Pocos nombres de nuestra historia resuenan tanto como el de Recaredo. Ascendido a la categoría de héroe patriótico, a la par que otros personajes como el Cid, y utilizado demasiadas veces con fines interesados, no cabe duda de que estamos ante una de esas figuras clave sin las que nuestro presente no sería el mismo. Lo básico seguro que lo sabéis: fue un rey visigodo que gobernó en la península ibérica en el siglo VI. Es conocido por ser el primer monarca visigodo en convertirse al cristianismo católico, y por su papel en la unificación religiosa y política del reino visigodo. El paradigma del gran monarca godo, constructor junto con su padre Leovigildo de los cimientos que un día, aún muy lejano, sería la actual España. Hoy os acercaré un poco su vida. ¡Os aseguro que es apasionante!
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ToggleRecaredo, el hijo de Leovigildo
Su padre fue, desde luego, el único que puede hacerle sombra. La mayor hazaña de Leovigildo no fue por las armas, como uno cabría esperar. En mi opinión el gran logro que llevó a cabo fue la instauración de una nueva legislación, el Código de Leovigildo, que ponía en igualdad de condiciones a los godos y a los hispanorromanos, las poblaciones principales de su reino. De este modo logró una unificación social y cultural que hizo posible cimentar sus campañas militares. Una unión que, en cualquier caso, no logró consolidar debido a las discrepancias que creaban las dos religiones mayoritarias en ese momento: el cristianismo arriano y el católico.
Imaginad lo difícil que debió ser para sus hijos, Hermenegildo y Recaredo, crecer con la presión de estar a la altura de semejante titán. Recaredo nació alrededor del año 559, en el seno de una dinastía visigoda que había gobernado la península ibérica desde el siglo V. La identidad de su madre no está muy clara, aunque se cree que podría tratarse de una princesa sueva llamada Teodosia, hija del dux de Cartagena, Severino. Recaredo fue criado en la corte real de Toledo, donde demostró ser un niño inteligente y curioso, ávido de conocimiento. Fue educado en la religión arriana, que era la creencia dominante entre los visigodos en ese momento. Y os aseguro que el tema de la religión fue un dolor de cabeza constante en esta familia, hasta el punto de romperla.
Recaredo, a verlas venir
En el año 579, la estabilidad familiar se fue al garete. El hijo mayor, Hermenegildo, que junto con Recaredo había sido asociado a la sucesión del trono (contraviniendo la costumbre de que los reyes fueran elegidos entre los más aptos), se hartó de ser sólo el gobernador de la Bética y se rebeló contra su padre. Suele decirse que la Yoko Ono de todo esto fue su esposa franca, Ingunda, que convenció a Hermenegildo para que renegara del arrianismo y se convirtiera al catolicismo. Padre e hijo dialogaron, pero por lo visto ambos eran igual de cabezotas y al final se llegó a las armas. Leovigildo no tuvo piedad alguna y acabó por capturar y desterrar a su hijo en Valencia, el cuál moriría en Tarragona en el 585.
¿De qué lado estuvo Recaredo durante este enfrentamiento? Pues podría decirse que de ambos. De hecho, su padre lo envió para que mediara con Hermenegildo y le convenciera para entregarse. Recaredo así lo hizo, pero no le gustó mucho que Leovigildo encarcelara a su hermano después de rendirse. Para entonces, el futuro rey había empezado a entender que la unión entre godos y hispanorromanos jamás podría ser completa mientras existiera un enfrentamiento religioso. Así que tomó nota… y esperó.
Recaredo, el primer rey católico
Leovigildo murió en Toledo en la primavera del 586, lo que significó la ascensión inmediata de Recaredo al trono. Por entonces todavía era arriano, pero no tardó ni un año en convertirse al catolicismo, aunque lo hizo en secreto. Durante meses estuvo macerando su gran plan, que no dio a conocer hasta el 589, cuando convocó posiblemente la reunión que iba a cambiar la historia de Hispania: el III Concilio de Toledo.
El tema de este concilio fue tratar la cuestión religiosa que había enfrentado a su padre y a su hermano. En presencia de obispos y nobles, Recaredo anunció a los presentes lo que ya era un secreto a voces: su conversión al cristianismo católico. Por supuesto, un rey no puede permitir que sus súbditos tengan otra confesión que no sea la suya, así que ordenó que todos los súbditos visigodos hicieran lo mismo. Incluso mandó quemar cualquier libro de carácter arriano, hasta el punto de que a día de hoy no se conserva ninguno. No hubo casi oposición. Hasta la nobleza visigoda, tradicionalmente arriana, aceptó el edicto del nuevo rey. Algunos clérigos arrianos se convirtieron al catolocismo, lo cual supuso un problema, porque el arrianismo permitía que estuvieran casados, así que tuvieron que elegir entre sus esposas y seguir sirviendo a Dios.
Este acto de unificación religiosa fue fundamental para consolidar el poder de Recaredo y establecer la hegemonía del cristianismo católico en la península ibérica. Pero, sobre todo, permitió que lo que su padre comenzó fuera al fin posible: la unificación de godos e hispanorromanos, convertidos al fin en hispanos. Ahora todos ellos estaban vinculados por una fe común, que legitimaba tanto al vasallo como al monarca.
Conclusiones
Las consecuencias de esta conversión en masa fueron de una envergadura colosal y muy profunda, tanto que afectó en cuestiones tan mundanas como la forma de vestir. Las costumbres godas fueron decayendo, de tal modo que casi todo elemento tradicional heredado de sus orígenes germánicos desapareció. Mientras tanto, el reinado de Recaredo estuvo marcado por una serie de reformas políticas y administrativas destinadas a fortalecer la posición del rey y centralizar el poder en su persona, lo que lo llevó a gobernar hasta el año 601. El sistema de gobierno no caería hasta mucho tiempo después, con la llegada de los primeros musulmanes, tal y como os conté en el artículo sobre Tariq ibn Ziyad. Falleció en Toledo, de muerte natural, pasando a convertirse por derecho propio en historia, y quizás también un poco en leyenda. Digno del legado de su padre.
Muy interesante El rey Ricaredo y su historia.
Saludos