El ser humano lleva creando historias desde hace milenios. Como ya vimos en el artículo sobre Heracles como personaje histórico, la primera obra literaria considerada como tal data de la Epopeya de Gilgamesh, en el 2000 a.C. Desde entonces hasta ahora se han creado millones de historias, así que ser original en cuanto a argumento y personajes resulta complicado por no decir imposible. Seamos sinceros: cualquier historia que imaginemos ya ha sido contada antes, de un modo u otro. Entonces, ¿dónde podemos ser innovadores? ¿Cómo podemos destacar? Pues te he dado una pista hace un par de frases: de un modo u otro, o lo que es lo mismo, con la forma de contarlas. El estilo literario es personal y nos ayudará a diferenciarnos, y para ello podemos apoyarnos en una herramienta esencial y muy flexible: las figuras literarias.
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Qué son y por qué se usan
Podemos llamarlas figuras literarias, retóricas o recursos literarios, no importa. Son esos mecanismos que permiten modificar el lenguaje para darle un efecto específico y enfocado en enfatizar su aspecto estilístico. Estamos hablando de una gran variedad de elementos con un potencial que el autor inexperto ni siquiera es capaz de imaginar. Su poder es tal que pueden convertir un texto ramplón y superficial en una auténtica obra de corte literario. Son, en todos los sentidos, máscaras para embellecer nuestros textos.
El uso adecuado de las figuras literarias hace que una frase anodina se vuelva interesante, que sugiera algo al lector no sólo por lo que dice si no también por cómo lo dice. Son transmisores de emociones de una importancia vital que buscan causar un efecto inmediato, así que conocerlos y aprender a utilizarlos es vital para cualquier autor. Sin embargo, enumerar todos estos recursos requeriría una serie de artículos que podría durar meses, sobre todo si además tuviéramos que dar ejemplos. De hecho, este tema es una parte esencial de mis cursos del Método PEN. Pero en lo esencial, las figuras literarias se clasifican en diversos grupos, dependiendo de su objetivo:
- Figuras semánticas
- Figuras morfosintácticas
- Figuras fónicas
- Figuras de dicción
- Figuras de pensamiento
- Figuras de significación (tropos)
Figuras literarias de significación y pensamiento
Como decía, explicarlas todas sería muy largo, así que nos limitaremos a hablar sólo de algunas de las figuras literarias más interesantes. Empezando por los tropos, donde la reina es sin duda alguna la metáfora. Esta figura literaria plantea una semejanza entre dos términos que se pueden asociar, uno real y otro alegórico. Dicho así quizás no te hagas una idea (las definiciones son así), pero seguro que lo entiendes con este ejemplo tan básico:
«Y ahí estaba yo, observando el movimiento de aquellas nubes de algodón».
Evidentemente, las nubes no son de algodón. Pero decir que lo son nos ofrece una sensación imaginaria acerca de su textura. Y ese es el juego de esta estrategia: provocar sensaciones.
Entre las figuras de pensamiento tendríamos todas aquellas que describen de un modo u otro, como la prosopografía (descripción del físico de un personaje), la etopeya (descripción de su rasgos internos) o la topografía (descripción de un lugar). Pero me voy a quedar con una también muy famosa, la hipérbole, que consiste en la exageración de un elemento real:
«Tiene más fuerza que un buey».
Una vez más, ningún ser humano puede ser más fuerte que un buey, pero gracias a esta figura literaria logramos que el lector tenga una idea clara de lo fortachón que está un personaje.
Figuras literarias fónicas y de dicción
Pero cuidado, porque no todas las figuras literarias son aceptables al cien por cien. Por ejemplo, entre los recursos de dicción tenemos el pleonasmo, que en muchos casos puede considerarse una incorrección. Quizás la conozcáis por otro nombre: redundancia. Ya hablamos a fondo de ella hace un par de años en un artículo, ¿te acuerdas? Y daba un montón de ejemplos. Pero os refresco de nuevo la memoria con uno de los más famosos:
«Voy a pedir una cita previa con el médico».
Estamos ante una repetición absurda que no aporta información nueva ni ningún efecto interesante. Porque todas las citas son previas, su definición así nos lo dice: encuentro previamente acordado. Estamos pues ante un error que conviene no cometer. Y es difícil, porque algunos se han convertido en parte de nuestra manera de comunicarnos. ¿Cuántas veces has escuchado eso de «sube arriba» o «entra dentro»? Y peor aún, ¿cuántas veces lo has dicho tú?
Entre las fónicas tenemos una en concreto que si se utiliza mal también puede resultar vulgar, pero que bien usada es fascinante. Me refiero a la onomatopeya, que consiste en jugar con palabras que sugieren un sonido: el tictac del reloj, el chof de la piedra contra el agua, el miau del gato… Mucho ojo al usar estas figuras literarias.
Figuras literarias morfosintácticas y semánticas
En mi opinión, estas figuras literarias son las más útiles para mejorar nuestra manera de narrar. Entre las morfosintácticas, que se producen cuando jugamos con las palabras y su orden dentro de la oración, destacaría el hiperbatón, universalmente representado por Bécquer en su famoso verso:
«Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar».
Las figuras literarias semánticas se valen de utilizar las palabras en un sentido distinto del que tienen literalmente, y buscan crear conexiones entre los términos empleados. El símil se lleva aquí el premio popular. Es la comparación de toda la vida, herramienta esencial en las descripciones cuando buscamos sugerir en vez de explicar. Es un potenciador enorme para la transmisión de sensaciones al lector:
«Estaba tan contento como un pajarillo al alba».
Comparar a alguien con un el danzar vivaracho de un pájaro por la mañana refuerza la descripción del estado emocional del personaje, porque inmediatamente nos imaginamos el revolotear del ave y lo asociamos con la alegría. De hecho, la frase podría funcionar igual sin decir antes que estaba contento, tal es el poder evocador de esta figura literaria.
Conclusiones
Como decía, existen infinidad de figuras literarias. Si queréis que profundicemos más en cada una de ellas, decidlo en los comentarios del artículo y nos pondremos a ello. Pero de momento creo que es un buen comienzo para que os deis cuenta de la importancia de estas herramientas. Una vez las dominemos, nos servirán para que nuestros textos adopten una forma y un estilo más elegante y, sobre todo, personal, que nos diferencie de otros escritores.
Apreciado profesor, estoy muy agradecido por tenerme en cuenta para enviar sus artículos, trasmitir sus experiencias a quienes porque tenemos algo que decir y no lo callamos, escribimos para los amigos, para la familia, para que cuando viajemos a la eternidad nos recuerden He escrito cincuenta cuentos y cada vez que los leo, los corrijo, utilizo mucho los refranes de mi pueblo, Colombia, Santander, me agradaría un comentario al respecto
Profesor, desde la distancia le agradezco sus conceptos como escritor
Muy interesante.
Gracias Teo, por estos pequeños grandes tips para enriquecer mi narrativa.
Saludos desde Montevideo
UN BUEN APORTE PARA LA CREACIÓN LITERARIA
Gracias maestro, por compartir sus conocimientos.
Más figuras literarias, por favor. Escribo por gusto desde hace años, y a pesar de que me gusta cuidar mis letras al detalle te leo con mucha atención, curiosidad y por qué no decirlo, también con admiración. Siempre aprendiendo cosas nuevas o refrescando las ya aprendidas. Gracias, Teo.