Si algo ha caracterizado al ser humano desde que puede considerarse tal es su constante mirada al mañana. Es la clave de nuestro progreso como especie: atisbar lo que está por venir para adelantarse y, quizás prepararse en caso necesario. Y la herramienta con la que empieza este afán siempre es la misma: nuestro cerebro. Del pensamiento surge toda idea, así que no es extraño que la literatura, actividad eminentemente reflexiva, sea también un campo propicio para escarbar en ese futuro. Las obras con esta intención, al igual que cualquier otro género literario, han recibido su propia etiqueta: novela de anticipación. Ya las mencionamos brevemente en la segunda parte del artículo Tipos de novelas, pero hoy vamos ahondaremos más en este fascinante género.
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ToggleQué es la novela de anticipación
En realidad no estaríamos hablando de un género propiamente dicho, si no más bien en un subgénero, pues a su vez una novela de anticipación por lo general está enclavada en un género mayor. Sí, sé lo que estás pensando: las novelas de anticipación forman parte de la ciencia ficción, tanto que incluso solemos considerarlos sinónimos. Y en efecto es lo más habitual, pero no siempre es así. Pero vayamos por partes.
Se conoce la novela de anticipación como aquella que relata una historia que se desarrolla en el futuro y que pretende «anticiparse» a cómo será el mundo al cabo de unos años de la manera más realista posible. El lapso de tiempo es indiferente, aunque cuando más avancemos más complicado es hacer predicciones. Lo normal es que haya una intención aleccionadora detrás de la obra que sirva como aviso a desgracias que están por venir.
Las claves de la novela de anticipación
Esta premisa de adelantarse a un tiempo futuro exige que una novela de anticipación sea, en sus fundamentos, realista. No hablamos de crear una space opera de aventuras galácticas ambientada en un futuro muy muy lejano, salvo que sirva al propósito aleccionador antes mencionado. La novela de anticipación no busca simplemente entretener, no lo olvidemos. Su intención es mostrar una evolución de la sociedad lo más realista posible.
La novela de anticipación debe ser siempre posible, aunque nunca llegue a suceder. Muchas de ellas, de hecho, nunca se cumplen. Arthur C. Clarke vaticinó que algún día los ordenadores de todo el mundo estarían conectados en línea, más de veinte años antes de que se diera a conocer Internet, pero en cambio se pasó de optimista al imaginar colonias lunares para el año 2001. Aún así, y fruto de su profundo conocimiento científico, sus libros de divulgación están repletos de pequeñas predicciones que sí se cumplieron.
La novela de anticipación: una mirada a nuestro presente
El ejemplo más famoso de novela de anticipación es el de 1984, de George Orwell. No voy a hacer aquí un análisis de una obra tan compleja como esta, pero basta rascar en la superficie para ver que estamos ante una novela de anticipación de manual: publicada en 1949, la trama transcurre en su futuro, 1984, y describe una sociedad en la que la vigilancia hacia el individuo es total y sirve para la represión de cualquier disidente al orden mundial. ¿No resulta tremendamente familiar?
¿Cómo puede un autor anticiparse al futuro? Para empezar tiene que ser un gran conocedor de la realidad social de su tiempo, para poder así extrapolar situaciones del presente y situarlas en ese futuro imaginado. Orwell, por ejemplo, se basó en los extremismos del fascismo y el comunismo: el protagonista de su novela trabaja en el Ministerio de la Verdad, especializado en reescribir acontecimientos que pudieran perjudicar al orden mundial. La misma práctica habitual en regímenes totalitarios como la Alemania nazi o la Unión Soviética de Stalin. La magia por parte de Orwell fue anticipar que estas prácticas, habituales en su tiempo, muy posiblemente se repetirían en el futuro a mayor envergadura. Como de hecho ocurre en la actualidad. Todo cambia pero, al mismo tiempo, nada cambia.
¿Ciencia ficción? ¿Distopía?
Como he «anticipado» antes (lo siento por el mal chiste), solemos pensar en la novela de anticipación como parte de la ciencia ficción o de ese otro subgénero tan de moda, la distopía. Pero no siempre es así. En primer lugar porque no toda la ciencia ficción es de anticipación. La space opera (como Star Wars) no busca retratar un futuro con ánimo aleccionador. Sólo son aventuras (que, según algunas voces, deberían considerarse como parte de la fantasía). Y al revés también ocurre: novelas de anticipación que no se pueden considerar de ciencia ficción. Es el caso, por ejemplo, de algunos capítulos de la serie de televisión Black Mirror, que transcurren sin presencia de tecnologías futuristas.
Otro ejemplo fascinante es la novela Los demonios, de Dostoievski, que transcurre en una pequeña ciudad rusa del siglo XIX, donde estallan comportamientos tan radicales que nos recuerdan a las proclamas que moverían a varios grupos terroristas extremistas de los siglos venideros. No es una obra de ciencia ficción ni remotamente, pero sí de anticipación: sin que el propio autor lo sepa, está describiendo comportamientos que se reproducirán con la misma intensidad siglos después.
Cuna de obras maestras
En cualquier caso, es cierto que la mayoría de novelas de anticipación se enclavan en la ciencia ficción y aún más en la distopía. Los ejemplos se amontonan, y algunos de ellos son auténticos clásicos: Farenheit 451, de Ray Bradbury; Un mundo feliz, de Aldous Huxley; Rebelión en la granja, también de Orwell; De la Tierra a la Luna, del maestro Julio Verne; o Mercaderes del espacio, de Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth. Todas estas novelas intentan anticiparse al futuro, que suele presentarse en negativo, quizás porque es el mejor modo de mantenerse alerta a lo que pueda venir. Y porque un futuro paradisíaco no da tanto juego.
La calidad de estas obras atemporales nos da a entender que estamos ante un tipo de literatura muy compleja y difícil de construir. Una buena novela de anticipación requiere de una experiencia y un talento excepcional, pues sus entresijos exigen una profunda comprensión de la realidad actual y de los posibles caminos futuros que la humanidad tendrá que enfrentar. Nada fácil, ¿verdad?
Hola Teo le saluda Danny González, te envío un abrazo. Sabe, me fascina la clarividencia que posees para para escribir todos los artículos que me has enviado, es una forma sencilla y práctica de dejar muy claro lo que quieres expresar. Es honor poder estar en su curso del método PEN.
Esperando como todos el día de inicio.
Rene Barjavel es el pionero moderno contemporáneo de un género en sí mismo. Obras Maestras.
Anticipadamente un gran desconocido
Novelas tecnocientíficas bastante dramáticas.
Pero con cierto optimismo.
Me encantó. Sin ninguna pretensión de compararme con estos maestros de la literatura, hace trece años escribí un cuento en el que me anticipé a algunas tecnologías que hoy se aplican en el fútbol: el aviso del gol, el offside, dispositivos para recabar datos físicos de los futbolistas. También aventuré, en el mismo cuento, hechos que todavía no sucedieron, como la Tercera Guerra Mundial y la desaparición de la FIFA.
Pero ¿quién sabe? Tal vez en unos años más se termine cumpliendo todo.
Un abrazo grande desde Buenos Aires, y muchas gracias por todo el contenido que compartís. Es muy útil.
Daniel.
Interesante. No había leído nada sobre la novela de anticipación. Gracias!
Hola, buenas tardes, entonces entiendo que una de mis novelas es de anticipación y no solo futurista, trata de una generación mas naturista que decide vivir en cuevas tanto artificiales como naturales, con tecnología moderna y no moderna.
He leído en revistas que en realidad hay gente que vive en casa semienterradas cubiertas de pasto para no afectar el medio ambiente.