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Las casas romanas

Cuando escribimos novela histórica, la recreación del entorno es si cabe más importante que en cualquier otro género. Es importante mostrar, que no explicar, cómo son los escenarios en los que se mueven los personajes. La intención es doble: por un lado crear una ambientación que nos haga meternos de lleno en la época en la que transcurre la historia; pero también conseguir que el lector visualice un espacio que con toda probabilidad no le es conocido. Esto se da sobre todo cuando hablamos de construcciones que hoy en día ya no se utilizan. ¿Y qué escenario más importante para los personajes que las viviendas donde moran? Hoy hablaremos precisamente de cómo eran las casas romanas que aparecen en nuestras novelas favoritas sobre la antigua Roma.


Las villae, las casas romanas de campo

Lo primero que hay que tener en cuenta, por supuesto, es que la civilización de la antigua Roma se extendió durante muchos años, así que sus viviendas también evolucionaron a lo largo de todo ese tiempo, y mucho. Nada que ver entre las primeras cabañas redondas con tejado de paja de los latinos prerromanos y las famosas domus que se construirían más adelante. Aquellas viviendas primitivas, propias del primer asentamiento de Roma, sólo se mantuvieron en la mitología, como la tugurium Romuli, la cabaña donde moró el fundador de Roma, Rómulo. No se diferenciaban mucho de las que podríamos encontrar en otros pueblos antiguos, como los celtas.

Y es que además tampoco todas las casas romanas de una misma época eran iguales. Al igual que ocurre hoy en día, a mayor prominencia de una familia, más lujosa y grande era su vivienda. El término domus, de hecho, hace referencia a las casas de aquellos con mayor poderío económico, aunque la utilicemos para generalizar. Muchas de estas casas romanas podían llegar a convertirse en auténticos palacios urbanos. Por si fuera poco, estas grandes familias tenían otras segundas e incluso terceras residencias, fuera de la ciudad, las conocidas como villae. Es lo que hoy conoceríamos como casa de campo, y es donde los romanos de buena familia se reunían con los amigotes para hacer la barbacoa de los domingos. Vale, esto último no era así exactamente, pero lo cierto es que las villae son los antecesores directos de los caseríos rurales, donde el paterfamilias (el cabeza de familia) explotaba la tierra para hacer un dinerito extra.

villae romana


13 Rue del Percebe nació en Roma

¿Y donde vivían todos esos romanos que quedaban fuera de la clase alta? La gran mayoría tenían que conformarse con viviendas mucho, mucho más modestas. Seguro que si sois lectores habituales de las novelas de romanos os sonará el nombre de los edificios donde vivían: las insulae. De hecho, son parte fundamental de mi novela Muerte y cenizas, así que ya sabéis un poco de qué estoy hablando: me refiero a esos bloques de edificios donde se apiñaban un montón de residentes, como sardinas en lata. O como lo hacemos hoy en día en nuestras ciudades. ¿Veis por qué decimos que tenemos tanto en común con la gente que vivió en época romana? 

Esos edificios eran ocupados por los miembros de la clase media y baja de la sociedad (los pobres ni eso), generalmente en régimen de alquiler, y el mantenimiento dejaba bastante que desear en la mayoría de ocasiones. La similitud con nuestros bloques de apartamentos actuales es innegable, ¿verdad? Se construían con ladrillos y argamasa, y los había de varios tipos: en uno de ellos, la planta baja del edificio tenía unas viviendas un poco mejores que las de arriba, con un pequeño jardín. Pero las que más abundaban eran aquellas cuyo bajo estaba ocupado por talleres artesanales o tiendas. Sus trabajadores vivían justo en lo que hoy llamaríamos el entresuelo, por cierto. Así los pobres currantes se pasaban el día entero sin salir de casa, literalmente. Yo no sé vosotros, pero me imagino una versión romana del 13 Rue del Percebe, con todos sus vecinos locos incluidos.

insulae romana


Las casas romanas de lujo

Mientras tanto, como ya hemos dicho, los privilegiados tenían sus monísimas domus. Bajo la influencia de los etruscos, las cabañas primitivas se convirtieron en casas de planta rectangular, donde una familia numerosa podía convivir con relativa comodidad. Con el paso de los siglos, dichas viviendas, de una sola planta, fueron ganando en complejidad, hasta llegar al tipo de casa romana que reconocemos de películas y novelas. Su disposición giraba en torno a un patio central, el atrium, cerrado y rodeado de pórticos, donde tenía lugar gran parte de la vida familiar. De hecho allí mismo se hacían las ofrendas a los dioses. El atrio es un elemento arquitectónico que se transmitiría en el tiempo, pues lo podemos ver también en iglesias de arquitectura medieval. El atrium romano estaba bastante más tapado, pero tenía en el centro una abertura, el compluvium, que servía para recoger el agua de lluvia.

Otras estancias importantes eran el triclinum, donde la familia cenaba reclinados en los klynai, los característicos divanes que nos hemos hartado de ver en el cine. El despacho del dueño de la casa era el tablinum, y los cubicula los dormitorios. No podía faltar la cocina, llamada culina, o los baños, que en ocasiones eran más grandes y hermosos que las termas públicas (https://teopalacios.com/caldarium-antigua-roma/). También, a partir de cierta época, las casas romanas empezaron a tener peristilos, unos patios con jardín rodeados por columnas que, poco a poco, irían desplazando en relevancia a los atrios.

domus romana


Conclusiones

Estoy seguro que mientras leíais este artículo habréis pensado, más de una vez, lo reconocibles que son los diversos elementos de las casas romanas. Y tiene todo el sentido del mundo, ya que la antigua Roma es fundamental en nuestra evolución como sociedad. Una vez más queda patente que nuestra civilización actual ha heredado muchas de las características del mundo romano, a todos los niveles. Y en cuanto a arquitectura y disposición de los hogares, seguimos beneficiándonos de lo que las culturas del pasado ingeniaron. Por eso me gusta tanto el pasado, porque nos ayuda a definirnos en el presente.

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

  • Ma. Araceli Reynoso Mercado

    Muy interesante. Gracias por compartir tu conocimiento Teo

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Escritor y creador del Método Pen

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