El comienzo de una novela debe ser interesante para captar la atención del lector, sin embargo, el final debe estar a la altura de una buena historia. Puede pasar que, a veces, los escritores no sepamos exactamente cómo finalizar el libro que hemos estado escribiendo. Esto puede deberse a que nos hemos encariñado con la historia y, en el fondo, no queramos darle un final, o bien porque realmente nos encontramos en una situación en la que no sabemos cómo hacerlo.
Por esta razón, es importante organizar bien nuestra obra a la hora de escribir. Comparto algunos consejos útiles para el momento de planificar tu novela, para que puedas terminarla de la manera más adecuada, creando un final para tu obra tan espectacular como su comienzo.
Tabla de contenidos
ToggleComo plantear un buen final
En primer lugar, el final de la novela debe tener sentido. Las partes tienen que estar conectadas entre sí. Debe tener coherencia la conclusión de la historia, y estar conectada con el principio, el desarrollo y el desenlace.
También es crucial que tenga continuidad con lo que ha ido sucediendo a lo largo de la historia. Por ello, fíjate en los conflictos que has planteado para otorgarles una solución y que, de esta manera, no queden cabos sueltos. A menos que se trate de una saga, como la trilogía de “El Señor de los Anillos”, es conveniente que los eventos que tuvieron parte en la novela tengan un cierre.
Si se trata de una saga que tendrá más de un libro, lo ideal es que ese final deje satisfecho al lector, ya que así se convertirá en un lector fiel y leerá las novelas siguientes. Puedes dejar un halo de misterio para aquellos eventos que no han sido resueltos aún.
Por otro lado, hay puntos en los que se debe hacer hincapié. Estos servirán para saber si nos ha quedado algo pendiente o en el aire. El conflicto es la parte fundamental de la historia, por lo tanto, uno se debe preguntar: ¿Ha finalizado el conflicto? ¿Le he dado a los protagonistas las herramientas para resolverlo? ¿Cómo puedo resolverlo? Estas dudas nos van a aclarar el panorama para saber con seguridad si estamos o no listos para finalizar la novela.
También es importante enfocarse en el o la protagonista: ¿Ha cumplido sus metas? ¿Ha logrado su objetivo? ¿Hay algo que le falte por hacer? Una vez que estos puntos hayan sido enmendados, puedes comenzar a planificar y desarrollar el final de la historia.
El clímax que necesitas
Otro elemento literario muy importante a tener en cuenta, cuando estamos concluyendo la historia, es el clímax. ¿Qué es el clímax?
El mismo se define como el momento de mayor intensidad de la obra. Puede ser el punto donde hay mayor tensión y drama, o bien donde comienza la verdadera acción. Tras este momento, la historia comienza a desarrollarse hacia la resolución de los sucesos acontecidos.
El clímax genera y crea una crisis, un punto cúlmine, y a partir del cual la historia avanza para desembocar en el final. Tras el clímax, es esperable que la historia concluya. Aquí yacen muchos errores, ya que, por lo general, los autores noveles no saben cómo originar un clímax, o no lo hacen con la suficiente fuerza que requiere este momento tan crucial en una novela.
Si este elemento falla, la novela no llegará a buen término. Por esta razón, es decisivo asegurarse de que el clímax sea enérgico y que posea la suficiente complejidad que el elemento requiere. Estamos tratando con un momento crítico de la historia, donde las cosas no volverán a ser iguales. Solo pueden avanzar hacia lo que sería el final. Entonces, debe ponerse mucho trabajo y creatividad a la hora de pensar cómo va a ser el clímax. Echarle empeño al mismo es fundamental para que el lector se enganche aún más con la trama y, sobre todo, para crear un final digno de ser leído.
El clímax debe ser lo más claro posible para que tenga sentido el desarrollo del desenlace. El lector debe poder hacer la conexión entre el clímax y el desenlace final. Por eso, hay que prestar atención al conflicto y las situaciones que ha vivido cada personaje, y así ser capaz de darles una resolución.
El gran final en una novela
Al momento de escribir el final, se debe tener presente que es la consecuencia de todo lo que ha pasado a lo largo de la novela. Sobre todo, tener en cuenta el clímax, que es el momento más cercano al final. Si bien es menester conectar los puntos y que no queden cabos sueltos, el final debe tener un giro, algo innovador, agregar una pizca de asombro y conmoción, para que no sea predecible y sorprenda al lector.
Como hemos mencionado, debe seguir el hilo de la historia y ser acorde a este. Es importante que, por más que queramos añadir un componente sorpresivo al final, el mismo debe encontrarse dentro del marco de la historia y no incluir elementos que no hayan sido nombrados con anterioridad. Debe tener lógica y sentido con lo escrito previamente.
Una historia intrigante va dejando pistas y secretos para que luego se vayan descubriendo en el transcurso y desenlace de la obra. Un recurso muy utilizado en el último tiempo, principalmente durante el clímax, es el llamado “punto de giro”. Esta es una técnica literaria que consiste en un cambio radical e inesperado que sucede repentinamente.
Si deseas escribir un buen final, puedes hacer uso de estos recursos. Asimismo, debes tener en cuenta no solo los objetivos de los protagonistas, sino la transformación de los mismos. Los personajes han pasado por muchas situaciones, por ende, debe haber un cambio en ellos, una maduración de ese personaje. Hay que fijarse si sus metas y motivaciones son las mismas o si han cambiado también, si lo que anhelaban en un principio lo siguen deseando o si han decidido tomar otro rumbo al final. Lo más probable es que, en el curso de la historia, los personajes no hayan conseguido aquello que tanto deseaban, o que haya pasado algo que les haga abrir los ojos y optar por tomar otro camino.
El final planificado de tu novela
Es común que tengamos muchas ideas y planteemos distintos finales alternativos, hasta dar con el que convengamos que es mejor para la historia. El final debe ser la guinda en el postre, un momento emocionante que sea capaz de dar explicaciones a los misterios y situaciones que se plantearon en la trama.
De nada sirve una buena historia si el final no es el que el lector esperaba. Por ello, hay que realizarlo con paciencia y concienzudamente. Si logras que las piezas de la obra encajen, tengan sentido, y generas un sentimiento en el lector, ya sea tristeza, felicidad o satisfacción, conseguirás un final de calidad.
¡Lo importante es crear una buena historia de principio a fin, para que no dejes a tus lectores indiferentes!
Buenos días, excelente, gracias.