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Cómo hacer la descripción de un paisaje y la de un objeto

Cómo hacer la descripción de un Paisajes o un Objetos

Vamos a concluir esta serie de artículos dedicados a la descripción hablando de algo aparentemente sencillo pero que suele dar muchos problemas: cómo hacer la descripción de un paisaje y también la de un objeto. Porque no se describe igual un reloj de pared que un atardecer en un valle rodeado de altas montañas.

Aquí entra de lleno la categorización que realizábamos al hablar de descripción objetiva y subjetiva. Vamos a ello.

Cómo hacer la descripción de un paisaje

Es muy habitual que al hacer la descripción de un paisaje nos encontremos con pasajes narrativos poco claros en los que el autor pretender impactar al lector con la belleza, o la crudeza, del lugar sin llegar a cumplir su objetivo. Esto se debe a que se escribe sin tener en cuenta que el lector desconoce ese lugar y le ofrecemos datos que nos vienen a la cabeza de forma poco estructurada.

Al hacer la descripción de un paisaje, o de un lugar cualquiera como el hogar del protagonista, deberías centrarte como primera opción en ofrecerle al lector una visión general del lugar. Una vez tiene clara esa visión general,  empieza a localizar en el espacio los distintos elementos (los pueblos, los montes, el río…) que quieres destacar utilizando palabras que indican situación en el espacio. Expresiones como “junto a”, “más allá de”, “al otro lado”, “cerca de”… Recuerda que al hacer la descripción de un paisaje, o de cualquier otra cosa, no se pretende solo que el lector “vea” el lugar. Procura transmitir la impresión que produce el lugar: alegría, tristeza, misterio, terror…

Es muy importante, como en cualquier otro tipo de descripción, el destacar lo que te interesa. No intentes contarlo todo, no todo es relevante al describir. Hay cosas que quieres que el lector “vea”. Céntrate en ellas. Veamos un ejemplo:

Tolkien: El Señor de los Anillos, El retorno del rey

“Gandalf se internó entonces en las tierras que se abrían del otro lado del Rammas Echor. Así llamaban los hombres de Gondor al muro exterior que habían construido con tantos afanes, luego que Ithilien cayera bajo la sombra del enemigo. Corría unas diez leguas o más desde el pie de las montañas, y después de describir una cuerva retrocedía nuevamente para cercar los campos del Pelennor: campiñas hermosas y feraces recostadas en las lomas y terrazas que descendían hacia el lecho del Anduin. En el punto más alejado de la Gran Puerta de la Ciudad, al nordeste, el muro se alejaba cuatro leguas, y allí, desde una orilla hostil, dominaba los bajíos extensos que costeaban el río; y los hombres lo habían construido alto y resistente; pues en ese paraje, sobre un terraplén fortificado, el camino venía de los vados y de los puentes de Osgiliath y atravesaba una puerta custodiada por dos torres almenadas. En el punto más cercano, el muro se alzaba un poco más de una legua de la Ciudad, al sudeste. Allí el Anduin, abrazando en una amplia curva las colinas de los Emun Arnen al sur de Ithilien, giraba bruscamente hacia el oeste, y el muro exterior se elevaba a la orilla misma del río; y más abajo se extendían los muelles y embarcaderos del Harland destinados a las naves que remontaban la corriente desde los feudos del sur”.

Lo que acabamos de leer es el fragmento en el que Gandalf llega a lomos de Sombragris a la ciudad de Minas Tirith. Bien, veamos si cumple con lo que decíamos hace un momento. Comentábamos que lo primero que hay que procurar al hacer una descripción de un paisaje es ofrecer una visión general. ¿Y qué es lo primero que dice Tolkien aquí después de decir a dónde llega Gandalf? Que las tierras en las que se interna tienen diez leguas o más de terreno abierto entre montañas y ríos.

Ya te haces una imagen mental, ¿verdad? Sigamos. El siguiente paso de la descripción de un paisaje es localizar los elementos más destacados. Y lo que hace Tolkien es especificar los distintos elementos: Las montañas, la ciudad, el río al nordeste, el muro de protección y los embarcaderos. Tienes una fotografía precisa del lugar.

Para finalizar, debes provocar una sensación en el lector. Y Tolkien lo consigue porque, a pesar de ser un lugar hermoso, nos muestra que se trata de un territorio en permanente alerta y peligro, por las fortificaciones, por algunos adjetivos: orilla hostil, muro alto y resistente, almenas.

¿Te das cuenta? No necesitas descripciones muy largas para que el lector tenga una idea concreta. Solo necesitas seguir esta regla de tres pasos: ofrecer una impresión general, localizar bien los elementos más destacados y provocar una sensación en el lector.

En este artículo encontrarás una serie de preguntas que deberías hacerte para realizar buenas descripciones.

Cómo describir objetos

La descripción de objetos sigue una técnica con objetivos ligeramente diferentes a la descripción de paisajes. Lo que pretende es dirigir la atención del lector hacia detalles importantes y dan verosimilitud al relato.

Para describir un objeto, lo que debes hacer en primer lugar es destacar sus rasgos característicos: forma, tamaño, impresión que produce… Y si el objeto tiene diferentes partes, enumerarlas y detallarlas ordenadamente.

En las descripciones de objetos suelen emplearse términos específicos; por ejemplo, en la descripción de un reloj de pared se usan palabras como caja, esfera, manillas, pesas, péndulo…

Un método muy habitual para crear sensaciones e imágenes claras en el lector a la hora de describir objetos consiste en comparar un objeto con otro. Al comparar podemos utilizar dos tipos de rasgos:

  • Los rasgos diferenciales de cada objeto. Son las características que distinguen a unos objetos de otros.
  • Los rasgos comunes a las cosas que comparamos. Son las características que hacen que podamos agrupar a los seres en clases.

Para comparar hay que tener en cuenta lo siguiente:

  • Se deben comparar variables análogas. Al comparar objetos podemos observar el tamaño, la forma, la materia, el precio, la procedencia…
  • Se deben indicar las semejanzas y las diferencias.
  • Se deben ordenar la comparación. Primero las semejanzas y después las diferencias o al contrario.

Como en el caso de la descripción de paisajes, vamos a ver un ejemplo.

Noah Gordon, El Médico

“Salieron y treparon al carro más extraño que Rob había visto en su vida. A cada lado del asiento delantero se alzaba un poste blanco rodeado de una gruesa tira semejante a una serpiente carmesí. Era un carromato cubierto, pintarrajeado de rojo brillante y adornado con dibujos color amarillo sol: un carnero, un león, una balanza, una cara, peces, un arquero, un cangrejo…”

¿Cuáles son los rasgos característicos de este carro? Sin duda, su tamaño para empezar. ¿Y por qué lo sabemos? Por el verbo utilizado: “treparon”. Aquí tienes una muestra de cómo puedes describir eficazmente sin necesidad de utilizar adjetivos. También se nos indica que es un carro “extraño”. Es decir, está usando términos específicos relacionados con el carro en cuestión.

A continuación utiliza comparaciones. Dice que en el asiento hay un poste rodeado de una tira “semejante” a una serpiente. Con esa simple comparación nos hace visualizar una banda que va de arriba abajo enroscada en el poste.

Por último, ¿qué impresión causaría el carro a los que lo vieran? Evidentemente, llamaría la atención. No solo por su tamaño, sino por las extrañas imágenes dibujadas en él. Y es algo importantísimo que se nos indica varias veces a lo largo de la narración, porque cada vez que llegan a una ciudad, Barber y Rob, los que viajan en ese carro, necesitan llamar la atención de los ciudadanos. El simple carro ya sirve para ese propósito.

Como puedes ver, absolutamente nada está dejado al azar. Ahora solo queda que empieces a trabajar en ello. No desesperes si al principio tus descripciones quedan un poco frías o son mecánicas. Como todo en la vida, la destreza se consigue a base de experiencia.

Recuerda que si quieres saber más sobre cómo realizar la descripción de personajes te preparé este artículo. Y, por supuesto, si te surge alguna duda con respecto a las descripciones, estaré encantado de contestarte.

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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