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¿Heracles fue un personaje histórico?

La mitología de la Antigua Grecia sigue muy presente en nuestra sociedad actual. Podemos saborear su influencia en innumerables aspectos de nuestra cultura. La literatura de ficción histórica, sin ir más lejos, bebe de esas leyendas que han dado forma a muchas de las creencias de nuestra sociedad occidental. Y ninguna es tan conocida como la de Heracles, el más famoso de los dioses de la mitología griega.

Seguro que si no fuera por el título de este post ahora mismo estarías pensando «vaya, otro rollo sobre Heracles». Pero en este artículo vamos a hacer mucho más que eso. Vamos a profundizar, hasta donde la mitología y la Historia nos lo permite, en una posibilidad fascinante: ¿Existió realmente Heracles?

El Brad Pitt de la Antigüedad

Si en aquella época pretérita hubiesen existido los paparazzi, Heracles no se los habría podido quitar de encima. Bromas aparte, el culto a Heracles era el más extendido entre los creyentes. Quizás Zeus fuera el dios del cielo y las tormentas, el que proveía las lluvias, pero Heracles era el dios del pueblo. Un semidiós y por tanto más cercano al común de los mortales.

Aguerrido y aventurero, era el machote al que los hombres envidiaban y las mujeres deseaban. Que también fuera propenso a episodios psicóticos no tenía mucha importancia en aquellos días. Eran los ideales masculinos propios de la época.

Heracles fue tan popular que dio origen a todo un pueblo, los heráclidas, futuros espartanos, tal y como os relato en mi novela «Hijos de Heracles» (si queréis saber más de la conexión Heracles-Esparta, visitad mi post El mito de Heracles). Para sus descendientes, pues, Heracles siempre fue un antepasado que dotaba de fuerza y derecho a los reyes que se hicieron con el control del Peloponeso durante la «invasión doria».

La apropiación de un héroe o dios legendario como antepasado por parte de un pueblo era una práctica muy común en la antigüedad, y más aún entre los griegos. Vamos, que todos se daban de bofetadas por reclamar como fundador a un Teseo, un Ulises o un Perseo. Sin embargo, para encontrar a nuestro mejor candidato al Heracles histórico tenemos que apoyarnos de nuevo en la mitología. En concreto, en una figura incluso más antigua que los dioses griegos, y que ya he mencionado alguna vez en este blog: el sumerio Gilgamesh.

Estatua de Heracles

Gilgamesh, el primer Heracles de la historia

Gilgamesh tiene el honor de ser el protagonista absoluto de la obra literaria más antigua del mundo, la «Epopeya de Gilgamesh», un poema que narra sus aventuras en busca de la inmortalidad. La historia se desarrolla en una de las culturas más importantes que jamás han existido: Sumeria (más o menos, la actual Irak). Su importancia radica en que se la considera la primera civilización del mundo. Durante el período Uruk, cuando comenzó su auge, aparecieron algunas de las tecnologías que cambiarían para siempre el destino de la Humanidad. En el 3500 a.C. se introduce la rueda, seguida luego de la escritura cuneiforme en tablillas de arcilla. Visto en perspectiva, todos los escritores les debemos un brindis a los sumerios.

Las primeras versiones de «La Epopeya de Gigamesh» se remontan a los dos mil años antes de Cristo. El pueblo griego todavía no existía como tal. El relato que hoy en día conocemos es una copia de doce tablillas transcrita en acadio en el 1300 a.C. Dichos textos desaparecieron hasta que, en 1850, Austen Henry Layard descubrió quince mil fragmentos de tabletas escritas en cuneiforme en la Biblioteca de Asurbanipal de Nínive (Irak). Tras más de tres mil años, Gilgamesh volvía a la vida.

Estela de la antigua Asiria

Heracles, ¿plagio de Gilgamesh?

La importancia de Gilgamesh en la historia de Heracles es evidente a poco que se explore la narración del sumerio. Las similitudes son tantas que los mitólogos han planteado de manera seria que el héroe griego sea una adaptación de Gilgamesh. Juzgad vosotros mismos algunas de ellas:

  • Los dos son semidioses: Heracles, hijo de Zeus y Alcmena; Gilgamesh, vástago de la diosa Ninsun y el sacerdote rey Lillah.
  • Su fuerza era sobrehumana.
  • Cada uno tuvo un fiel camarada: Yolao siguió a Heracles y Enkildu a Gilgamesh.
  • Heracles se ganó el odio de la diosa Hera; Gilgamesh, el de Inanna, divinidad que daría lugar a Ishtar y Astarté.
  • Ambos emprendieron un viaje épico.
  • Enfrentaron rivales similares: el Toro de Creta y el gigante Cicno, por parte de Heracles; el Toro Celestial y Humbaba (que además tenía el rostro de un león, como el de Nemea).
  • Durante la batalla con Humbaba, la cólera de Gilgamesh separa las montañas Sirara, en el Líbano; Heracles creó el estrecho de Gibraltar apartando dos montañas, sus famosas «columnas».
  • En ambas tradiciones los dioses viven en una montaña sagrada.

Ninguna de estas similitudes son extrañas en realidad. La apropiación de mitos ajenos por parte de los griegos es muy común, aunque de eso hablaremos en un próximo artículo. Pero tantos parecidos nos hacen pensar que es muy posible que ambos personajes fueran originalmente el mismo. Y esto es lo importante. Porque resulta que Gilgamesh sí existió de verdad.

Templo de Hercules

Heracles, rey de Uruk

Así es, Gilgamesh fue un personaje histórico, al menos según la Lista Real Sumeria, una estela grabada en cuneiforme datada en el 1817 a.C. Aunque la historicidad de todos los reyes allí listados no está comprobada, la tendencia entre los historiadores es creer que Gilgamesh sí fue un rey histórico de Uruk. Lo cual, si aceptamos que el héroe griego parte de la figura del sumerio, convertiría a Heracles en un personaje real.

Imagino que esta respuesta tan poco concluyente no será del agrado de muchos de vosotros. Pero debéis tener en cuenta lo complicado que resulta indagar en mitos tan ancestrales como los de Heracles y Gilgamesh. El tiempo erosiona la realidad y da paso a interpretaciones parciales, subjetivas y acomodadas a las creencias de los distintos pueblos del pasado, por lo que es casi imposible llegar a conclusiones absolutas cuando se habla de Historia Antigua.

Posiblemente Heracles sea sólo una figura arquetípica común en muchas culturas pretéritas. Sin embargo, no debemos olvidar una máxima: detrás de toda ficción existe un elemento de realidad. Y eso sirve tanto para una novela en pleno siglo XXI como para el primer gran relato de la Humanidad.

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

  • Francisco Calvillo

    Saludos Teo, se podría considerar a Jesús también como un arquetipo del héroe?

    • Dennis

      No es lo mismo, Heracles esta desde sus raices puesto como alguen de la mitología griega el cual no tiene registros históricos reales, ni testimonios de haber sido visto, etc, sino esta solo como literatura. Con Jesús si sucede lo contrario, porque los testimonios y fuentes de su existencia son en cuanto a la realidad, documentos históricos, no literarios, por ende testimonios tambien de sus milagros, de sus predicaciones, Pasión, muerte y resurrección.

    • TeoPalacios

      No, puesto que no es un personaje literario de una novela.

  • Araceli ar

    Cuánta información, gracias maestro.

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