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Ciencia ficción y filosofía. O Phillip K. Dick

Ya vimos hace algunas semanas que la ciencia ficción viene en recipientes en los que no reparamos, como la música. Pero siempre es una cuestión de tiempo: al hablar de ciencia-ficción finalmente surge un nombre: Philip K. Dick. Sin duda uno de los escritores más complejos en el género que nos ocupa. Durante su vida apenas cosechó algún éxito, aunque le fue concedido el premio Hugo en el año 1963 por su novela «El hombre en el castillo». No obstante, vivió con escasos recursos económicos, ya ni mencionamos el poder ganarse el sustento con los beneficios de las ventas de sus novelas. Hablemos de philip K. Dick, el autor que combinó ciencia ficción y filosofía.

Philip K. Dick: El escritor maldito y filósofo.

Su infancia y adolescencia no fueron fáciles, y decir que su vida estuvo marcada por el peso de la culpa por la muerte de su hermana melliza, tal vez sea simplificarlo demasiado. Pero está claro que crecer oyendo historias sobre la muerte de su hermana le afectó. De hecho, él mismo reconoció ese sentimiento de culpabilidad, ya que su madre no tuvo la suficiente leche materna para alimentarlos a los dos, y eso desencadenó el fallecimiento de la niña con apenas unos meses de vida. Por eso, Philip recurrió a la imaginación para recrear otra realidad en la que su hermana seguía viva, y terminó por incluirla en varias de sus obras.

Probablemente, el imbuir sus obras con cuestiones filosóficas complejas le restaron el beneplácito del público general. En la mayoría de esas historias no hay héroes que luchan a diestro y siniestro para salvar el mundo, más bien nos hallamos frente a personas corrientes que descubren que la realidad no es como ellos creían, o se enfrentan a la duda de si realmente son humanos o no, o si son quienes creen ser.

Se ha dicho en muchos artículos que era esquizofrénico, en base a las visiones que declaró haber tenido, o que era adicto al LSD, tan en boga en la época hippie. Sin embargo, sus amigos alegan que la única droga que tomaba era las anfetaminas, puesto que estas, tras su jornada laboral en una tienda de discos, le permitían pasar la noche entera escribiendo.

Murió a los 53 años de edad a causa de un infarto cerebral. Fue enterrado junto a la tumba de su hermana melliza. Ambos comparten la misma lápida.

Philip K. Dick: el autor que combinó ciencia-ficción y  filosofía.

En 1982, apenas unos meses después de su muerte, se proyectó Blade Runner, basada en su novela «Sueñan los androides con ovejas eléctricas». Philip tan solo llegó a ver algunas imágenes de la película a las que dio su aprobación.

Curiosamente, Blade Runner fue un fracaso en los EEUU, en cambio fue todo un éxito en Europa. Con el paso de los años se convirtió en una obra de culto para los fans de la ciencia-ficción, algo que alentó a las compañías cinematográficas a atreverse con otras historias de Philip K. Dick. Y aunque las adaptaciones no eran realmente fieles a sus historias, convirtiéndolas en productos con la indeleble impronta de Hollywood, es posible que ello contribuyese a que el gran publico descubriera a un autor tan enrevesado como él. Por desgracia no llegó a disfrutar de ese elogio mientras estuvo vivo, una situación compartida por muchos otros grandes autores como Edgar Allan Poe, y sólo recibió el reconocimiento de alguno de sus compañeros en el género literario.

El caso es que Philip K. Dick no escribía sobre trepidantes persecuciones como las que se vieron en Minority Report, si no que más bien escribía sobre cuestiones filosóficas: ¿Qué es real? ¿Qué nos distingue a los humanos de las demás especies? ¿Qué nos forma como personas? ¿Nos podemos fiar de los recuerdos?

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? o Blade Runner

La prueba está en sus títulos, que nunca eran cortos ni llamativos, por ejemplo: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Para comprender este título debemos leer el libro y adentrarnos en un mundo donde los animales casi están extintos. En una sociedad donde es casi una obligación social el tener y cuidar un animal, cuyo precio es elevado y quienes no se lo pueden permitir recurren a imitaciones robóticas. Además, si tu vecino descubre que tu animal es una imitación mecánica supone una vergüenza. En ese contexto, Deckard ansía cobrar un dinero extra, retirando a los androides fugitivos para poder comprarse una oveja de verdad y sustituir la eléctrica que ahora está fingiendo cuidar. Y ahí es cuando el título cobra fuerza. Para Philip K. Dick lo que nos convierte en humanos es nuestra capacidad de sentir empatía por otras especies, y con esa pregunta del título nos cuestiona si un androide sería capaz de sentir esa misma empatía por otras especies, incluso por los humanos. Aquí debo hacer un pequeño matiz: en Blade Runner apenas se ven todas esas reflexiones filosóficas. No obstante, en la escena final, el replicante, ya en sus últimos minutos de vida, es capaz de sentir compasión por Deckard y perdonarle la vida. La importancia no reside en si Deckard es un replicante o no: lo que importa es que el replicante siente empatía por Deckard y eso lo convierte en humano. Ese punto reconecta la película con toda la cuestión planteada en el título original de la obra: ¿Qué nos hace humanos?

La importancia de hacerse preguntas

La obra de Philip K. Dick es digna de un estudio muy profundo y detallado. Hacerlo nos llevaría de lleno a preguntarnos si todas esas cosas que damos por hecho son realmente como creíamos. Está comprobado que nuestro cerebro registra nuestras experiencias en forma de recuerdos en base a nuestras emociones de ese instante. Si fuéramos capaces de revivir esos momentos como un espectador externo veríamos que la realidad no tiene nada que ver con lo que recordamos. Alteramos la percepción de la realidad según sea nuestro estado de ánimo, y Philip K. Dick ahonda en ello en sus historias, y aunque están enmascaradas con tintes de ciencia-ficción, nos grita sin cesar: ¿Estás seguro de que eres quién crees ser y de lo que estás viviendo como una realidad inalterable? ¿Te están engañando tus emociones? ¿Tu cerebro altera el modo en que percibes cuanto ocurre a tu alrededor? ¿Existen otras realidades?

Y ahora vienen los científicos con la física cuántica y cuestionan cuanto creemos saber sobre la realidad y el universo.

Quizás Philip K. Dick no padecía esquizofrenia. Quizás no encontró otra forma de expresar lo que su mente percibía.

En un discurso que dio en Metz el 24 de septiembre de 1977 afirmó:

«Muchas personas aseguran recordar sus vidas anteriores. Yo, por mi parte, afirmo que puedo recordar una vida presente distinta».

Mundos paralelos. Física cuántica. Philip K. Dick convertido en un visionario y en un profeta. La ciencia-ficción no solo se alimenta de sables laser y destructores espaciales comandados por un emperador déspota. Y Philip K. Dick nos lo sigue gritando desde su tumba junto a su hermana melliza.

Ciencia ficción y filosofía. Mucho más de lo que piensas.

En este vídeo podréis ver una de las pocas entrevistas que concedió durante el festival de ciencia-ficción en tierras francesas:

 

Y en este otro se puede ver un documental de la UNED acerca de Philip K. Dick.

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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