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Egeria y sus viajes

Hace unos pocos meses empecé un artículo diciéndoos que me encantan las novelas basadas en grandes viajes. ¿Os acordáis? Y luego os hablé de un viajero casi olvidado por la historia, Ibn Battuta, que había recorrido una distancia mayor incluso que Marco Polo. Pues bien, hoy os voy a hablar de otro personaje que tiene poco que envidiarle. De hecho, es una rareza incluso mayor, porque si ya es extraño que un hombre abandone cualquier comodidad para echarse a los caminos por el simple placer de descubrir el mundo, y más en épocas tan antiguas, mucho más lo es que lo hiciera una mujer. Os presento a Egeria, una viajera y escritora que, partiendo desde la Hispania romana, alcanzó lugares tan remotos como Siria y Mesopotamia.

Quién era Egeria


Como suele ocurrir cuando buceamos en épocas tan antiguas, y más tratándose de una mujer, existen pocos datos personales sobre Egeria. Hasta su nombre está sujeto a discusión, porque cada documento donde se la menciona utiliza un apelativo distinto: Aetheria, Etheria, Heteria… La forma Egeria es la que más se ha popularizado, aunque sólo la encontramos en una crónica del año 750, mucho después de los tiempos de la propia Egeria.

En cuanto a sus raíces, no cabe discusión alguna de la tierra que la vio nacer: la Gallaecia, por aquel entonces provincia romana de Hispania. Poco más se puede concretar, aunque hay quienes hilan más fino y señalan El Bierzo, que en esos tiempos formaba parte de la Gallaecia interior. De hecho está más o menos constatado que inició su viaje desde esa región.

Lo que está claro es que Egeria era de familia acomodada. Al igual que vimos con el caso de Ibn Battuta, un viaje como el que estaba a punto de emprender Egeria hubiese sido inviable para alguien de condición humilde. Algunos historiadores se atreven incluso a decir que era pariente de Aelia Flacila, la primera mujer de Teodosio el Grande. Desde luego eso explicaría que tuviera los medios para su odisea y que además dispusiera de una notable cultura, fruto de la educación que sólo la nobleza podía permitirse.

Egeria Gallaecia

Las condiciones del viaje de Egeria


Egeria debió demostrar a muy temprana edad una curiosidad innata y difícil de contener, como todo gran viajero. Este afán de conocer nuevas tierras sería alimentado por el acceso a la cultura y los escritos de otros viajeros. Así que en cuanto tuvo la oportunidad, se echó a los caminos. Egeria partió en el año 381 y estuvo en constante movimiento durante tres años. ¿El final del camino? Tierra Santa, por supuesto. No podemos olvidar que Egeria era una persona con un gran fervor religioso.

Pero no creáis que Egeria cogió el petate y se puso a viajar ella sola. Habría sido complicado que su familia le permitiera lanzarse a los caminos sin más. Aunque en sus escritos no deja detalles sobre la comitiva que la acompañó, se da por hecho que debió ir escoltada por una guardia personal. También hay que tener en cuenta que hablamos de una época de esplendor en las peregrinaciones, debido sobre todo al circuito de redes viarias del Imperio romano. La infraestructura de carreteras ofrecía rutas seguras, bien señalizadas, con frecuentes postas y posadas en las que pernoctar. Cada región por la que pasó Egeria contaba con guarniciones militares, algo que queda claro en su texto al mencionar cómo algunas patrullas de soldados la escoltaron en diversos tramos.

Egeria calzada romana

El Itinerario de Egeria

Egeria puedo sacar provecho de todas estas ventajas, así como de los privilegios que le otorgaba su condición de noble. Probablemente dispondría de algún salvoconducto, por el cuál las autoridades civiles y eclesiásticas la trataron con respeto. Todo esto se aprecia en la crónica que nos dejó para la posteridad, el Itinerario de Egeria. En formato epistolar, a través de cartas enviadas a sus amigas residentes en Gallaecia, cuenta las costumbres y particularidades de cada pueblo con el que se encontró. Comenta, por ejemplo, que allá por donde pasó todos la recibían de manera hospitalaria. Es una visión muy bucólica, así que los historiadores sospechan que Egeria prefirió guardarse las inevitables penalidades de cualquier viaje largo.

¿Pero qué lugares recorrió Egeria? Su itinerario empezó, como decíamos, en Gallaecia. De allí se fue directa hasta los Pirineos, donde tomó la Vía Domitia, la carretera más importante que unía Hispania con Italia. Cruzó la Galia Narbonense, recorriendo los Alpes como lo hiciera Aníbal siglos antes (aunque sin elefantes). Tras llegar a la costa oriental de la península itálica, embarcó hasta tierras de Macedonia, para luego seguir a pie hasta Constantinopla. Usando la ruta militar, recorrió la península de Anatolia hasta alcanzar Antioquía, y de ahí partiría hasta su destino final, Jerusalén.

Pero Egeria no quedó del todo satisfecha. Se asentó una larga temporada en la ciudad santa, desde donde realizó varios viajes cortos. Debió pensar que ya que había llegado tan lejos, ¿por qué no aprovechar la ocasión y visitar lugares como Menfis, en Egipto? También recorrió diversos parajes bíblicos, como el río Jordán, el monte Sinaí o el lago Tiberíades. Al fin, en la Pascua del año 384, decidió emprender la vuelta siguiendo la ruta que la acercaba a Mesopotamia. Pero los persas, que ocupaban por entonces la parte oriental de Siria, le obligaron a buscar de nuevo la ruta hacia Constantinopla, la misma que había usado en su viaje de ida.

Itinerario de Egeria

Conclusiones


El relato de Egeria se interrumpe justo en ese punto, en Constantinopla. A día de hoy no sabemos si esta gran viajera logró regresar a su hogar ni cómo lo hizo. Es posible que la cosa no acabara bien. En la actualidad, los viajes de Egeria pueden parecernos poca cosa, pero debemos tener en cuenta el contexto histórico en el que tuvo que moverse. A pesar de las ventajas que tuviera por su condición aristocrática, aquel viaje fue más que una aventura: fue un peligro real y constante.

En cualquier caso, su crónica nos ofrece una invaluable información. A través de sus escritos podemos asomarnos a la sociedad de aquella época. Pero es que además aporta incluso datos de carácter filológico, ya que escribió su Itinerario de Egeria en latín vulgar, haciendo gala de un estilo de carácter cotidiano y emocional, algo muy poco común en las crónicas geográficas de la antigüedad. Aunque quizás para el gran público Egeria no sea muy conocida, en Galicia es una figura de referencia, por motivos más que merecidos.

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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