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Hola, compañeros de teclas. Hoy inauguramos esta sección hablando de varios aspectos fundamentales a la hora de crear personajes interesantes para vuestra novela, aspectos que iremos desarrollando en profundidad a lo largo de las próximas entregas.
¿Cuántas buenas historias han pasado por nuestras manos sin pena ni gloria pese a estar muy bien escritas, hablar de temas interesantes, con una buena estructura y puntos de giro, etc. pero cuyos personajes no resultaban lo más mínimamente atractivos?
¿Cuántas novelas de dudosa calidad se han salvado, sin embargo, e incluso han sido éxito de ventas, por tener unos personajes interesantes y atractivos para el lector?
Una buena creación de personajes es fundamental a la hora de planificar tu novela. Es un punto tan importante que puede marcar la diferencia, por eso debemos dedicarle buena parte de nuestro trabajo y tiempo.
Pero ¿de qué hablamos exactamente al decir “crear personajes interesantes y atractivos? ¿Un multimillonario guaperas adicto al sexo hardcore? ¿Un héroe épico cargado de virtudes y dones? ¿Nuestro “yo” soñado sobre el papel? No, a menos que quieras aburrir al lector con un Gary Stu o una Mary Sue, a los que dedicaremos un post independiente con el fin de aprender a identificarlos y huir de ellos.
Un personaje interesante y atractivo para el lector es aquel que posee realismo y credibilidad, emociones con las que pueda identificarse, un fuerte deseo de conseguir su objetivo y capacidad de transformación.
Tabla de contenidos
ToggleCrear personajes interesantes: realismo y credibilidad
Hace mucho que los personajes (sobre todo los principales) arquetípicos y planos ya no se llevan: el bueno, noble y valiente, el amigo leal, la dama en apuros, o el malo malísimo son algunos ejemplos de aquello a lo que no deberíamos aspirar. Alejémonos de los personajes blancos y negros, y exploremos la inmensa escala de grises que define al ser humano.
Porque la idea es esa, que los lectores, como seres humanos que son, sean capaces de identificarse con nuestros personajes, encontrar similitudes y rasgos comunes en su psique, su personalidad o su forma de resolver las cosas. Y es que nosotros, los humanos, tenemos una mente compleja llena de luces y sombras, de virtudes y defectos, de sueños y miedos… No somos perfectos, no somos una raza divina superior e incorruptible que pasa por encima de los problemas sin inmutarse, con una ética y moralidad impecable…
Así que ya sabéis: haced que vuestros personajes sean lo más humanos y realistas posibles, cargadlos de virtudes y también de defectos, de miedos e inseguridades, que no sean absolutamente bondadosos ni completamente malvados, que acierten y se equivoquen.
Un claro ejemplo de esto lo encontramos en los personajes de Canción de hielo y fuego, de George R.R. Martin, donde en cada capítulo nos metemos en la cabeza de cada uno de los personajes que nos presenta el autor. Y en esta saga los que podrían parecen buenos llegan a cometer actos terribles según las circunstancias, y los que parecen unos malvados llegan a mostrar amor o piedad, siempre de manera justificada y coherente con su arco de personaje.
Conoce bien a tu personaje
Una buena herramienta para conseguir construir personajes sólidos y complejos es la de elaborar una lista de preguntas a contestar por ellos. Preguntémosles acerca de su físico, sí, pero también sobre su pasado, su familia, sus hábitos, sus pensamientos internos, sus sueños, sus miedos, su opinión sobre las cosas del mundo que les rodea, lo que estarían dispuestos a hacer si… Cuanto más extensa sea esa lista y más concretas las respuestas, más personal y compleja será la psique de nuestros personajes. Y solo cuando los conozcas tanto como a ti mismo, podremos afirmar que hemos creado unos personajes lo suficientemente realistas y complejos como para que resulten interesantes y creíbles.
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Crear personajes interesantes: las emociones
¿Pero qué es lo que hace conectar realmente al lector con los personajes de nuestra novela? ¿No nos vale ya con haberlos construido con una personalidad compleja y realista? Nada de personajes planos, blancos o negros, sin un ápice de profundidad. ¿Eso es todo?
La respuesta es no.
Lo que nos hace conectar con ellos, lo que les hace tener “alma” propia, son las emociones. Todos tenemos emociones, todos hemos sentido alguna vez alegría, tristeza, ira, miedo, rabia, frustración, vergüenza, envidia, amor… por poner algunos de los muchos ejemplos. Sabemos lo que se siente, cómo se siente. Por lo tanto, si el personaje que creamos pasa por distintas emociones a lo largo de la historia, nuestros lectores podrán conectar perfectamente con él, empatizar.
Y empatizar es algo maravilloso, porque hará que el lector se identifique con el personaje, que sienta como él, que se ponga en sus zapatos. Y aunque puede que este nunca se haya visto en la situación de un monarca preocupado por el destino de su pueblo ante una inminente guerra, seguro que ha sentido preocupación por el bienestar de algún ser querido. Y tal vez nunca se haya enamorado de la hija de un vampiro del clan rival, pero quizá haya experimentado lo que es sentir un amor prohibido.
Las emociones unen a las personas, y por tanto, también a los lectores con nuestros personajes. Da igual bajo qué marco de circunstancias se produzcan: cualquiera de nosotros, excepto si eres un psicópata o un robot enviado del futuro, claro, es capaz de empatizar y comprender cómo se siente el personaje si tenemos la maestría necesaria para expresarlo de manera realista y coherente.
Tres aspectos cruciales para crear personajes interesantes
¿Qué quiere?
Otra característica indispensable para crear personajes interesantes, que conmuevan al lector, es conocer su motivación. ¿Qué es lo que quiere? No es lo mismo que escribamos sobre algo tan anodino y poco interesante como el deseo de comerse una hamburguesa en su restaurante favorito (Esperad un momento… ¿No es ese el argumento de la película Dos colgaos muy fumaos?), o de algo tan abstracto como su deseo de alcanzar la felicidad, que hablar de su deseo de conseguir un donante de corazón para su hijo enfermo, o el de destruir un anillo con el que podrían masacrar y esclavizar a todo ser viviente si cayese en malas manos.
Si lo que quiere conseguir es algo importante, ambicioso y esencial para nuestro personaje, a la par que sumamente complicado, hará que nuestros lectores, como los ávidos y curiosos empedernidos que son, quieran seguirle hasta el final, deseando que supere todos sus obstáculos, aunque no con facilidad, para ver si logra alcanzar aquello que tanto anhela.
Quien algo quiere, algo le cuesta.
¿Cuánto lo quiere?
Lo que nos lleva al segundo punto: ¿Cuánto lo quiere? Si su deseo por conseguirlo no es lo suficientemente fuerte ni está lo suficientemente justificado, no tendrá sentido que le hagamos dejar atrás su plácida vida, sortear complejos obstáculos y correr constantemente un peligro de muerte por algo que realmente no le interesa hasta tal punto. Por eso, tenemos que trabajar en que lo que nuestro personaje quiera, ya sea casarse con el amor de su vida, salvar el mundo, sobrevivir a una calamidad o resolver un crimen, sea lo suficientemente importante para él como para enfrentarse a todo cuanto se le ponga por delante.
¿Por qué lo quiere?
El tercer y último punto, el por qué lo quiere, también está íntimamente relacionado con lo anterior. Todo debe tener un por qué, una causa que origine una reacción, un motivo. En el mundo de la interpretación, del cual procedo, a menudo se nos dice que los motivos de nuestro personaje son incluso más importantes que lo que realmente quiere en sí mismo. Conocer bien los motivos por los que este quiere conseguirlo no solo justifica el por qué hace todo lo que hace para alcanzarlo, dándole coherencia y sentido a sus acciones, sino que además conseguimos crear un vínculo emocional entre el lector y él.
El lector será conocedor del por qué es tan importante para el personaje alcanzar su objetivo, todo lo que hay en juego, y eso hará que se enganche a nuestra historia y que desee que consiga triunfar al final.
Porque… después de todo: ¿a quién no le gustaría conseguir aquello que más desea?
La capacidad de transformación al crear personajes interesantes
Otra característica importante de la que algunos se suelen olvidar al crear sus personajes es la de la mutabilidad del personaje, o, en otras palabras, su capacidad de transformación y evolución a lo largo de la historia.
Las personas estamos siempre en constante proceso de cambio. Nuestro ser, aunque posea una serie de principios arraigados y características concretas, no deja de estar sujeto a variaciones, en base a las experiencias nuevas que vivimos, a aquello que nos sucede y nos trastoca o a nuestra interacción con otras personas que nos hacen cambiar nuestro punto de vista sobre algo.
Con nuestros personajes debe suceder exactamente lo mismo. De nada sirve que construyamos una personalidad muy definida y compleja con la que nuestro personaje inicia la trama, y que esta no varíe ni un ápice y que no se vea afectada por los sucesos, obstáculos y dificultades por los que va a ir pasando a lo largo de la novela.
Sencillamente no sería creíble. No es creíble que uno sea exactamente la misma persona al empezar una aventura que al terminarla, después de todo lo que ha ganado y perdido por el camino para conseguir, o no, su objetivo final. Así que tened esto presente, y dejad que vuestros personajes evolucionen y crezcan de forma coherente, según la forma de ser que les hemos dado y las experiencias y relaciones que ha ido teniendo a lo largo de nuestra novela.
Pongamos algunos ejemplos:
Tu personaje es una chica joven inocente, soñadora, y un pelín ingenua. Ha crecido en un cuento de hadas, pensando que el amor es maravilloso, que la gente es gentil y noble como en las historias con las que ha crecido desde niña. Entonces sale de su zona segura y conoce al amor de su vida: un apuesto y detallista galán del que queda completamente prendada. Pero al final, resulta que este la ha estado embaucando y mintiendo para, no sé, digamos robarle la herencia familiar y dejarla en la ruina. ¿Sufrirá un cambio este personaje de cómo era antes de ser traicionada así?
O un personaje completamente pacifista, honrado, no cree en la violencia, ni en las armas. Pero un día se ve obligado a matar a sangre fría para salvar a su familia de una muerte segura. ¿Cómo era esa persona antes? ¿Cómo le afecta el haber tenido que asesinar a alguien después?
Si quieres crear personajes interesantes, estos no deben ser objetos inmutables. No son islas aisladas del resto de personajes y de sucesos de la historia. Necesitan evolucionar, para bien y para mal, en base a las experiencias vividas.
Resumiendo: Si quieres crear personajes interesantes, que enamoren y vivan eternamente en la cabeza del lector, puedes elaborar un cuestionario detallado para perfilar al máximo su historia, su personalidad, carácter, etc., hacerles sentir emociones con las que se pueda conectar, dotarles de un objetivo o una motivación importante y permitirles evolucionar a lo largo de la historia.
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