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La batalla de Qadesh

¿Os apasiona el Antiguo Egipto? ¡Pues claro que sí! ¿A quién no? Es una cultura fascinante, una de las tres sociedades históricas más famosas, junto con romanos y griegos. Nos ha dado monumentos sobrecogedores como las pirámides o la Gran Esfinge, y personajes atractivos como Cleopatra o el faraón más famoso de la historia, Tutankamón. Pero es además el imperio más longevo, pues se prolongó durante más de 3500 años. Cuando Egipto nació, Grecia todavía ni existía como tal, y a Roma le quedaban miles de años para aparecer. En este blog no hemos hablado mucho de Egipto (salvo para mencionar por encima la labor de sus escribas en este artículo), así que es hora de cambiar esta dinámica. Y para empezar lo haremos con un conflicto épico que los historiadores han catalogado como el último gran acontecimiento militar de la Edad del Bronce: la batalla de Qadesh.

Antecedentes de la batalla de Qadesh


Viajamos al 1274 a. C., aproximadamente. El mundo está a punto de enfrentarse a un cambio radical de paradigma. La civilización, focalizada al este del Mediterráneo, está dividida por diversos pueblos que mantienen un equilibrio muy endeble: al oeste, los aqueos micénicos, herederos de la cultura minoica (y que con el tiempo derivarían en los helenos de la Grecia Clásica); al sur estaba el incombustible Imperio egipcio, que mantenía su auge como si fuera imperturbable a todo (y de hecho sería la única gran civilización de la época que sobreviviría casi indemne); y al este teníamos a los pueblos de Anatolia, entre los que destacaban los hititas de Muwatali II por encima de todos.

Los hititas eran gente tan belicosa que se habían extendido por gran parte de la península anatólica. El mar y los aqueos impedían que pudiera seguir expandiéndose hacia el oeste, así que sólo les quedó una dirección que seguir: hacia el sur. En esa dirección se encontraba una región clave, un punto de encuentro y por tanto de importancia económica fundamental, Siria. Imaginaos el puerto de Ugarit, su ciudad más importante, como una especie de Constantinopla de la época antigua. Era posiblemente el enclave más importante de aquellos tiempos, con permiso de Troya. Pero claro, ocupar ese territorio acercaría mucho a los hititas al Nilo. Y eso era algo que a los egipcios no les hacía mucha gracia.

hititas batalla Qadesh

Los egipcios de Ramses II


El Imperio hitita se hizo finalmente con la mayor parte de Siria, incluidas algunas regiones aliadas de los egipcios, como el reino de Amurru, que hacían de colchón de defensa. Aún así, el faraón Akenatón debía estar perezoso esos días, porque no movió un dedo por recuperarlas. Quizás prefirió no romper el tratado de amistad que ambos reinos tenían suscrito desde tiempos inmemoriales. Hasta que, años después, Seti I, segundo faraón de la dinastía XIX, lanzó una campaña para recuperar las antiguas urbes aliadas, entre las que estaba la que daría nombre a la batalla de la que hoy hablamos: Qadesh.

El problema vino después. Como suele ocurrir cuando una potencia toma el control de una región distante a su territorio natural (que se lo pregunten al Imperio español o el romano), lo más probable es que con el tiempo se desentienda. Los egipcios debieron pasar un poco de Qadesh y los hititas recuperaron la ciudad. Al menos hasta que llegó al poder de Egipto el otro gran faraón egipcio: Ramses II. En su quinto año de reinado (de sesenta y seis en los que se mantuvo en el trono), el faraón inició una expedición que partió de su capital, Pi-Ramsés (en el delta oriental del Nilo), y avanzó por la costa de Gaza con la intención de recuperar (y esta vez anexionarse de manera definitiva) tanto Qadesh como Amurru. La guerra estaba a punto de estallar.

Ramses II batalla Qadesh

La batalla de Qadesh

El choque entre egipcios e hititas merece estar en los anales de la historia tanto como otras batallas como la de Cannas, Maratón o Gaugamela. Por su envergadura, pero también por lo diferente que fue a lo que estamos acostumbrados. Los números hablan por sí mismos: dieciocho mil soldados de infantería y dos mil carros de guerra por parte de Ramses II; treinta y siete mil hombres a pie y otros dos mil quinientos carros hititas. ¿Os imagináis lo que debió ser aquello? Reíros vosotros de la escena de la carrera de carros de Ben-hur, porque esto lo superaría con creces. Aquello fue una auténtica batalla de carros épica.

¿Pero cómo se desarrolló la contienda? Resumiendo mucho, Ramses II llegó a las cercanías de Qadesh confiado en que las fuerzas hititas todavía estaban lejos. Cual fue su sorpresa cuando descubrió de la peor manera que Muwatali II en realidad estaba agazapado detrás de Qadesh. Los hititas cayeron sobre los egipcios como un alud, destrozando una de las escuadras de Ramses II, hasta casi llegar al faraón. El varapalo podría haber sido fatal, pero el egipcio logró reaccionar y posicionar sus tropas para entablar una batalla de estas que dan ganas de escribir una novela.

batalla Qadesh

El vencedor de la batalla de Qadesh


La conclusión de la batalla fue un poco anticlimática, porque ambas fuerzas se quedaron estancadas debido a las numerosas bajas. Esto es más habitual de lo que creemos: combates tan salvajes e igualados que ninguno de los bandos enfrentados puede dar como una victoria. Así que cada uno cogió a sus supervivientes (y a sus muertos), y regresaron por donde habían llegado. Tras unos años, firmaron la paz gracias al Tratado de Qadesh, el primer texto histórico que documenta un acuerdo de cese de hostilidades.

Por supuesto, el empate no vende bien, así que Ramses II se jactó de haber vencido la batalla de Qadesh, y mandó conmemorar su «triunfo» en las paredes de diversos templos y en papiros como el Poema de Pentaur. Lo bueno de esto es que, gracias a la chulería de Ramses II, la batalla de Qadash es el primer gran enfrentamiento militar descrito en cuanto a estrategias militares (tanto que es imposible meter toda la información en este artículo). ¿Y los hititas? Pues no nos han quedado textos que se refieran a la batalla, pero se llevaron algo mucho mejor: al final, Muwatali mantuvo el control de Amurru y Qadesh. Así que, por muy bien que nos caigan los del Nilo, el resultado fue Hititas 1 – Egipto 0.

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

  • jose luis

    muy interesante

  • juana

    Me gusta mucho las nobelas historcas ,q tiene doble funcion xq se tiene q estar estudiar ,aunque yo mezclaria ficcion ,fantasia ,pasion ,accion y misterio ,de hecho empece una nobela q lo deje estancado xq me senti q lo estaba enredando a mi parecer q pretendo retomarlo

  • ROSA REBOREDO GÓMEZ

    Buenos días, Juana.
    Como sé que Teo no te lo va a decir, lo hago yo. Antes de escribir tu novela, te invito a que leas mucho y realices un curso de gramática. Te envío la corrección de lo que has escrito:
    «Me gustan mucho las novelas históricas que tienen doble función porque se tiene que estudiar. Aunque yo mezclaría ficción, fantasía, pasión, acción y misterio. De hecho, empecé una que dejé estancada porque sentí que la estaba enredando, a mi parecer. Pretendo retomarla».

    Recuerda que abreviaciones como «xq» están bien para whatsappear con tus amigos, pero para nada más.

    No pretendo ser pretenciosa ni sabihonda, pero me cuesta leer con faltas de ortografía y más cuando hablamos de una posible futura escritora.

    Un saludo

  • Chema D. Garrido

    Tan ameno como siempre. Teo.

  • José Ramón Molins

    José Ramón Molins
    11 de febrero. 2024 at 20 horas

    Me parecen muy interesantes los artículos que mandas para escribir una novela Teo. Cuando acabe lo que llevo entre manos intentaré con una de ellas.

    Un cordial saludo y gracias por tus consejos.

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Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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