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La creación de escenarios de Harry Potter – Hogwarts

Hogwarts, el colegio de magia y hechicería de mayor renombre del mundo, el lugar más seguro sobre la faz de la tierra (aunque se les cuele un troll a la primera de cambio o los profesores de defensa contra las artes oscuras estén abocados a la desgracia), es uno de los escenarios más importantes de toda la saga. Se trata de un lugar emblemático que ha dado lugar a uno de los escenarios del cine contemporáneo más reconocibles. Y para conseguir que eso sea así, J.K. Rowiling se empleó a fondo. Vamos a ver cómo diseño el mayor de los escenarios de Harry Potter: Hogwarts.

Primeros pasos por Hogwarts

Como he hecho en los artículos anteriores, extractaré las citas más significativas para analizarlas a continuación. En este caso comenzamos con el primer contacto de Harry con Hogwarts, el cruce del tercer umbral. Porque para cuando llega al sombrero seleccionador ya ha pasado por el Callejón Diagon y por el Andén 9 y ¾. Recordad lo mucho que nos gusta el número tres. Pues bien, esto es lo primero que sabemos del colegio:

“Abrió bien la puerta. El vestíbulo de entrada era tan grande que hubieran podido meter toda la casa de los Dursley en él. Las paredes de piedra estaban iluminadas con resplandecientes antorchas como las de Gringotts, el techo era tan alto que no se veía y una magnífica escalera de mármol, frente a ellos, conducía a los pisos superiores.”

De nuevo vuelve la luz, se adivina el esplendor. Harry está asombrado y un poco intimidado. Se da cuenta además de que lo que ha vivido hasta el momento no es más que un prólogo. Hogwarts es mucho más que la casa de sus tíos. Pero para entrar en ese mundo que hasta ahora solo hemos atisbado, tiene que subir esa escalera, superar un último obstáculo.

Permitidme que señale, aunque sea muy evidente, que J.K. no desaprovecha ningún recurso a su alcance. Igual que usa el número tres (quizá incluso puede que lo haga de manera intuitiva), usa la imagen de la escalera. Luego se hablará de un bosque y la escalera reaparecerá. De hecho, como símbolo, la escalera se relaciona con el ascenso a los cielos, pero también con la adquisición de conocimiento (sí, estamos en un colegio), con la superación de pruebas y con la evolución de uno mismo, entre otros. Quedaos con esto, porque en este mundo lleno de escaleras, la magia puede jugarle alguna mala pasada a los aprendices de magos, que no siempre podrán ir en ascenso.

Los escenarios de Harry Potter: el gran comedor

“Harry nunca habría imaginado un lugar tan extraño y espléndido. Estaba iluminado por miles y miles de velas, que flotaban en el aire sobre cuatro grandes mesas, donde los demás estudiantes ya estaban sentados. En las mesas había platos, cubiertos y copas de oro. En una tarima, en la cabecera del comedor, había otra gran mesa, donde se sentaban los profesores. La profesora McGonagall condujo allí a los alumnos de primer año y los hizo detener y formar una fila delante de los otros alumnos, con los profesores a sus espaldas. Los cientos de rostros que los miraban parecían pálidas linternas bajo la luz brillante de las velas. Situados entre los estudiantes, los fantasmas tenían un neblinoso brillo plateado. Para evitar todas las miradas, Harry levantó la vista y vio un techo de terciopelo negro, salpicado de estrellas. Oyó susurrar a Hermione: «Es un hechizo para que parezca como el cielo de fuera, lo leí en la historia de Hogwarts».

Era difícil creer que allí hubiera techo y que el Gran Comedor no se abriera directamente a los cielos.”

¡Bingo! Rowling nos hace subir por una escalera y llegamos al cielo. Es verdad que el gran comedor de Hogwarts está diseñado a imagen y smeejanza de los comedores de los colegios privados ingleses, pero también tiene un cierto aire a juzgado antiguo, con los profesores comiendo en perpendicular a los alumnos. De juzgado o de escenario. Se trata de un lugar suntuoso que sirve como comedor, salón de actos y, con la evolución de la saga, como dormitorio común y campo de batalla. Pero no todo lo que reluce en Hogwarts es oro aunque las copas sí estén hechas de ese metal. Lo dice Hermione: no es el cielo estrellado lo que se ve desde el suelo, sino un hechizo.

En un solo párrafo, Rowling introduce la opulencia, el misterio, el asombro y la sombra de la duda. No está mal para construir una atmósfera fascinante pero también un poco inquietante.

Los escenarios de Harry Potter: los lugares prohibidos

Igual que la cámara secreta de Barbazul, Hogwarts tiene sus secretos. Lugares a los que los alumnos no pueden acercarse. Y Dumbledore, el director del colegio, se encarga de decir cuáles son:

“—Los de primer año debéis tener en cuenta que los bosques del área del castillo están prohibidos para todos los alumnos. Y unos pocos de nuestros antiguos alumnos también deberán recordarlo.

Los ojos relucientes de Dumbledore apuntaron en dirección a los gemelos Weasley.

—El señor Filch, el celador, me ha pedido que os recuerde que no debéis hacer magia en los recreos ni en los pasillos.

»Las pruebas de quidditch tendrán lugar en la segunda semana del curso. Los que estén interesados en jugar para los equipos de sus casas, deben ponerse en contacto con la señora Hooch.

»Y por último, quiero deciros que este año el pasillo del tercer piso, del lado derecho, está fuera de los límites permitidos para todos los que no deseen una muerte muy dolorosa.”

Si habéis sido alumnos aplicados no hará falta que desgrane esta pequeña descripción, pero lo haré de todas formas, porque… Bueno, porque ya que he llegado hasta aquí no voy a dejarlo a la mitad. De hecho, en este discurso, J.K utiliza la técnica de combinar lo doméstico con lo extraño: no vayas al bosque, las pruebas de rugby, prohibida la magia y el número tres te traerá la muerte. En todos los colegios hay anuncios, prohibiciones y normas. Lo que ya no parece muy razonable es que el lugar más seguro del mundo albergue un pasillo que augura una muerte segura a los alumnos que lo pisen. Pongamos este detalle en la cuenta de las meteduras de pata de la autora.

Y aplaudamos su arriesgada decisión de avisarnos, sin que lo hayamos pedido, de que la verdadera prueba que tiene que pasar Harry no es aprender magia, ni enfrentarse a Draco, ni jugar a quiddich. No, la prueba real es subir hasta el tercer piso. Subir, conocer y vencer con el conocimiento que obtenga. No está mal para una escritora adorada por sus fans y maltratada por la crítica seria  ¿no?

Hogwarts a través de la novela

Como habéis visto, Rowling no se extiende mucho en sus descripciones. Sin embargo va dando detalles un poco como quien tira migas de pan a las palomas. Como la mayor parte de la historia trancurre en el colegio, y como los colegios tipo Hogwarts son un escenario recurrente en la literatura inglesa y en la vida británica, esos detalles bien distribuidos son suficientes para que los lectores nos hagamos una buena composición de lugar:

Página 90: “Estaba tan dormido que ni se sorprendió al ver que la gente de los retratos, a lo largo de los pasillos, susurraba y los señalaba al pasar; o cuando Percy en dos oportunidades los hizo pasar por puertas ocultas detrás de paneles corredizos y tapices que colgaban de las paredes.”

Página 92: “En Hogwarts había 142 escaleras, algunas amplias y despejadas, otras estrechas y destartaladas. Algunas llevaban a un lugar diferente los viernes. Otras tenían un escalón que desaparecía a mitad de camino y había que recordarlo para saltar. Después, había puertas que no se abrían, a menos que uno lo pidiera con amabilidad o les hiciera cosquillas en el lugar exacto, y puertas que, en realidad, no eran sino sólidas paredes que fingían ser puertas. También era muy difícil recordar dónde estaba todo, ya que parecía que las cosas cambiaban de lugar continuamente. Las personas de los retratos seguían visitándose unos a otros, y Harry estaba seguro de que las armaduras podían andar.”

Este último párrafo, mi favorito en lo que respecta a descripciones y simbología, os dará una idea de lo mucho que le va a costar a Harry descubrir TODA la verdad. Esas escaleras de mal agüero…

Página 95: “Las clases de Pociones se daban abajo, en un calabozo. Hacía mucho más frío allí que arriba, en la parte principal del castillo, y habría sido igualmente tétrico sin todos aquellos animales conservados, flotando en frascos de vidrio, por todas las paredes.”

Somera descripción que sirve además para caracterizar al personaje de Snape: frío, tétrico, como conservado en formol.

En la página 98, en cambio, la cabaña de Hagrid es todo lo contrario: “Había una sola estancia. Del techo colgaban jamones y faisanes, una cazuela de cobre hervía en el fuego y en un rincón había una cama enorme con una manta hecha de remiendos.”

No encontraréis en esta primera novela de la saga descripciones más largas que las que he transcrito. Sin embargo, gracias, una vez más, a la yuxtaposición de lo extraño y lo ordinario; gracias al uso del imaginario colectivo, todo lo que aparece en la novela se asume como posible. Quizá esta sea la lección más importante a la hora de construir una atmósfera: usa lo que tu lector ya sabe.

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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