La cuestión es que el autor debe fiarse de la buena fe del editor a la hora de cobrar sus derechos de autor, porque no hay forma humana de que pueda saber a ciencia cierta qué cantidad de sus libros se ha vendido.
Todo el mundo conoce a la SGAE, (sociedad general de autores y editores) que tristemente suele aparecer en los medios de comunicación debido a presuntos abusos en lugar de por temas más beneficiosos. Lo que no todo el mundo conoce es a CEDRO.
CEDRO es, digamos, la SGAE del sector literario. Copiando de la propia página de CEDRO, es la asociación sin ánimo de lucro de autores y editores de libros, revistas y otras publicaciones, editadas en cualquier medio y soporte, que se encarga de defender y gestionar de forma colectiva sus derechos de propiedad intelectual de tipo patrimonial (reproducción, transformación, comunicación pública y distribución).
Es decir, CEDRO está ahí para proteger los derechos de los autores y los editores. Lo que ocurre, es que el autor parece estar desatendido en su derecho de conocer cuántos ejemplares de su obra se han vendido.
No estoy descubriendo América ni mucho menos… es algo que viene de largo y hay mucha gente que se está rebelando contra la situación actual. De hecho, viene de tan largo como la propia Ley que regula actualmente el tema, que data de 1986. Vamos, que tiene 22 años. 22 años sin que se regule el tema editorial. Es curioso, pero todos los años (o casi) se regulan los convenios de cada sector. Pues el editorial lleva 22 años sin regularse en ningún sentido.
No quiero decir con esto que las editoriales “hagan trampas” en este tema… No, no quiero decir eso. Pero si hay editoriales que rozan la ilegalidad con el asunto de las coediciones y autoediciones como veíamos en entradas anteriores, ¿quién asegura que no haya editoriales que también aprovechen esa zona umbría para sacar tajada?
Hay autores que ya se han puesto en marcha para intentar cambiar el sistema. Lo que solicitan es que, ya que prácticamente todas las librerías están informatizadas, lo ideal sería desarrollar un sistema similar al que se utiliza en las salas de cine: cuando alguien compra una entrada en taquilla, automáticamente genera una entrada en un sistema informático, que computa cuantas entradas se han vendido en la sala. ¿No parece nada complicado, no?
Se acabaría de un plumazo con las sospechas, e incluso con ese escritor que culpa a la editorial de escamotearle los ingresos por los derechos de autor cuando su libro no se vende. Todo el mundo sale beneficiado.
Total, que un grupo de escritores, que va en aumento día tras día, se ha unido para hacer presión ante CEDRO y ponerle solución al asunto. Piden, de entrada, que CEDRO adquiera los informes NIELSEN. Estos informes son de una auditoría externa y muy bien considerada. No es fiable al cien por cien, pero sí cubre las grandes superficies, cadenas de librerías, centros comerciales, etc… Al menos aseguraría que una buena parte de las ventas sí estaría controlada a corto plazo.
El impulsor de ese movimiento es el escritor Juan Gómez-Jurado. Hoy mismo han publicado una entrevista que le hacen en ABC (http://www.abc.es/). El tema no es poca cosa, porque además, en el horizonte ya se va planteando seriamente el asunto del libro digital, con todo lo que eso puede conllevar, y que dará para mil ríos de tinta. Y si no, al tiempo.
De modo que Juan Gómez-Jurado puso en marcha una página web (http://www.escritoresunidos.com/) para que los autores publicados puedan unirse a la iniciativa de solicitar mayor transparencia en el pago de los derechos y que se gestione de forma correcta el tema de los libros digitales. Y tenéis que ver los nombres que aparecen en la lista…
Para empezar, durante la reunión de CEDRO que tendrá lugar para el día 23 de Junio tienen previsto ya iniciar sus reivindicaciones. Se ha puesto en marcha una lista de correo para mantener informado a quien le interese y también hay un foro en funcionamiento.
La idea es de lo más interesante, incluso de gran importancia, diría. Están pidiendo la unión de todos los autores PUBLICADOS (no tendría sentido que un autor NO publicado se “rebelara” por el tema de unos derechos de autor a los que no tiene acceso…).
Me da la impresión de que la cosa va a cambiar. Creo que estamos en un punto de lo más interesante para el futuro de los escritores…
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Tampoco seas muy ingenuo, Teo. No sería la primera vez que un “líder”, al que ve cómo le solucionan el tema, o medio solucionan, deja en la estacada a los demás, por muchos que sean.
A mí este movimiento me ha parecido mal desde el primer momento, teniendo en cuenta “reivindicaciones” y otros aspectos que anunciaba. Por que, si se trata de ir a la asamblea de CEDRO a exponerlo, ¿para qué esta lucha? ¿acaso esa organización se ha opuesto? ¿no ha sido la misma organización la que desde el primer momento nos solicitó los permisos para controlar los acuerdos digitales de google, por ejemplo?
El autor de la iniciativa, a mi entender, da por hecho, ya desde el primer comunicado, que CEDRO esta en contra de que los autores sepamos cuantos ejemplares se venden de nuestros libros, y eso, en todos los años que llevo en ella, nunca lo he visto, muy al contrario.
Estoy con la idea, claro que estoy, pero no con los líderes universales, con los padres de la patria ni otras cosas semejantes. Y no con la idea de que debemos movilizarnos pues CEDRO no parece atendernos, creo que nada más lejano de la realidad.
Un abrazo y suerte.
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Creo que es necesario que haga una aclaración.
Con esta entrada NO quiero decir que CEDRO tenga la culpa del problema. Cuando digo que los derechos del autor están desatendidos con respecto a este tema, lo digo porque es así. Existe un vacío legal que evita que el autor disponga de transparencia a la hora de conocer las tiradas de los libros. No es culpa de CEDRO, desde luego.
Lo que ocurre es que el organismo existente para “controlar” ese tema es CEDRO, y por ello es a CEDRO donde hay que dirigirse para buscar soluciones.
Yo creo, Paco, que esos autores no están en guerra con CEDRO directamente, aunque sí piden que CEDRO lleve a cabo algunos asuntos de forma distinta. Y se lo dicen a CEDRO porque es quien maneja esos asuntos.
Pero repito, que no digo que el culpabe de que las cosas estén como están sea esa organización, ni mucho menos. Ni tampoco digo que esto vaya a ser la solución defiitiva al problema. Pero desde luego, sí es un paso adelante, al menos, un intento por encontrarle una solución que satisfaga a todos. Porque, si las edtoriales no tienen nada que esconder, y estoy seguro de que la inmensa mayoría no tienen nada que esconder, ¿por qué no encontrar entre todos una solución fácil y sencilla, darle carpetazo al asunto, y aquí paz y después gloria?
Un abrazo, Paco
Oportunas puntualizaciones.
Un abrazo
Yo no conocía CEDRO hasta hace poco, y he decidido darme de alta con todas las antologías en las que he publicado. También me parece increíble que ningún editor informe de esa posibilidad y tenga que enterarme por una amiga blogger…
En cuánto a “las ventas fantasmas” conozco personalmente el caso de un escritor (fundamentalmente de enciclopedias y obras por fascículos) que demandó a Planeta por este tema y ganó (le costó varios años, pero el dinero valía la pena!) y ahora demanda a Susaeta por lo mismo, pero ha tenido que hacer trabajo de calle comprobando que muchos títulos se habían vendido de forma diferente en la libreria que en la editorial. Para la editorial, por ejemplo, eran 4 ejemplares y para la tienda (informatizada) eran 10. Puede probar muchas de esas ventas, además de cambios del nombre de autor en libros de su autoría (en colecciones) y otros “delitos” que así ha considerado su abogado. La demanda es millonaria, y es muy probable que la gane o que lleguen a un acuerdo antes. Este señor tiene muchas obras en el mercado y tiempo libre para ir comprobando ventas, pero ¿y los pobres escritores a quienes nunca se les ocurrirá que su editor pueda “ocultarle” datos?
Tema polémico, Teo. ¡Un saludo!
Si me permitís entrometerme -sólo un poquito- en el debate, me gustaría hacer una aclaración que, sin conocer en exceso el tema, sí creo que es pertinente.
La polémica entre “escritores unidos” y CEDRO es inexistente. Lo único que los creadores piden es que sea CEDRO la que adquiera los datos del informe Nielsen, y no guiarse por los datos que, de ese informe, facilitan las editoriales. Solicitan, entiendo yo, que el informante sea CEDRO, y esto está muy lejos de una presunta desconfianza.
Un saludo, y perdón por la intromisión.
Interesante entrada, compañero. Siempre he pensado que no todas las editoriales pudieran ser “legales” al respecto, y en efecto estaría bien que la asociación CEDRO se hiciese con el informe Nielsen, como comentas.
En fin, a ver en qué acaba esto.
Un saludo.
un tema de lo más interesante, y que nos hace pensar desde luego, gracias por la información y por indicarnos a donde dirigirnos, un besazo
Juraría que dejé un comentario ayer…
Es una entrada interesante, Teo, que toca temas delicados, pues como dices, es muy difícil comprobar las ventas. Se debe tener confianza en la editorial. Pienso que en la mayoría de los casos actúan honestamente, excepto, claro está, en las de co-edición, que desde el principio no son honestas, al publicar obras impublicables y hacer creer al cliente (escritor) que son una maravilla.
Leí el caso que mencionas, en Qué Leer, de Juan Gómez Jurado, y su lucha, espero que llegue a buen puerto y se logre establecer una manera fidedigna y que favorezca la claridad para ambas partes: editores y escritores.
Mi mentora está inscrita en CEDRO y sé de más personas que confían en esta asociación, pero no sé hasta qué punto es eficaz, por lo que explicas. Yo he recibido los mensajes de Juan Gómez con interés, y me gustó la idea de disponer de los datos de este sistema Nielsen, pero confieso que no he tenido tiempo para informarme más. Teo, se agradece el resumen. La verdad es que estas cosas me pesan horrores y me cuesta sangre ponerme a defender mis propios intereses. Así que, de momento, me fiaré de las editoriales y la agencia e intentaré mantener una comunicación lo más transparente posible con ellas…
Ja, ja, ¿os cuento algo gracioso? Buscad “ladrones” en Google y mirad la primera entrada que sale…
Teo, si te parece inoportuna la entrada, puedes borrarla. ¡No pude evitarlo!!
Personalmente, me parece muy bien que los escritores formen un colectivo y exijan a CEDRO que se haga cargo de las responsabilidades que, por definición, adquirió desde su fundación. Mi experiencia con CEDRO ha sido regular, porque cuando les he pedido información sobre una cuestión que me afectaba no me la dieron. CEDRO es una institución que funciona bien pero, viendo los boletines que publican, parece que se preocupan demasiado por las grandes cifras de beneficios por derechos que se consiguen, cuando los escritores, que se supone que estamos bajo su abrigo protector, seguimos teniendo los mismos problemas: el control sobre lo que realmente se publica y se vende. En fin, suele pasar que las instituciones de gran envergadura requieran de la reclamación y de llamadas de atención para devolver la actividad que desarrollan a su cauce, por eso me parece bien lo que está pasando.
Al margen de esto, el problema que tiene el escritor es que en su contrato con la editorial que le publica no es “cliente” ni la editorial figura como “empresa de servicios”, supongo que por herencia legal. Es decir, cuando el escritor tiene un problema con su editorial, no es un consumidor. Es una parte más de un contrato mercantil y, a este respecto, los escritores nos perdemos un poco, porque no sabemos a quién acudir si no tenemos abogado. Parece mentira que con el dinero que mueven los libros, no se encuentre más informatizado. Supongo que no interesará.
Puede que el impulsor de esta oleada de reivindicaciones haya comenzado basándose en sus propios intereses, pero teniendo en cuenta que el mundo del libro es un negocio, ¿quién va a movilizarse si no es así? De momento está sirviendo para que un montón de autores se conozcan, que no es poco.
Muy interesante el artículo EL TIMO DE CEDRO, publicado recientemente por Ramiro GRAU MORANCHO en varios diarios digitales.
Explica todo el fraude sobre el que pivota CEDRO, que es un negociete que da de comer opíparamente a unos pocos, que posiblemente no han escrito nada en su vida, mientras que los verdaderos autores se mueren -nos morimos- de hambre.
Marca ESPAÑA. Real como la vida misma.