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Por qué es necesario un buen corrector para tu novela

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¡Bienvenidos a otro acto de penitencia, amados pecadores ortográficos! Si en el artículo anterior aliviamos las almas proclives a caer en el pecado de la pereza hablando de cómo usar las abreviaturas, en este nos ocuparemos de quienes padezcáis del molesto vicio de la soberbia. Cierto es que todavía nos quedan algunas cosillas que decir sobre las abreviaturas, pero estos días de confinamiento por la dichosa pandemia nos están dando material muy jugosito. Como la imagen que podéis ver a continuación. Por eso vamos a ocuparnos de por qué es necesario un buen corrector para tu novela.

Por qué es necesario un buen corrector para tu novela
Imagen de Facebook que da pie a este artículo sobre los correctores de texto

Si las redes sociales suelen ser el medio de expresión favorito de amargados y maleducados, con el encierro forzoso y el consiguiente aburrimiento la cosa se sale de madre. Pero, gracias a este caso concreto, aprovecharemos para comentar lo conveniente que es confiar nuestros escritos a alguien que nos corrija los más que probables fallos. Es decir, que contratemos a un buen corrector. Y voy a remarcar lo de «buen corrector» porque lo que hizo la correctora improvisada de Facebook es un desastre, aunque no por lo que dijo, que era en parte correcto (y, de hecho, la interpelada hizo los cambios), sino por cómo lo escribió: mal y borde. Y es que la soberbia a veces nos empuja a dar lecciones sobre cosas que todavía no hemos aprendido, así que toca corregir a la correctora. ¿Estaré cayendo yo también en la trampa del pecado?

 

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POR QUÉ ES NECESARIO UN BUEN CORRECTOR: los vocativos

Mi compañero Jesús Bravo habló hace poco de este tema, y le dio tanta importancia que lo colocó como el primer paso antes de publicar una novela.

En la primera línea de la respuesta de la correctora, esta hace una llamada a la pobre corregida, la etiqueta; como es lógico, taché todo y dejé solo la inicial del nombre, que en este caso no funciona como sujeto, sino como vocativo. Pues bien, cualquier escritor tiene que saber que los vocativos se escriben siempre entre comas, pues su omisión puede cambiar mucho las cosas, como vemos en el ejemplo de la derecha. Cierto que en el caso que nos ocupa es una etiqueta de Facebook y podíamos pasar la cosa por alto, pero viendo el tono de la correctora no me da la gana. Punto.

La coma y los vocativos

Por supuesto, al escribir siempre se nos puede pasar alguna de estas comas y, por eso, existe la figura del corrector. Un corrector tiene que saber sí o sí esta norma; su desconocimiento por un profesional sería imperdonable, un vuelo directo a morir en la hoguera. A nuestra amiga A., que seguramente no lo sabe, la invito a que se abstenga de comentar lo que escriben los demás y a que deje de dárselas de correctora. Y que se pasee un ratito por este artículo.

POR QUÉ ES NECESARIO UN BUEN CORRECTOR: La tilde diacrítica

Continuemos destripando la intervención de la correctora improvisada: «…igual que a la tuya…». Bueno, escribir ti con tilde es un error habitual, quizás por asimilación a o , que cuando funcionan como pronombres sí llevan tilde diacrítica para diferenciarlas del posesivo mi (mi coche) y de la conjunción condicional si (si tú me dices ven, lo dejo todo). Un buen corrector debe estar al loro de las tildes diacríticas. ¡Ay, A.!

No seáis como A., aprended un poquito más sobre el uso del acento diacrítico.

POR QUÉ ES NECESARIO UN  BUEN CORRECTOR: Las comillas

Las comillas

La correctora continúa con su lección magistral: «Y no es “ ha ” sino “ a ” ». En esta frasecita hay más de un error, pero en este apartado solo vamos a comentar el primero. Como bien dice la RAE, las comillas «se escriben pegadas a la primera y la última palabra del período que enmarcan, y separadas por un espacio de las palabras o signos que las preceden o las siguen». Eso lo sabe un futuro corrector desde la primera semana del primer trimestre de primero de Corrección, y aquí las comillas están separadas de la palabra que enmarcan. Mal, requetemal, queridísima pseudocorrectora. ¡Entra aquí, insensata!

POR QUÉ ES NECESARIO UN BUEN CORRECTOR: Las comas

Sigamos analizando la misma frase de antes: «Y no es “ ha ” sino…». Como ya hemos comprobado con el vocativo, las comas tampoco son el punto fuerte de nuestra correctora, si es que tiene alguno además de la mala leche. Cuando sino tiene valor adversativo, debe ir precedido de una coma. Os dejo un articulillo que lo explica.

Las comas

Y si continuamos analizando la bella intervención de A., veremos que es muy posible que el de la soberbia no sea el único pecado que comete gozosa, pues la continua ausencia de comas en su escrito parece indicar que ha alcanzado la excelencia en el campo de la pereza ortográfica. Veamos:

«“Él” aunque vaya en mayúscula también se acentúa ya que sigue tratándose de un pronombre…». Dejando de lado la obviedad de que una palabra no deja de ser un pronombre, adverbio o lo que sea por escribirla en mayúsculas, «aunque vaya en mayúscula» debía estar escrita entre comas, tal y como explica la Santísima Inquisición de la Lengua al hablar de los incisos en el apartado 1.1. de este artículo, pero es que también le es aplicable lo que dice en el 1.2.8. a) sobre las oraciones que empiezan con aunque.

Igualmente, hay que poner coma antes de ya que, como aclara la Fundeu en este artículo.

Y, para finalizar, también debe ir precedida por coma la última palabra de la lección de ortografía de nuestra apreciada correctora, anda, pues es una interjección derivada de un imperativo y, como todas las interjecciones, tiene que ir aislada del resto del texto. Ya lo explicamos en un artículo anterior de este curso de ortografía y gramática que alguien debería recomendarle a A., aunque quizás debería empezar por repasar ella también esos libros que tanto recomienda.

En fin, esto es todo. No es que tenga nada contra esta correctora de Facebook. Sin embargo, me molestan un par de cosas: la primera, que la gente sea tan valiente y arroje tanto veneno por las redes sociales, dedicándose a humillar e insultar a otra persona que se limita a expresar su opinión; la segunda, que se piense que por el hecho de que una opinión no esté correctamente escrita ya no es válida y, además, la persona que la emitió tiene pocas luces. Porque, querida Alicia, ya ves que tú tampoco estás en disposición de tirar la primera piedra. ¿Existirá alguien que pueda hacerlo?

Bueno, ¿qué opináis, queridos pecadores? ¿He caído yo también en el pecado de la soberbia? No dudéis en dejar vuestros comentarios y sugerencias un poquito más abajo. Nos encontraremos el próximo mes en otro recóndito lugar del Purgatorio de los Pecadores Ortográficos.

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Sobre mí

Teo Palacios

Hace 10 años yo era como tú, un autor más con una novela bajo el brazo que nadie quería publicar. Hoy tengo cinco novelas publicadas por editoriales internacionales en ocho países, tengo firmados los contratos de dos novelas que aún no he escrito y ¡vivo de la literatura!

Teo Palacios

Escritor y creador del Método Pen

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