Estaréis de acuerdo conmigo en que, cuanta más información, mejor. Sobre todo cuando hablamos de historia. Pero a veces el exceso de datos puede llegar a ser abrumador. Es lo que pasa con una sociedad tan conocida como la Antigua Roma. Sabemos tantas cosas de esa civilización del pasado que suele ocurrir que algunos aspectos y conceptos se diluyen entre otros mucho más famosos. Hoy quiero hablaros de uno de estos elementos vitales en la cultura romana, pero que mucha gente no tiene claro o incluso desconoce. Me refiero al concepto de las tribus romanas. ¿Vamos allá?
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Las tribus romanas: no son lo que crees
Cuando utilizamos la palabra «tribu», lo más habitual es que nos imaginemos una comunidad de carácter muy primitivo, de reducido tamaño, y poco desarrollada en el aspecto social. Y eso, en el caso de la Antigua Roma, sería un error. Porque las tribus romanas se diferencian bastante de ese concepto. De hecho, más bien están ligadas a la organización política y territorial que a una cuestión de pertenencia a un pueblo. Las tribus romanas son, o llegaron a ser, una delimitación territorial a la que pertenecían los distintos ciudadanos romanos, y que servían para organizar el poder de voto y elección de los magistrados que se encargaban de la organización estatal. Algo así como nuestras actuales circunscripciones actuales.
El origen de las tribus romanas
Para entender un poco mejor la envergadura de estos números, habría que empezar por el principio, con la fundación del concepto de tribu romana. Y para ello hay que retrotraerse a los tiempos legendarios de la fundación de Roma, ya sabéis, toda la historia de Rómulo. Según nos cuenta la tradición romana, la primigenia Roma estaba constituida por un único grupo social, los patricios. O sea, los patres fundadores, la nobleza de sangre o nobiles patritii. Una rama de familias que formaría una aristocracia fundamental, y de ello queda constancia ya que los nombres de muchos de estos grupos patricios han quedado para la posteridad, como los Valerios, los Manlios o los Claudios.
Sin embargo, en aquellos primeros años, Rómulo decidió que el pueblo necesitaba una organización más plural. Así pues, cogió a los patricios y los dividió en tres tribus. ¿Por qué se usó esta palabra? En latín, este término está compuesto por el elemento tri-, que no hace falta que os diga que significa «tres», y -bus, que es una partícula que añade carácter plural y de pertenencia. Por tanto, en lo básico, «tribu» significa «uno de los tres grupos».
La organización de las tribus romanas
Por supuesto, había que ponerles nombres a estas tres nuevas tribus romanas. Rómulo utilizó los de aquellos pueblos originarios de donde provenían los romanos: luceres, tities y ramnes. Esta última era la tribu a la que según la mitología perteneció Rómulo, así que muy comprensiblemente el rey vinculó a uno de estos grupos a su propia figura. Por cierto, ¿os acordáis del rey Tito Tacio y de las Sabinas? Hablamos de ellos en este artículo. Pues bien, como recordaréis os comenté que el «malentendido» acabó con la unión del pueblo sabino y el romano, y con Tito Tacio convertido en co-gobernante junto a Rómulo. Pues si este nombró a una de las nuevas tribus basándose en su origen, al menos tuvo el gesto de hacer lo mismo con Tito Tacio, que dio nombre a los tities. Los luceres, por su parte, se cree que tenían origen etrusco.
Cabe destacar también que estas cuatro tribus romanas, a su vez, estaban formadas por curias. El término curiae se cree que tiene un origen etimológico indoeuropeo, y significaría «reunión de varones», o sea, una asamblea. La cuestión era que cada una de ellas estaba encabezada por un curión, o curio maximus, un representante con responsabilidades militares e incluso religiosas. A su vez, cada curia estaba también dividida en otro tipo de agrupaciones, y seguro que estas os suenan más. Me refiero a los gens, que podríamos definir de manera muy resumida como familias que compartían un mismo cognomen o apellido y dirigidos por sus correspondientes pater familias. Como dato curioso, cada gens tenía su propia divinidad protectora.
Entonces llegó Servio Tulio…
Y todo cambió. Sí, con la llegada del sexto rey, nuestro viejo conocido Servio Tulio (del que también hablamos en este artículo), la cosa empezó a complicarse de veras. Porque tres tribus romanas y sus respectivas subdivisiones en curias y familias no eran suficientes por lo visto. Servio Tulio pensó que sería una buena idea cambiar esa organización y adecuarla a la domiciliación. Un sistema bastante más práctico, pensaréis, porque se parece mucho a cómo nos organizamos hoy en día. Por supuesto, aquí había un interés que iba más allá de agilizar los trámites: gracias a este nuevo arreglo, Tulio pudo instaurar un tributum.
Así pues, cada una de estas tres tribus romanas tuvo dos vertientes: las urbanas, que como su propio nombre indica se aglutinaban en la ciudad; y las rurales. Uno podría pensar que las tribus urbanas, por eso de ejercer su influencia en la misma Roma, eran las más relevantes. Y si bien una de ellas, la Palatina, está considerada como la más influyente, en realidad el auténtico poder estaba en las rurales. ¿Por qué? Es sencillo de entender: eran a las que pertenecían los grandes terratenientes, los más ricos.
Las cuatro tribus romanas urbanas, que no variaron en número, fueron la Suburana, Esquilina, Palatina y Collina. Las tribus rurales en cambio sí crecieron con el tiempo y la expansión romana por Italia y el resto de Europa: las diez iniciales acabaron convirtiéndose en treinta y cinco hacia el año 241 a.C. De este modo, Servio Tulio puso los cimientos para establecer uno de los conceptos más importantes de la Antigua Roma: la ciudadanía.
Conclusiones
Todo este asunto de las tribus romanas es un buen ejemplo de que la sociedad de la Antigua Roma fue bastante más compleja de lo que en principio imaginamos. Y eso que yo lo he resumido un montón. Pero esto es genial, porque cuanto más compleja es una civilización, más elementos fascinantes contiene, más sustratos, más rincones donde hallar historias que convertir en ficción. Sin duda alguna, por eso la Antigua Roma copa la mayoría de novelas históricas que se publican hoy en día.