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La línea de tiempo de nuestra novela

Hay una consigna que escucharás de mi boca a todas horas, sobre todo si en algún momento decides convertirte en uno de mis alumnos del Método PEN: planifica. Escribir no es sólo sentarse y empezar a teclear esa idea que te ronda la cabeza desde hace semanas o meses. El éxito a la hora de construir una novela comienza mucho antes de escribir la primera frase de la obra, durante el proceso de planificación. Es el momento en que tenemos que organizar nuestras ideas en torno a las estructuras y características de la narrativa. La cronología de los acontecimientos dentro de dicha historia es uno de los elementos fundamentales, y para ello podemos usar una herramienta clásica de la que os hablaré hoy: la línea de tiempo.

Qué es una línea de tiempo


Aunque la definición de línea de tiempo pueda parecer obvia, nunca está de más refrescar conceptos. Una línea de tiempo es la representación gráfica de una serie de acontecimientos. Sencillo, ¿verdad? No es algo exclusivo de la construcción narrativa, por supuesto. Es más, seguro que habréis visto y usado muchas líneas de tiempo durante vuestra época de estudiantes. Yo al menos las utilizaba a la hora de esquematizar, por ejemplo, las lecciones de historia, porque me ayudaban a visualizar los sucesos de tal o cual época, sociedad o conflicto histórico.

En ese sentido, una línea de tiempo muestra los eventos en orden cronológico: del momento más antiguo al más reciente. Por ejemplo, si queremos visualizar la cadena de sucesos que se dieron lugar en la Segunda Guerra Púnica, el primer punto representado será el asedio de Sagunto por parte de Aníbal; y el último sería la derrota del líder cartaginés en la batalla de Zama. Entre un punto y el otro, colocaríamos cada acontecimiento relevante que conduce a dicha conclusión.

línea de tiempo cronología

La utilidad de la línea de tiempo en la narrativa


Como herramienta de estudio, la valía de una línea de tiempo es evidente: está más que demostrado que una representación gráfica permite que los datos se graben en nuestra memoria con mayor eficiencia. Sin embargo, el uso que como escritores queremos darle a una línea de tiempo es distinto en nuestro caso. Nosotros no queremos memorizar nada, queremos usar esa línea de tiempo como ayuda para estructurar la trama de nuestra novela. De hecho, podemos hacer varias líneas de tiempo, tantas como subtramas tengamos. Por ejemplo, si queremos escribir una novela río con multitud de protagonistas, cada uno de los cuáles se mueve en escenarios distintos (en plan Canción de hielo y fuego), podríamos tener una línea de tiempo para cada personaje.

La ventaja que esto nos proporcionará es tremenda. Gracias a la línea de tiempo, podemos hacer un seguimiento de los acontecimientos que vive cada personaje, y saber en qué punto cronológico ocurren. Tendremos la posibilidad de saber, por ejemplo, qué estaba haciendo Frodo mientras Pippin y Merry conocían a Bárbol; o dónde estaba Daenarys mientras Ned Stark era encarcelado. De este modo tendremos claro todo lo que ocurre y no incurriremos en incoherencias, además de saber cómo debemos situar los distintos capítulos, en función del lugar que ocupan en la línea de tiempo.

línea de tiempo

Cómo (y cuándo) crear una línea de tiempo

¿Cuándo? Siempre. De hecho, al menos en nuestra cabeza, siempre crearemos una línea de tiempo. Pero a nivel de herramienta de planificación podemos considerar la línea de tiempo como una especie de escaleta guía para saber cómo distribuir los capítulos de nuestra novela. Lo cuál nos lleva a la clave del asunto: la línea de tiempo debe construirse antes de empezar a escribir. No nos serviría de mucho si la hacemos después, ¿verdad? Lo que pretendemos es tener una guía en la que nos basaremos cuando nos pongamos a escribir. Un esquema que además podremos retocar si necesitamos hacer cambios en el futuro, de manera sencilla, y permitiéndonos trasladar dichas modificaciones a lo que ya tengamos escrito.

¿Cómo hacer dicha línea de tiempo? La representación más clásica es dibujar una línea horizontal (o vertical, a gusto de cada uno), en cuyos extremos situaremos el inicio y el final de la historia. Luego toca ir situando los acontecimientos en dicha línea. Sencillo y siempre práctico. Pero no tiene por qué ser una línea como tal, hay otras maneras. Puedes usar un formato de lista numerada, por ejemplo, o aprovecharte de las funciones que aportan procesadores avanzados como Scrivener, que te permite crear carpetas y archivos y ordenarlos sólo con arrastrarlos (y que en nuestro caso organizaríamos de manera cronológica).

planificación línea de tiempo capítulos

Conclusiones


Lo que sí es importante es marcar las distintas partes de la estructura de tu novela en dicha línea del tiempo (adopte la forma que adopte). Me refiero, por supuesto, a nuestros queridos planteamiento, nudo y desenlace. Así tendremos muy claro los acontecimientos que abarca cada parte. También es interesante indicar en la línea del tiempo dónde se sitúan elementos como el detonante, indicar el conflicto y, como no, el clímax. Cualquier dato relevante debe quedar contemplado: un giro importante, un momento de gran intensidad emocional, una pista para resolver la trama, la aparición de un personaje clave, una gran revelación…


Y, como no, la premisa más importante de una línea del tiempo es, precisamente, eso, el tiempo narrativo (tal y como hablamos hace un tiempo en este artículo). ¿Cuántos minutos, horas, días, semanas, meses o años pasan entre cada suceso anotado? Cuanto más claro te lo dejes a ti mismo, menos problemas tendrás luego a la hora de plasmar toda esa información cuando te pongas a escribir. La creación de la o las líneas del tiempo te llevará bastante tiempo (valga la redundancia), dependiendo de la envergadura de la historia que quieras crear, pero te aseguro que compensará con creces. Ningún dato se te perderá por el camino durante el largo proceso de escritura (que como bien sabes puede prolongarse meses). A la larga, ahorrarás mucho tiempo, y tu novela será más sólida y tendrá una cohesión a prueba de bombas.

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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