Bernardino de Ribeira es un personaje de gran relevancia histórica y el protagonista de uno de los capítulos de mi novela menos conocida, “El collar maya”.
Fue un misionero perteneciente a la orden de los franciscanos que, en 1529, viajó al Nuevo Mundo para evangelizar a las poblaciones locales. Durante su larga estancia, el fraile estudió y documentó, con profundidad, cada aspecto de la misteriosa cultura azteca.
Sus ideales apostólicos lo llevaron a querer conocer el alma y la cultura de los pueblos entre los que sembraría el cristianismo. Por ello, se dedicó a instruirse con interés y detenimiento, produciendo libros y documentos que hoy son reliquias indispensables para comprender el contexto de aquel entonces.
¿Estáis intrigados? Os cuento quién fue Fray Bernardino de Sahagún, el primer antropólogo de la historia.
Tabla de contenidos
ToggleLos orígenes de Bernardino de Ribeira
Sabemos que Fray Bernardino nació en 1499, en el pueblo de Sahagún, gracias a las declaraciones que él mismo hizo, sucesivamente, durante los años de la Inquisición. Dicha villa, en la actualidad, está rodeada por la comarca natural de Tierra de Campos y es parte de la comunidad autónoma de Castilla y León.
Antes de aquel entonces, en época romana, existió en los alrededores de aquellas tierras un asentamiento conocido como Camala. En ese mismo lugar, dos mártires cristianos, Facundo y Metodio, dieron su vida por la fe y pasaron a ser santos. Es esta la razón por la cual un asentamiento romano recibió el nombre del primero, dando lugar a la homónima ciudad.
Así, Sanctus Facundus se transformó en Sanfacundo, y este en Sanfagún, hasta convertirse en el pueblo de Sahagún. Aunque no se sepa mucho sobre la familia de Bernardino, sabemos que su apellido era “de Ribeira” y que su pueblo se hizo famoso gracias a su nuevo nombre: Fray Bernardino de Sahagún.
En este contexto fue donde Bernardino pasó su infancia y primera juventud, hasta que se mudó a Salamanca para dedicarse a sus estudios. Tal y como describen libros de peregrinaje de la época, la localidad gozaba de considerable fama:
“De allí se pasa a Sahagún, donde reina toda la prosperidad y donde hay un prado, en el que brotaron hace tiempo las resplandecientes lanzas de los guerreros victoriosos para la gloria de Dios, allí plantadas, según se dice.”
Tras sus estudios, Bernardino pasó a su profesión de votos en la orden franciscana y se preparó a viajar como misionero hacia el Mundo del que todos hablaban en los Reinos de la península.
El viaje hacia el Nuevo Mundo
Es muy probable que Bernardino hubiera empezado a estudiar el idioma náhuatl antes de pisar tierras mexicanas, durante su viaje en barco. Dicha embarcación transportaba, además de los misioneros, algunos nobles Nahua, como el mismísimo hijo de Moctezuma.
El alma curiosa de Bernardino debió, seguramente, aprovechar ese viaje para aprender de los locales de aquellas nuevas tierras, hacia las que estaba viajando, todo lo que pudo.
En 1529, la nave llega a Veracruz. Bernardino y los frailes emprenden un viaje hacia Tlamanalco y pasan sus primeros años en el convento.
Sucesivamente, la mayoría de los frailes franciscanos se movieron a la gran ciudad-estado de Tlatelolco. Aquí es donde Bernardino se dedicó a estudiar la cultura local con más entretenimiento, mientras enseñaba gramática latina a los hijos de la nobleza mexicana, en el Colegio de la Santa Cruz.
No obstante las plagas que se difundían por todo el territorio, Bernardino vivió por más de sesenta años en tierra mexicana, muriendo en 1590. Vivió toda su vida adulta en contacto con lo que había quedado de los pueblos y las antiguas ciudades aztecas, y se dedicó a aprender perfectamente el idioma náhuatl. Dejó constancia, en su increíble trabajo etnográfico, de todas las costumbres y usos de aquellas antiguas poblaciones con las que convivió.
La exploración del Nuevo Mundo
Su trabajo de investigación no fue fruto de la casualidad. El enfoque principal de la llegada de los frailes a México fue la conversión masiva al cristianismo del Nuevo Mundo, pero, con el tiempo, todos se fueron dando cuenta de que necesitaban un mayor conocimiento de los pueblos indígenas para llevar a cabo, de forma más eficaz, su labor religiosa.
Por ello, el interés por los locales y los estudios llevados a cabo por Sahagún fueron respaldados por el nuevo provincial de la Nueva España, fray Francisco de Toral, que le encargó que escribiera sobre temas que considerara útiles para la misión. Solo de esta manera, fue posible que se formalizaran los estudios sobre el idioma y la cultura nativa que Bernardino estaba llevando a cabo, y, sobre todo, que se mantuviera constancia de ello hasta el día de hoy.
En 1558, en cuanto recibió oficialmente el encargo, Bernardino se dedicó por completo a la exploración del Nuevo Mundo.
De hecho, los primeros veinticinco años en México los dedicó a estudiar y comprender cada aspecto que lo rodeaba, y, sucesivamente, otros quince años fueron enfocados en la edición, traducción y copia de los resultados obtenidos.
Su obra etnográfica sobre los aztecas
A lo largo del primer periodo, viajó por tierras mexicanas, consultando a los ancianos y entrevistando a las autoridades culturales de cada área, desarrollando, por primera vez, metodologías de investigación etnográfica.
Hizo interrogaciones sobre temas de todo tipo, como conocimientos de las ciencias naturales, los rituales religiosos, la organización de su calendario, así como sus costumbres familiares, sociales, económicas y políticas. Llegó a abarcar realmente todos los aspectos de la vida cotidiana y privada.
En el segundo periodo de edición, su trabajó se desarrollaría en los famosos doce libros que forman “La Historia General de las Cosas de Nueva España”, también conocido como “Códice Florentino” o “Códice Laurentino”. Hoy en día, esta inmensa labor ha sido digitalizada y puede ser descargada gratuitamente en la Biblioteca Digital Mundial.
El capítulo de Bernardino en “El collar maya”
Ahora, probablemente, os sea fácil prever cuál será el rol de Bernardino dentro de mi novela “El collar maya”, pero si os habéis quedado con la intriga, os invito a entrar en el fascinante mundo de esta novela. ¡Solo así podréis descubrir qué aporta este increíble personaje a lo largo de la historia!