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Cómo elegir el nombre de tus personajes

Escoger el nombre que tendrán tus personajes puede ser una difícil elección. Como primera medida, debes saber sobre lo que estás escribiendo, el contexto y época de tu relato, las profesiones de los personajes y el estrato social y económico. No es lo mismo escribir una novela ambientada en el siglo XVIII que una novela en la actualidad. Hay factores que uno debe tener en cuenta para elegir de manera consciente cómo se llamarán quienes conformen tu historia.

A veces, los autores creen que todos los nombres deben tener un significado intrincado, acompañado de un nombre largo y difícil. Sin embargo, esto no tiene por qué ser así. Los nombres pueden ser completamente normales, como Maria y Juan, y no por ello eso le quita personalidad a los individuos. Si bien todos los nombres, por origen, cuentan con un significado, no es necesario quedarse días y noches pensando en un nombre original y complicado. 

Este y otros consejos daré a continuación para que encuentres la mejor manera de escoger fácilmente los nombres que tendrán tus futuros personajes. 

¡Haz que sea simple!

Es mejor evitar los nombres muy extensos o complejos. Se puede empezar una novela mencionando el nombre completo de un personaje, pero si este posee dichas características, se puede apodar de alguna forma. Por ejemplo, si el personaje se llama Francisco de Sandoval, se puede llamar simplemente por el sobrenombre “Fran”. Asimismo, es importante recordar que con solo un apodo basta. Si tiene más de uno, y cada personaje le dice de una forma distinta, será muy difícil seguir el ritmo de la historia. 

Utilizar nombres diferentes para cada personaje también es muy importante. Si ya contamos con un personaje llamado Francisco, es mejor obviar nombres similares como Federico o Felipe, ya que creará confusión. De esta forma, el lector recordará quién es cada personaje y qué lugar ocupa en la historia.

Y no solo el lector puede quedar confundido con los nombres. Los mismos escritores, si escogemos nombres muy difíciles o muy similares, también podemos cometer errores y desorientarnos al escribir nuestra propia historia. Por ello, uno de los primeros consejos que os daré es el de mantener los nombres propios simples y bien diferenciados. 

Si no se os ocurre nada y tenéis la mente en blanco, existen los diccionarios de nombres, que son muy útiles, pues muestran un enorme listado de nombres por orden alfabético. Muchos de ellos quizás no los habíamos oído antes, y eso también los hace interesantes; además, muchos de estos diccionarios incluyen el significado y el origen de cada nombre. 

Por último, no hay que subestimar los nombres comunes, como había mencionado en la introducción. Utilizar un nombre frecuente no es sinónimo de nada. No quiere decir que nuestro personaje será llano o aburrido. Todo lo contrario: al otorgar un nombre usual, se le puede dar una vuelta de tuerca, ubicando a ese personaje en una situación extraña o en una aventura, intencionalmente, para que contraste con su nombre. 

Significados de los nombres

Si aún continuamos en la búsqueda del nombre apropiado para nuestro personaje, podemos tener otros elementos en cuenta. Se puede apelar al significado del nombre para que este encaje con nuestro personaje. Existen nombres con una gran impronta y con mucho peso que son ideales para personajes principales, por ejemplo, Salvador o Minerva. Estos nombres están cargados de significados y mitología: el primero hace referencia a Jesucristo, ya que es el salvador en la religión católica, y el segundo, a la diosa romana de la sabiduría y las artes.

Con lo cual, si el personaje representa a una héroe o heroína, nombres como los mencionados se ajustarán a la perfección. Asimismo, si se destaca en las artes, la prudencia u otras virtudes, los nombres mitológicos son de gran ayuda. Estos son nombres que sirven a un propósito, como acentuar las cualidades de los personajes o algo específico de la historia.

Por otro lado, también pueden elegirse nombres que no contengan un significado especial ni sirvan a un propósito. Es totalmente válido el hecho de elegir un nombre simplemente porque nos ha apetecido, sin dar muchas vueltas más. Nos ha gustado y ya. 

El género del libro que vamos a escribir también funciona para facilitar la tarea de la elección de nombres. No será lo mismo elegir nombres para personajes de una novela policial, romántica, de ciencia ficción o una historia de fantasía y magia. Por este motivo, tener bien claro a qué género pertenece el relato también nos da una ayuda para saber qué nombres tendrán los personajes. 

La importancia de la fonética

El sonido de un nombre puede indicarnos algo de un personaje o un lugar. Existen sonidos armónicos que parecen encajar a la perfección con ciertos nombres, como, por ejemplo, en “El Señor de los Anillos”. El trabajo que hizo Tolkien en la elección de nombres fue maravilloso. El nombre de los elfos Arwen, Galadriel, Legolas, etc., poseen una musicalidad muy agradable al oído. 

En cambio, los nombres Mordor, Sauron, y Morgoth resuenan a algo malvado, tosco, y esto no fue elegido al azar. El escritor también fue un prominente lingüista que estudió idiomas de manera vasta, e incluso creó su propia lengua: el sindarin o élfico, nada más ni nada menos que una lengua inspirada en el idioma galés (lengua céltica), principalmente, y en la combinación de otros idiomas, como el alemán. 

Así como Tolkien se inspiró en el origen de las lenguas europeas para fusionarlas y crear nombres para sus personajes, una buena idea puede ser esta: indagar en las lenguas nativas indígenas de la región donde nos encontramos (o de cualquier región de interés) y buscar nombres que nos llamen la atención, tanto por su significado como por su fonética. 

Ciertas letras y combinaciones de las mismas nos recuerdan a sonidos que pueden ser más o menos agresivos o suaves, porque los relacionamos con sonidos preexistentes y asociamos su significado. Con lo cual, elegir nombres en torno a su fonética y a los sentimientos que generan en uno mismo también constituye una gran alternativa. 

Los nombres también se relacionan con lugares. Todos los nombres tienen un origen, y este puede ser anglosajón, hispano, árabe etc. Esto nos indica de dónde provienen los personajes, cuál es su ascendencia o dónde estará situada la historia. No se les ocurrirá ponerle un nombre celta a un personaje que vive en el Sahara.  

El rol del nombre en la historia

He mencionado varios métodos para agilizar la tarea de elegir los nombres de los personajes. No hay que preocuparse si se tarda mucho tiempo en realizar esta labor, ya que un nombre bien formulado es muy importante. Es la identidad de nuestro personaje y, si se ha elegido un nombre que suene bien, eso atrae mucho la atención del lector y del público en general. 

Hay novelas que se han hecho conocidas por los peculiares nombres de sus protagonistas, como Sherlock Holmes y Harry Potter. El último es un nombre simple, pero único. Ese nombre y apellido se han transformado en una de las historias fantásticas más exitosas de todos los tiempos y han inmortalizado todo un mundo mágico.

Por eso, no hay que subestimar el poder que puede tener el nombre ideal del o de los personajes de nuestra novela. Solo requiere de investigación, de buscar distintos nombres y/o significados hasta que demos con el indicado que encaje con nuestro personaje. 

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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