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ToggleEl ego y autoestima
Vamos a aclarar primero la diferencia entre ego y autoestima. Como nos explican en este artículo, son las dos caras de una misma moneda. Mientras el ego es lo que pensamos que los demás opinan de nosotros (la consideración externa), la autoestima es lo que pensamos de nosotros mismos (consideración interna). Es habitual que un ego desmesurado sea consecuencia de una baja autoestima, es decir, un pobre concepto de uno mismo necesita de confirmación externa para que estemos contentos con nuestro trabajo. Por lo tanto, como escritores, que nos guste o no vamos a tener una idea propia sobre lo que escribimos y una idea de los demás sobre lo que escribimos, debemos trabajar el ego y la autoestima del escritor.
El ego del escritor
Los escritores nos tenemos por observadores e intérpretes del mundo. Es una cualidad más. Así somos capaces de plasmar emociones, estados e historias mediante un código. Los músicos hacen lo mismo mediante otro diferente, por ejemplo. Sin embargo, no estamos por encima del bien y del mal, no somos más especiales que la mayoría. Simplemente, tenemos una capacidad que hay que trabajar. Y para eso nos tienen que señalar nuestros errores. Vencer nuestro ego y dejar que nos ayuden es básico para contar mejor nuestras historias.
Lo malo de todo esto es que cuando recibimos una crítica negativa, no solo sufre nuestro ego, una autoestima en equilibrio precario se tambalea peligrosamente.
La autoestima del escritor
¿Crees que tu obra no está a la altura? ¿Que no eres un escritor de verdad? No te preocupes, te pasa lo mismo que a Steinbeck. La fragilidad emocional de la que os hablaba en el artículo anterior en el que te daba ocho consejos sobre cómo enfrentarte a las críticas si eres escritor tiene que ver con esto. La autoexigencia, el perfeccionismo y esa necesidad de superarse a uno mismo y a todos los demás nos hace bascular en la montaña rusa. Exponer nuestra creatividad al desnudo nos vuelve frágiles. Caminamos sobre la cuerda floja y necesitamos mantener ese equilibrio entre ego y autoestima para seguir adelante. Hundirnos y pensar que nada de lo que creamos es lo suficientemente bueno es uno de los motivos para dejar de escribir.
Al igual que las técnicas de escritura se aprenden y se mejoran con la práctica, nuestra respuesta a los estados emocionales también se puede trabajar. Reconocer qué es lo que nos está pasando y saber que no somos los únicos a los que nos pasa es suficiente para encontrar una cierta estabilidad.
¿Y yo? Pues yo lo sigo llevando bastante mal, la verdad. Pero algo he aprendido en este tiempo que llevo escribiendo:
- Tengo un ego elevado y baja autoestima.
- Me sientan fatal las críticas negativas y tiendo a personalizarlas.
- Necesito llorar un poco en un rincón cuando las recibo.
- Siempre me levanto después y me pongo a trabajar sobre lo que me han señalado.
- Nunca me rindo.
Así que no, compañeros, no estáis solos en esta aventura. Aunque el proceso de escritura es más bien solitario, todos pasamos por lo mismo respecto a las críticas. ¿Quieres contarme tu experiencia? ¡Aquí te espero!
Y el próximo mes veremos cómo conseguir arañar tiempo para escribir y cómo vencer los bloqueos creativos. ¡No me falléis!