La escritura literaria es un arte complejo, mucho más de lo que creemos cuando damos nuestros primeros pasos. Estamos ante un oficio con infinidad de trampas en las que caer, de tipo muy distinto, y que debemos vigilar cada vez que damos un paso. Muchas las hemos visto en artículos anteriores (y las que nos quedan), como las repeticiones o la coma criminal, por mencionar algunas de las más recientes. Gramática, ortografía, estilo… Son tantos los frentes abiertos a la hora de crear un texto de carácter literario que es comprensible quedar abrumados cuando empezamos. Sin embargo, hay un fallo en particular en el que caemos casi con igual frecuencia tanto los autores noveles como los veteranos, y del que vamos a hablar hoy: los temidos errores de concordancia.
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Qué son los errores de concordancia
Los errores de concordancia, como muchos otros que cometemos al escribir, provienen sobre todo del lenguaje oral, y algunos han arraigado tanto que ni cuando los analizamos específicamente nos parecen fallos. ¿Pero qué entendemos por «errores de concordancia»? Para comprenderlo es tan sencillo como recordar una de las máximas lingüísticas del español (bueno, en realidad de cualquier idioma): la relación entre ciertos elementos de la frase debe ser coherente. Digámoslo de manera más sencilla todavía, y con un ejemplo:
Los piratas abordaron el galeón.
Si el sujeto de tu frase es plural («los piratas»), el verbo que afecta a dicho sujeto también debe serlo («abordaron»). Puede parecer una tontería, pero no os podéis ni imaginar cuántas veces nos equivocamos en esto. Y da igual que estés empezando, que hayas estudiado en un montón de talleres literarios, o que seas un escritor profesional: se te van a escapar alguno de estos errores en mayor o menor medida. De hecho, en este mismo párrafo he cometido uno de estos errores de concordancia de manera consciente. Si eres capaz de encontrarlo, ponlo en los comentarios.
Errores de concordancia de número
Existen diversos tipos de errores de concordancia, dependiendo de dónde y cómo sea la discordancia. Empezaremos con un error de número, o lo que es lo mismo, cuando el sujeto y el verbo no coinciden en su condición de singular o plural. La frase de los piratas era muy simple, tanto que es casi imposible que nadie caiga en dicho error de concordancia con un «los piratas abordó el galeón». Pero no siempre es tan sencillo. La cosa puede llegar a complicarse bastante. Fijémonos en esta frase:
El capitán y el timonel coincidió en que aquel era el rumbo adecuado.
A veces ocurre que la presencia de dos sustantivos distintos en el sujeto, ambos en singular, nos confunde. Esto puede llevarnos a utilizar un verbo también en singular, lo cuál es un error de concordancia. Puesto que el sujeto no representa a un solo individuo, sino a dos: el capitán y el timonel. Aunque cada uno de ellos esté en singular, forman un conjunto de dos, por lo que la frase debería ser: «El capitán y el timonel coincidieron en que aquel era el rumbo adecuado». ¿Pero crees que eso es lo más complicado que te vas a encontrar? ¡Subo la apuesta! Te voy a mostrar posiblemente el error de concordancia más cometido de nuestro idioma. Veamos la siguiente frase:
El equipo de futbolistas entrenaban con mucha ilusión.
Este ya no es tan fácil de pillar, ¿verdad? Apuesto a que a más de uno os ha costado detectarlo. Aquí vemos que el sujeto de la frase, «el equipo de futbolistas», representa a un colectivo de personas. El hecho de que «futbolistas» esté en plural no hace más que potenciar esta impresión. Sin embargo, el verbo no está haciendo referencia a «futbolistas». Está conectado de manera directa con «equipo», que aunque es una palabra que aglutina a varias personas, sigue siendo un término singular. Por tanto, el verbo también debería serlo: «El equipo de futbolistas entrenaba con mucha ilusión».
Errores de concordancia de género
¡Ay, pero ojalá eso fuera todo! Porque si nos podemos equivocar en la relación de número entre el sujeto y el verbo, también nos puede ocurrir lo mismo entre el género de dos elementos conectados o incluso no conectados, lo que nos hará caer en uno de estos errores de concordancia. Veámoslo con un ejemplo que nos aclare este galimatías:
Los jóvenes quedaron fascinados con el águila posado sobre el montículo.
Aquí hay diversos aspectos que nos llevan a otro de nuestros ya odiados errores de concordancia. Por un lado, el artículo «el», que precede a «águila», que aunque es un sustantivo femenino, utiliza el artículo masculino para evitar caer en una cacofonía («la águila»). Además, anda por ahí mareando también «el montículo», una construcción también en masculino. Todo esto nos lleva a un comprensible error: olvidar que el verbo «posar» se está refiriendo a «águila», que como ya hemos dicho es una palabra femenina. Por tanto, la expresión correcta sería: «Los jóvenes quedaron fascinados con el águila posada sobre el montículo».
Errores de concordancia de tiempo
¡Si me dieran un euro por cada vez que veo uno de estos errores de concordancia de tiempo! Entre mis alumnos de los cursos de escritura narrativa del Método PEN me los encuentro a todas horas. Lo cuál es totalmente comprensible, ya que nos pasamos todo el rato trabajando con distintos tiempos verbales, dependiendo del narrador que necesitamos en cada texto: que si una vez elegimos hacer una narración en tercera persona y en pasado, que si ahora nos apetece un thriller en presente… Esto hace que cuando todavía estamos formándonos como escritores, incluso con el apoyo que brindan las clases literarias, caigamos en estos errores de concordancia con cierta asiduidad. Vamos con un nuevo ejemplo:
Frodo miró con atención el Anillo Único; siente que le habla mediante susurros tentadores.
Es fácil detectar el fallo una vez cometido, pero en el momento de escribir es posible que no seamos conscientes de que hemos empezado la narración en pasado y de pronto se nos ha ido a presente. Estos errores de concordancia suelen ocurrir sobre todo cuando hacemos un cambio de tiempo narrativo. Quizás nuestra intención al principio sea contar nuestro relato en presente, pero después de varios párrafos o capítulos decidimos que no es tan buena idea y que mejor si lo hacemos en pasado. Es probable que justo entonces, durante ese lapso de tiempo en que nuestra cabeza tarda en cambiar el chip, se nos escapen algunos de estos errores de concordancia de tiempo. Nada que no se pueda solucionar durante esa etapa que tanto amamos los autores (nótese la ironía): la revisión del manuscrito.
“… se te van a escapar alguno de estos errores…” Lo correcto: “… se te va a escapar alguno de estos errores…”
Excelente, como todos los Consejos para Escritores. Muchas gracias.