Andalucía, sus serranías y sus bosques, han sido la morada de numerosos bandidos de leyenda. Así, son conocidas las hazañas de bandoleros como El Tempranillo, o el famosísimo Curro Jiménez, al que hizo célebre la serie de televisión.
No es nada nuevo. Ya en el siglo IX había un bandido conocido, Omar Ibn Hafsún, que se reveló contra el califato a finales del s. IX y principios del X. Ciento cincuenta años más tarde, otro bandolero atemorizó a los andalusíes, en especial a los sevillanos. Su nombre no nos ha llegado, aunque sí su apodo: lo llamaban “halcón gris”. Durante muchos años asoló las cercanías de Sevilla. Se enviaron patrullas para capturarlo, pero nunca lograron dar con él. Sabemos que se casó y tuvo, al menos, dos hijas. Era un truhán, un hombre que debía tener gran sentido del humor, buen conocedor del ser humano y de nuestras vilezas.
Cuando ya debía tener una edad respetable, lo capturaron. El castigo estaba claro: lo crucificarían hasta la muerte. La crucifixión por entonces no era como la conocemos hoy; se limitaban a atar al reo a un poste, o un árbol, y dejarlo allí hasta morir. Y ese fue el castigo que recibió Halcón Gris. Iba a morir con su mujer y sus hijas a sus pies, pues estaban presentes. Preocupado por el hecho de que su familia quedaba totalmente desamparada, vio la última oportunidad de ayudarles cuando pasó un comerciante por el camino.
Llamó la atención del mercader explicándole que hacía poco tiempo había robado un tesoro. Lo había arrojado a un profundo pozo que había cerca de allí justo antes de ser capturado, y le suplicó que por compasión a su familia recogiera aquel dinero y entregara la mitad a su viuda, quedándose él la otra mitad. Así, el mercader se dirigió hacia el pozo y comenzó a descender por la cuerda. Entonces, obedeciendo a la estratagema, la mujer de Halcón Gris cortó la soga del pozo y se llevó la montura y los tejidos del mercader con intención de venderlos, pues con eso podrían vivir una larga temporada.
Así era Halcón Gris. Un bandido que, incluso estando crucificado, encontró el modo de seguir con vida, logrando incluso un puesto de importancia en la guardia de Sevilla. Sin duda, uno de los personajes más carismáticos de La Predicción del Astrólogo.