Continuamos con la segunda parte de esta serie de tres artículos que comenzó el mes pasado sobre caracterización de personajes. En este artículo veremos como JK Rowlin encontró un modo muy sencillo de dar entidad a sus criaturas más emblemáticas y lo empleó desde el principio hasta el final de la saga. Sigamos con algunos consejos sobre cómo caracterizar personajes basados en su obra.
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Hagrid es un personaje tan bien caracterizado como Minerva. Con el añadido de que su posición a medio camino entre miembro del colegio y amigo de los niños lo hace especialmente útil para definir el carácter de otros personajes. Así, el narrador lo presenta de una manera más o menos neutra. La segunda vez que aparece lo hace a modo de amenaza para los Dursley; y más tarde Malfoy y Harry tienen una conversación sobre él en la que quedan patentes las mayores diferencias entre los dos jóvenes magos:
“La moto era inmensa, pero si se la comparaba con el hombre que la conducía parecía un juguete. Era dos veces más alto que un hombre normal y al menos cinco veces más ancho. Se podía decir que era demasiado grande para que lo aceptaran y además, tan desaliñado… Cabello negro, largo y revuelto, y una barba que le cubría casi toda la cara. Sus manos tenían el mismo tamaño que las tapas del cubo de la basura y sus pies, calzados con botas de cuero, parecían crías de delfín. En sus enormes brazos musculosos sostenía un bulto envuelto en mantas.”
“Un hombre gigantesco apareció en el umbral. Su rostro estaba prácticamente oculto por una larga maraña de pelo y una barba desaliñada, pero podían verse sus ojos, que brillaban como escarabajos negros bajo aquella pelambrera.”
“—Sí, claro. He oído decir que es una especie de salvaje, que vive en una cabaña en los terrenos del colegio y que de vez en cuando se emborracha. Trata de hacer magia y termina prendiendo fuego a su cama.”
En cualquier caso, sea cual sea el punto de vista, Hagrid siempre aparece caracterizado como un gigante con el pelo largo enmarañado. No hace falta nada más para reconocerlo por su aspecto en todas las páginas en las que aparece.
Harry Potter
La caracterización del personaje de Harry es un poco más detallada que la del resto de personajes. Por supuesto, es el protagonista. En principio se contrapone tanto su aspecto como su personalidad a la de su primo Dudley:
“[…]Harry había sido siempre flaco y muy bajo para su edad. Además, parecía más pequeño y enjuto de lo que realmente era, porque toda la ropa que llevaba eran prendas viejas de Dudley, y su primo era cuatro veces más grande que él. Harry tenía un rostro delgado, rodillas huesudas, pelo negro y ojos de color verde brillante. Llevaba gafas redondas siempre pegadas con cinta adhesiva, consecuencia de todas las veces que Dudley le había pegado en la nariz. La única cosa que a Harry le gustaba de su apariencia era aquella pequeña cicatriz en la frente, con la forma de un relámpago.[…] A Harry le habían cortado más veces el pelo que al resto de los niños de su clase todos juntos, pero no servía para nada, pues su pelo seguía creciendo de aquella manera, por todos lados.”
Y esto, señoras y señores, es todo lo que necesitamos saber de Harry Potter. Esto y nada más. También al principio se habla de su docilidad y de la bondad de su carácter, pero los rasgos físicos básicos por los que conocemos al joven mago son esos cuatro: gafas rotas, ojos verdes (que las películas han convertido en azules), pelo negro y rebelde y la famosa cicatriz en forma de relámpago. La cicatriz impuesta por el villano, los ojos de su madre, el pelo de su padre. Eso es Harry Potter.
De hecho, el capítulo 8, titulado “El profesor de pociones”, comienza así:
“— Allí, mira.
—¿Dónde?
—Al lado del chico alto y pelirrojo.
—¿El de las gafas?
—¿Has visto su cara?
—¿Has visto su cicatriz?”
El profesor Quirrell
Quirrell es un buen falso villano. La autora lo describe siempre con la suficiente ambigüedad como para que el lector desconfíe de él, pero es también lo bastante hábil como para distraernos con cosas que pasan a su alrededor y que, al menos en apariencia, son más importantes. Este es, al final, el destino del primer desafortunado profesor de Defensa contra las Artes Oscuras (SPOILER: todos los docentes de esta materia mueren o pierden la cabeza): ceder su espacio al villano real. Veamos cómo y dónde aparece y qué lo caracteriza.
La primera vez, en el caldero chorreante se habla de un “joven pálido muy nervioso con un tic en el ojo”. Y Hagrid explica:
“[…] Pobre hombre. Una mente brillante. Estaba bien mientras estudiaba esos libros de vampiros, pero entonces cogió un año de vacaciones, para tener experiencias directas… Dicen que encontró vampiros en la Selva Negra y que tuvo un desagradable problema con una hechicera… Y desde entonces no es el mismo. Se asusta de los alumnos, tiene miedo de su propia asignatura…”
La segunda parte, en la ceremonia de selección: “El nervioso joven del Caldero Chorreante […] estaba muy extravagante, con un gran turbante púrpura.”
La tercera parte, hablando con Snape: “El profesor Quirrel, con su absurdo turbante[…].”
La cuarta vez, hablando de sí mismo: “La clase que todos esperaban era Defensa Contra las Artes Oscuras, pero las lecciones de Quirrell resultaron ser casi una broma. Su aula tenía un fuerte olor a ajo, y todos decían que era para protegerse de un vampiro que había conocido en Rumania y del que tenía miedo de que volviera a buscarlo. Su turbante, les dijo, era un regalo de un príncipe africano como agradecimiento por haberlo liberado de un molesto zombi, pero ninguno creía demasiado en su historia. Por un lado, porque cuando Seamus Finnigan se mostró deseoso de saber cómo había derrotado al zombi, el profesor Quirrell se ruborizó y comenzó a hablar del tiempo, y por el otro, porque habían notado que el curioso olor salía del turbante, y los gemelos Weasley insistían en que estaba lleno de ajo, para proteger a Quirrell cuando el vampiro apareciera.”
Está claro que Quirrell no es de fiar. Al fin y al cabo lo que más llama la atención sobre él es su turbante extravagante o absurdo. Y siempre aparece en segundo plano, incluso en su propia clase. Las bombas de humo que JK Rowlin lanza a su alrededor deberían ser pista suficiente para hacernos sospechar, pero las disfraza bien: en el Caldero Chorreante no se lleva mucho protagonismo porque nosotros tenemos puesta la atención en Harry y en la fama que la precede pese a que él la desconozca. En la segunda aparición estamos pendientes de la propia selección de manera que Quirrell no es más que atrezzo, un manojo de nervios con un turbante decorativo; cuando habla con Snape el foco está precisamente en Snape; y en su papel estelar, como profesor en su propia clase, la autora lo convierte en un chiste. Debido a su carácter nervioso y a las historias que corren sobre él, de inmediato se transforma en ese profesor al que nadie toma en serio. Punto para la Rowlin, que se sirve de un turbante y unos nervios para disfrazar un buen falso villano. Solo dos rasgos para una caracterización completa.
Con todos estos consejos sobre cómo caracterizar personajes, no debería sorprenderos que hasta los Sims permitan crear personajes inspirados en Harry Potter. Mirad, mirad