puntos en el informe del lector. Sería como si un profesional de cualquier otro campo, por ejemplo, un futbolista, no tuviera técnica alguna en el manejo del balón. ¿Puede tener un error? Por supuesto, puede fallar diez goles a puerta vacía. Pero si es así, nadie lo tendrá en cuenta como futbolista. Pues si queremos que nos tomen en serio, debemos presentar los originales tan pulidos como sea posible. El lector informará además sobre el público al que va dirigida la novela. También hemos hablado de la necesidad de presentar nuestro original con un informe al respecto. De modo que, al igual que con la sinopsis, será mejor que coincida con el informe del lector. En este sentido es necesaria otra reflexión: el lector conoce perfectamente la línea en la que la editorial trabaja, y debe recomendar o no la publicación del libro dependiendo de si el original se adapta a esa línea. Ya hablamos en su momento de la importancia de seleccionar bien la editorial a la que enviábamos nuestro trabajo. Si no sigue la línea marcada, será mejor no perder el tiempo. Deberíamos conocer perfectamente si es factible o no que la editorial publique la novela. Basándose en todos estos datos, el lector dará una puntuación a nuestra obra. Dependerá de esa puntuación que el interés del editor aumente o disminuya. Es todo eso, la suma de datos objetivos y subjetivos, lo que hará que el informe del lector editorial sea o no sea favorable. Ahora conocemos un poco mejor lo
Adivina, adivinanza
Esta mañana, he visitado a la directora de la Universidad Popular en la que vamos a impartir el curso de creación literaria. Me ha confirmado que la gente se está interesando y se están produciendo inscripciones, aunque todavía es pronto y hasta mediados o finales de la próxima semana no sepamos muy bien cómo va a quedar la cosa. Pero bueno, ya está en marcha. Yo sigo desarrollando el temario (andaré por el 60% más o menos) y ya van 177 folios. Estoy disfrutando, la verdad. De modo que me ha parecido interesante traeros por aquí uno de los temas que ya tengo cerrado en su desarrollo. Os mando un reto: ¿Quién adivina el punto del temario tratado? Es muy fácil… Muchos escritores pasan por alto este detalle a la hora de dar vida a sus textos. Es posible que conozcamos a alguna persona que, en un momento dado de su vida, vivió una experiencia traumática, que lo marcara de algún modo, y más tarde la escribiera. La escribe tal y como sucedió, o al menos, tal y como él la vivió. Sin embargo, cuando se la deja a otras personas y la leen, le dicen que está muy bien escrita, pero que no se lo creería nadie. ¿Por qué pasa esto? Porque la verdad absoluta no siempre es igual a la verdad literaria. En literatura, la Verdad es un mito y hay que desconfiar de ella. Un texto literario en sí mismo, una novela, es una MENTIRA. El escritor tiene ante sí el reto de que parezca real. Cuando leemos, estamos dispuestos a creer todo lo que el escritor nos cuente, entramos en ese juego pactado entre autor y lector. No importa que la historia gire en torno a la resurrección, como en Frankenstein, a la inmortalidad, como en Drácula, los viajes en el tiempo, como en la Máquina del tiempo, o en un mundo por completo distinto al nuestro, como en las Crónicas de Narnia. Entramos en el luego, aceptamos la partida. Y lo único que le pedimos al autor es que nos lo haga creer. A tal punto llega esa necesidad, que si en algún momento descubrimos el engaño, dejaremos la lectura: ¡esto no hay quien se lo crea! ¡Esto es infumable! ¿Cómo hacer que un texto sea creíble? Hay muchos modos, pero algo que hay que tener siempre presente es la necesidad de ser detallista. Cuando describimos al detalle una acción por completo increíble, podemos darle la vuelta a la situación y hacerla creíble. ¿Por qué? Pues en primer lugar porque el lector está prestando su atención a los detalles y no en lo increíble de lo que estamos contando. Y por otro lado, porque si hay tanto nivel de detalle, quien escribe ese hecho debió verlo para luego poder describir la escena con tanta meticulosidad. ¡Y si lo vio tuvo que suceder! Otro modo de hacer que un texto sea creíble es mediante el narrador, de quién hablaremos en profundidad en las próximas semanas. Si lo que estamos leyendo nos lo hace llegar el protagonista de la historia en forma de cartas, de diarios, o por medio de noticias periodísticas, el asunto gana credibilidad. Y hay aún otro modo de aportar realidad a una novela que cuente historias increíbles: rodearla de cosas que sabemos que son ciertas y demostrables. La realidad es todo aquello que podemos percibir por medio de los sentidos del oído, vista, olfato, tacto y gusto. Es el mundo objetivo que nos rodea: las ciudades, las demás personas, la naturaleza. Todo eso está demostrado por la ciencia. Por el contrario, la fantasía no se puede demostrar, es algo increíble. Escapa a los límites de lo que puede ser probado, escapa a la compresión de la persona. Hay un libro de fantasía que se escribió hacia 1950 y no tardó en convertirse en un libro de culto. Para cuando Peter Jackson se encargó de hacer una de las trilogías más famosas del cine, ya era un fenómeno de masas: El Señor de los Anillos. En su libro, John Ronald Reuel Tolkien nos cuenta una historia de fantasía épica. Todo lo que sucede allí es prácticamente increíble, la esencia misma de la historia escapa a toda lógica: se centra en un anillo que tiene el poder suficiente como para destruir el mundo y esclavizar a todos sus habitantes. Tolkien hace vivir a sus personajes en un mundo lleno de extraños seres: arañas gigantes, pulpos asesinos, engendros como los orcos o los trasgos, árboles que caminan y hablan, águilas gigantescas que pueden llevar a su lomo a una persona grandes distancias, espíritus de reyes muertos siglos atrás que caminan por el mundo, semidioses viviendo entre personas, y un largo etcétera de otras cosas fantásticas. Y sin embargo, su historia es totalmente creíble, hasta el punto que uno se plantea si en realidad es una fantasía, o pudo llegar a suceder en un tiempo remoto cuando el mundo que vivimos era mucho más joven. ¿Cómo lo consigue? Impregnando de realidad su relato. Creando ciudades con descripciones tan detalladas que se han podido recrear en ordenador, inventando idiomas tan reales que la gente puede aprender a hablar, o incluso hacer sus tesis de facultad con ellos, siendo detallista en las descripciones de la naturaleza, en los árboles, en las rocas… Tan exhaustivo fue en su relato, que incluso se han llegado a publicar atlas sobre la Tierra Media, que es el mundo en el que sucede la acción. En el atlas se habla de qué tipo de roca formaba tal o cual montaña, cosa que puede saberse debido a la descripción que de ellas hace el narrador. Se pueden saber las distancias a las que estaban situados los distintos lugares haciendo cálculos de desplazamiento… Hay tal nivel de detalle, el mundo recreado es tan sumamente rico, ¡que es imposible que no existiera! En Shogun, hay multitud de ejemplos de cómo hacer creíble una historia. En cierto momento, Toda Hiro-matsu va a visitar a Toranaga, su señor