Ha ocurrido al fin y no podías estar más feliz: acabas de publicar tu primera novela. Estás que no cabes en ti de gozo y todo parece maravilloso. Bueno, no todo. Porque en mitad de toda esa felicidad empiezan a surgir otro tipo de emociones: inseguridad sobre la calidad de la novela, miedo escénico a las presentaciones, estrés si por fortuna tienes la posibilidad de contar con una campaña promocional… Pero por encima de todo está el temor, el pavor más bien, a las críticas hacia tu novela. O mejor dicho: a las malas críticas. Hace unos meses os hablé muy por encima de esto, pero hoy quiero profundizar en ello un poco más. Quizás gracias a mis palabras puedas afrontarlo mejor.
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ToggleLas críticas son inevitables
Así es, no hay nada que puedas hacer. Quizás antes, cuando tu obra estaba en tu ordenador, y nadie más que tú la había leído, tenías la alternativa de dejarla ahí, a buen recaudo, evitando así el riesgo de destrozarla. Pero claro, también estarías impidiendo que llegara al lector, y por mucho que digamos que escribimos para nosotros, la realidad es que deseamos y necesitamos que nuestras obras alcancen a su destinatario natural, los lectores. Por eso nos esforzamos tanto: nos apuntamos a talleres literarios, cursos de escritura creativa, conferencias sobre narrativa… Creamos historias, y las historias tienen que llegar a otras personas más allá de nosotros mismos. Porque nunca lo olvidemos: escribir forma parte del acto de la comunicación.
Y claro, si tus escritos llegan a los demás, es obvio que éstos los van a valorar. La mayoría no lo va a divulgar en modo alguno y se quedarán su opinión para sí mismos. Pero algunos, bastantes, sí lo harán. Bien a través del simple boca a boca, cuando alguien le pregunte qué libro está leyendo, o bien de manera masiva por Internet. Ten en cuenta que vivimos en una sociedad volcada en soltar lo que piensa (vomitar a veces) a través de las redes sociales. Así que mejor hazte la idea de que tu lector no se quedará callado tras leer tu obra. Sea positiva o negativa, la verás expuesta de un modo u otro.
Las malas críticas
Y como no hay modo de pararlo, esas críticas llegan. En primer lugar lo primero que habría que diferenciar son las críticas y las opiniones. Por definición, las primeras son análisis razonados, basados en argumentos bien ponderados. Buscan apoyarse en elementos objetivos, como el estilo literario, la ortografía y gramática, la originalidad, el desarrollo de personajes… Aunque es imposible evadirse por completo de una cierta percepción subjetiva, en menor o mayor medida, ya que la literatura, como todo arte, no se mide por fórmulas matemáticas o las leyes de la ciencia. Por tanto, no deberíamos venirnos abajo, ni siquiera ante la crítica negativa más sesuda, porque todas son en el fondo subjetivas.
Luego tenemos las simples opiniones. Son las más abundantes, lo cual tiene todo el sentido del mundo: al fin y al cabo, la mayoría de lectores no tienen la capacidad (o el interés) para realizar un análisis pormenorizado de las novelas que leen. Lo más habitual es que sencillamente digan que les ha encantado o les ha decepcionado. Rara vez argumentarán más allá, y no tienen por qué hacerlo. Es sólo la descripción de lo que han sentido al leer tu novela, y si no les ha gustado, por mucho que trates de explicarle que tal vez no han captado tal o cual elemento, no les vas a convencer. Y debes respetar su opinión, siempre y cuando no te falten al respeto, por supuesto. O dicho de otro modo: pasa de ellas. Sí, te va a doler cuando alguien diga que tu novela no le gustó nada, y mucho, pero debes aceptar que no puedes agradar a todo el mundo.
Cómo superarlo
Con las críticas más o menos razonadas sí podemos sacar conclusiones que resulten constructivas. Porque ese es en mi opinión el mejor camino: aprovecharnos de todo esto, mientras lidias con ese dolor que de manera inevitable sentirás. Sí, ya sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero es que no te queda otra. Lo que nunca deberías hacer es montar una cruzada en contra del lector que te ha criticado, hacerte la víctima o justificarte con un «soy un incomprendido». Porque entonces te estarás poniendo a su nivel. No, en vez de eso, analiza esas críticas con la misma objetividad que se supone tienen. Si, en efecto, es una opinión fundamentada, donde el autor razona sus sensaciones, entonces tienes que anotar todos esos defectos y tratar de aprender de ellos.
Ahora bien, puede pasar que esas supuestas críticas razonadas no lo sean tanto. O que haya una mala intención detrás, que tengan un carácter destructivo. Quizás tengan razón en sus comentarios, pero utilicen la condescendencia o incluso el insulto para despreciar tu trabajo. Existe gente así de tóxica, como ocurre con todos los oficios: personas que, aun estando capacitados para realizar una crítica argumentada, se comportan con soberbia y no tienen miramientos a la hora de machacar a un autor. En ese caso, tienes que saber reconocer esa malicia y utilizarla como un escudo propio para que no te afecte más allá de lo inevitable. Deja a un lado todo el veneno y trata de aprovechar cualquier argumentación válida que pueda ayudarte a mejorar.
Y me dirás: «Sí, Teo, todo eso está muy bien. Pero lo que el cuerpo me pide es acordarme de los antepasados de ese crítico». Me parece un sentimiento muy humano, que comprendo y comparto al cien por cien. Así que hazlo, desahógate si lo necesitas. Pero hazlo en privado, en tu casa. Deja tu frustración lejos del mundo exterior, porque un patinazo en ese sentido podría acabar con tu carrera literaria. Acuérdate, además, de que eres escritor. Siempre puedes inspirarte en ese crítico para hacerlo sufrir un poco en tu próxima novela. 😉
Excelente artículo y muy de acuerdo con el análisis de Teo, sobre todas las consideraciones a tener en cuenta a la hora de enfrentar una crítica o un comentario sobre lo que escribes. Y qué coincidencia; en el mismo momento de leerlo también estaba viendo un video de Wendy Valderrama sobre autoestima. Lo que definitivamente si hay que evitar a toda costa, o en tal caso mejor dejar el oficio, es que las críticas o comentarios sobre lo que escribes, afecten tu autoestima y salud mental en alto grado.
Gracias Teo, buenas recomendaciones. Un saludo!
Cuando leo una crítica hacia cualquier autor o película y que el “gran crítico” dice “el final es predecible”, se me hace un nudo en el estómago. Cualquier persona con medio dedo de inteligencia puede predecir la mayoría de los finales, no se necesita ser un genio. Siento que lo hacen por tener sus 5 minutos de fama. Por otra parte, prefiero disfrutar la forma en que me va llevando la historia.
Gracias, Teo. Eres una fuente inagotable de experiencia y sabiduría.