Conocer a los personajes de tu libro es algo esencial para un escritor. Por esto hoy te quiero presentar la herramienta del eneagrama.
Malos hábitos que bloquean tu escritura
Descubre qué puede estar bloqueando a tu escritura, ¿te identificas en algunos de estos malos hábitos? Si es así, ha llegado el momento de cambiarlos, te cuento cómo.
Los retos de ser escritor y cómo superarlos
Todos escritor ha empezado por algún lado, y muchos han pasado por estos retos. ¡No dejes que saboteen tus sueños, con estas soluciones!
Escribir los pensamientos de tus personajes
En la vida real, las personas estamos llenas de pensamientos. Algunos los manifestamos y otros no. Cuando no lo hacemos, nadie puede saber aquello que estamos pensando realmente. En las novelas, los personajes también tienen reflexiones e ideas que rondan por su cabeza, sin embargo, estos sí los podemos conocer. A través de recursos, como las comillas angulares («»), el estilo directo e indirecto y el monólogo interior, se puede saber qué es lo que está sucediendo en la mente de los personajes. Ya sea en primera o tercera persona, con comillas o en letra cursiva, estos recursos nos permiten conocer aquello sobre lo que está meditando cualquier personaje de una historia. Para conocer en profundidad cómo aplicar los pensamientos de los personajes en las novelas, en este artículo, te contaré la mejor manera de hacerlo. ¿Cómo representar los pensamientos? Para poner en el papel los pensamientos de los personajes de la historia, se utilizan determinados recursos literarios, gracias a los cuales se puede expresar qué es lo que están pensando los sujetos de una novela. Frente a una situación concreta, ellos o ellas van a reaccionar tal y como lo hacen las personas reales, y solo a través del empleo de determinados recursos literarios podemos expresar qué pensaron y sintieron a la hora de escribir nuestra novela. El empleo de las comillas Las comillas pueden representar los pensamientos a la hora de escribir. Las comillas que se utilizan en España, y los países de habla hispana, son, comúnmente, las angulares (« »). Existen otro tipo de comillas: las inglesas (“ “) y las simples (‘ ‘). Es recomendable emplear las angulares en los textos en español, sin embargo, también depende de la preferencia de cada uno. Lo importante es que, si eliges una, te apegues a ella y la emplees durante todo el texto para no crear confusión. La manera de usarlas correctamente es abrirlas, escribir el pensamiento del personaje, cerrarlas y colocar un punto al final. La puntuación es muy importante, así que se debe emplear siempre al término de una oración que tiene comillas. Pensamiento directo e indirecto Otra forma que puede prever también el empleo de las comillas es el pensamiento directo e indirecto. Por otro lado, existe el estilo directo para reflejar y plasmar al papel las ideas de los sujetos de la obra. Este estilo se comprende como un diálogo que tiene el personaje consigo mismo. Él o ella, en su mente, reflexiona, cuestiona y tiene dudas. Para evitar que se confunda con un diálogo, se emplean las comillas. Estas nos indican que es un pensamiento, a diferencia de los guiones (-), que muestran un diálogo entre dos o más personajes. Asimismo, existe el estilo indirecto de pensamiento. En este, es el narrador el que nos informa acerca de qué es lo que está pensando el personaje en ese momento. Con lo cual, no hace falta usar las comillas ni ningún otro signo de puntuación. Ejemplos de pensamientos por escrito Paral que quede bien claro cómo utilizar las herramientas mencionadas, a continuación daré una serie de ejemplos de cómo usar un estilo y el otro. En el estilo directo, dicho de forma resumida, se emplean las comillas para saber qué es lo que estaba pensando el personaje. Un ejemplo sería así: «No estoy de acuerdo con lo que dice», pensó Helena. Se puede colocar un verbo al final, como inciso, pero si no lo usamos, la oración está señalando lo mismo, es decir, un pensamiento. «No estoy de acuerdo con lo que dice». De la misma manera, este se puede colocar antes de que se abran las comillas. A esta oración, se incluyen los dos puntos. Helena pensó: «No estoy de acuerdo con lo que dice». En cambio, en las oraciones de estilo indirecto no hace falta usar las comillas y se escriben de la siguiente forma: Hacía mucho frío ese día. Francisco pensó en tomar un baño de agua caliente. Se pueden utilizar otros verbos como reflexionar, meditar, razonar, etc. Todos aluden a lo mismo. El inciso intermedio Existe otro método que se puede utilizar para las oraciones y reflexiones más largas y complejas. Se denomina inciso intermedio. En este caso, empleamos las comillas y los guiones: «¿Por qué no consigo ponerme feliz por ella? —pensó Daniel cabizbajo—. Creo que no puedo lidiar con el hecho de que ella sea más exitosa que yo». También se puede abrir y cerrar comillas dos veces en la misma oración. Sería de este modo: «¿Por qué no consigo ponerme feliz por ella?», pensó Daniel cabizbajo. «Creo que no puedo lidiar con el hecho de que ella sea más exitosa que yo». Estos son dos modos de aplicar el inciso intermedio. Ninguna es mejor o peor que otra. Queda a preferencia del escritor utilizar una u otra forma. El monólogo interior El concepto de monólogo interior es de gran ayuda para explicar qué significa escribir y describir todo aquello que atraviesa la mente de los personajes. Se trata de una modalidad de narración, entre tantas que existen, que toma la forma de cadena de pensamientos. El efecto que pretende inferir en el lector es que este mismo siente que está allí, habitando la mente del sujeto. Se trata de una secuencia de todas las sensaciones por las que está atravesando un individuo particular de la novela, con lo cual se busca generar que el lector pueda sentirse más en la piel del personaje o que, al menos, pueda llegar a entender mejor todo lo que le está ocurriendo. Para lograr escribir un monólogo interior adecuado, es importante aclarar varios puntos. Primero, este formato de escritura se escribe como un párrafo único, sin puntos y aparte, ya que la idea es que se contemple como un fluir desde el interior del personaje. También se suele obviar el punto y seguido, incluso las comas. Y quizás te preguntes por qué se escribe de esta forma tan acelerada y espontánea. Pues porque lo que se quiere generar en la
La concentración a la hora de escribir
La concentración es un elemento imprescindible para todo escritor, pero a veces no se sabe por dónde empezar. ¿Cómo conseguirla?
Los beneficios de escribir a mano
Antes de que existieran las máquinas de escribir, los ordenadores y los e-mails, todos solíamos recurrir al uso del lápiz y del papel para anotar y escribir a mano cualquier cosa que se nos pasara por la mente. Ya fuera para recordar algo o para contar una historia, escribir manualmente era una acción diaria indispensable. En la actualidad, la escritura a mano ha sido relegada a un segundo plano, ya que el mundo virtual lo ha acaparado todo, o casi todo. No obstante estos cambios, algunas de las acciones que quedaron en el pasado, como enviar cartas o postales por correspondencia, mantienen un cierto encanto que la tecnología parece no conseguir reemplazar. Aunque detrás de esta fascinación por las acciones del pasado quizás haya algo más. Escribir a mano es una acción que proporciona muchísimos beneficios para la mente y el cuerpo. De hecho, puede llegar a ser un hábito que nunca dejemos de lado si somos conscientes de lo bien que nos hace. Comparto con vosotros los beneficios que nos aporta esta vieja costumbre de escribir a mano para que os entren ganas de agarrar un bolígrafo y un papel para dar rienda suelta a la imaginación. Escribir estimula tres regiones del cerebro En el momento en el cual decidimos escribir a mano, muchos profesionales de la salud aseguran que en el interior del cerebro se activan tres regiones principales: la motora, la visual y la cognitiva. La neuróloga Marta Ochoa, jefa del servicio de Neurología de HM Hospitales en Madrid, afirma que se movilizan numerosas redes neuronales. Como consecuencia de esto, la capacidad cognitiva evoluciona y presenta mejoras. En el caso de las personas adultas, la escritura a mano estimula al cerebro a la hora de fomentar la memoria llamada prospectiva. O sea, la habilidad de recordar y de llevar a cabo acciones en el futuro. ¿Cuántas veces os ha ocurrido que os habéis dirigido a tal lugar dentro de vuestra propia casa y, en el instante en el que habéis llegado a la meta, se os ha olvidado completamente qué ibais a hacer? De esto se trata justamente. También llamada “memoria del futuro”, es aquella que nos recuerda qué acción íbamos a realizar en un momento específico en el futuro, sumado a la efectiva concreción de dicha acción. Otro tipo de memoria, conocida popularmente como “memoria de elefante”, también es favorecida por escribir a mano. Propiamente dicha, la memoria semántica es la encargada de almacenar toda la información y el conocimiento con el que, alguna vez, hemos estado en contacto. Desde una cantidad enorme de datos que estudiamos, por ejemplo, para escribir una novela, hasta elementos pequeños y un tanto irrelevantes que nos permiten construir los detalles en la misma. Por lo tanto, escribir a mano estimula estas áreas del cerebro y sus respectivas características, mejorándolas en los individuos que ponen en práctica el arte de poner en marcha la mano con lápiz y papel. El aspecto psicológico y emocional de escribir a mano Escribir a mano también está relacionado fuertemente con lo emocional. Así lo explica la psicóloga del Instituto Centta, Silvia Citraño. Este tipo de actividad genera la canalización de las emociones y ayuda a expresar sentimientos que guardamos muy adentro. De hecho, al momento de plasmarlos al papel, uno se siente más relajado y liberado, como si se hubiera sacado una pesada mochila de encima. Además, no existe límite alguno ni restricción a la hora de escribir sobre aquello que nos acongoja o preocupa. Al escribir a mano, la persona piensa en eso que está escribiendo y lo repite en su mente. Por esta razón, es útil para esclarecer los pensamientos, las dudas y los sentimientos. Contribuye enormemente a la psique y a la salud mental, ya que es una manera de canalizar nuestras emociones de forma saludable para poder lograr entender mejor lo que nos pasa. Sin lugar a dudas, ayuda a conocernos mejor. Aumenta la comprensión, la creatividad y la organización Hoy por hoy, la gente se ha ido acostumbrando a escribir a través de pantallas táctiles y teclados. Como consecuencia de ello, lamentablemente, esto hace que se vaya hacia la pérdida del hábito de escribir a mano. Pero si nos tornamos conscientes del papel clave que juega la escritura en nuestra salud, podemos salvar esta costumbre. Esto sucede principalmente entre los jóvenes, aunque, en la actualidad, afecte a la gran mayoría de las personas. Escribir a mano incita a que nuestro cerebro funcione a toda máquina, ya que se encuentra en la plenitud de su rendimiento. Este esfuerzo contribuye a una mejor comprensión lectora, y también aumenta la capacidad creativa. Asimismo, mejora la manera de organizar la información a medida que se obtiene una mayor cantidad de datos de todo tipo. La escritura a mano es un proceso que consiste en escribir un primer borrador, corregir, editar y perfeccionar lo escrito. Algo que, habitualmente, se hace de forma casi automática, utilizando un ordenador. Al hacerlo “a la antigua”, uno permite que las ideas fluyan de manera ágil y orgánica. Escribir a mano nunca pasará de moda Los tiempos cambian y evolucionan. Es imprescindible y fundamental saber adaptarse a ellos para ser capaces de funcionar como una persona moderna del Siglo XXI. No sería lógico ni realista rechazar por completo la tecnología en pos de una escritura completamente a mano. Las nuevas tecnologías no son nuestras enemigas. Por el contrario, son herramientas magníficas que poseen una infinidad de utilidades y beneficios, siempre y cuando sepamos aprovecharlas correctamente. Sin embargo, de la misma manera que la escritura en papel no reemplazará al ordenador, este último tampoco podrá reemplazar jamás la magia y el encanto de plasmar todo lo que somos en una hoja en blanco, escrita con nuestro puño y letra.
Técnicas de concentración para escritores
Estoy seguro de que todos habréis experimentado algunas situaciones en las que os ha parecido imposible llegar a tener concentración. Os puedo decir que a mí también me ha pasado, y que hay miles de formas de salir de ese estado de inquietud de la mente, o de falta de atención, y lograr poner el foco sobre lo que se está haciendo, en nuestro caso específico, ¡escribir! Entonces, antes de compartir con vosotros algunas actividades prácticas para aplicar en vuestra cotidianidad, os quiero explicar, más en detalle qué es exactamente la concentración, porque todo hábito, antes de que pueda radicarse profundamente en nosotros, tiene que pasar por el conocimiento. ¿Qué es la concentración? La concentración es un estado sumamente importante, no solo para los que escribimos, sino para todo aquel que necesita enfocarse y ensimismarse en lo que está haciendo para llevar a cabo su tarea de la mejor forma posible. Es un estado de paz absoluta que nos permite estar alejados de pensamientos secundarios y de las distracciones, ya que toda nuestra energía está dirigida hacia un solo punto, que es el foco de nuestra atención en ese momento. Se trata de una herramienta mental extremadamente poderosa, además de necesaria. Hay muchas maneras de conseguir un estado de concentración. Existen personas que meditan, otros realizan deporte antes de empezar a hacer cualquier actividad, otros tienen un ritual diario que les permite entrar en ese estado mental… y todas son técnicas que funcionan, porque la realidad es que todos podemos alcanzar la concentración. Lo difícil es dar con el cómo, ya que es sumamente arbitrario. Si no sabéis por dónde empezar, aquí vienen algunos consejos. Crea tu espacio de trabajo El lugar que escojas para trabajar es extremamente importante. Aunque es cierto que lo que cada uno necesita es subjetivo, hay algo que sí es realmente importante, y vale como regla general para todos: construir un espacio de trabajo, ya sea mental o físico, que te permita liberarte de las distracciones y entrar en un estado de tranquilidad que favorezca la concentración. Así que debes actuar desde dos lados. Por un lado, la parte más material del mismo lugar en el que te encuentras, ya sea tu oficina, un parque, un bar o un cuarto de la casa en que te sientas cómodo. Intenta que el espacio a tu alrededor sea limpio y ordenado. En algunas ocasiones, permitiros algunos deleites específicos, como en mi caso, ya que también ayudan, la música de fondo o fragancias y olores que nos estimulan a poner el foco en lo que estamos haciendo. Silencia todos tus dispositivos Esta es una regla de oro. Desconectarnos de todo es esencial para poder concentrarnos y no perder todo ese trabajo que hemos hecho para conseguir que nuestra atención sea plena, aquí y ahora. Para ello, es necesario que apagues o pongas en silencio todos tus dispositivos de comunicación instantánea, ya no tan solo el móvil, sino las aplicaciones conectadas al ordenador o a la tableta. Una distracción tan grande como un mensaje sin leer podría impactar fuertemente a vuestro estado de concentración. Así que, a no ser que tengas alguna urgencia inminente a la que es necesario que prestes atención, aíslate del mundo por el tiempo que necesites. Tu trabajo y tu concentración te lo agradecerán. Organiza tareas y objetivos Una vez que ya tengas tu espacio de trabajo listo y los dispositivos fuera del camino, puedes empezar a escribir en un papel tus tareas del día y los objetivos a largo plazo a los que esas mismas te llevarán a obtener. De esta manera, podrás mantener el foco no solo en lo que estás haciendo, sino en el porqué lo estás haciendo. Cuando ya tengas un listado, podrás dedicarte al siguiente paso para que puedas enfocarte en cada una de ellas, por orden de importancia. Ordena las prioridades No todas las actividades que tienes que llevar a cabo tienen la misma importancia. Por esta razón, el siguiente paso es esencial. Ordenar las tareas por grado de importancia te va a permitir priorizar antes lo que más te preocupa, dejando la mente libre de pensar en el resto de actividades, porque la misma ya sabe que, antes o después, va a llegar también al resto de actividades, y ya no tienes que estar constantemente pensando en ellas. Priorizar te va a permitir no solo enfocarte con más facilidad, sino también a cumplir el siguiente paso. Haz una tarea a la vez No es tan extraño que, especialmente, a día de hoy tengamos problemas con nuestra capacidad de estar atentos y enfocarnos en una cosa a la vez. De hecho, en varias ocasiones, resulta complicado hacer solo una tarea, ya que, en el mundo moderno, se nos requiere que hagamos muchísimas cosas a costa de nuestra capacidad de concentrarnos. ¡Pero recordad que vuestra voluntad todo lo puede! Solo es cuestión de agarrar el truco que funciona para vosotros. Desde ese momento en adelante, podréis volveros mucho más productivos y disfrutar de cada uno de los momentos, mejorando no solo la calidad de vuestra vida, sino también la de vuestro trabajo. Construye tu propio método de concentración Lo cierto es que no existe una fórmula universal, pero sí hay métodos que suelen funcionar para la mayoría de las personas. La única manera que tenéis es probar técnica por técnica hasta dar con la correcta para vosotros mismos. Espero que estos consejos os ayuden a mantener el foco sobre vuestra escritura. Si queréis dejar algún comentario, me gustaría saber qué es lo que os funciona a vosotros y si alguno de estos métodos os ha sido de ayuda a la hora de escribir.
Como me deshice del bloqueo del escritor
Todo escritor, en algún momento de su vida, ha experimentado la terrible sensación que provoca el llamado bloqueo del escritor. ¿Cierto? Cuando nos encontramos en frente de una hoja en blanco, de papel o digital, con una cabeza y un corazón que no colaboran en el proceso de la escritura, se genera una mezcla de desconcierto y frustración que no nos permite avanzar en nuestro trabajo. Nos empeñamos en escribir algo que sea impactante y que deje inmediatamente al lector enganchado, pero no conseguimos empezar. Es como si no se nos ocurrieran nuevas ideas, o como si hubiéramos olvidado las palabras. Existen diferentes variedades de bloqueos, basándonos en la tipología y extensión de tiempo en el que se desarrollan. Yo, personalmente, los divido en dos grandes categorías: los micro-bloqueos y el bloqueo. Os cuento de qué se trata cada tipo de bloqueo, basándome en mi propia experiencia, y os quiero dar, además, algunos consejos sobre cómo superarlos. Sin duda, una de las preguntas a las que solemos buscar respuesta cuando leemos sobre este tema es: ¿cómo dejo de estar bloqueado? Identificar el bloqueo es el primer paso, así que… ¡enhorabuena! ¡Vas por buen camino! Los micro-bloqueos temporales Este es el tipo de bloqueo del escritor que sufro con mayor frecuencia. Afortunadamente, tienen una fácil solución y duran un tiempo relativamente breve, así que no interrumpen mi trabajo de una forma abrupta. Es más: parece casi que mi cerebro se toma una pequeña pausa para pensar. Este tipo de bloqueo me suele llegar cuando paso de un capítulo a otro, o de una escena a otra. Como si acabara de cerrar un apartado y mi cabeza estuviera pasando a la próxima situación. Cuando tengo este tipo de bloqueos, la planificación es un elemento clave que me ayuda mucho. Os aconsejo que, si sufrís de estas interrupciones temporales, planifiquéis vuestras horas de trabajo ante todo. Sucesivamente, empiezo a hacer pruebas en el mismo papel sobre cómo podría iniciar el capítulo. Comienzo escribiendo una frase y, si funciona, ya he empezado. Si, por otro lado, esa primera frase no me da la solución para emprender el capítulo, me suele hacer meditar sobre qué es lo que necesito para escribir, así que sigo haciendo pruebas hasta cuando doy con la perfecta. El bloqueo del escritor por excelencia Este tipo es la peor categoría, la verdad, porque suele durar mucho más. La causa que lo genera y, por lo tanto, su misma solución suele ser bastante más difícil de interceptar. De hecho, yo mismo he llegado a sufrir de este bloqueo y estuve un par de años sin escribir. En este caso, el remedio no lo pude encontrar a solas y llegué a necesitar ayuda profesional, ya que yo por mí mismo era incapaz de pensar en nada que tuviera que ver con la escritura que me pudiera estar bloqueando. En este tipo de situaciones, mi consejo es que te detengas y empieces por analizar las razones que pueden estar creando el bloqueo. Piensa que las razones pueden ser de muchos tipos. Por ejemplo, por agotamiento, estrés o por la misma falta de organización de tiempo. El problema en este tipo de bloqueo no es tanto la solución, sino la causa. Una vez que sabes a qué se debe, verás que será mucho más sencillo ponerte en marcha. Así que si después de un tiempo descubres que no puedes encontrarla por tu cuenta, ponte en contacto con alguien que logre ayudarte a entender el momento por el que estás pasando. Pasos para superar todo bloqueo del escritor Si tú también has sufrido de micro-bloqueos o del bloqueo del escritor, tranquilo: es algo completamente normal y suele pasar mucho en las mentes creativas. Como habrás visto, pueden ocurrir por mil motivos, así que deja pasar el tiempo, respira y analízate. Una vez que hayas encontrado la razón de tu bloqueo, podrás buscar soluciones. Puede ser que unos breves pasos a seguir consigan ayudarte a identificar tu situación. Empieza por aquí: Reconoce que tienes un bloqueo El primer paso es reconocer el problema: no tienes ideas, no logras escribir y te entra el pánico. En esta fase, es importante que interiorices que el bloqueo por el que estás pasando es fácil de superar, ya que hay muchas maneras de hacerlo. No te dejes sobrellevar por el medio de que no podrás volver a escribir nunca más. Identifica si se trata de un bloqueo pequeño o grande En este segundo caso, puede que sea muy útil que escribas sobre cualquier cosa y que veas si el flujo de tu escritura vuelve. Quizás solo necesites conectar contigo mismo y relajarte para que tus palabras vuelvan a salir. Si funciona, has solucionado tu micro-bloqueo. Si ves que, por otro lado, la situación se extiende, puedes intentarlo planificando tu escritura, o tal vez necesites enfocarte en la causa de tu bloqueo. Escribir tiene que ver con las emociones que cada uno experimenta, que se mezclan con la incertidumbre, e incluso con nuestra propia vulnerabilidad. A veces, factores personales muy alejados de la escritura entran en juego y no nos permiten expresarnos y ser creativos. Para ello, elige la opción que mejor se adapte a ti, a solas o con una ayuda externa; las dos son válidas. Descansa y desconecta si estás fatigado A veces no hay nada mejor solución que un buen descanso para permitirle a la cabeza que desconecte por un momento y que vuelva recargada, llena de ideas e inventiva. Escribir, emociones y creatividad Lo importante es que tomes acción en ese sentido. No puedes esperar que lleguen las musas a inspirarte, ya que, como ya hemos visto, en varias ocasiones la creatividad surge con la constancia. Escribir es experimentar con las palabras, dar forma a los pensamientos, concretar y hacer realidad lo que se mueve en nuestro interior. No es solo inspiración creativa, sino, sobre todo, método y disciplina. No tenemos que olvidarnos que escribir es un proceso mental desafiante que requiere tiempo y entrenamiento. Pero, si ves que
Superar el síndrome del impostor
A todos nos habrá pasado, por lo menos una vez en la vida, sentir sensaciones parecidas al síndrome del impostor, como la inseguridad, tener dudas, preocuparnos de que no estemos al alcance de lo que los demás esperan de nosotros, o incluso terminar por no sentirnos lo suficientemente capaces en lo que hacemos. Se trata de un conjunto de emociones que se generan en nuestra mente en algunas ocasiones específicas, y que pueden terminar transformándose en una pauta de comportamiento llamada el síndrome del impostor. Es una situación que se genera a raíz de periodos complejos, y la mayor parte de las veces no somos ni siquiera conscientes de estar sufriéndola. Pero la cosa grave es que no nos permite avanzar en nuestro desarrollo, o disfrutarlo por falta de confianza en nuestras propias capacidades. ¿Por qué os cuento todo esto? Estoy seguro de que ya lo habréis adivinado: los escritores no somos inmunes a este síndrome. Es más: solemos estar bastante expuestos a él. Como la escritora Maya Angelou dijo en una entrevista: He escrito 11 libros, pero cada vez pienso: ‘Uh-oh, ha llegado el momento en el que todos van a descubrirlo…’ Si una autora como ella aún sigue teniendo miedo a que los demás descubran que es un fraude o que no es tan buena como todos pensaban, parece aún más normal que esto pueda pasarle tanto a escritores noveles como a los que ya tienen obras publicadas y una carrera definida en el mundo literario. Pero que no cunda el pánico. Si también vosotros os habéis sentido así, tranquilos. Existen muchas técnicas que os permitirán salir del síndrome del impostor. ¿Qué es el síndrome del impostor? En 1978, las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes concibieron el término síndrome del impostor. A través de este término, se define un conjunto de emociones que incluye cuestiones como el sentir culpa por los logros alcanzados, la falta de aceptación del propio éxito, el miedo a la evaluación y, en fin, sentimientos de incapacidad en el sector profesional y académico. Una de las cuestiones curiosas de este síndrome es que varios estudios han demostrado que suele desarrollarse en personas que son todo lo contrario de lo que piensan y que suelen tener increíbles capacidades, pero que por falta de aceptación o de estima personal no consiguen verse de manera objetiva y se vuelven excesivamente críticos consigo mismos. De hecho, el perfeccionismo es justamente una de las características que suelen tener las personas que sufren de este tipo de situación. Mientras que, por otro lado, aquellos que sufren del síndrome opuesto, el efecto Dunning-Kruger, no suelen ser tan capaces, pero sí se creen los mejores en lo que hacen y terminan por sobrevalorarse a sí mismos y a sus capacidades. Como el mismo William Shakespeare dijo: El necio se cree sabio, pero el sabio sabe que es necio. Estoy seguro de que, de una forma u otra, todos hemos experimentado este tipo de emociones y, a veces, sin darle muchas vueltas, desaparecen y el problema termina resolviéndose solo. Pero el aspecto sobre el que me gustaría que nos enfocáramos es que el síndrome del impostor no es una enfermedad, sino una actitud mental hacia uno mismo. Ya sé que estaréis pensando ahora «¿cómo es posible que sea una actitud cuando yo realmente me siento así?» La solución a esta pregunta se encuentra en el hecho de que se trata de un mecanismo inconsciente, pero la buena noticia es que, a la larga, es posible liberarse de él. ¿Cómo superar el síndrome del impostor? Como os acabo de comentar, el síndrome del impostor no es una enfermedad y tiene solución. Lo bueno es que esa solución se encuentra dentro de vosotros. Lo malo es que, probablemente, tengáis que tener paciencia y hacer un largo trabajo interno. Pero lo mejor de todo es que aprenderéis a conoceros y, con el tiempo, será un cambio permanente. 1. Racionaliza tus logros y capacidades No tan solo hay que racionalizar las emociones a nivel externo, por ejemplo, a través de la opinión de nuestro entorno. Si todo el mundo piensa que somos capaces, tal vez anden en lo cierto y nos exigimos demasiado. También tenéis que hacer las cuentas con la parte interior, de cómo nos sentimos, analizando, con honestidad, nuestro propio concepto sobre nosotros mismos. Por ejemplo, si tengo evidencia de que sé hacer algo, eso quiere decir que soy lo suficientemente bueno con ello. Si pienso que no es así es porque me siento inseguro. Es importante demostrarnos que sí somos capaces porque los hechos lo demuestran, para terminar así espantando esa inseguridad que no permite valorarnos. 2. Analiza los hechos para evaluarte Ponte frente a los hechos y no ante las emociones para poder evaluarte de la manera más concreta e imparcial posible. Este consejo va de la mano con el anterior, ya que la racionalización de tus logros y capacidades te permitirá entrar en el estado mental correcto para que puedas ver los hechos y no tanto los miedos que te dominan en este tipo de situaciones. 3. Recuerda cómo has llegado hasta aquí De vez en cuando, puede ser extremadamente útil repasar tu historia de vida. De hecho, podrías incluso escribirla, definiendo los hitos a los que llegaste y a los que quieres llegar. Así vas a recordar y a reconocer tu duro trabajo y compromiso. Pero no se trata solo de ver los logros, sino también los fracasos que ha habido a lo largo del camino, porque esos mismos probablemente te hayan permitido aprender mucho. 4. No le tengas miedo a los errores Justo después de haber recordado tu historia, quizás seas más consciente de la importancia de los errores a lo largo de tu camino, pero eso no quiere decir que ya no tengas miedo a fracasar. Lo importante es que sepas que, antes de un gran logro, hay muchos pequeños errores y fracasos. Tienes que desarrollar el coraje y ponerte en juego para aprender a través de la experiencia, que
La música y la literatura son dos artes hermanas
La música y la literatura en la vida de los escritores suelen ser dos elementos esenciales que se compenetran. Letras y notas musicales se entrelazan, bailan, se entienden y despiertan la inspiración. Son dos artes hijas de la misma madre. Las dos artes hermanas La música puede llegar a lugares del alma que están más allá de las palabras. De una cierta manera, la música es el arte más abstracto de todas. Con el sonido es capaz de despertar sentimientos, sensaciones e imágenes, que serán distintas para cada persona gracias al hecho de que su interpretación está desligada de los conceptos y es casi del todo libre. Por otro lado, su hermana la literatura es más sólida y concreta. Aunque cada uno interprete en su imaginación lo que lee aplicando su propio punto de vista, si se lee la palabra elefante la mente de todos nos llevará a un concepto común y compartido, tiene un sendero más marcado. La relación entre música, literatura, escritores y músicos La relación entre las dos artes siempre ha sido muy profunda. De hecho, tenemos como ejemplo a muchos escritores de diferentes épocas que han visto la música como parte esencial de sus vidas y de su producción literaria. Entre ellos cabe destacar a Italo Calvino, Julio Cortázar, Eugenio Montale, James Joyce, Jack Kerouac y Marcel Proust que dijo: La música ha sido una de las grandes pasiones de mi vida… Me ha aportado alegrías y certezas inefables, y me ha dado la prueba de que existe algo más allá de la nada, contra la que me he estrellado en todas partes. Corre como un hilo por el laberinto de toda mi vida. He de admitir que yo tampoco puedo prescindir de la música durante mi proceso creativo. Me encanta escuchar música no solo cuando escribo siguiendo mi rutina como escritor, sino también en otras ocasiones, como por ejemplo a lo largo de un viaje. La música me hace sentir bien. Pero no solo los escritores se han visto inspirados por la música, también los cantantes se han dejado llevar por la literatura llegando a crear a través de la misma algunas de las piezas musicales más conocidas del mundo: Tales of Mystery and Imagination de los Alan Parsons Poject es un álbum basado en siete historias de Edgar Allan Poe; El extranjero de Albert Camus inspiró a la conocida Bohemian Rhapsody de Queen y a otros grupos como The Cure; y, en fin, la relación entre los Led Zeppelin y J. R. R. Tolkien tiene claras referencias en algunas de sus piezas musicales como Ramble On. La literatura influye a la música así como la música influye a la literatura. Géneros musicales, personalidad y personajes Las notas de las canciones nos alimentan, así como lo hacen las palabras de los libros. Ambos crean un sentimiento dentro de nosotros, son determinadas por nuestro carácter e influyen en nuestro humor. Esto podría querer decir que al escribir con la música nuestros personajes cobran vida, y quizás inconscientemente les estemos atribuyendo unas canciones o unos cantantes favoritos en el proceso. La psicología de la preferencia musical estudia justamente los factores que existen detrás de la elección de un género con respecto a otro. Muchos estudios han demostrado que existe una afinidad entre la música que se escucha y la personalidad que se tiene. Por ejemplo, se dice que las canciones clásicas, el jazz, el folk y el blues son escuchadas principalmente por personas extrovertidas, con alta autoestima y abiertas a nuevas experiencias. Pero, como todo, son generalizaciones que a veces se aplican y otras no. Lo que sí es innegable por la experiencia de cada uno de nosotros es que la música acompaña a las emociones, por esto una canción en el momento adecuado es capaz de crear un ambiente determinado. ¿Qué género musical o qué canciones te gusta escuchar cuando estás feliz? ¿Y cuándo escribes? Música que me encanta escuchar Mis gustos musicales se ven liderados por el género folk, tanto internacional como español, y la música celta que disfruto inmensamente. No obstante, aunque entre mis álbumes musicales favoritos destacan varios autores españoles, he de admitir que mientras escribo prefiero no escuchar música en español. Es una pequeña precaución que me gusta tomar para evitar que mi mente se distraiga y que termine poniendo toda su atención en la letra de la canción y no en lo que en ese momento estoy escribiendo. Os comparto algunos de mis autores musicales favoritos, quizás descubráis algún nuevo álbum que os hará compañía a lo largo de vuestras horas de escritura diaria. Dire Straits Esta banda nace en la Inglaterra del 1977 y, aunque esa fuera la época por excelencia de la música punk, los Dire Straits desarrollaron un estilo de rock con influencias country, jazz y blues. Eran modestos y no seguían los estereotipos de la época. Al principio de la carrera de la banda, los hermanos Knopfler solían a pedir a los gerentes de los pubs donde tocaban que mantuvieran el volumen de los amplificadores bajos para permitir a los clientes conversar libremente durante sus actuaciones. Descubrí a los Dire Straits a lo largo de mi niñez. Soy el menor de cuatro hermanos, y como alguno de ellos los escuchaba terminé por descubrirlos muy pronto. Me enamoró desde el primer día. Fue así como hasta el día de hoy Mark Knopfler sigue siendo, sin dudas, mi cantante favorito. Me encantan todos sus álbumes, tanto en el grupo como en solitario, y hace unos años finalmente pude verlo en concierto. Si tuviera que elegir un álbum sería Alchemy, el directo por excelencia de Dire Straits. Es el disco que más veces he escuchado y sigo poniendo a menudo. Una pieza para mi irrenunciable. Coldplay, Travis y Keane Estas son tres diferentes bandas musicales formadas a lo largo de los años 90 en el Reino Unido. Todas llegaron a mí cuando ya tenía unos treinta años, en un momento muy específico de mi vida. En ese periodo complejo, su estilo