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Os presento al Duque de Lerma, protagonista de “El trono de barro”

Francisco de Sandoval y Rojas, conocido también como el Duque de Lerma, fue un aristócrata español, hijo de Francisco Gómez de Sandoval y Zúñiga e Isabel de Borja. Nació en Tordesillas, Valladolid, en el año 1553, y falleció en 1625. Fue la mano derecha del rey Felipe III y tuvo una gran influencia en las decisiones políticas. 

Es el protagonista de mi libro “El trono de barro”, en el cual hablo acerca de su ascenso social. Cuando falleció su padre, lo único que heredó de él fueron deudas. Desesperado por la situación, decide casarse con Catalina de la Cerda para poder recuperar, rápida y fácilmente, su prestigio real. En pocos años, no solo recuperará prestigio y riqueza, sino mucho más que eso, ya que pudo acceder a la Corte de Felipe III y ubicar estratégicamente a sus amigos y familiares en importantes cargos políticos. El nuevo rey en el trono lo nombró como su mayor hombre de confianza. De ahí viene la enorme influencia que, posteriormente, llegará a tener el Duque de Lerma. 

¿Quién manejaba los hilos?

Francisco de Sandoval y Rojas, al ingresar a la Corte y hacerse con gran parte del poder, inició una serie de reformas en los órganos de gobierno, con el objetivo de fortalecer su poder y el de sus allegados y partidarios. Una de sus primeras medidas fue alejar a los cortesanos más importantes del reinado que lo antecede y, en cambio, posicionar a gente perteneciente a su Casa en importantes puestos de poder. 

Algunos de estos lugares eran Secretarías, Juntas y Consejos. Además, utilizó los recursos de la monarquía para crear su propia red de clientes a través del Patronazgo. Este se daba en una relación de intercambio, si las personas apoyaron sus decisiones y políticas. A cambio, recibían títulos de nobleza, tierras, entre otros. Este sería el clientelismo en su forma más antigua y sofisticada. 

Con respecto a la política internacional, mantuvo una actitud pacifista al haber firmado tratados de paz con Francia, Holanda e Inglaterra. En ese momento, el país estaba atravesando una difícil situación económica, con lo cual la mejor opción era reducir el gasto militar y apostar por la paz.  Esta decisión permitió destinar el dinero a la reconstrucción de la Hacienda Real, que es una gran parte de su legado. Además, también se utilizó para la exploración y explotación de metales situados en América. 

Todas estas decisiones generaron una enorme fortuna para el Duque, logró engrandecer su riqueza y también su Casa, ya que otorgó todo tipo de privilegios para los miembros de su familia y las personas de su confianza. Sandoval sabía sacar provecho de Felipe III, ya que, al parecer, al Rey le era indiferente gestionar la política y prefería irse de caza y practicar deportes.

Riqueza, poder y ambición

La ambición de Francisco de Sandoval se hallaba, más que nada, en la riqueza y el poder, pero el poder tras las sombras. No le interesaba en absoluto ocupar el trono, pero sí ser el maestro que manejara todo como un títere, estar al mando de esos hilos.

Sandoval respondió mostrando una sonrisa lobuna: Envidio a todos aquellos que disponen de más que yo. Envidio sus posiciones, sus riquezas, su poder…  Mi ambición no tiene límites, Juan. Lo único a lo que no aspiro es a sentarme en el trono.” 

Incluso convenció al rey Felipe de trasladar la Corte desde Madrid a Valladolid en el año 1601. Este movimiento le posibilitó comprar propiedades en esa zona, nada más ni nada menos que el lugar donde había nacido, y también realizó grandes inversiones. Todas estas operaciones las realizó medio año antes de que la Corte hubiera sido trasladada, es decir que tenía todo pensado de antemano para beneficiarse él mismo. Como gran estratega, siempre estaba un paso más adelante que todos (o varios más), incluso del propio Rey. 

Sin embargo, sus maniobras no pasaron desapercibidas y varios cortesanos comenzaron a sospechar de Sandoval, ya que advirtieron que tenía mucho poder sobre el príncipe y lo manejaba a su antojo. Por este motivo, el príncipe decidió nombrarlo Virrey de Valencia. De todas maneras, ocupó este cargo tan solo por dos años. A su regreso, el mismísimo Felipe lo nombró con el título de Caballerizo Mayor. 

Una vez que el príncipe subió al trono como el rey Felipe III, eligió como mano derecha, consejero y hombre de su plena confianza a Francisco de Sandoval. A partir de ese momento, él se transformaría en el verdadero rey, influyendo de manera decisiva en cada política. Ubicó a su familia y amigos en los puestos más importantes de la Corte y creó un equipo con gente que sabía iba a ser leal. Todo esto lo convirtió en el hombre más poderoso de toda España durante el reinado de Felipe III.

La historia del Duque de Lerma

El Duque y la Casa de Lerma se instalaron en la Corte de Madrid y en el Palacio Real, el mismo recinto que había sido utilizado por el rey en sus días de príncipe. 

A raíz de tantos títulos, cargos y regalos al Duque y a su familia, se formó una fuerte oposición contra él, que fue conducida por la reina Margarita de Austria. Los poetas de la época también mostraron su rechazo hacia el poderío del Duque y, frente a esto, elaboraron sonetos cargados de ironía y críticas hacia él.

Vale destacar que estos poetas estaban arriesgando su libertad de expresión, e incluso su vida, al criticar a un nombre tan opulento y acaudalado. Estas fueron las primeras críticas hacia el nepotismo de Sandoval. Finalmente, ante el repudio social, y por parte de la nobleza, se logró destituir a Sandoval. Este fue reemplazado por su hijo, el Duque de Uceda. 

Con motivo del escándalo que rodeaba al Duque, temía ser sentenciado ante la justicia ordinaria y, para librarse de la misma, solicitó convertirse en cardenal. Al mantener estrecha relación con la Iglesia, el papa Pablo V le concedió su deseo y lo nombró cardenal de San Sixto.

Como la vestimenta de los cardenales de ese momento era blanca y un fuerte color rojo, corrió por Madrid una frase que decía así:  

“Para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España, se viste de colorado.”

La figura del Duque de Lerma

El Duque se enriqueció a expensas del dinero del Estado, y, a pesar de ser un corrupto y un ladrón, supo ejercer el suficiente poder en el rey para mantenerlo distraído y alejado de los asuntos gubernamentales. Si bien, él no es el único culpable, ya que todos estos actos sucedían porque el mismo monarca lo permitía. En parte. a él también le era conveniente estar por fuera de la política, la cual no le interesaba demasiado, y dejar que otro tomara el mando. Ambos, en el reino, adoptaron la corrupción para resolver los problemas financieros. 

Francisco de Sandoval ha sido un personaje polémico y lejos de ser un ejemplo a seguir, pero su historia nos muestra que, a menudo, no es la figura visible la que realmente tiene el manejo del poder y gobierna.

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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