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Uruk, la primera ciudad de la historia

«¡Contempla su muralla exterior, cuya cornisa es como el cobre! ¡Mira la muralla interior, que nada iguala! ¡Advierte su umbral, que de antiguo viene! Acércate a Eanna, la morada de Istar, que ni rey ni hombre futuro puede igualar. Levántate y anda por los muros de Uruk.»

Estas palabras tan épicas resonaron en el desierto de Mesopotamia, en el actual Irak, cuando la humanidad era joven, muy joven. De este modo describieron los sumerios a nuestra protagonista de este artículo en la obra literaria más antigua que se conoce. Ya hemos hablado de ella en alguna ocasión: el poema de Gilgamesh, fechado en origen dos mil años antes de Cristo. Pues bien, del mismo modo que este relato fue el más antiguo que el ser humano escribió (al menos que tengamos constancia), el escenario en el que se asienta tiene la misma connotación. Hoy hablaremos de el primer asentamiento considerado como una ciudad que el ser humano levantó: la esplendorosa Uruk.

El descubrimiento de Uruk

Las primeras ruinas de Uruk fueron halladas en 1844 gracias a los esfuerzos de sir William Loftus y su expedición inglesa, a la que siguieron diversas investigaciones que encontraron varias tablillas con escritura cuneiforme (también la primera forma de escritura conocida). Todo esto debió mantener bastante entretenidos a los historiadores, porque no fue hasta 1913 cuando se realizó una primera excavación en profundidad, dirigida por el equipo del alemán Julius Jordan. Gracias al trabajo de unos y otros, los especialistas lograron no sólo sacar a la luz buena parte de la ciudad, sino también establecer la cronología de esta megalópolis de la prehistoria. Y las fechas son abrumadoras.

Para ser sinceros, y como suele ocurrir con este tipo de yacimientos, no existió una sola Uruk, sino muchas, ya sus reyes fueron reconstruyéndola una y otra vez a lo largo de los siglos. La fundación de la ciudad se data del 5300 a.C. Dejad de leer un momento y paraos a pensar en lo que esta cifra significa. Estamos hablando aún del período Neolítico. El ser humano todavía utiliza herramientas de piedra pulida, aunque ya ha empezado a coquetear con el cobre. Si tenemos en cuenta que la invención de la rueda suele fecharse entre el 4500 y el 3300 a.C., Uruk sería incluso anterior. Esta urbe tiene bien ganada su condición de ser la cuna de la civilización.

Es cierto que, en sus inicios, Uruk fue un poblado como tantos otros. Todo tiene su origen, incluso las ciudades más populosas de la actualidad fueron pequeñas villas en sus inicios. El momento de esplendor tuvo lugar durante el cuarto milenio a.C. En ese punto fue cuando los historiadores aseguran que comenzó el período de Uruk, dividido en período Temprano, Medio y Tardío.

Uruk zigurat

Las murallas de Uruk

Toda gran ciudad antigua que se precie debe estar protegida por unas colosales murallas. Y creedme cuando os digo que las de Uruk estaban a la altura. Erigidas según el mito por el mismísimo rey Gilgamesh, se construyeron no obstante en uno de los períodos más recientes, entre el 3100 y el 2900 a.C. Y sí, fueron ciclópeas, pues tenían una extensión de nueve kilómetros y se alzaban como montañas.

Los más avispados quizás os preguntéis para qué querían unas murallas tan grandes si era la ciudad más poderosa. ¿Qué ejército podría amenazarlos? Bien, pues los historiadores también se lo han preguntado y han llegado a la conclusión de que la intención de Gilgamesh nunca fue crear una fortificación defensiva, sino simbólica. Vamos, que lo que tenían era ese puntito de chulería y deseaban fardar de poderío. El mismo Gilgamesh lo insinúa en su poema, que las murallas habían sido construidas para ser admiradas. Era uno de los orgullos de la ciudad, una especie de escudo bajo cuya sombra ampararse, y que separaba la paz y la prosperidad del interior de Uruk con la barbarie que dominaba el mundo más allá de sus fronteras. Tal y como le ocurrió a Enkidu, el leal amigo de Gilgamesh, un salvaje que pasó de bestia a hombre al traspasar las murallas de Uruk.

Uruk Gilgamesh

Evolución y declive

Uruk siguió creciendo más allá del período Yemdet Nasr y el período dinástico arcaico. Se cree que tras sus murallas llegaron a vivir ochenta mil almas. Una auténtica locura teniendo en cuenta que la población humana en esos tiempos era de unos míseros cinco millones de habitantes (actualmente somos 7500 millones). Grandes templos (aunque no está claro que su función fuera religiosa), cámaras funerarias monumentales, el gigantesco zigurat, y la proliferación de todo tipo de tablillas escritas, en su mayoría de carácter comercial, lo que nos ha legado un montón de información de cómo era su forma de vida cotidiana. Gracias a estos informes sabemos por ejemplo que su economía se basaba en el truque de cereales y lana, entre otros productos.

Hasta que de pronto, Uruk perdió su condición privilegiada cuando el poder político sumerio se trasladó a otra de las ciudades más antiguas, Ur (de ahí que la cronología sumeria se dividiera a partir de entonces por los distintos períodos Ur). La civilización sumeria siguió existiendo con el mismo esplendor, pero cuando los elamitas y los amorreos invadieron la región, la relevancia de Uruk decayó del mismo modo que el resto de ciudades sumerias.

Pero Uruk resistió. Resulta increíble que sobreviviera a la mayoría de ciudades sumerias que surgieron después. A trancas y barrancas, gobernada la mayoría de las veces por reyes extranjeros (acadios, asirios, aqueménidas y seléucidas) logró mantenerse poblada hasta los tiempos ya posteriores a Cristo. Se cree que en esos tiempos Uruk, o lo que quedaba de ella, fue despoblada de manera definitiva. Aunque para entonces hacía muchos años que su esplendor era cosa de un pasado ya casi tan remoto como lo es para nosotros en la actualidad.

Uruk estatua

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

  • Natalia E. Aguerre Eady

    Buenos días!
    me encanta la historia antigua y gracias a mi marido, que fué un gran admirador de Gilgamesch, conocí esta franja de la historia y cuando fuí a Berlín (una ciudad que amo por lo que fué, es y será……) y vi lo que allí tienen relativo a esta civilización…..aluciné. Lo dicho mil gracias y me gustaría saber más de estas dos grandes ciudades.

    Un saludo
    Natalia E. Aguerre Eady

  • Auria Plaza

    Gracias, muy interesante

  • Williams Alexi Maldonado

    Interesante y de verdad, es la primera vez que escucho el nombre de esa ciudad y me quedo impresionado con el esplendor que alcanzó, es lastimoso imaginar que muchos conocimientos quedaron aislados con la invasión y posterior destrucción de la misma, lo cual hubiese permitido cambiar hasta el mundo de hoy en día de aprovecharse toda esa magia

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Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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