Existen muchas técnicas, formas y métodos para escribir una novela. A través de internet, los libros y las redes sociales puedes encontrar una infinidad de recursos. Y es justamente por esta gran variedad que a veces resulta complicado entender qué puede funcionar para nosotros y qué no. Ten en cuenta que la única manera que tienes para elegir la modalidad que mejor se ajusta a tu forma de ser es probándolas todas hasta dar con la correcta. Aunque lo más importante que necesitas para escribir una novela es algo que únicamente tú puedes darte, como dijo Albert Einstein: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica juntas: la voluntad.” Sabemos que suena simplista, pero es cierto, si no sostienes tu carácter sobre unos pilares firmes cualquier cosa que aprendas puede que no sea suficiente para lograr tu objetivo, ya que faltará el aspecto más importante. Si tus fundamentos no son estables es probable que aquello que construyas se derribe fácilmente, así que no descuides este punto. Tu fuerza de voluntad, tu determinación, tu paciencia y tu constancia son los elementos que necesitas por encima de cualquier otra cosa. Solo así podrás empezar a escribir una novela. ¿Tienes estas características o las estás construyendo? Si tu respuesta es afirmativa, el paso siguiente es empezar tu formación como escritor. Aquí van unos puntos importantes en los que es bueno que te enfoques antes de empezar a escribir tu novela. Conoce tus malos hábitos Casi todos tenemos malos hábitos al escribir. Puede tratarse de faltas de ortografía que hemos automatizado a lo largo del tiempo e imprecisiones gramaticales, ya por ser bilingües o por simple confusión. Pero si quieres ser escritor necesitas liberarte de ellos. La solución es simple. Puedes mejorar tu gramática y tu ortografía estudiando y practicando sobre tus errores. Para ello puedes seguir cursos en modalidad presencial u online. Existe una gran cantidad de recursos de pago y otros completamente gratuitos a los que puedes acceder. Si es algo que sientes que tienes que trabajar, deja de posponerlo. No más excusas, empieza ahora mismo y libérate de tus malos hábitos lingüísticos. Escribe, escribe, escribe Sabemos que puede parecer la más obvia de las afirmaciones, pero para escribir un buen libro necesitas ante todo saber escribir bien. Y ahora vienen las dudas: ¿cómo sé si escribo bien? ¿cómo mejoro mi escritura? También en este caso existen una multitud de posibilidades que puedes emplear para evaluar tu capacidad como escritor. Puedes empezar por lo más sencillo. Pídele a un amigo o a alguien en quien confíes que lea lo que escribes. Aunque no se trate de un experto del sector será muy útil saber su opinión. Si lo que intentas comunicar llega de forma correcta e incluso genera alguna emoción o forma de empatía, algo debes estar haciendo bien. Descubre de qué se trata para conocer tus puntos fuertes, de lo contrario descubre en qué estás fallando. Ten en cuenta que a estas personas puede cegarles un poco su cariño por ti, así que coloca sus comentarios en cuarentena antes de emocionarte demasiado. Además, si no son lectores habituales sus opiniones no tendrán un valor muy alto, así que quizá te convendría explorar en otros lugares: grupos de lectores, etc. Por otro lado, lee a otros autores puedes aprender de ellos qué es lo que te gusta y ver qué te gustaría tener en tu estilo de escritura. No tienes que copiarlos, pero simplemente dejarte inspirar y aprender de los mejores. Empezarás a entenderte a ti mismo y a tu forma de escribir. Una vez que hayas comparado y editado varias veces tus textos habrás desarrollado la capacidad de ser autocrítico y de aplicar un análisis individual. Aun así puedes pedir la ayuda de expertos, seguir cursos especializados o estudiar un buen manual sobre el tipo de escritura que más te interesa para aprender la teoría. Por último, lo más importante para mejorar en tu escritura es escribir, escribir y escribir. Solo haciéndolo podrás mejorar sin parar hasta el día en el que estés satisfecho de ti mismo y te sientas seguro para empezar tu novela. Desata toda tu creatividad Ser creativos es claramente uno de los requisitos indispensables para escribir historias que intriguen e interesen. Aunque como veremos en otros artículos, no es suficiente la creatividad para escribir novelas. Una vez que hayas despertado tu parte creativa, conjuntamente, tendrás que aprender la técnica con la que comunicar esa misma creatividad. Pero no te obligues, ya que la creatividad tiene una característica curiosa: si se la fuerza se empieza a bloquear, deja de fluir y nos abandona. Si no te sientes creativo busca algo que llame tu atención o que despierte tu curiosidad. Verás que las ideas no tardarán en llegar. Una buena idea es anotar todo lo que te venga a la mente, incluso sin seguir un orden. Podrás darle una forma más estructurada más adelante, pero por el momento no te preocupes; disfruta de tu ser creativo. Recuerda, el Universo tiende a la entropía, al desorden y eso mismo es el acto de crear que rige la creatividad. Lee todo lo que puedas Leer es una de las costumbres más importantes para un escritor. Probablemente no es algo que te resulte difícil hacer, ya que si te gusta escribir eso quiere decir que te encantan los libros. Pero es bueno recordar que una técnica útil para mejorar tu escritura y tu capacidad de interpretación es salir de tu área de confort. Disfruta autores que no sueles leer, cambia géneros y explora las bibliotecas de tus amigos. Leer libros diversos es una manera para estimular tu mente. Y quien sabe, quizás a través de este ejercicio terminarás incluso descubriendo algo nuevo sobre ti mismo. No olvides que la labor del escritor requiere coraje y es un recorrido a través del cual podrás reencontrarte y conocer mejor lo que te rodea. Tu experiencia personal como lector influirá sobre tu escritura, por eso es importante
El placer de leer, el placer de escribir
Escribir y leer son dos actividades que se complementan la una con la otra, el escritor no existe sin el lector y viceversa. Se trata de una relación anacrónica que queda impresa en la celulosa, pero que se da solo en el momento en el que alguien decide abrir un libro entre sus manos y empezar a leer. Antes de adentrarme en este tópico tan interesante os voy a contar mi relación con la escritura y la lectura, ya que estas dos actividades ocupan la mayoría del tiempo de la vida de un autor que son leer y escribir. De hecho una novela tiene dos fases, la lectura que antecede a la segunda fase de la escritura: leer escribir, leer escribir, leer escribir… Leer es como viajar Las páginas de los libros que leemos marcan nuestras vidas. A través de la lectura podemos experimentar lo que estamos leyendo casi como si lo estuviéramos viviendo en primera persona. Gracias a la capacidad que tienen los libros de trasportarnos hacia otros mundos. Así mismo, cada vez que nos dejamos llevar por las palabras de una novela estamos explorando una nueva realidad compartida por el escritor, los personajes y el lector: una experiencia única que activa nuestra imaginación. Deteneros por un momento y leed el siguiente fragmento: “La novela comienza en una estación de ferrocarril, resopla una locomotora, un vaivén de pistones cubre la apertura del capítulo, una nube de humo esconde parte del primer párrafo. Entre el olor a estación pasa una ráfaga de olor a cantina de la estación. Hay alguien que está mirando a través de los vidrios empañados, abre la puerta encristalada del bar, todo es neblinoso, incluso dentro, como visto por ojos de miope, o bien por ojos irritados por granitos de carbón. Son las páginas del libro las que están empañadas como los cristales de un viejo tren, sobre las frases se posa la nube de humo. Es una noche lluviosa; el hombre entra en el bar; se desabrocha la gabardina húmeda; una nube de vapor lo envuelve; un silbido parte a lo largo de los rieles brillantes de lluvia hasta perderse de vista.” Leyendo el párrafo de la famosa novela de Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero, todos hemos creado en nuestra mente un escenario repleto de detalles. Incluso nos habremos situado dentro de la misma escena sin darnos cuenta. Pero seguramente cada uno de nosotros lo ha imaginado de forma completamente diferente, aplicando un criterio individual y subjetivo. La experiencia subjetiva de la lectura Leer es un acto muy singular que nos permite activar una especie de piloto automático. Las palabras del escritor son las que nos guían. Podemos imaginar escenarios, entretanto las descripciones, los personajes y el autor nos acompañan. Durante la lectura estamos a solas sin estarlo. Aunque hay quienes comparten este momento leyendo en compañía. Para muchos se trata de una actividad que aporta placer, un momento de ocio, un nuevo estímulo, un espacio en el que se mezcla lo ficticio con lo real. Pero como hemos visto cada persona vive la lectura a su manera, y esto no se limita solo en cómo representamos lo que estamos leyendo sino también en la manera en que la misma lectura influye sobre nosotros. Para mí leer es todo esto. Pero, sobre todo, es una actividad que me aporta paz. Me relaja, me conecta conmigo mismo. Afinidades de género literario Es importante también recordar que existen una infinidad de géneros que producen una reacción diferente en cada persona. De esta manera terminamos construyendo nuestros gustos y a veces incluso descubrimos una mayor afinidad con un género con respecto a otro. Yo como sabéis leo mucha novela histórica. Pero me gusta también la novela de aventura, con Clive Cussler a la cabeza, y tengo momentos en los que me enfoco en otros géneros. Por ejemplo, hubo una época, hace ya bastantes años, que leía todo lo que caía en mis manos de Robin Cook, que escribe thriller médico. La búsqueda de un género favorito es algo que surge de manera espontánea… leyendo os daréis cuenta de cuál es el vuestro. Escribir es como pintar En el acto de escribir el escritor crea el destino al que sus lectores podrán viajar. Pinta con sus palabras el mundo de los personajes, los elementos que quiere mostrar y los que prefiere esconder para que el lector mismo los descubra. Escribir es un lugar sin lugar, es un profundo intercambio, es una forma de comunicación que no tiene tiempo. Autores que ya no nos acompañan y escritores contemporáneos se dejan conocer por el lector. Yo diría que la escritura es un refugio, un espacio que es solo mío, en el que me evado de otras cosas y me convierto en Dios para crear otros universos, otras personas, y manejar sus vidas. Es un espacio de disfrute, de vivir otras vidas. ¡Todo el mundo debería probarlo! La experiencia de escribir La mayoría en algún momento de nuestras vidas hemos aprendido a escribir. Esto se da en la etapa evolutiva de la niñez y aprender a escribir viene después de aprender a leer, así que se empieza con el viaje para un día poder pintar un destino. Mi primera imagen de mí escribiendo que recuerdo fue hacia mis 9 o 10 años… recuerdo que tenía un lápiz en la mano en el suelo en casa de mis padres y escribía historias de piratas porque justo había descubierto El corsario negro. Leo desde siempre. Escribo desde casi siempre. Mi primera experiencia como escritor Yo he sido afortunado, un auténtico privilegiado, en ese sentido: la primera novela que escribí, aunque no se publicara, me abrió las puertas de una agencia muy importante. No me sentí fracasado, porque era evidente que la novela tenía cierta calidad, de lo contrario no habría firmado con la agencia. Pero algo fallaba, algo no tenía bien trabajado. Descubrirlo no fue un proceso rápido ni simple. Me tocó investigar mucho, estudiar mucha teoría narrativa para
Tipos de novelas históricas que más cautivarán tus sentidos
[et_pb_section fb_built=”1″ _builder_version=”3.22″ global_colors_info=”{}”][et_pb_row _builder_version=”3.25″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” global_colors_info=”{}” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text _builder_version=”3.27.4″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” hover_enabled=”0″ global_colors_info=”{}” sticky_enabled=”0″] ¡Llegó el momento de conocer algunos tipos de novelas históricas que quizá no conocías! Un género con tanto desarrollo como la novela histórica, no se podría definir fácilmente en un bloque monolítico; por el contrario, el paso del tiempo ha hecho que desde las primeras obras de Scott hasta nuestros días haya corrido mucha agua bajo el puente de este subgénero narrativo. Al igual que tú, disfruto de la novela histórica, de modo que creo que podrías tener excelentes noticias sobre el género en este post. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/11/42.png” alt=”Tipos de novelas” title_text=”Tipos de novelas” _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.7.7″ _module_preset=”default” hover_enabled=”0″ global_colors_info=”{}” sticky_enabled=”0″] La novela histórica ha sido ampliamente conceptualizada, tipificada y caracterizada. La mayoría de los autores coinciden en que, al poseer un rango tan amplio, su definición debe actualizarse cada poco tiempo para adaptarse a los nuevos rasgos y elementos de estudio que esta presenta. Siendo así, algunos estudiosos llegan a equipararla con otros subgéneros, como las memorias, el diario, la crónica, la biografía, la leyenda y la epopeya. Este subgénero se basa en textos que presentan una perspectiva estética y ordenada de eventos y situaciones documentadas que van entre la ficción y la referencialidad. Aquí el autor juega, como no podía ser de otra forma, un papel fundamental al escoger a su público y el tiempo que regirá en la obra. Al exigírsele una cierta veracidad, la novela busca mostrar los modos de vida, circunstancias y usos diarios de la gente, lo cual nos permitirá satisfacer la curiosidad y comprensión por el ayer. La presencia en la novela de este andamiaje histórico servirá para mostrarnos los modos de vida, las costumbres y, en general, todas las circunstancias necesarias para nuestra mejor comprensión de aquellos días que estamos mostrando a través de nuestro texto. Y sin embargo, el autor no olvida que en su obra todo el elemento histórico es accesorio, decorativo, lo que lleva peso real es la novela. En este punto se define si la obra es una novela histórica o no. La ficción y la historia no se amalgaman naturalmente, dependerá del tratamiento con el cual el autor logre entretejer hábilmente estos dos hilos de seda, y aún así, los colores (ficción uno e historicidad el otro) de los hilos podrían seguir distinguiéndose tras el tejido. El trabajo del autor es, precisamente, lograr que no se diferencie uno del otro. Sin duda este es género novelístico que conlleva ciertas dificultades, donde quizá la mayor de ellas para el novelista residirá en hallar el equilibrio, la estabilidad entre los elementos contextuales, los personajes históricos y los ficticios sin que uno destaque sobre los otros. Si pierde el rumbo al reconstruir el pasado, la novela podría catalogarse como un texto de intenciones académicas novelado; si por el contrario transita enteramente por la ficción, mostrará personajes y temas pseudohistóricos. Si adentrarse en la teoría es lo tuyo, te invito a revisar este material en el que hallarás buenos datos sobre el apasionante tema que nos ocupa. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/11/43-1.png” alt=”Tipos de novelas” title_text=”Tipos de novelas” _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.10.7″ _module_preset=”default” hover_enabled=”0″ global_colors_info=”{}” sticky_enabled=”0″] Otro elemento importante para analizar antes de pasar a la tipología tiene que ver con la distancia temporal necesaria entre el presente del autor y la historia narrada. Este no es un punto sencillo de determinar, pues varía bastante entre los críticos. Ferreras asevera que las novelas históricas pueden construirse de tres formas: “alejándolas en el tiempo y llegando a lo que pudiéramos llamar novela arqueológica; alejándose hasta la generación de los abuelos; o, finalmente, escribiendo acerca de la actualidad histórica contemporánea o muy presente”. NOVELA ARQUEOLÓGICA, CATÁRTICA Y FUNCIONAL Sobre la base de esta discrepancia temporal, el analista argentino Noé Jitrik propone en su libro “Historia e imaginación literaria, las posibilidades de un género” un esbozo de tipología del género, ya no sobre la base del tratamiento ideológico de la historia en las novelas sino a partir de la distancia y la relación entre el contexto del “referente” y el contexto del “referido”. Así, existen para Jitrik tres tipos de novela histórica: arqueológica, catártica y sistemática o funcional. En el primer caso, la distancia entre ambos contextos históricos es profunda. En el caso de la novela catártica la distancia es mínima, los contextos se confunden y, como lo indica la denominación en ella, “se canalizan necesidades analíticas propias de una situación de cercanía”. Por último, está la novela funcional o sistemática, cuyo objetivo no es sólo narrar la historia sino examinar algunos de sus momentos. SI te interesa conocer más sobre la obra de Jitrick y del movimiento de la novela histórica en Argentina revisa este link. Novela histórica ilusionista Otros autores clasifican el subgénero en ilusionista y antiilusionista. En la primera lasificación, el autor procura dar un velo de veracidad, de legitimidad y utiliza para ello todos los recursos posibles para lograrlo al entrelazar los sucesos descritos. De tal manera que su intención es inducir una impresión de realidad en el punto de vista del narrador. Por ello, uno de los recursos que utiliza es la inclusión de pasajes preparados con pruebas que reafirman su versión de los hechos. Estas inclusiones dan veracidad a fragmentos, y el uso habitual del recurso apoya la solidez que busca para su obra. Novela histórica antiilusionista La novela histórica antiilusionista tiene cabida en Europa desde finales del siglo XIX y conserva una aceptación extendida hasta hoy. En ella, esta vertiente permite al lector, sea historiador o no, un sesgo resaltante en la descripción de los sucesos. El recurso reinterpretativo de eventos aislados es su materia; entonces, para el escritor resulta imprescindible ensamblar la línea argumental incluyendo segmentos enteramente ficticios. Cabe destacar que su narrador es mucho más subjetivo, y puede llegar a tomar una posición lejana y menos afectada por el desarrollo de los sucesos. Episodio nacional y novela histórica postmoderna Para cerrar esta clasificación de
Libérate de estos mitos si quieres ser escritor
Con mucha probabilidad has llegado hasta aquí porque quieres ser escritor. Puede que aún no hayas empezado a redactar tu primera novela y que lleves años con esa historia dentro de tu cabeza, ahí se ha quedado y no sabes como dejarla salir. O a lo mejor ya la has escrito e incluso has buscado una editorial para publicarla. En ambos casos puede ser que tus expectativas no hayan terminado cumpliéndose del todo, sigues con dudas y preguntas que comienzan con algún cómo y muchos porqués. Si te ves reflejado, no te preocupes, querido autor novel: el oficio del escritor requiere tiempo, es trabajo y es arte, pero sobre todo es aprender, planificar y darle vida a tu escritura. Recuerda lo que dijo Stephen King en su autobiografía Mientras Escribo: “Las palabras crean frases, las frases párrafos, y a veces los párrafos se aceleran y cobran respiración propia.” En este artículo voy a darte unos recursos para que puedas empezar a desarrollar tu carrera como escritor, pero antes necesito que te liberes de estos 5 mitos que todo autor novel, antes o después, ha terminado creyéndose. Primer mito: No tengo suficiente talento Este es un clásico que echa para atrás a un gran número de aspirantes a nuevos escritores que a menudo terminan dejando de lado su sueño por esta razón. Si tú también te lo has creído tengo una buena noticia para ti: la mayoría de las personas no nace con una capacidad innata, o lo que se le llama un talento. Lo que sí es cierto es que todos los que quieren escribir tienen una pasión en común, la escritura, y eso hace que pasen gran parte de su tiempo escribiendo y mejorándose hasta dar con el punto. De esto se trata. Saber escribir no es un don; como todas las cosas, se aprende a través de la práctica, probando una y otra vez, analizando los errores y corrigiendo la técnica narrativa. La constancia es la clave que necesitas tener y cultivar. Recuerda, nadie nace sabiendo. Segundo mito: Necesito estudiar una carrera en la universidad La decisión de estudiar en la universidad reside en diferentes razones, como aprender algo nuevo, favorecer capacidades que sentimos tener dentro de nosotros o el deseo de adquirir un conocimiento más profundo sobre un tema específico, aunque para muchos la causa principal suele ser conseguir un título oficial que les dé acceso a un nicho laboral y les permita ejercer una profesión en concreto. Sin embargo, es importante recordar que no todos los trabajos se aprenden en la universidad. Es común pensar que para escribir una buena novela es necesario estudiar una carrera como Comunicaciones, Literatura, Lenguas, Letras… y que sin ello sería imposible, o muy difícil, ser un escritor. Bien, ¡no es así! Para ser escritores y escribir novelas la universidad no es un requisito indispensable, porque ninguna carrera enseña a ser escritor. Si te interesa enriquecer tu cultura y quieres tenerla como guía, adelante; es muy buena idea. Pero si tu objetivo es ser escritor necesitas “tan solo” enfocarte en aprender y aplicar los conceptos de una asignatura en concreto: la narrativa. Para ello, fórmate a través de cursos de escritura que te ayuden a trazar tu camino. Si aún estás pensando que a lo mejor te vendría bien la universidad para ser escritor, piensa en las historias de grandes escritores que demuestran lo contrario, como Michael Crichton o Sir Arthur Conan Doyle. Ninguno de los dos estudió en la universidad para ser escritor, sino para ser médicos; sin embargo, ¡escribieron novelas reconocidas mundialmente! Tercer mito: Ya nadie lee Puede que sea cierto que hoy en día se lee mucho menos con respecto al pasado, pero también es cierto que el número de personas alfabetizadas que tienen acceso a la cultura es mucho mayor. En cada una de ellas hay un potencial lector al que puedes llegar. No se trata de que lo que escribes le guste a todo el mundo, sino de que haya gente a la que le guste lo que escribes. Las personas leen cuando se siente inspiradas por un libro que se cruzan en el escaparate de una librería, cuando un amigo les cuenta la historia de una novela que lo ha cautivado. O incluso navegando por internet al dar con los comentarios de un blog que terminan convenciéndolo. Hay infinitas maneras en las que los lectores pueden encontrar tu novela, pero si nunca la escribes ese encuentro jamás se dará. Citando al poeta Pier Paolo Pasolini, recuerda que el rol del escritor es extremamente relevante para la sociedad. Aportar creatividad e inspiración con lo que se escribe es algo indispensable, que trae nueva vida y estimula el ambiente en el que vivimos de maneras directas e indirectas. Por esto la profesión del escritor nunca va a morir, y por las mismas razones siempre habrá voraces lectores en la espera de novedades. Necesitamos cultura, necesitamos escritores, necesitamos libros para leerlos. Cuarto mito: Las editoriales no publican nuevos autores Este probablemente sea el punto más difícil de aceptar para un autor novel y es un tema muy importante que hemos tratado con más detalle en este artículo. Es verdad que muchos aspirantes a escritores envían sus novelas a las editoriales y reciben un “no” como respuesta. Precisamente alrededor de esta experiencia compartida por la multitud se ha creado esta falacia que enreda a un gran número de escritores noveles. Pero entonces, si esto pasa realmente ¿por qué lo llamamos un mito? La razón que hace que la mayoría de las novelas de los autores noveles sean rechazadas no reside en el hecho de que las editoriales no quieran publicar a un nuevo autor emergente, sino en la escasa calidad de ese trabajo. Cuando las novelas son de calidad y tienen potencial de venta las editoriales no dudan ni por un momento y las publican, ya que para ellas se trata de un negocio. Tienes que buscar el verdadero origen del rechazo de tu trabajo. Sé que
¿Por qué escribo novelas históricas?
En este artículo quiero contaros por qué escribo novelas históricas, pero antes me gustaría compartir una frase del maestro del género de terror Stephen King: “En mi opinión, escribir es un acto secreto, tan secreto como soñar.” Cuando un escritor cuenta detalles sobre su escritura está compartiendo un secreto íntimo con sus lectores. De esto se trata esta serie de artículos. Os contaré cómo las novelas históricas se relacionan con todos nosotros por su origen y cómo llegó a apasionarme tanto este género. El origen de las novelas históricas En la Literatura Europea las novelas históricas empezaron a tomar forma durante el Romanticismo. Entre los autores de ese siglo cabe destacar: El escocés Sir Walter Scott con Ivanhoe, ya que se trata de uno de los libros que ha hecho apasionar a este género a muchos escritores contemporáneos incluyéndome a mí mismo. El ruso Leo Tolstoy con su renombrado Guerra y Paz. Así como las 137 novelas que componen el proyecto La comedia humana, una colección inolvidable en la que Honoré de Balzac relata la vida en Francia tras la influencia de Napoleón. Y el escritor James Fenimore Cooper. Si no habéis leído ninguna novela de este último autor es casi imposible que no conozcáis la famosa adaptación cinematográfica de su libro El último de los mohicanos. No obstante, los verdaderos orígenes de la novela histórica tienen un comienzo mucho más antiguo y cosmopolita. En todas las culturas se ha dado a mezcla del elemento histórico y del ficticio en la escritura, incluso antes del Imperio Romano. Tenemos prueba de ello en el folclore literario, en la antigua literatura Griega y Romana, así como en los relatos de la mitología que han llegado hasta nosotros. Contar historias siempre ha sido parte de nuestro ser sociales, primero oralmente y sucesivamente por escrito. Las historias están ligadas a nuestra supervivencia como especie y la causa precursora de la novela histórica radica en nuestra estructura social y en ese placer que fue y sigue siendo trasmitir los eventos generación tras generación. Empezar a escribir novelas históricas Casi nadie recuerda el momento exacto en el que empezó a escribir, pero muchos tenemos la sensación de que “escribimos desde siempre”, y probablemente sea cierto. Para todos los amantes de la escritura escribir fue como un amor a primera vista, y aunque no recordemos el momento exacto, tenemos constancia en el presente de que no podemos prescindir de la escritura. Cuando escribimos es casi como si reconectáramos con ese yo que hace tanto tiempo dibujó sus letras por primera vez. Y lo mismo nos pasa con la lectura, pero en este proceso pasa algo más. Cuando leemos empezamos a apasionarnos por un cierto tipo de escritores y quizás por un cierto género ya desde muy pequeños. A veces esa elección nos acompaña por toda la vida. Yo he sido un lector precoz y mi inclinación hacia este género empezó desde muy pronto acompañándome a lo largo de toda mi existencia. Comencé con historias fantásticas: leí Momo y La historia interminable, que por cierto fue el primer libro que recuerdo que me hiciera llorar. Pero muy pronto, hacia los 10 años empecé a leer historias como El corsario negro, Ivanhoe, La flecha negra, Quintin Durward… todos libros que dejaron una profunda huella en mí como lector y sucesivamente como escritor. Luego, en el género de la novela histórica, hay varias obras, más que autores, que me marcaron entre ellas Shogun, El Médico y Los pilares de la Tierra. He de decir que el autor que realmente me hizo dar el paso fue Tolkien, creo que es uno de los autores que más escritores ha formado en la Historia y también es mi caso. Cuando leí El señor de los anillos pensé: “Yo quiero hacer cosas como esta”. Y a ello me puse. ¿Cómo me convertí en autor de novelas históricas? Empecé a escribir novela histórica casi de casualidad. Hijos de Heracles nació como una novela de fantasía. Quería colocar a los personajes en una ambientación muy brutal, muy severa. Me acordé de Esparta y empecé a documentarme sobre el modo de vida allí. Cuando trasladé todo eso a la novela, un amigo me comentó que debería tener el valor de dar el paso y escribir la novela histórica que latía en aquellas páginas. Le hice caso, ¡y aquí estoy! El momento dedicado a la investigación La novela histórica me encanta porque me enriquece a nivel personal. Soy curioso, y el proceso de documentación sacia mi curiosidad, aprendo muchos aspectos interesantes. Me ayuda además a entender que el ser humano no cambia, siempre comete los mismos errores porque lo mueven las mismas pasiones. Me ayuda también a conocer otras formas de pensar, y a vivir otros tipos de vida. El proceso de documentación es justamente ese momento en el que se investiga sobre los hechos históricos que acontecen alrededor de lo que uno quiere contar. Las fuentes de esa búsqueda son interminables, yo leo libros, tesis doctorales, busco artículos en revistas especializadas, miro documentales, películas e incluso recurro a expertos académicos cuando necesito aclarar alguna duda. Todo es fuente de inspiración y de información y puede llegar a ser valiosa cuando sucesivamente llegue el momento de escribir. Esta es una etapa clave en toda novela, pero especialmente en la novela histórica. El grueso de la investigación es anterior. No puedes escribir de algo que desconoces, menos aún en la novela histórica. Así que antes de empezar siquiera a planificar lo que será la novela vienen varios meses de documentación. Luego, a medida que avanzas en la escritura, tienes que ir parando aquí y allá para buscar algún detalle o aspecto concreto que no habías tenido en cuenta previamente. El equilibrio entre verdad y ficción Todas las novelas históricas tienen un elemento de verdad basado en la historia real y uno creativo basado en la imaginación y en como se quieren describir los elementos de esa historia. En las novelas históricas debemos generar un equilibrio entre estos dos
¿Por qué es tan apasionante la novela histórica? ¡Aquí te lo contamos!
[et_pb_section fb_built=”1″ _builder_version=”3.22″ global_colors_info=”{}”][et_pb_row _builder_version=”3.25″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” global_colors_info=”{}” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text _builder_version=”3.27.4″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”] Esta pregunta tiene múltiples respuestas. En este post te daré algunas claves sobre uno de mis amores más profundos, la novela histórica. Seguro que compartirás mi afición. Pienso que hasta ahora la novela histórica es lo más parecido a una máquina del tiempo que ha inventado el ser humano. Basta con abrir las páginas de una buena novela de este subgénero narrativo para que empieces a escuchar en tu fuero interno como empieza a rugir grandilocuentemente el motor del DeLorean que todos tenemos en la mente. Después, basta con abandonarse en la lectura, con dejarse llevar de la mano del narrador de turno, ataviarse con un traje de época para que no nos reconozcan y disfrutar la experiencia. La novela histórica no es un libro de historia; flaco favor te haría diciendo que la literatura suplirá con rigor a la ciencia social que nos permite formarnos sobre el pasado: aquellos que no lo recuerdan, están condenados a repetirlo. Sin embargo, podríamos coincidir en que la novela histórica nos deja una puerta abierta para que nos interesemos por la Historia, nos invita a vivir momentos de una forma que puede resultar más amable, menos académica, porque reitero, no es su oficio darnos lecciones; por ello, desde su atalaya de la ficción, un autor nos entrega datos que pueden ser ciertos, o no, y los cuales nos ayudarán a tener una visión más amplia del mundo. En el caso de algunos docentes de literatura que conozco promocionan este tipo de lectura entre padres y jóvenes, pues muchos títulos tienen gran fuerza y permiten esa aproximación ya señalada a aspectos históricos que pueden ser relevantes para las asignaturas de Historia, Literatura o la vida misma, pues la literatura, sin duda es cultura. ¡Debemos fomentar la lectura! [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/11/44-1.png” alt=”novela histórica” title_text=”novela histórica” _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”] Una historia, un viaje… una novela histórica Otra de las razones que me motiva a leer novela histórica es viajar. Y cómo no, si un buen viaje enriquece nuestras vidas. Moverse, en este caso, a lugares que no podremos visitar físicamente porque están situados en tiempo y forma muy lejos de nosotros me resulta profundamente atractivo. Podremos ir al Coliseo Romano, visitar Atenas y sus ruinas, pero el viaje que realizas al sumergirte en una buena novela histórica no es comparable, siempre en el mejor sentido: ¡leer compensa más! Si el libro es bueno, si el escritor fue riguroso al investigar, si el libro es capaz de poner combustible al DeLorean, podríamos recrearnos en el modus vivendi de la comunidad visitada. Apasiona recrear en nuestras mentes las grandes locaciones descritas: pasear por un antiguo mercado y conocer los alimentos y enseres que allí se vendían, la música que escuchaban, a los juglares declamar, identificar los olores, y todo eso mientras observas cómo se teje una red de intrigas alrededor del personaje principal, es un dos por uno que solamente da la novela histórica. De la misma forma, se puede visitar un palacio, una escuela, una plaza e imaginar los trajes de la época bellamente descritos, los cuales nos hablan de las telas, las texturas, los patrones… Un buen escritor nos devela la moda y el modo de vestir de la época. Con el poder creador de su pluma (o su teclado, según sea el caso) nos da un billete con el que presenciar la belleza de los diversos oficios ancestrales, o puede situarnos entre los fieles servidores de la inalcanzable Cleopatra para, desde la distancia corta, admirar su belleza y caer rendidos ante su poder. ¿Y qué más es la novela histórica? La novela histórica resulta tremendamente democrática y universal, ahí radica su éxito: las hay para todos los gustos; podemos hacer con ella un recorrido por todos los momentos cumbre de la Historia, locales, regionales, nacionales, internacionales, continentales y mundiales. Cómo no iba a rendirse la comunidad lectora que cada día crece más ante la novela histórica, si nos ha llevado a presenciar hechos que han cambiado nuestra forma de concebir la convivencia, la civilización, tales como las Guerras Mundiales. Nos ha invitado a conocer de cerca a tiranos como Hitler o Musolini, a vivir el horror, la tristeza y el dolor encarnado de la lucha antiterrorismo en España, a conocer las victorias y derrotas en ultramar de los conquistadores, a recorrer todos los caminos que conducen a Roma, a conocer a los emperadores, a coexistir con la realeza francesa, inglesa, portuguesa y española; a padecer las guerras entre árabes y cristianos, a padecer los horrores de la inquisición… La novela histórica es valiente, está hecha con una madera similar a la del periodismo, no tiene miedo a investigar tema alguno. Se ha atrevido a mostrar los secretos mejor guardados de los palacios, a correr cortinas en el propio Vaticano, a meterse en las entrañas de las operaciones terroristas, a descifrar los enrevesados códigos de operaciones militares. La novela histórica es sensible, pero también aguerrida; ha vestido la piel de los condenados a morir en las decenas de campos de concentración, se ha metido en las trincheras de las incontables guerras, se ha subido a los carruajes de los grandes como Marco Polo o los humildes rebaños de un pastor. Nos da la oportunidad de ver que el ser humano, al igual que la historia, son cíclicos y por ende, no cambian. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/11/45-1.png” alt=”novela histórica” title_text=”novela histórica” _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”] La pasión de la novela histórica Cómo no iba a apasionarme la novela histórica si me ha contado la historia de la mujer que nadie cuenta, una historia de verdad en la que ella han construido el mundo codo a codo con el hombre, en la que, con atuendo de maestra, abandonó el afecto familiar para ejercer su vocación en África, con atuendo de religiosa viajó a América a entregar su servicio, con atuendo de madre a llorado a los
7 claves al aplicar corrección de texto y estilo a tus novelas
[et_pb_section fb_built=”1″ _builder_version=”3.22″ global_colors_info=”{}”][et_pb_row _builder_version=”3.25″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” global_colors_info=”{}” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text _builder_version=”3.27.4″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”] ¡Llegó el momento de aplicar texto y estilo a las novelas que escribas! “La papelera es el primer mueble en el estudio del escritor”. Esta potente frase atribuida a Ernest Hemingway nos ayuda a entender el contexto del tema del artículo que te traigo: la corrección de texto y estilo de tu novela. No es un secreto que una novela que merezca la pena leer no estará lista al primer intento, de ser así no habría suficientes estantes en las librerías y bibliotecas del mundo; por el contrario, a una historia debe exigírsele, desde el momento de su concepción, que cumpla con los mínimos, y en el desarrollo que se acerque a los máximos niveles de perfección. ¡Estoy seguro de que este post te ayudará a utilizar cada vez menos la papelera! Lo primero que debo decirte es que en el mundo de la corrección “cada maestrillo tiene su librillo”, múltiples son los métodos, los caminos y las recetas para llegar. Aquí importa mucho que te formes para identificar los fallos de forma y de fondo que pueda tener tu texto antes de ponerlo en manos de correctores profesionales. Por cierto, este granado oficio de la corrección de estilo es un buen apoyo, vayan mis saludos para esta comunidad. Contratar este tipo de servicios antes de publicar tu novela, o incluso antes de enviarla a un editor o agente, es lo mejor que podrás hacer, pero si deseas dar los primeros pasos por tu cuenta, estás en el post ideal. Al iniciarte en estas lides te surgen dudas como éstas: ¿y qué voy a corregir? ¿Por dónde empezar? ¿Cuándo hacerlo? ¿A quién puedo confiar mi libro para que sea lector cero? ¡Si tomaste la decisión de hacerlo tú mismo, emprende el viaje con entusiasmo y seriedad, documéntate! Un mecánico, un cirujano, un odontólogo conocen bien las herramientas de su profesión; para un escritor no tiene por qué ser diferente. Cuanto más conozcas tu idioma y la forma de crear con él, mejor serás capaz de crear un universo distintivo en el que el lector se sienta cómo e interesado por la historia que deseas contarle.. https://blog.lengua-e.com/ brinda enriquecedoras guías sobre el uso de nuestro español. Una revisión básica debe abarcar tres elementos fundamentales: la corrección ortotipográfica, la corrección de estilo, y la propia corrección de aspectos de la esfera literaria que nos ocupa en el oficio narrativo. Si quieres profundizar en la primera y la segunda te sugiero que leas con atención este artículo, la autora abarca un amplio margen, desde el uso de signos de puntuación, concordancia y uso de adverbios. Así como en la corrección de estilo desde el orden de las frases hasta el abuso de sinónimos. Pero si lo prefieres, en mi sección Ortografía y Gramática, te facilito muchos posts sobre este apartado. 7 claves para aplicar la corrección de texto y estilo Guarda la novela. Toma distancia Al escribir te apegas a tu novela, por lo que intentar corregirla objetivamente costará más. Cuando termines la historia, abandónala un tiempo prudencial, que variará según tu propia experiencia. Hay quien señala que pueden ser meses incluso. Toma contacto cuando sientas que eres un nuevo lector, desconectado, capaz de encontrarte con el texto como si no fuera tuyo. Sube de escalón en escalón Dicen que quien mucho abarca, poco aprieta. Si los nervios o la premura te conquistan y deseas corregir todo al mismo tiempo, difícilmente avanzarás. Te recomiendo entonces centrarte en capítulos, etapas, elementos específicos (personajes, historia, descripciones). [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/11/94.png” alt=”Texto y estilo” title_text=”Texto y estilo” _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”] Corta el cordón umbilical La obra que corriges quiere emanciparse, pero para ello debe pulirse. Piensa como un revisor objetivo, no como un escritor enamorado ciegamente de su obra. Aprovecha para enjuiciar las escenas, a los personajes, las referencias, al narrador. Verifica que no te has repetido en otros textos. Implícate, sin afectos, en este trabajo de detective que busca fallos. Hora de deconstruir En este paso necesitamos lápiz y papel, si te gusta lo clásico, o tu aplicación digital favorita para tomar apuntes. Revisa minuciosamente la línea del tiempo, el sentido, la lógica de la historia; pregúntate qué papel juega cada personaje, si debe quedarse o es prescindible. No habrá mejor momento para deconstruir, para tener una mirada descarnada, tomar notas y empezar a acoplar los tornillos flojos que pueda tener la obra, por grandes o chicos que sean. ¡Recuerda mantener la objetividad y arrojar, sin dudar, a la papelera lo que no funcione! Piensa como cuentacuentos Ya pensaste en cómo mejorar tu historia, su cronología y el ambiente. Has intentado que fueran los ideales y mejor logrados para el mensaje que esperas transmitir. Ahora analiza cómo lo contaste. En esta corrección de estilo tendrás que vigilar con ojo avizor la estética del texto, la fluidez, que no haya palabras ni frases repetidas o desordenadas, la pobreza léxica, el exceso o defecto de conectores, los clichés. Y eso, entre muchos otros elementos que determinan la grandeza y trascendencia de una obra. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/11/95.png” alt=”Texto y estilo” title_text=”Texto y estilo” _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”] Que reine la sencillez expresiva Las oraciones y frases que utilices pavimentarán el éxito de tu novela. Pon la lupa en la extensión y forma de tus frases, analiza si usaste abundante cantidad de adverbios y/o adjetivos; verifica que las ideas estén encausadas, preferentemente con un único verbo. ¿Quieres enamorar a tu lector? Sé concreto, cuida que la novela no sea un cascarón vacío que habla y habla, pero no dice nada. Desempolva el diccionario Toca el turno a la corrección ortotipográfica. En este aspecto pon todo el empeño y olvida que tienes buena ortografía, incluso al mejor cazador se le escapa una liebre. La Real Academia de la Lengua puede haber cambiado alguna regla o palabra desde la última vez que estuviste analizando este tema; de igual forma
10 hábitos para escribir y terminar una novela con éxito
[et_pb_section fb_built=”1″ _builder_version=”3.22″ global_colors_info=”{}”][et_pb_row _builder_version=”3.25″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” global_colors_info=”{}” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text _builder_version=”3.27.4″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”] ¿Quieres terminar tu novela con éxito? ¡Has llegado al artículo indicado! Un cocinero que triunfa (sea en el hogar o en la alta cocina) no halla el éxito en la felicitación tras realizar un delicioso plato. Entendió el ritual, lo hizo suyo, tomó el tiempo para formarse, entender las recetas, conocer los ingredientes, saber dónde, cómo, cuándo y a quién comprárselos. Luego a cocinarlos, que significa dominar los elementos, el fuego, los metales, las texturas, los olores, los sabores; el éxito no es cruzar una meta, es la suma de cada paso andado. Como todo en la vida, las habilidades se adquieren por la práctica constante. Ya lo señalaba el refranero popular ¡lo que bien se aprende jamás se olvida! Y, sin duda, a escribir se aprende escribiendo. Comencemos por analizar a qué te dedicas. Si no eres un escritor a tiempo completo, si debes compartir tu tiempo laboral y familiar con el oficio de escritor, como seguramente es tu realidad, llegaste al post adecuado. Ahora bien, si deseas escribir una novela realmente exitosa debes esforzarte por tener un método que abarcará grandes ámbitos de tu existencia, que transformarán, incluso, tu estilo de vida. ¿Qué camino seguir entonces? ¿Cómo evitar el ocio, las distracciones? ¿Cómo hallar un lugar de paz para la creación en medio del barullo de familiares y vecinos? Pues si estás decidido a conseguir resultados con tu novela, sigue estos sencillos, pero efectivos hábitos que harán de ti un escritor en toda regla. ¡Comencemos! Elige sobre qué escribirás Toca comenzar. Lo primero entonces será escoger el género en el que quieres encuadrar tu obra: si será novela histórica, comedia, policiaca, romántica, de fantasía… Ubica tu posible nicho entre las múltiples posibilidades que te da la literatura. Debes, nunca mejor dicho, casarte con tu obra, dejar en ella todo el esfuerzo de investigación y creativo que sea posible. Perfila tu historia, desarrolla los escenarios, dale vida, caracteriza a tus personajes. Si necesitas apoyo en la creación de personajes, este artículo puede ser muy útil para ti. Da estos pasos con pie firme y con la convicción de que no abandonarás el proyecto y siempre pensando en darlo todo; conecta emocionalmente con esa historia que está naciendo, ¡implícate a fondo, deja en ella tu visión! Este esfuerzo verá sus frutos, pues te permitirá establecer un vínculo emocional con los lectores. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/11/Imágenes-internas-Blog-de-Teo-3.png” alt=”Terminar novela” title_text=”Terminar novela” _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”] Vence el temor El temor paraliza, genera inactividad. Un escritor que busca el éxito no puede permitirse ese lujo. Pregúntate para quién escribes; si la respuesta es que lo haces con intención de llegar a los lectores y enamorarlos con tu historia, entonces sé fuerte y enfréntate a ese miedo con hidalguía. Si lo que te inquietaba hasta ahora es el “qué dirán”, suelta las amarras. Echa el barco a la mar, mantén fuerte el timón y navega según la ruta trazada. Tu obra debe erigirse ajena a las presiones de opiniones de terceros, deja que tu proceso creativo florezca. Sé lo que sientes, alguna vez estuve en tu posición, con papeles llenos de apuntes queriendo despuntar. Puedes leer un poco más sobre mi experiencia, quizá te veas identificado y te sirva como inspiración o te dé alguna idea a seguir. Espero que pueda ayudarte a tomar el impulso que necesitas para ponerte a escribir. Sé el arquitecto de tu obra ¡Sin orden, no hay éxito! Parece una obviedad, aún así, debemos señalarlo. Un escritor exitoso crea un plan, como un arquitecto diseña planos que serán ejecutados con habilidad y precisión. La planificación es la piedra angular de toda edificación, la hoja de ruta de toda empresa; y no iba a ser diferente en tu novela. Tómate el tiempo que necesites para planificar todos los estadios de la obra y los elementos que la conformarán. De la misma manera, debes tener en cuenta para tu plan las herramientas que usarás (máquina de escribir, el móvil, ordenador, papel y lápiz), el espacio donde escribirás, tus horarios y demás variables que podrían influirte. Te sorprenderían los llamativos elementos dentro de los planes de trabajo de los escritores más afamados ¡Mantente fiel! Todos los días no son iguales; unos son lluviosos y otros soleados. Unos ruidosos cortesía del tráfico de la ciudad o de los vecinos, otros calmados por la quietud que proporciona la lluvia… Esto puede alterar tus deseos de escribir. Ahora bien, si deseas tener éxito, conectar con miles de lectores, entonces debes crear una obra sensible de alta factura. Un escritor es un artista y como tal debe comportarse. Quienes viven del mundo del Teatro y de la Música siempre dicen que el show debe continuar y anteponen su deber profesional incluso ante tragedias o eventos personales. En tu caso, si estás interesado en iniciar una carrera real como escritor, debes dedicarte y seguir el horario que decidiste en tu plan con independencia de que, en un determinado momento, tengas más o menos ganas de hacerlo. Ten en cuenta que si cada día generas al menos una página (según tu ritmo de escritura), en menos de un año te encontrarás con una robusta novela de más de 300 páginas. De cualquier modo, ten en cuenta que no se trata de escribir mucho y mal, procura escribir con criterio suficiente para que tenga la calidad y contundencia que buscas. Y, sobre todo, asegúrate de incluir los aspectos que toda novela necesita. Este artículo puede darte una idea de los aspectos básicos a seguir. Permanece en “modo escritura” Si deseas subir un escalón y dedicarte a esto de manera profesional deberías intentar aumentar tu “jornada de escritura”. Algunos escritores se lo plantean como “horario de oficina” llegando a dedicar 8 horas diarias o más. En estos casos se lograría avanzar con mayor rapidez. Es cierto que esto puede ser un privilegio está reservado para los que ya viven de
Características de la novela histórica en España
[et_pb_section fb_built=”1″ _builder_version=”3.22″ global_colors_info=”{}”][et_pb_row _builder_version=”3.25″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” global_colors_info=”{}” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text _builder_version=”3.27.4″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”] La literatura cumple un papel fundamental en nuestras vidas y en ocasiones abre una ventana al pasado a través de la narración de historias. Precisamente, en este post te hablaré de la novela histórica en España, un subgénero narrativo que se ha ganado a millares de adeptos a nivel mundial por ofrecer una mezcla entre ficción y la visión encarnada de los hechos históricos. Haré mención especial a los temas y características del subgénero en España. Lukács (1966) describe esta novela como aquella que trata algún tema del pasado con verdadero sentido histórico. Respeta las peculiaridades de tal pasado, revitalizándolo en una creación realista que pone en primer término los acontecimientos que transforman la vida social y los personajes que mejor representan a la época. En realidad, lo que quiere decir, trayéndolo a un idioma más inteligible, es que la novela histórica debe recrear la época en la que se desarrolla la historia narrada, tanto en los acontecimientos que sucedan como en la forma de ser y pensar de los personajes. Después de muchos precedentes, recibió el reconocimiento literario en el siglo XIX con los, ya clásicos, libros del escritor escocés Walter Scott (1771-1832). La primera fue Waverley (1814) y la más popular Ivanhoe (1819), cuya acción transcurre en la Inglaterra del siglo XII en la época de la dominación de los normandos. De manera breve te he hablado sobre su definición y orígenes, para profundizar en su evolución te sugiero leer este artículo, donde te comentaré los 7 momentos históricos más abordados por este seductor subgénero; toca ahora que perfilemos un poco su naturaleza y características. La novela histórica se manifiesta en dos tipos que distan bastante, pero que no son ajenos en cuanto a materia de trabajo se refiere, dos caras de la misma moneda, dos métodos de mostrar los hechos; me refiero a la novela histórica ilusionista y novela histórica antiilusionista. Novela histórica ilusionista y novela histórica antiilusionista La primera se caracteriza por acercarse más al romanticismo. Pretende crear una ilusión de autenticidad, utilizando para ello recursos como autobiografías y manuscritos para garantizar al lector la veracidad; asimismo, se estructura sobre múltiples y minuciosas descripciones de personajes, paisajes y lugares; por último, los problemas de los protagonistas suelen tener un final concreto, cerrado, donde se halla la solución de forma lógica, coherente. Por contraposición, en la segunda, el creador usa la ficción como vehículo para transitar el camino de la historia. El narrador deja patente ese doble rasero, histórico-ficcional, no lo oculta, pues no pretende imbuir al lector en la creencia de un dogma. Suele apoyarse en finales abiertos, inconclusos. Además, democratiza el espectro de la historia, los personajes no son necesariamente grandes héroes, en esta las miradas se dan a través de los ojos de múltiples actores de la sociedad. La novela histórica actual, con su marcado sello antiilusionista, lidera este importante subgénero que hoy es sostenido por un sólido famdon, ávido de textos que le muestren respuestas a la antiquísima pregunta que siempre se ha hecho el ser humano: ¿de dónde venimos? Nos gusta escudriñar en nuestros orígenes, llenar agujeros de saber. Esta es quizás la primera característica: autor y lector comparten la necesidad primigenia de desenterrar las verdades históricas. Para ello, el primero, se activa como sujeto activo y con hidalguía asume el rol de casi un detective histórico y maneja, además, con maestría la seducción de la materia narrativo-literaria que le permitirá convertirse en contador historias, en un juglar moderno. A este respecto, si estás interesado en escribir y te preguntas qué filón está aún por descubrirse a los ojos de los lectores, te comparto el post donde te indico cuáles son los 6 temas menos explorados por novela histórica. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/11/Imágenes-internas-Blog-de-Teo-4.png” alt=”Novela histórica en España” title_text=”Novela histórica en España” _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”] Algunas características de la novela histórica Listemos ahora otras características que son básicas para dar cohesión a lo que es ya un fenónemo editorial de incalculables dimensiones, que solamente parece ir en ascenso: Resulta un excelente medio para mostrar las inclinaciones sociales y morales recabadas por sus creadores, pues presenta vivencias históricas, siempre marcadas por épocas de crisis y conmoción general. La novela en sí constituye un poderoso estímulo para la reflexión. Se estructura sobre las técnicas narrativas novelísticas. El novelista histórico es eso, un novelista, un contador de historias de ficción ataviadas de verdad; nunca un historiador. Intenta recrear un episodio, un momento relevante de la historia humana. Debe hacerlo con destreza, aunque no pretende ser un puzzle de datos históricos. Demuestra apego a lo histórico, pero remarca su visión interpretativa bajo la visión personalísima del autor, lo cual puede influir en los hechos y el destino personajes. Existe una brecha generacional, una notable distancia, entre el autor y la época que recrea. Esta puede variar; algunos analistas indican que lo ideal es al menos una treintena de años, aunque es habitual que se hable de en torno a 50 o hasta 100… Se busca distancia afectiva, el reposo necesario para observar desde la distancia. Está estructurada sobre una consciente distorsión de la historia, articulada por medio del anacronismo, las omisiones e incluso las hipérboles. El autor es un detective de la historia, pero el lector está a su vez obligado a convertirse en un hábil recreador de historias, pues este subgénero le presenta una gran carga de referencias intertextuales. ¿Deseas especializarte? ¿Tienes mayor curiosidad sobre este apasionante mundo? Esta información será muy útil para ti. Novela histórica en España Analicemos ahora la novela histórica en España. En un primer tramo destacaron las obras de autores como Mariano José de Larra, José de Espronceda, Enrique Gil y Carrasco y, posteriormente, Benito Pérez Galdós. En los últimos años se ha dado una abundante producción de novela histórica cuyos temas y características veremos en secciones separadas, más adelante. Antes de comenzar este
9 consejos para crear diálogos que enganche en tus novelas
[et_pb_section fb_built=”1″ _builder_version=”3.22″ global_colors_info=”{}”][et_pb_row _builder_version=”4.7.4″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” global_colors_info=”{}” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text _builder_version=”3.27.4″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” global_colors_info=”{}”] Si estás aquí, es obvio: ¡Quieres crear diálogos que impacten en tus obras!, pero… ¿Cómo logras que tus personajes establezcan vínculos entre ellos? ¿Se te hace fácil recrear conversaciones fluidas? ¿Tienes problemas para colocar la puntuación? No te preocupes, te ofrezco en este post respuestas a estas y otras interrogantes que puedan surgir en nuestro oficio creativo. La narración, la descripción y el diálogo son tres pilares para confeccionar una novela; este último, que nos ocupa hoy, quizás sea el que pertenece a un territorio desconocido a la hora de dar vida a los personajes. Entonces, para crear diálogos, centra la atención en los próximos consejos. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/11/91.png” alt=”Crear Diálogos” title_text=”Crear Diálogos” _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”] Vigila quién tiene el turno de la palabra Crear diálogos donde los personajes puedan expresarse y otorguen un caudal de información a los lectores es fundamental. Pero como todo en la vida, ha de hacerse en condiciones óptimas y respetando aspectos elementales: la identificación y el turno de habla entre ellos en especial. Como creador te toca trabajar para identificar debidamente a cada personaje; caracterizarlos, aunque sea parcialmente, a fin de que el lector no se pierda debido a no tener claro quién habla en cada momento. ¡Lo ideal es despejar el camino a tus lectores, evita a toda costa la confusión! En la misma línea te recuerdo que en lass escenas en las que se encuentren e interactúen más de dos personajes, la confusión puede profundizarse; Para evitar esto es importantísima la caracterización. Deberías dar suficiente información sobre cada personaje para que el lector pueda identificarlos simplemente por su forma de hablar, sus opiniones y deseos o incluso el modo de gesticular de cada uno de ellos. Pocas cosas hay mejores que crear diálogos rico entre dos o más personajes, pues aporta información a los lectores. Este tipo de diálogos irán desvelando su forma de ser, su modus vivendi, sus planes de futuro o los secretos de su pasado. En los párrafos previos puede ser importante nombrar a los personajes y dar una idea de quién comienza a hablar y quién le sigue. Identifícalos y expresa algunos de sus rasgos característicos. Una vez en el diálogo, si solamente hay un par de personajes envueltos, no hará falta que los nombres aparezcan en cada acotación del narrador. En resumen, un diálogo fallido lanzarán un velo sobre la comprensión de tus lectores y esto hará que se alejen de tu historia por considerarla compleja de seguir o hasta confusa. Trabaja en darle una voz diferente a cada uno de los personajes; artículos como este nos hacen reflexionar y dar pasos en la dirección apropiada. Descarta diálogos ornamentales Las materias narrativa y descriptiva tienen la suficiente fuerza para dar base a los personajes y explicar sus pasos. No utilices el diálogo para, por ejemplo, preguntar qué hacen, qué comen, qué hora tienen en el reloj. Esta herramienta debe ser conservada para intercambios orales sólidos, sustanciosos, concretos, que ayuden a entender mejor las motivaciones de tus personajes o que hagan avanzar la trama. Lucha contra la comodidad y la salida fácil; intenta que los coloquios sean creíbles, construidos con una base de realidad amplia. En realidad, no se trata de reproducir una conversación en la vida real, plagada de repeticiones y frases hechas o de compromiso. El diálogo está ahí para que la acción avance. [/et_pb_text][et_pb_image src=”https://teopalacios.com/wp-content/uploads/2020/11/90.png” alt=”Crear Diálogos” title_text=”Crear Diálogos” _builder_version=”4.6.6″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][/et_pb_image][et_pb_text _builder_version=”4.7.4″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”] Evita personajes cansinos Seguramente tendrás personajes pensados para tu obra que deberán revelar cuestiones estructurales para la historia. Querrás recalcar entonces su protagonismo y darles la suficiente exposición. Aquí debes desempolvar la vara de medir; enciende tus alarmas y pregúntate cuándo es suficiente, hasta dónde dejarle andar en sus monólogos. Intervenciones maratónicas, demasiado largas e injustificadas tildarán a tu personaje de charlatán, de farragoso, de cansino. Cuida el ritmo. En una novela se requiere una cadencia adecuada para quien la lee, momentos de pausa, respiros, inclusive cuando uno de los personajes relata oralmente. Lograrás esto de varias formas, por ejemplo, intercalando el diálogo con párrafos donde especifiques la situación del personaje, nombres o describas su gestualidad e incluso las acciones o comentarios por parte de algún interlocutor. Evita la eternización del “yo”, ahorra agobios a los lectores. Informa lo justo, no recargues Los incisos explicativos tienen un lugar especial y van arrojando luz ahí donde se necesita. Administra este recurso, mímalo, no permitas que el narrador tome licencias y abuse de ellos, ya que pueden perturbar la fluidez, introduciendo en las conversaciones interrupciones poco amigables, que resten. De la misma forma no uses los incisos para explicar emociones que por obvias se explican a sí mismas. Ante un: “¡Madre mía, me has dejado en una pieza!”—dijo sorprendida Ana Julia… Poco aporta incluir un inciso que redunda un sentimiento o percepción ya expresada por el personaje. Vale más que en un párrafo previo se allane el tono de la conversación y los estados de ánimo que se avecinarán. Y por supuesto, haz que las acotaciones del narrador sumen. Puede que necesites, de vez en cuando, una acotación del tipo “dijo David” para aclarar quien habla en cada momento. Pero será mucho más potente si en lugar de limitarte a eso usas esa acotación para aportar datos de interés para el lector: “dijo david mientras paseaba nervioso por la habitación”. No confundas tu novela con un guion teatral Una de las tentaciones recurrentes que se tienen al escribir una novela es darle a los personajes centrales la licencia de conversar ampliamente y en todo momento y al narrador el espacio de arbitrarles. Este recurso puede usarse con conciencia en tramos específicos de la obra; sin embargo, dejar esta puerta abierta debería hacerte pensar si deseas escribir una obra teatral. Los aportes orales, dialogados, deben aportar contundencia, han de estar justificados. Las conversaciones eternas, las charlas larguísimas e insustanciales, alejarán a