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¿Quiénes fueron los homoioi?

Esparta fue famosa por su organización social, política y militar de élite. Principalmente, los guerreros espartanos despiertan un enorme interés en los historiadores de todo el mundo por su gran destreza física y su vigoroso entrenamiento.

Hoy quiero dedicarles la atención a la clase social de Esparta a la que pertenecían algunos de los valientes soldados de mi novela histórica “Hijos de Heracles”. Los homoioi merecen un capítulo aparte en la historia espartana, para poder explicar con detalle sus vidas, quiénes fueron y por qué siguen siendo relevantes hasta el día de hoy. 

Los homoioi

La grandeza de Esparta radica en engranajes que se unieron y trabajaron al mismo tiempo para lograr todo lo que ya conocemos. Y entre esos engranajes hubo un grupo particular de hombres que destacó por ser el cuerpo cívico de la ciudad. Se llamaban homoioi.

Los homoioi eran ciudadanos espartiatas, hombres mayores de 30 años que disfrutaban de plenos derechos. Estos soldados ya habían superado exitosamente la etapa de la agogé. Recordemos que se trataba de la formación militar altamente estricta que formaba parte de la vida total del individuo, tanto pública como privada. De hecho, la agogé fue el rasgo más característico de la sociedad espartana al tratarse de la militarización absoluta de la vida del individuo, que, a partir de los 7 años, debería servir al Estado y dar su vida por él.

Además de la agogé, el homoioi debía cumplir con otros requisitos para ser considerado como tal. Entre ellos, ser un ciudadano ejemplar, no cometer delitos, poseer derechos sobre sus tierras y participar activamente en las sisitias o comidas comunitarias.

Las sisitias y los ilotas

Las sisitias eran grandes banquetes, situaciones decisivas para los homoioi. En ellas, cada miembro llevaba higos, quesos, vino, carne de cerdo, entre otros alimentos locales, para aportar su propia contribución al festín. Más específicamente, se trataba de una comida entre oficiales, de carácter obligatorio para cualquier espartiata que quisiera formar parte de los homoioi. A través de este festín, se buscaba reforzar los lazos personales y, sobre todo, políticos. Estar presente de manera habitual implicaba tener más probabilidades a la hora de aspirar a un cargo importante. 

Para que un espartano pudiera convertirse en homoioi, debía también poseer ilotas (hombres esclavizados) que trabajaran su lote de tierra. Este requerimiento era fundamental, ya que un homoioi no podía dedicarle tiempo a la agricultura, puesto que debía destinar la enorme parte de su tiempo a entrenar, ir de caza y superarse. 

El valor de los homoioi

Los homoioi eran ciudadanos libres y con derechos políticos. Estos últimos estaban reservados exclusivamente a ellos.

Sin embargo, en mi novela histórica “Hijos de Heracles” menciono otra actividad que también estaba reservada exclusivamente para ellos: el ascenso al monte Taigeto. Cualquier persona que osara siquiera circular en los alrededores sería detenida de forma inmediata. Los esclavizados no podían siquiera mirarlo porque encontrarían la muerte. De hecho, el personaje Anaxándridas, nada más ni nada menos que el hijo del Rey Teopompo, se emocionaba con solamente fantasear subir este monte tan significativo. Claramente, podía acceder a este siempre y cuando superara todos los desafíos que se le presentaran durante sus años en la agogé

Al formar parte de la Asamblea, el voto de los homoioi era muy valorado, formaban parte de las conversaciones  y estaban presentes en la toma de decisiones sobre el rumbo de Esparta. Era allí donde se proyectaba el destino político y los asuntos de la ciudad.

Anaxándridas, al ser el hijo del rey, tenía mucho que decir. En un momento de la novela, Polemarco, un miembro de la nobleza espartana, hace hincapié en que todo lo que ha conseguido Esparta (tierras, villas, murallas y demás) no ha sido gracias al buen gobierno de los dirigentes, sino a la valentía de los hombres. En una clara referencia a los soldados y la clase militar en general, Polemarco destaca el rol crucial de los guerreros espartanos y le atribuye todas las victorias y riquezas de Esparta a ellos. No se trataba solo de tomar decisiones políticas, defender a su patria o conseguir posesiones; ellos mismos eran Esparta, y Esparta era ellos. Su grandeza residía en los pequeños soldados, los espartiatas y, principalmente, en los homoioi.

El entrenamiento no era solamente para la formación militar, sino para demostrar lo que valían como hombres.

Una vida dedicada al arte de la guerra

Los homoioi eran iguales entre sí, como su etimología lo indica. Su vida circulaba en torno a la caza, la política, el entrenamiento militar y las cuestiones de guerra. Por este motivo, era de gran importancia que poseyeran ilotas, para que pudieran dedicarse exclusivamente a las labores mencionadas. No debían realizar ningún trabajo para vivir: debían vivir para, por y del Estado. Cabe aclarar que los ilotas no pertenecían directamente a los homoioi, sino al Estado de Esparta. 

Se destacaban aquellos que hubieran demostrado una gran valentía en el campo de batalla o excelencia en los entrenamientos físicos. Ser un homoioi era una obligación legal, soldados por ley que tenían prohibido practicar o desarrollar cualquier otro tipo de actividad fuera de esto. La necesidad de que los homoioi se dedicaran exclusivamente a temas bélicos y políticos generaba que cada vez más ilotas estuvieran subsumidos al Estado de Esparta.

La ciudad-estado de Esparta estaba rodeada de enemigos, de aldeas y ciudades peligrosas, y por ello vivían en un estado de conflicto constante. Esto significaba que la guerra podía estallar en cualquier momento. A partir de esto, se entiende mejor el porqué de la militarización de la vida espartana. Cualquier error en el campo de batalla o derrota podría llevarlos a la ruina.

Tan importante era el rol militar para los espartiatas que se creó el concepto de atimia. La atimia, en la antigua Grecia, se define como la pérdida de los derechos ciudadanos y políticos. Sucedía cuando un soldado se había mostrado cobarde o desobediente durante las campañas militares. De esta manera, se mantenía un ejército perfecto que fuera capaz de enfrentarse a cualquier tipo de enemigo con éxito.

El legado de los espartanos

Rememorados por haber originado el sistema militar más disciplinario y hostil, los homoioi, y los soldados espartanos en genera, han dejado un legado que sigue estando presente hasta el día de hoy.

Quizás no lo vemos en primera persona, pero los ejércitos de todo el mundo tienen una formación militar estricta, algunos más que otros, y muchas de sus tácticas y estrategias derivan del entrenamiento clásico espartano. Incluso en algunos países del mundo, que se encuentran en zonas muy turbulentas y peligrosas, no es extraño ver a niños utilizando armas de fuego. La hostilidad y exigencia con la cual fueron educados los espartanos sigue estando muy presente y su legado es imposible de negar, para bien o para mal.

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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