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El culto espartano a los dioses: Artemisa

El pueblo espartano ha sido famoso por tener uno de los ejércitos más fuertes en toda la historia. Desde pequeños, y con solo 7 años, los soldados iban a buscar a los niños a su casa y, desde esa edad, los preparaban para convertirse en guerreros. Como habréis podido descubrir a lo largo de mi novela “Hijos de Heracles”, los espartanos no solo tenían un estricto entrenamiento, sino que, además, contaban con rituales dedicados a distintas deidades.

Entre las más importantes, destaca Artemisa, diosa de la caza y la fertilidad. Una de las más adoradas en toda la región del Mediterráneo, considerada la protectora de la cacería y de los espacios vírgenes y naturales, o sea, todos aquellos que no han sido operados por la mano del hombre. Es por esta razón que eran, en su mayoría, los pueblos rurales los que le rendían culto. 

¿Quién era Artemisa? ¿Por qué los espartanos le rendían culto y cómo?

Representación y culto espartano

En el colectivo imaginario espartano, se la representaba como una joven doncella vestida con cómodas y ligeras túnicas. Estas le permitían desplazarse por los valles ágilmente. Además, una variedad de animales la acompañaban constantemente en toda representación, junto con su arma, el arco y la flecha. 

Uno de los rituales consistía en dejar a los niños solos en el valle montañoso por la noche, con el objetivo de que sobrevivieran unos días sin la ayuda de nadie. Esta prueba pretendía prepararlos para que ellos aprendieran el máximo instinto de supervivencia, a cazar su propio alimento. Si una guerra se avecinaba, debían estar preparados para cualquier tipo de circunstancia. Los padres les decían a los niños que no debían temer porque Artemisa cuidaría de ellos.

La prueba estaba diseñada a propósito para los niños. Por lo general, los infantes le tienen miedo a la oscuridad, a los animales y a cualquier sombra que pueda aparecer por la noche. Sin embargo, precisamente por ello era tan importante que, desde pequeños, aprendieran a perder el temor a todo esto y que conquistaran sus miedos para poder ser verdaderos hombres espartanos. Debían estar preparados para cualquier tipo de situación y no temerle a nada ni a nadie.

El origen de Artemisa

De acuerdo con la mitología griega, Artemisa era hija de Zeus y de Leto, producto de una infidelidad de este hacia su esposa Hera. Al descubrir el engaño, Hera se enfureció con Leto y amenazó con echarle su ira a cualquier lugar donde la joven decidiera dar a luz.

Con motivo de esto, Leto comenzó un largo camino, desplazándose por muchos lugares desesperada y aterrada de que Hera la encontrara y terminara descargando su odio en ella. 

Nadie en las ciudades ni las regiones aledañas querían darle asilo por el miedo hacia la diosa Hera. Finalmente, arribó a la lejana isla de Delos, la cual tenía una ubicación estratégica sobre el mar. Su posición cambiaba frecuentemente y, de este modo, era más fácil escapar del enojo de los dioses. Allí concibió a dos hermanos mellizos: Apolo y Artemisa. 

Zeus decidió fijar a ambos en el océano y otorgarles protección contra cualquier tipo de daño que Hera quisiera infligir en ellos. La isla de Delos se consagró al dios Apolo y a Artemisa. Allí se encuentra uno de los principales templos dedicados a ambos.

Por otro lado, los historiadores del periodo helenístico concuerdan con el mito de que Artemisa le habría pedido a Zeus poder vivir en los bosques junto a las ninfas, para que estas le hicieran compañía. Además de permanecer virgen durante toda su vida, Zeus le otorgó un arco y flechas fabricadas por Hefesto, para que pudiera transformarse en una hábil cazadora. Por su parte, el dios Pan le dio, como regalo, una jauría de perros feroces, quienes la defenderían y protegerían ante cualquier circunstancia posible con algún animal salvaje. 

La diamastigosis

Para un espartano, era una de las principales deidades, al ser la diosa de la caza, y debido a que los niños y jóvenes debían perfeccionar sus habilidades como cazadores. Otro de los rituales considerados de iniciación tenía lugar en el santuario de Artemis, llamado diamastigosis. 

A los jóvenes espartanos, una vez que ingresaban al ejército, le daban de comer puras miserias y comida desagradable, para que tuvieran hambre y salieran a cazar. En este ritual, los sacerdotes colocaban en el templo ofrendas para la diosa, que eran alimentos (quesos por lo general), y un grupo de jóvenes soldados debían cogerlos. 

Al tiempo que los soldados intentaban agarrarlos, los sacerdotes los azotaban ferozmente con látigos para evitar que esto sucediera. Esta ceremonia era presidida por una sacerdotisa. Su rol era cerciorarse de que a los sacerdotes no les temblara el pulso a la hora de azotar a los soldados. Debido a esto, era común que muchos espartanos murieran, víctimas de semejante violencia. 

El ritual era considerado de iniciación para los adolescentes de Esparta. Ellos, algún día, formarían parte de los espartiatas, los hombres considerados ciudadanos mayores de treinta años y con plenos derechos, que eran parte del cuerpo cívico de la ciudad. 

Como parte última de este ritual, quienes, a pesar de las flagelaciones, conseguían el alimento, hacían una danza en celebración. Por el contrario, quienes se atrevían a quitarle el látigo a los sacerdotes, eran asesinados. 

Años más tarde, algunos autores confirman que los soldados usaban máscaras durante la ceremonia. Se supone que servían para evitar que dañaran sus ojos y se vieran realmente perjudicados por los azotes, además de que esto hacía la prueba más difícil y desafiante. Por lo tanto, no resultarían beneficiados ni damnificados. 

Costumbres y tradiciones del pueblo espartano

Las costumbres y tradiciones que rondan a través de la preparación militar del pueblo espartano son llamativas y sorprendentes para nuestros tiempos, pero también lo eran para sus contemporáneos, comenzando por la eugenesia, cuando arrojaban bebés que no eran aptos para la guerra desde el monte Taigeto. Luego, la agogé, explicada en artículos anteriores, la recientemente mencionada diamastigosis y la krypteia. 

La última se trataba del asesinato legal y anual de los ilotas por parte de los espartanos, ya que los primeros eran sus esclavos y necesitaban aprender de qué forma asesinar a alguien. Así sabrían cómo actuar contra los enemigos ante un eventual conflicto bélico. 

Analizar el contexto siempre es fundamental: se pueden hacer juicios de valor y horrorizarse ante tales prácticas sanguinarias. Sin embargo, no es nada más ni nada menos que el más elevado intento del hombre por incrementar al máximo su instinto de supervivencia, en un entorno cruel y anárquico, en donde la guerra podía estallar en cualquier momento, siempre bajo la protección de Artemisa.

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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